La llegada de Marco al castillo fue un gran acontecimiento, ya que el hermano del Rey llevaba más de cinco años lejos, según él buscando nuevas tierras y porque no, una prometida y así formar una familia.

El parecido entre los hermanos era algo que no se podía negar, ambos eran altos, con contextura gruesa resultado de los arduos entrenamientos cuando eran jóvenes, sus ojos de un verde oscuro, aunque el iris de Marco además de ser verde se podían apreciar unos leves toques cafés. No se podía negar que ambos caballeros tenían una gran atractivo pero, había algo en Marco que no encajaba con en esa escena familiar, se decía que Marco era fruto de una infidelidad por parte del Rey August, y que su esposa la reina, lo acepto en seno cuando era solo un bebé, ya que ella sabía que él no era culpable de las acciones del Rey.

—Bueno es un placer llegar de nuevo al hogar, parece que los jóvenes príncipes han crecido bastante- Marco se acercó al pequeño Rob y le acarició el cabello, gesto que él encontró desagradable- tú debes ser Rob, tienes un gran parecido con tu madre eso no se puede negar.
Siguió con su observación y detallo a Daniel le pareció que estaba demasiado alto para tener quince años; en cada uno de los príncipes recalcó su parecido con los Reyes, pero al ver a Dael no pudo ocultar su asombro.

—No puede creer que tú eres la pequeña Dael, estas cada vez más hermosa, aunque sigo sin encontrar el parecido con algunos de tus padres, una belleza un poco singular, dicen que te pareces a mi madre, pero en realidad no veo el parecido y mucho menos te pareces a los padres de Maritza; bueno creo que en todas la familias siempre hay un hijo que negara la sangre de sus progenitores.

El banquete siguió como lo habían planeado, pero la atmósfera del momento se encontraba un poco cargada, el comentario sobre Dael desconcertó a los pocos invitados y a algunos recién llegados; los Reyes no dejaban de mirar a su hija ya que sabían que esas palabras podrían haberla afectado. Después de comer algo todos se dirigieron  a sus alcobas a descansar y así poder olvidar ese mal momento vivido.

La mañana siguiente fue algo peculiar, era como si los comentarios del día anterior se hubiesen olvidado y que nada había pasado; Dael esperaba que la estadía de su tío en el castillo fuera algo momentáneo ya que era algo incómodo el no poder hacer lo que quería con ese hombre merodeando por ahí.

El único lugar que Dael y sus hermanos consideraban secreto, era un estanque que se encontraba escondido detrás de unos altos árboles, donde pocas personas iban ya que se encontraban en la parte interna del bosque; ese lugar era algo muy íntimo para los hermanos ya que era allí donde se reunían a hablar y a confiar grandes secretos que ni siquiera sus padres, los Reyes sabían.

—Me imagine que te encontrarías aquí, nuestro lugar favorito de toda la tierra, te acuerdas que así fue como lo bautizante cuando nuestro padre nos trajo aquí mientras nos enseñaba a cazar a escondidas de nuestra madre, todavía recuerdo tu cara cuando me lo dijiste, te mirabas realmente alegre y sorprendida, es algo que no podré olvidar tan fácilmente ya que después me molestabas a cada momento para que te acompañara en secreto a este sitio- Daniel era un chico que sabía que palabras utilizar, que hilo mover para que su hermana le dirigiera alguna palabra cuando se encontraba enojada o triste.

—Sabes que este es uno de los pocos lugares donde se puede pensar, donde me puedo encontrar a mí misma y saber quién soy- en sus palabras se podía saber que estaba triste, que se encontraba perdida en sus pensamientos, se encontraba devastada y sola.

Dael era consciente que no debía mostrar debilidad, pero se encontraba con su hermano, con su amigo.

—Y ¿dónde está Rob? Pensé que se encontraba contigo, aunque claro debe estar con Dorotea comiendo tantos dulces hasta que le explote la camisa -Dael se reía al recordar como Rob de solo 9 años era un glotón, era un chiquillo travieso un niño inocente, Daniel también reía quizás imaginado lo mismo que Dael.

—Tienes razón, ya sabes cómo es Dorotea, y tú ¿cómo estás? Espero que las palabras de nuestro tío no te hayan afectado, parece que los años lo hacen imprudente al momento de hablar.

—Sí lo sé, pero en todo lo que dijo tiene razón, no me parezco en nada a nuestros padres mucho menos a ustedes mis hermanos, aunque creo que me estoy preocupando por nada, será mejor que volvamos antes que lleguen los guardias y nos lleven a rastras -Dael monto a Storm y vio de reojo que su hermano se acercaba en su caballo y se acomodó cerca de ella y durante su trayecto no hubo palabras, sólo silencio.

El estar acompañados de Marco era algo que no les era de su total agrado, pero al ser el hermano del Rey merecía al menos un buen trato, sobre todo dirigirse a él de manera respetuosa. Marco era llamado o conocido como el "sanguinario". Se decía que en la batalla mataba a todos su enemigos sin tener un poco de remordimiento o piedad, la guerra para él era un juego, su diversión y desagradable pasatiempo.

Al caer la noche los huéspedes se dirigieron a sus alcobas a descansar del largo día, y mientras Dael se dirigía a sus aposentos, su trayecto fue interrumpido por Marco, que no desperdicio el tiempo para robarle un beso a cual Dael respondió con una bofetada que fue a parar en la mejilla de Marco.

—No importa cuanto te resistas, estamos destinados a estar juntos, no lo veas de una mala manera en realidad somos demasiados iguales y tú no quieres verlo. Los dos hacemos parte de una familia que en realidad no es nuestra -con una sonrisa en cara se dirigió a Dael- tú y yo sabemos que eres ajenas a todo lo que ahora tienes, ¿sabes en realidad de dónde vienes? ¿Quién eres en verdad? Que descanse princesa, mañana puede ser un buen día y tiene que descansar.

Cada palabra que salía de su boca era como un puñal en su pecho, pero lo que más odiaba era la seguridad con la que Marco se dirigió a ella, él sabía algo que Dael necesitaba e iba a ser lo necesario para saberlo.

Hola amigos lectores, feliz año 2019. Gracias por seguir leyendo. Los espero pronto con más capítulos. Besos. ❤️