Nightwish - Elán

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The answer to the riddle before your eyes
Is in dead leaves and fleeting skies
Returning swans and sedulous mice
Writing's on the gardens book, in the minute of a lover's look
Building a sandcastle close to the shore
A house of cards from a worn-out deck
A home from the fellowship, poise and calm
Write a lyric for the song only you can understand

Ashton se sentía pésimo, no había dormido en dos días desde lo que había pasado en el club, sentía su cabeza a punto de estallar y a la vez parecía que su mundo se había venido abajo, le dolía el pecho y sabía que había hecho algo mal, que fue un estúpido en dejarse comprar esa cerveza y más aún habérsela tomado, pareció un adolescente estúpido por ello.

Afortunadamente sus amigos habían estado cerca del percance, Fabián y Chris habían ido a comprar juntos un nuevo videojuego que querían jugar todos y cuando vieron la noticia las fotos y demás notaron algo raro en Ashton, sus ojos no podían enfocarse y por fortuna había la cadena de televisión etiquetado el bar donde estaba el chico, y por gracias a todo lo sagrado habían logrado dar con él y lo pusieron a salvo.

Lo ayudaron a bajarse lo drogado y tomado que estaba para así poder ir a ver a Maggie, sin embargo, lo hacía hasta el día siguiente que afortunadamente era fin de semana y era día libre en la disquera, lográndose recomponer del viernes.

Por obviedad Sayumi no contestaba sus llamadas ni sus mensajes algo que lo ponía más de malas y a la vez triste, quería explicarle que había pasado, algo que ya habían hecho los chicos de Beyond The Light y Sk8, más aparte Fernanda pidió colaboración del bar para que le dieran a los policías las cámaras de seguridad de ese día y poder intentar ubicar quien había sido la chica que se aprovechó de Ashton.

Esto tenía muy enojada a la emperatriz, habiendo sido ella víctima de abuso a su temprana edad de trece años, recordando a su profesor de música, Ed, quien jugo con sus sentimientos y admiración que había tenido Fernanda hacia él y era algo que jamás iba a tolerar que pasara y menos con amigos de ella.

Era lunes por la mañana y Ashton estaba intentando peinar a Maggie, ya se había desperado por que la pequeña no se estaba quieta y se movía de un lado a otro.

—Cariño por favor, deja que te peine, ya voy tarde al trabajo —decía el chico con un claro rostro de frustración.

Ella sólo volteaba la cabeza y veía hacia la foto de ellos cuatro, Kiba, Sayumi, su papá y ella, sentados en un restaurante.

—¿Ki? —preguntaba —¿Má?

Su voz estaba triste, no los había visto en dos días y sabía que cuando papá estaba en la casa ellos siempre iban y se quedaban para pasar tiempo los cuatro juntos, pero esos dos días no los había visto.

Esto le dolía mucho a su padre, quien dejaba salir un suspiro, bajando la cabeza.

—Esperemos que pronto vengan cariño, yo también los necesito.

El chico terminaba con su primogénita y se la llevaba al trabajo, la dejaría en la guardería que habían puesto en la disquera para cuidar a los hijos pequeños de los artistas y personal que trabajaba ahí.

Kiba había mentido de sentirse mal de la cabeza, por ende, Sayumi se lo había llevado al trabajo, pero el estaba ideando otra cosa, algo que quería hacer desde que había visto a su mamá triste en el campo de baloncesto, y más ahora que el imbécil de Ashton le había fallado.

Él había confiado en Ashton, a sus once años pensó que podría tener la familia que siempre había querido tener esa figura de padre, si bien sus tíos siempre lo cuidaban y veían por él, no se sentía igual cuando Ashton lo ayudaba con cosas que su mamá no podía explicarle o que eran mejor entendidas hablando de chico a chico, pero ya no más.

—¿Mamá? —decía Kiba mientras veía a Sayumi escribir algo en unas partituras con el tío Robert.

La nipona lo volteaba a ver y sus ojos se veían tristes y cansados, había estado llorando todo el fin de semana, algo que había partido a Kiba en dos.

—¿Qué paso Kiba? —lo veía su madre.

—¿Puedo ir por unos dulces? Me dio un poco de hambre.

Esperaba que esto sirviera, necesitaba escabullirse a donde estuvieran los tontos de Sk8 & Dreams, quería hacerle algo a Ashton.

Robert le pasaba su bolsa a Sayumi y esta sacaba de a misma un billete de veinte dólares.

—Nada de Coca Cola, ¿Entendido? —le estiraba el billete y niño sólo asentía.

Kiba salía del cuarto de juntas yendo hacia el tercer piso que es donde recordaba que estaban siempre ensayando o haciendo cosas los músicos de Sk8 & Dreams.

Caminaba discretamente, ya que mucha gente en la disquera lo conocía por su madre, Sayumi era alguien muy querida en todo el edificio y admirada también.

Llegaba al piso tres gracias al elevador, sus manos le sudaban no sabía que pasaría, pero quería dañarlo, no sólo lastimo a su mamá sino a su hermanita, Maggie y a él, por sus tonterías de beber, un papá no debía hacer eso.

Veía que estaban en el cuarto los tres chicos de la banda de Ashton alrededor de él, y se asomaba a ver qué pasaba.

—¿Cómo te sientes? —le daba una palmada su mejor amigo al bajista.

—Ya estoy mejor amigo, gracias, pero pues —dejaba salir un suspiro de dolor.

