Dimensión 666.66/6 Parte 2

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¡Hola amigas y amigos!

Habemus nuevo capítulo por fin. Y bueno, ya saben el ritual. Hay algo que debo decirles antes de comenzar el capítulo. No creí que fuera necesario decirlo pero debido a los muchos comentarios que recibí aquí les va.

Como lo habrán notado. Fue a partir del capítulo anterior que dejé de colocar las fechas de actualización. ¿Por qué? Bueno, mi estilo de vida ha cambiado un poco (Mucho) y por ello no puedo garantizar que en ese periodo de tiempo tendré el nuevo capítulo corregido y listo. Sería mentirles a ustedes y a mí mismo.

Por lo tanto, los nuevos capítulos tendrán una fecha completamente aleatoria. Esto va para mis tres historias actualmente en emisión. No esperen que actualice un viernes en específico. Puede ser cualquier día de la semana a cualquier hora del día. Así que les pediré de favor que no me pregunten acerca de cuándo subiré un nuevo capítulo porque ni yo mismo lo sé. A pesar de todo, gracias por continuar leyéndome y por ser tan pacientes. Espero este nuevo capítulo sea de su agrado. Nos leemos abajo para los clásicos comentarios finales.

Gravity Falls Es una obra perteneciente a Disney. Todo lo escrito y expresado dentro de este Fanfic tiene como propósito principal el enriquecer al Fandom de la misma. Todos los personajes utilizados dentro de esta historia son una creación y propiedad original de la talentosísima y brillante mente e ingenio del animador estadounidense: Alex Hirsch. Nada será utilizado con fines lucrativos o comerciales. ¡Disfrútenlo!

Un Fanfic de Gravity Falls: "La Novia de Dipper"

Segunda Temporada

Capítulo 54: "Dimensión 666.66/6, Parte 2"

El estruendo que había producido la explosión fue ensordecedor. Como si miles de relámpagos se hubieran precipitado violentamente contra la tierra. Todos al mismo tiempo. Primero, hubo caos. Después, solo ruido blanco.

El área había sido arrasada casi en su totalidad. Las pocas construcciones que aun se hallaban en pie luego del movimiento telúrico habían sido reducidas a cenizas. Ahora, lo único que quedaba en su lugar era un gigantesco agujero de poco más de tres metros de profundidad.

Dipper fue el primero en abrir los ojos y alzar la cabeza, seguido de Pacifica, Stanford y el resto del equipo. Se dirigieron miradas de extrañeza los unos a los otros, confundidos. Estaba claro que nadie sabía lo que había ocurrido. De alguna forma, todos habían sobrevivido al devastador ataque sin haber sufrido un solo rasguño.

—¿Qué...? ¿Qué sucedió?

Mía realizó la primera pregunta, aunque sin intenciones reales de recibir una respuesta en concreto. Stanford, sin embargo, prefirió formular una rápida hipótesis que le permitiera contestarle. El anciano se encontraba a punto de abrir la boca cuando una vez más, la risa llena de demencia y enajenación de Bill retumbó en el vacío del lugar, llamando irremediablemente su atención. Dipper lo miró con rabia y repulsión. Entonces, el símbolo de su frente volvió a brillar. Esta vez de una manera mucho más intensa que la anterior, haciéndolo levitar, envolviendo sus puños dentro de un par de bolas de fuego de color celeste. Estaba a punto de abalanzarse en contra del demonio, cuando una fuerza invisible lo sujetó de la ropa y lo regresó hacia la tierra.

—Guarda esas energías para cuando llegue el verdadero momento para luchar, pequeño. No es prudente malgastar así esas nuevas habilidades que se te han conferido. Aún con todos esos poderes tuyos, combatir directamente a alguien como Bill Cipher representa una misión suicida. Lo que tienen frente a ustedes es simplemente una proyección. Un recuerdo de un terrible evento que ocurrió en este preciso lugar hace millones de años. —Proclamó una voz familiar, gruesa y calmada, logrando sacar al muchacho de su estado de ira.

—¿Axolotl? ¿Axolotl, eres tú? ¿Dónde estás?

—Eres joven, terco e impaciente Dipper Pines, pero me agradas. Sin duda guardas un gran parecido con tu antepasado, Cyprian. Aún hay mucho que debes aprender antes de poder reclamar tu lugar como el nuevo amo y señor del tiempo.

