EPÍLOGO- In memoriam.

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   «Hay otros males muy perniciosos que son, con seguridad, restos de paganismo, como la magia, la astrología judiciaria, el sortilegio, el maleficio o el envenenamiento, la adivinación, los encantamientos o los hechizos y las conjeturas que se deducen de los sueños. Estos males deben ser severamente castigados, según la ley de Dios».

Asesores del Rey Luis I, hijo de Carlomagno[* ].

—Sabía que volverías.

     Y Nostradamus, sin esperar la respuesta de Danielle, entonó con voz grave:

En Chenonceau estás,

después de recorrer los verdes valles.

Y, ahora, ya sabes,

que inmortal siempre serás.

—¡¿Es cierto que soy inmortal?! —Se desconcertó la chica, ambos recorrían el jardín de Catalina de Médicis —. No creo que me halle preparada para esta revelación. ¿Estás seguro de que no ha sido un hecho puntual? Quizá se trata de una excepción.

—No es ninguna excepción, mi querida duquesa, hazte a la idea.

—¡No lo entiendo! ¡¿Cómo es posible?!

     Pese a que la rociaba el perfume de las petunias, de las begonias y de las dalias —fragancias que a ella le encantaban— no se podía sustraer de esta información que le cambiaba la vida. Ni siquiera reparó en el estanque de forma circular en el que solía sumergir las manos en cada visita y en el que jugaba como si fuese una niña. O prestarle más atención a los rosales de los laterales, que tanta alegría le proporcionaban. Ante esta revelación nada la calmaba.

     Michel de Notre-Dame canturreó:

El samurái de la espada mágica se preguntó: «Vivir para siempre o morir, difícil cuestión».

La Muerte se acercaba, así que a su hija le pidió:

«Salva a la guerrera, no habrá otra ocasión».

     Efectuó una pausa y le colocó el brazo sobre los hombros como si la protegiera de la verdad. Ella ni siquiera se percató de que la cabellera se le elevaba igual que si estuviese electrificada. Luego la analizó con ojos que le penetraban todas las capas del cuerpo.

—Créeme, Danielle, si Taira no Masakado no hubiese tomado esta decisión ahora estarías muerta. Considera que vivir para siempre gracias a la magia de las ningyos  es otro don que se suma a los que ya disfrutabas y agradécelo. ¡Muchos venderían hasta el alma para conseguirlo!

     La médium lanzó un suspiro y le devolvió la mirada.

—¿Ser inmortal es un don? —preguntó, pasmada, más para ella misma que para el adivino—. ¿Ver morir a mis seres queridos a causa de la vejez, sin poder hacer nada? ¿A mi abuela, a Nathan, a los niños, a...

     Y se interrumpió. Observó al esposo, al mafioso y a Anthony, quienes hablaban entre ellos mientras paseaban a los bebés en el extremo contrario del jardín. Ella apostaba a que la causa de que su padre consiguiese tan rápido hacerse visible ante los demás era para poder cargar a los pequeños sin que a Van de Walle le diese un infarto cada vez que lo hacía.

—¡Míralos! —Las lágrimas le corrían por las mejillas—. Es como si la brecha entre nosotros se hubiera vuelto tan grande como un meridiano que circunda el planeta Tierra. ¡Ni siquiera soy humana! No sé si podré resignarme a perderlos al saber que sí existe una manera de hacer que estén conmigo por toda la eternidad.

     Movió brusca la cabeza. La masa de pelo rubio brillante le cayó sobre la espalda igual que una manta de seda y desprendió un intenso perfume a rosas. Recordó cómo apenas unos minutos antes sus hijos jugaban con los mechones y tiraban de ellos mientras ella les hacía muecas divertidas. Todavía no se atrevía a cargarlos en brazos.

     Nostradamus  permaneció callado y después la previno:

—Hay algo más que deberías saber, Danielle. Has tomado una decisión crucial al hacer que Satanás te entrase en el cuerpo. Debo confesarte que esto también te ha cambiado.

—¿El Mal sigue dentro de mí? —Ella frunció el ceño y se asustó—. ¿Me convertiré en una persona malvada? Porque te confieso que si las circunstancias fueran las mismas, lo haría de nuevo sin dudarlo. ¡Aunque quedase maldita para siempre!

—Maldita no estás, duquesa —negó él y le acarició el rostro, la cabellera femenina volvió a romper la ley de la gravedad—. Solo le has robado al Diablo uno de sus poderes al poseerlo. Y lo que importa de aquí en adelante es cómo lo utilices y no el mero hecho de que el origen haya sido infernal.

     Efectuó una pausa para marcar la importancia de su confesión y, con cara seria, pronunció otra cuarteta:

El Mal, ignorante, pretendió poseerla.

Pero fue él el poseído,

¡y un poder le robó la damisela!

Sin saber que, para sí, un don había atraído.

—¿Qué don? —lo interrogó Danielle con curiosidad.

—Ya lo conocerás en su momento. Cuando lo necesites —le respondió, misterioso—. No me corresponde revelártelo.

     Volvió a detenerse y recitó:

—Nieta de la que ha visitado el otro reino y del habitante Danielle será,

y al escarabajo y a la reina traerán de regreso,

mientras las agujas del reloj van hacia adelante y hacia atrás.

Vive, vive y vive

que el mundo continuará girando

y tú con él irás rodando.