—¿No te ha contestado? —preguntaba Alexander.

—No, creo que hasta me tiene bloqueado —susurraba muy triste el azabache.

—Ya todo intentamos hablar con ella, Fer dice que está intentando asimilar las cosas, sabes que Sayumi es muy ruda y no le gusta mostrarse débil —decía Becca.

Kiba no se había percatado que ella estuviera ahí.

—No quise hacerlo, de verdad sólo quería beber unas cervezas y regresar a casa, pero no, tenía que haber sido tan estúpido para aceptar una bebida de algún desconocido.

Kiba no entendía mucho lo que pasaba y estaban sudándole las manos.

—¿También fue un detonante lo de tu madre no? —preguntaba Alex

—¡No me hables de esa perra! De verdad que la odio, Sayumi no es ninguna puta cómo ella dijo —gruñía el azabache.

—Lo sabemos amigo sólo que nos sorprendió que te dejarás influenciar por ella —comentaba Becca.

—Me hizo mal verla, piensa que no es digna de mí, por su raza y ser mamá soltera, aparte de bueno su pasado —gimoteaba Ashton. —La amo más que nada en él mundo, así como a Kiba y quiero que todo esto sea una pesadilla.

Los chicos no sabían a ciencia cierta lo que se refería porque Ashton no les había dado detalles de lo sucedido, era privado de ellos.

Kiba estaba por entrar y encararlo, pero una mano se posaba en su hombro y volteaba a ver que era su tía Astrid, con sus cálidos ojos grises.

—¿Qué haces aquí cariño? —preguntaba la gótica viendo a su sobrino.

El jovencito se sonrojaba.

—Había ido por algo de comer, pero quise ver a Ashton —se sonrojaba el nipón.

—Ven te invito a comer —decía la gótica y tomaba la mano de Kiba.

El niño no oponía resistencia y seguía a su tía de la mano, dirigiéndose a la salida mientras escuchaba que estaba mandando una nota de voz

—Sayu, estoy con Kiba, lo llevaré a comer.

Continuaban caminando saliendo de la disquera, para después dirigirse a el restaurante favorito de ambos, Carlos Jr., la estrellita cómo le decía Kiba de más pequeño.

Se acercaban al mostrador y pedían las cosas que querían comer y veía Kiba que pedía una hamburguesa de tocino extra, no sabía por qué ya que el comía mucho pero no tanto, y su tía luego no se acababa la comida.

Se sentaban en un cubículo mientras que Astrid cargaba la charola y Kiba había servido los refrescos, pidiéndole uno de naranaja, sabiendo que lo más probable es que fuera para su tía Fernanda.

Empezaban a comer, y la gótica sabía que Kiba estaba muy triste.

—¿Cómo te sientes tu Kiba? —preguntaba después de pasarse una papa la jefa de marketing.

Esto tomaba por sorpresa al niño, no sabía que decir, no se había puesto a pensar en ello, sólo se había preocupado por cómo estaba su mamá, pero ¿y él?

—No lo sé tía Astrid —bajaba la mirada.

—¿Sabes que puede hablar conmigo siempre que lo necesites verdad? —preguntaba la gótica.

El asentía y tomaba una gran bocanada de aíre.

—Me siento triste porque quería que mi mamá pudiera formar una familia y nosotros tener a Ashton y a Maggie en nuestra vida, me duele no tener un papá, me hace sentir mal, cuando veo a mis primos con mis tíos, me duele que hasta hace poco tuve a alguien a quien podía llamar papá y de la nada se fue. Se burlan a veces de mi en la escuela por eso, por qué mi mamá tiene que ir en el día de los trabajos o en el día del padre.

Lagrimas se manifestaban en los ojos del pequeño, tenía los puños cerrados en su hamburguesa la cual estaba haciéndola picadillo por el agarre.

Astrid se la quitaba al verla hecha puré.

—Hay cosas que los niños no entienden y créeme que entiendo a lo que te refieres con lo del día del padre incluso antes de que tu tía Fer llegará a mi vida nuevamente ya con Annie de cuatro años, pero eso no te hace menos Kiba, eres un gran niño y eres un guerrero, eso lo sabes mejor que nadie —Astrid le sonreía —Eres el más grande de los niños y eres el más centrado en todo, eso te debe hacer sentirte orgulloso, siempre mantienes a todos los niños a salvo sea donde sea. ¡Eres el más valiente!

Astrid le acariciaba el rostro a su sobrino intentando hacerlo sentir mejor.

—Tu mami y Ashton tuvieron un percance que esperamos que lo puedan arreglar, y estarán bien de nuevo, tu sólo se fuerte por el tiempo a venir para tu mami, ella se muestra fuerte, pero te necesita mucho.

El chiquillo sonreía y asentía sabía que él tenía que cuidar a su mamá de todo y es lo que haría, no pensaba dejarse ganar.

—Eres un chico muy fuerte Kiba, y siempre lo serás, te admiro por tu fortaleza y siempre te cuidaré, ¿lo sabes verdad? Tienes que dejar que esto fluya entre tu mamá y Ashton, veras que todo se esclarecerá más tarde que temprano.

El niño sonreía, si había una tía en todo el mundo qué quería mucho era Astrid, ella siempre había estado ahí para él, y la adoraba.

El pequeño se levantaba y la abrazaba con cuidado.

—¡Gracias, tía!

—Cuando quieras cariño. 

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