—Yo... Lo lamento mucho... —Dipper se disculpó una vez que se vio en la necesidad de recapitular los recientes acontecimientos, dándose cuenta de la forma tan irracional con la cual había tratado la revelación acerca del origen de Pacifica. Inhalo y exhaló por la boca, sintiéndose mejor consigo mismo.

—Sean todas y todos bienvenidos a la dimensión 666.66/6. La dimensión natal del ente conocido como Bill Cipher. O mejor dicho, bienvenidos a lo que queda de ella.

—Una visión del pasado... —Dijo Stanford, estupefacto, ajustándose sus gafas—. Entonces, el mito resultó ser totalmente cierto. Se han contado muchas verdades y mentiras acerca de lo que realmente ocurrió con Bill y su dimensión, que es difícil conseguir información con un alto porcentaje de veracidad. Pero ahora ya no cabe la menor duda. Ese cretino de un solo ojo realmente aniquiló a los suyos. Si les soy sincero, me es difícil imaginar cuales habrán sido sus motivos para hacerlo. ¿Qué lo habrá orillado a cometer tal atrocidad?

—Hay ocasiones en las que la monotonía y la frialdad de un entorno pueden llegar a causar serios estragos en la mente de una persona o de un ser orgánico común. Bill Cipher nació en el ceno de una civilización cuyo avance parecía haberse estancado producto de la avaricia de sus ciudadanos, de la codicia y del deseo personal. Tal cual ocurre actualmente con los habitantes del planeta tierra y los de otros cientos de sistemas. Por millones de años, los demonios de los sueños se mantuvieron al margen de las necesidades de los seres vivos a lo largo y ancho del multiverso. Haciendo uso de sus grandes conocimientos científicos y habilidades para manipular la mágia, obtuvieron el poder de alterar la realidad a voluntad, pero siempre y cuando esta fuera utilizada a conveniencia de los ajenos a su especie y cuyo lugar de procedencia se encontrara lejos de su dimensión de origen. Convirtieron sus necesidades en un eficaz sistema para almacenar la energía vital y utilizarla para fines meramente alimenticios. Realizaron tratos a cambio de dicha energía, la cual era almacenada en su mayoría en el núcleo de esa gran torre de allá. —Señaló el anfibio inmediatamente después de volver a materializarse frente a los viajeros, apuntando con su larga cola hacia una gran punta grisácea de metal que se levantaba en todo lo alto muy por encima de los demás rascacielos, ubicada en el centro de la ciudadela—. Fue así, como su civilización prosperó y a los pocos milenios se convirtió en una de las especies más influyentes, respetadas y poderosas de todo el multiverso. Sin embargo, nadie hubiera podido prever que los días de paz y prosperidad no durarían para siempre. Es sabido que los demonios del sueño solían seguir una serie de reglas acordes a su manera de vivir. Nadie hablaba o se expresaba más allá de lo que estos mandamientos dictaban o de lo que representaban para ellos. ¡Vamos! Todos sin excepción llevaban el apellido "Cipher". Teniendo esto en cuenta, era sensato pensar que algún día, nacería uno de entre los suyos que cuestionara dicha manera de pensar y de ver la vida tan rutinaria a la que se habían hecho acreedores.

—¡Bill! —Exclamó Dipper, llevándose la afirmación de la deidad.

—¡Es correcto, mi joven guerrero! Bill Cipher fue concebido como cualquier otro de su especie y llevó una vida tranquila hasta entrada su adolescencia. Tenía un gran círculo de amigos, iba a la escuela, hacía sus deberes, incluso había una chica por la cual sentía una gran atracción. Una chica de aspecto romboidal. No obstante estar atado a un estilo de vida tan monótono como ese definitivamente no era algo que Bill añorara. Muy al contrario del resto de sus amigos, quienes no dudaron en mirarlo con ojos de rechazo. Con el pasar del tiempo, Bill se fue aislando de aquellos a los que alguna vez llamó amigos, incluso de sus padres y de sus hermanos. Hasta que un día, resignado, luego de haber llevado a cabo un trato exitoso, escuchó un interesante relato por parte de su contratista. Le habló sobre un extraño mito. Un mito que relataba la existencia del Libro Negro escrito con el puño y letra del dios Hein. Le relató una historia acerca de los Weirdmasters y de cómo en ese libro se encontraba la manera para proclamar y desatar sus poderes divinos para convertirse en aquél que podría decidir el destino del universo. Esto significó una gran revelación para Bill y a partir de ese momento buscó la manera de aumentar su capacidad intelectual y de combate. Hurtó la energía de la torre que su especie había acumulado por milenios y la utilizó para agrandar sus poderes a un nivel inimaginable. Destruyó todos los vínculos emocionales que lo ataban a los suyos y devastó todo lo que había a su paso. Aquél día, sucedió una masacre despiadada. Como no se había presenciado en mucho tiempo. Los gritos de dolor y agonía eran inenarrables. Pude presenciarlo todo.

