Cuando se comienza una guerra es imposible detenerla, y lo único que se consigue con ella es el derramamiento de la sangre que en ocasiones es de personas inocentes ajenas de todo, ajenas del mismo mundo.

Dael era consciente que no quería ser Reina y mucho menos dirigir un país que se encontraba dividido, y no acataban las palabras del mismo Rey, su padre. Vivió una gran mentira creyendo que hacia parte del consejo real, su única escapatoria en los momentos más difíciles era el empuñar una espada y luchar en el campo de batalla, para así poder proteger a aquellas personas que se encontraban desprotegidas y solas.

Nunca dudo en el momento del combate porque sabía que ella formaba parte de algo mucho más grande, de algo que podría cambiar el destino de las personas por las cuales luchaba. La guerra puede ser sucia y mezquina, que trae consigo dolor y tragedias; la única solución a tanto sufrimiento puede ser el sacrificio de algo o de alguien que acepte con todo su corazón su desafortunado destino.

Un número, un lugar, un momento es lo único que se necesitaba para acabar con todo, y Dael lo sabía.

¿Se puede llegar a ser feliz con tanto dolor o triste con tanta alegría; se puede encontrar el camino correcto de la vida cuando siempre se ha estado perdido?

Antes que nada les agradezco a todas las personas que están leyendo esta historia, mi primera historia. De seguro encontrarán algunos errores de ortografía así que espero me entiendan y perdonen, pero sobre todo disfruten lo que leen.
Un abrazo para todos.

Portada hecha por Cam_F18
Gracias por hacer que tu talento represente esta historia ♥️