     La chica se dio por satisfecha. Conocía cómo funcionaba el universo fantasmal y sabía que no tenía sentido insistir, pues nada más le diría.

—Supongo, entonces, que no me explicarás por qué Satanás pretendía matar a las niñas. —La joven, preocupada, se rascó la frente.

     Al mismo tiempo con la mirada le imploraba que le diese una contestación a esta pregunta en concreto.

—Creo que ya conoces la respuesta, duquesa. —Él se inclinó para oler las rosas—. Deseaba castigarte y el resto no era importante para su plan.

—¿Su plan? —lo interrogó enseguida—. ¿Qué plan?

—El Mal siempre dispone de algún plan para desatar el Caos. —Nostradamus  caminó con pasos lánguidos—. La lucha es eterna y en cada momento la balanza se inclina hacia un lado o hacia el otro. Piensa, Danielle, la magnitud de su engaño, pues te ofreció lo que tú ya tenías como si fuese un regalo suyo: la inmortalidad, la juventud, la belleza eterna, la riqueza.

—¡Es cierto! —aceptó con una débil sonrisa.

—Y tú, al poseerlo, has construido una barrera —le indicó, reafirmaba las palabras con los movimientos de las manos—. Han pasado más de cuarenta y ocho horas y estáis a salvo. En la contienda entre el Bien y el Mal hay reglas que es imposible obviar y esta es una de ellas: cada generosidad, cada sacrificio que se hace por los demás sin pensar en las recompensas, tiene su retribución desde arriba. Has ofrendado, primero, tu vida por tus hijas y por Willem. Y, más tarde, tu alma. ¿Cómo Dios no te va a cuidar?

     Y en verso volvió a canturrear:

A las niñas y a su exnovio con los fusiles

Satanás apuntó,

y la médium con su cuerpo los protegió,

luego él, para castigarla, a su amante poseyó,

¡y ella, sin pensarlo, su alma inmortal entregó!

     Luego con tono normal añadió:

—¡El amor mueve montañas, Danielle!

—Quiero mucho a los bebés, aunque sé que soy una madre desastrosa —admitió la muchacha—. Soy consciente de que mi familia es y seguirá siendo atípica.

—¿Solo amas a los niños? —le preguntó él con una mirada divertida y dirigió la vista hacia el delincuente.

—¡Claro!, entre él y yo hace tiempo que todo terminó —le contestó Danielle enseguida, evitaba pensar en cómo Satanás la había hipnotizado con facilidad al posicionarse dentro del cuerpo del mafioso.

—¿Estás completamente segura? —insistió Nostradamus, en tanto le efectuaba un repaso que penetraba hasta el sitio más recóndito del alma de la chica.

—¡Por supuesto! —recalcó ella sin demasiada seguridad.

—Pues si no deseas volver con él, duquesa, te prevengo: ¡mantente alejada de los escarabajos! Graba este dato en tu memoria. ¡Si ves un escarabajo, huye como si tuvieras alas en lugar de pies!

     Y con estas enigmáticas palabras se esfumó en el aire.

[*] Citado en el artículo Magos, brujas y alquimistas. Las fuerzas oscuras, de Janire Rámila, Revista Muy Historia número 75. Por fortuna el rey Luis no les hizo caso, de lo contrario la Gran Caza hubiese comenzado mucho antes. 







  Días después, apareció este otro artículo.



https://youtu.be/tEum0Sdca1g


Nostradamus, como siempre, ayuda a que Danielle acepte la realidad.


Mientras, pasean por los jardines de este palacio incomparable.

NOTA.

A pesar de la amplia bibliografía a la que recurrí me resultaba imposible dar con los nombres completos de todas las personas ajusticiadas como consecuencia del Auto de Fe de Logroño.  Por este motivo me puse en contacto con el Museo de las Brujas y me contestaron enseguida. 

     Os transcribo la respuesta:

  Egun on, Daniela

Estas son las 11 personas que fueron quemadas el 8 de noviembre de 1610, todas ellas acusadas de practicar la brujería y no arrepentirse por ello (según la Inquisición, claro):

Quemadas vivas en la hoguera:

- María de Arburu, 70 años, Zugarramurdi

- María Baztan, 68 años, Zugarramurdi

- Graciana Xarra, 66 años, Urdazubi-Urdax

- María de Etxatxute, 54 años, Zugarramurdi

- Domingo de Subildegi, 50 años, Zugarramurdi

- Petri de Juangorena, 36 años, Zugarramurdi

Quemadas en efigie (es decir, habían fallecido en prisión y una "efigie" reemplazó su lugar en el juicio; luego fue quemada esta efigie y los restos del cadáver):

- María de Etxaleku, 40 años, Urdazubi-Urdax

- Estevanía de Petrisanzena, 37 años, Urdazubi-Urdax

- Juanes de Etxegi, 68 años, Urdazubi-Urdax

- Juanes de Odia, 60 años, Urdazubi-Urdax

- María de Zozaya, 60 años, Oieregi

  Si necesitas más información, no dudes en volver a contactar con nosotras.

Izan ongi,

Ainara

Sorginen Museo eta Lezea

Museo y Cueva de las Brujas

Zugarramurdi

Tlf. (00 34) 948 59 90 04 - 948 59 93 05

www.turismozugarramurdi.com


   De paso, os invito a conocer Zugarramurdi, un lugar mágico en todo los sentido. 


Museo de las Brujas.



Cueva de las brujas.

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