—Se supone que tú eres el dios creador de todo. —Dipper reprochó—. Tus poderes deberían ser superiores a los de Bill ¿No crees?. Los Weirdmasters poco deberían ser un problema para ti. Tú podrías detenerlos si tu quisieras. Pero no lo has hecho. Dejas que Bill ande a sus anchas causando estragos en donde quiera. En este momento se está librando una guerra intergaláctica en todo el universo y no has hecho nada por ponerle un alto. ¿Por qué dejas que otros con menos probabilidades de éxito como nosotros hagan todo el trabajo sucio por ti?

—Por qué no está en mis manos actuar ante los hechos buenos o malos que marcan el destino del multiverso. Al ser yo una entidad eterna, percibo el sentido tiempo de una manera mucho más dilatada que el resto de las demás formas de vida orgánica. Un trillón de años representa apenas lo que duraría una pequeña siesta después de un pesado almuerzo. En este momento soy solo una proyección de mi estado de conciencia absoluta con la cual puedo comunicarme con sus habitantes. Lamento mucho no poder ayudarlos directamente.

—De acuerdo, supongo que eso explica muchas cosas.

—Lo único que puedo hacer por ustedes es guiarlos hacia el final de este viaje. Es por ese motivo por el cual cree a los Guardianes del Alba. Para salvaguardar la integridad y la armonía de la vida y así mantenerla segura de los influjos malignos de mi hermano gemelo, Tloloxa. Desgraciadamente, las cosas se han salido de control una vez más y ahora ha llegado su turno de detener a Bill Cipher. Tienen una sola oportunidad. Eviten ser capturados a toda costa. Ustedes son lo que él necesita para completar el ritual y desatar el caos. Si lo logra, nadie en el universo estará a salvo y su reinado de terror abarcará generaciones completas al menos hasta que yo despierte y pueda hacer algo al respecto. Encontrarán el Transgresor Dimensional en los aposentos de la gran torre central.

—Si ese es el caso, entonces no fallaremos. —Sentenció Dipper con determinación—. Es tiempo de que Bill pague por todos sus crímenes. Vengaremos la muerte de las miles de personas y seres inocentes en general que han perecido debido a su egoísmo. Comenzando con aquellos de su especie que fueron asesinados sin compasión. Aún sigo sin poder creer lo que hizo... ¿Cómo pudo atreverse a aniquilar a toda su raza?

—No todos perecieron aquél día trágico. A decir verdad, es una rara coincidencia que uno de los cuatro únicos sobrevivientes de la hecatombe se encuentre ahora mismo entre nosotros.

—¿Qué cosa?

Las palabras del Axolotl los tomo a todos por sorpresa. Dipper, pero sobretodo la joven de los cabellos rubios, fueron quienes se expresaron de mejor manera ante la noticia. Había conmoción y pavor en sus corazones, provocando sentimientos encontrados entre ellos, al igual que en el resto de los viajeros. Se miraron los unos a los otros, expectantes ante lo que pudiera ocurrir a continuación.

—Como era de suponerse, algunos demonios intentaron escapar lejos de la amenaza hacia otras dimensiones, planetas, sistemas... Lo que fuera necesario para salvar sus vidas y las de sus familias. Bill los cazó sin descanso y consiguió eliminarlos a casi todos, con la excepción de cuatro de ellos. Incluida una niña pequeña. Su nombre era Annie. Annie Cipher.

Pacifica fue la primera en reaccionar. El sudor frío recorrió su frente y más tarde descendió hacia su cuello. Producto del shock que había recibido cuando el nuevo séquito de palabras dichas por el creador del todo llegó hasta sus oídos. Tenía miedo. No obstante, el ardor en su pecho disminuyó conforme los segundos se extendían. Su corazón dejó de acelerarse. Respiró hondo y entonces esbozó una sonrisa que al principio no supo cómo interpretar. Al fin, la respuesta que tanto había estado esperando había llegado como un regalo envuelto en un lindo moño. Era extraño. De alguna forma, ella se sintió aliviada. Como en casa.

—Annie... ¡Pacifica! —Dijo Dipper—. Tú eres realmente... Una de ellos. Una sobreviviente.

—Yo... Tenía tantos deseos de saber cuál era mi origen, que ahora que lo sé, no me importa realmente si provengo de una dimensión diferente a la nuestra. Toda mi vida, muy en el fondo sospechaba que no pertenecía a ese círculo social tan superficial al que estaba ya tan acostumbrada. Y ahora todo ha cobrado sentido para mí. Pero, no entiendo... ¿Cómo puedo pertenecer a su especie si no luzco como uno de ellos?

—Esa es una pregunta para otra ocasión, pequeña. Una pregunta que el destino se encargará de resolverla a su debido tiempo. —Pacifica asintió con la cabeza—. ¡Bien! Ha llegado la hora de despedirnos, viajeros. Deberán continuar con su camino y cumplir con su misión. ¡Salven el multiverso! Tal y como habíamos acordado previamente, los trasladaré hacia la verdadera dimensión 666.66/6 y les otorgaré un escudo protector de energía con el cual estarán a salvo de los influjos de la locura que reina en el lugar. Al llegar encontrarán un portal que los llevará hacia el planeta Tierra una vez que hayan conseguido el Transgresor Dimensional. Pero deberán darse prisa, ya que el portal estará abierto un máximo de veinte minutos. Si no salen de ahí antes del tiempo límite, se quedarán atrapados en esa dimensión para siempre y ni yo seré capaz de salvarlos. ¡Buen viaje a todos!

Los buenos deseos del Axolotl resonaron en un tremendo eco seguido de un fuerte bum, como si una explosión hubiera tenido lugar dentro de una caverna. Entonces, la visión comenzó a desquebrajarse ante la mirada ávida del grupo, como un cristal al ser golpeado fuertemente por una roca. Acto seguido, fueron enviados a una tremenda velocidad por un conducto estrecho en el cual se podía apreciar una interminable gama de colores fluorescentes. Danzando. Mezclándose entre ellos. Siendo parte de un rito interminable.

El traslado duró solo unos pocos instantes. Sin embargo, Stanford podía jurar que había sido mucho más tiempo. Tras recuperar la conciencia y el sentido de la orientación, nada había cambiado. El lugar parecía ser exactamente el mismo. Su cielo rojizo, rascacielos derruidos y un olor a muerte que volvía la estancia casi insoportable. La única diferencia notable, era el aura de fuego brillante y de color blanco que abrazaba y rodeaba la totalidad de sus cuerpos. Captando de forma inmediata que esa era la protección temporal dada por el dios del todo.

—Entonces, ¿Este es el autentico lugar? —Dijo Mía, asintiendo con la cabeza, ordenándoles a Vulkan y a Jynz tomar posición en el frente, desenfundando sus cañones de plasma en caso de ser necesario—. No cabe duda, el aire se ha vuelto mucho más denso que antes. Se me dificulta un poco el poder respirar.

—Sí, a mi también. —Respondió Stanford, echando un vistazo rápido al lugar—. La torre se encuentra ahí adelante. Tomemos el Transgresor Dimensional y regresemos a La Tierra. Caminemos juntos y procuren no se alejarse del grupo. Algo me dice que conseguirlo no será tan fácil como nos lo pintan.

El grupo se puso en marcha, dirigiéndose hacia la torre a pasos apresurados. Se dieron cuenta de su enorme tamaño conforme la distancia se iba acortando. Durante el trayecto, numerosas pláticas se desataron entre sus miembros. Con la excepción de Dipper y de Pacifica, quienes permanecieron en la retaguardia, caminando al compás, uno a un lado del otro, con la cabeza agachada y la barbilla hundida. Repentinamente, Dipper abrió la boca, la inercia, la adrenalina y la culpa habían sido los factores clave. Aquellos que lo obligaron a realizar una acción de la cual no estaba seguro de querer hacer.

—Pacifica, yo... Quería pedirte una disculpa. Lamento mucho mi comportamiento de hace unos momentos. He pasado por tantas cosas en este verano y he sido engañado tantas veces, que por un momento dude acerca de las personas en las que debía depositar mi confianza. Pensé que ya no quedaba nadie y francamente, el hecho de que tuvieras el mismo apellido que Bill me asustó mucho y me puse un poco paranoico. No sabía lo que hacía. Pero ahora que conozco acerca de tu origen... Yo... Verás... Lo que quiero decir...

—¿No crees que funcione, cierto?

—¿A qué te refieres?

—Nuestra relación. Es decir... —Calló por instantes, pensando en una buena forma de acomodar las ideas dispersas en su cabeza—. Has estado saliendo con una extraterrestre durante las últimas semanas. Aunque no sé si debería clasificarme así... Bueno... Tú me entiendes. El punto es que... Aunque ni tú ni yo lo sabíamos, es posible que ahora tengas una perspectiva completamente diferente de mí. Y... Eso me asusta. Tú eres la única persona con la cual he sido totalmente abierta y sincera. Me ayudaste a ver muy dentro de mí y me hiciste sentir real. Me hiciste sentir como una persona, y no como un objeto destinado a seguir los pasos de una nueva generación de maleantes. Entenderé si después de lo que oíste no deseas dirigirme la palabra de nuevo.

—Pacifica... No quise decir eso. Provienes de otra dimensión, sí ¿Y qué? Me he visto rodeado de toda clase de seres de otros mundos durante las últimas semanas, que ahora me parece lo más normal del mundo. No me importa de qué planeta o de qué dimensión provengas. Nada puede hacerme cambiar mi opinión sobre ti. Eres una chica agradable, lista y comprensiva. Juntos hemos llegado muy lejos y no quisiera que nada de esto cambiara. Ni ahora, ni nunca.

—Dipper... —Sus ojos brillaron con la intensidad del sol—. Entonces... ¿Todo está bien?

—Todo está bien.

Los niños se sonrieron mutuamente y se tomaron de la mano como un indicador de que sus diferencias habían quedado ahora en el pasado como un amargo recuerdo. Dipper estaba complacido, pero sobretodo, alegre. Para él, el hecho de que Pacifica no resultara ser humana no podía importarle menos. Lo único que a él le importaba, era su encanto, su sonrisa, y su elocuente manera de expresarse cuando algo le desagradaba. Ella era lo que él más quería en el mundo.

Finalmente, cuando los aventureros alcanzaron la ubicación de la gran torre central, estos ascendieron por medio de un conjunto de cortas escalinatas en forma de trapecios hasta alcanzar la entrada, la cual estaba compuesta por tres arcos triangulares y sin alguna clase de puerta o barrera que la bloqueara.

Al entrar, una oscuridad suprema y furiosa les dio la bienvenida. El silencio los abrumó y los invitó a pasar. Detuvieron sus pasos cuando escucharon las lúgubres risas a la distancia. Aproximándose hacia ellos segundo a segundo.

Dipper se colocó en el frente, dispuesto a pelear y a defender a los suyos al saber que aquellos regocijos no eran amistosos. Entonces, una serie de aplausos estremecieron la quietud del lugar. De entre las sombras, emergió el sujeto del sombrero y la máscara. El mismo que desde hacía algún tiempo los acechaba con instintos de cazador.

—Creo que ya es momento de saldar varias cuentas pendientes. A nombre de mi amo Bill Cipher, quiero que les quede muy en claro, que este va a ser nuestro último enfrentamiento. —Sentenció Mr. Slay, utilizando los dedos de su mano derecha para sostener y juguetear con el objeto clave de su misión. El Transgresor Dimensional—. Ustedes vendrán conmigo les guste o no.

Continuará...

Bueno, con eso cerramos el arco del origen de Pacifica... Por ahora. Mr. Slay es lo único que se interpone en su camino para conseguir el único objeto que detendrá a Bill. ¿Lo conseguirán?

El arco de la Guerra por la supervivencia del multiverso está a punto de comenzar y se los prometo, yo no seré tan benevolente como Alex con los personajes. ¿Habrá muertes? Sí y muchas. Así que váyanse preparando mentalmente que a esta historia ya no le quedan demasiados capítulos. Sé que he dicho eso muchas veces pero ahora si va enserio.

Recuerden que este fic no tendrá secuela. Al menos no directa. La secuela es mi otro fic: "Ojos de Demonio", se los recomiendo si aun no lo han leído. Hay referencias que sorprenderían hasta al mismo Capitán América. Bien, por ahora eso es todo de mi parte. Tengan una bonita semana y hasta el próximo capítulo. ¡Chao!

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