Los Amos del Caos, Parte 1

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Hola, ¿Cómo están?

Espero que listas y listos para una nueva actualización. ¿Qué? ¿Qué ya empezamos con los episodios que se dividen en varias partes? ¡Vaya! Y pensar que este arco aún lo veía como algo distante hace unos meses. El tiempo pasa muy rápido y así espero que se les haga el capítulo, ya que eso significa que se les está haciendo interesante.

Esta semana he visto que este fic cada vez está tomando más alcance y eso no me podría hacer más feliz. Esto es gracias a ustedes por continuar pendientes a las actualizaciones. Gracias también por sus comentarios y favoritos. Espero que les guste el capítulo de la semana y disculpen sí se topan con un horror de ortografía. Nos vemos hasta abajo para más comentarios.

PD. Pido disculpas a Joel García Arteaga por la felicitación de cumpleaños atrasada. *Le lanza confeti de sus bolsillos mágicos* Espero la hayas pasado bien en tu día. Te mando un cordial abrazo y un pastelazo en la cara muajajaja.

Gravity Falls Es una obra perteneciente a Disney. Todo lo escrito y expresado dentro de este Fanfic tiene como propósito principal el enriquecer al Fandom de la misma. Todos los personajes utilizados dentro de esta historia son una creación y propiedad original de la talentosísima y brillante mente e ingenio del animador estadounidense: Alex Hirsch. Nada será utilizado con fines lucrativos o comerciales. ¡Disfrútenlo!

Gravity Falls Fanfic: La Novia de Dipper

Capítulo 21: "Los Amos del Caos, Parte 1"

—Propongo que nos llamemos: El Escuadrón del Misterio. —Dijo Stan.

El resto del grupo estuvo de acuerdo, con la excepción de Dipper. Acto seguido, sus integrantes lanzaron un grito animoso al aire. Enseguida, Soos dio la media vuelta con el auto, para encaminarse hacia el enigmático y casi desconocido poblado localizado a mitad de la nada. Sin embargo, cuando finalmente llegaron a su destino, el recientemente formado Escuadrón del Misterio se encontró con la clara imagen de un pueblo devastado, con edificios y casas envueltos en llamas y decenas de personas gritando por sus vidas. Una imagen desgarradora que conmocionó el corazón de todos y cada uno de ellos.

—Esto... Esto es horrible... —Dipper hizo el primer comentario al respecto, contemplando la devastación.

—Luce aun peor que en las noticias. —Pacifica continuó.

—Tenemos que ayudar a esas pobres personas. —Dijo Mabel, aún sin creer lo que sus ojos le mostraban.

—¡Ah, no! Eso no. —Declaró Stan—. Ya nos estamos arriesgando lo suficiente con ir a buscar a ese loco malviviente. Sugiero que nos movamos en silencio.

—Stan tiene razón. —Dijo Dipper—. No tenemos los recursos suficientes para luchar contra esas criaturas. Las baterías de las linternas no durarán mucho tiempo. Además, aun no sabemos en dónde pueda estar Bill. Sí nos descubre antes de que el viejo McGucket pueda reparar el arma, todo habrá terminado. Debemos encontrarlo y salir de aquí sin ser descubiertos. Lleven algo que puedan usar para golpear y mantengan sus linternas a la mano con ustedes todo el tiempo. Sí una de esas criaturas nos ve, tal vez podamos eliminarla entre todos, antes de que pueda darle el aviso al resto.

Los demás asintieron con la cabeza, sin hacer ninguna pregunta, apoyando ciegamente el plan de Dipper. De esta forma, Soos aparcó el auto a las afueras del pueblo para evitar que los vieran llegar. Cuando todos descendieron, Stan fue quien encabezó la hilera, utilizando los callejones aledaños a los hogares y comercios para moverse y ocultarse de la manada de Impuros que no dejaba de acechar la zona en búsqueda de más víctimas.

—Todo el maldito lugar está infestado... —Dijo el anciano, mirando el desolador panorama—. ¿Saben? Nunca me ha gustado ser el portador de más malas noticias, pero me temo que no llegaremos muy lejos si no peleamos.

—Pero no podemos dejar que nos descubran. —Murmuró Wendy, aminorando el tono de su voz.

—Tal vez podamos usar el drenaje para movernos. —Sugirió Mabel, señalando con su dedo índice hacia una tapa cercana—. Las películas me han enseñado que después de los conductos de aire acondicionado, las tuberías de drenaje son el mejor remedio para moverse sin ser descubiertos.

—Sí, ¿Por qué no? —Dijo Stan—. Es bueno cubrirse de desperdicios humanos de vez en cuando.

—Debí de haber dejado que esas criaturas me comieran. —Comentó la rubia, a punto de querer vomitar.

Pese a que no todo el equipo estuvo de acuerdo en un inicio, todos sus integrantes sabían que esa era la mejor alternativa que tenían sí no querían morir patéticamente a manos de aquellas abominaciones. Por lo tanto, no tuvieron más remedio que obedecer, respirar hondo y adentrarse en la oscuridad. Tal y como hasta ahora lo había venido haciendo, Stan fue el encargado de guiar al grupo por medio de los conductos, los cuales como ya era de esperarse; despedían un hedor insoportable.

—Odio esto... Odio esto... —Repetía Pacifica, cubriendo su nariz.

El grupo permaneció unido en todo momento, mientras se abría paso a través de la penumbra, manteniendo sus linternas en todo lo alto por si acaso llegaban a toparse con una desagradable sorpresa. Pero fue en ese momento, después de haber avanzado varios metros, que se encontraron con una intersección que dividía el camino en dos. Uno hacia la izquierda y otro hacia la derecha.

—¿Ahora hacia dónde? —Preguntó Wendy.

—No estoy seguro... —Dijo Stan, mirando hacia ambas direcciones.

—El basurero de la ciudad se encuentra al norte. —Dijo Dipper, apuntando su linterna hacia el camino de la derecha—. Esta ruta parece dirigirse hacia allá.

—Pero ni siquiera sabemos hacia dónde está el norte. —Pacifica opinó—. ¿Qué tal si nos dividimos?

—¿Estas bromeando? —Preguntó Soos, aterrado—. Esto es como una cinta de horror. En cuanto un grupo se separa, todos comienzan a morir uno por uno de maneras atroces.

—Te recuerdo que esto no es una película. —La rubia giró los ojos, enfadada.

—¡Chicos! ¡Chicos! —Mabel les llamó la atención—. Creo que todos están olvidando que contamos con el mejor rastreador de todo Gravity Falls. Pato nos ayudará a encontrar el camino correcto.

—Mabel... No quiero ofenderte, pero... Es realmente estúpido creer que un cerdo pueda cumplir con las labores de un sabueso. —Dijo Pacifica, cruzándose de brazos, mirando de mala manera a la hermana de su ahora novio.

—Nunca subestimes las habilidades de Pato. Podría llegar a sorprenderte. —Insistió—. Muy bien amigo, guíanos...

Acto seguido, el pequeño animalito de color rosa, se colocó al frente de la línea, para así usar su olfato y optar por seguir el camino de la izquierda. Por ende, el grupo completo lo siguió, manteniendo las esperanzas de que solo así pudieran llegar a su destino.

—¿Cómo sabemos que estamos yendo hacia el lado correcto? —Pacifica preguntó, sin alentar sus pasos—. Es más... ¿Cómo podemos estar seguros de que ese cerdo nos está llevando hacia el basurero de la ciudad?

—La comida favorita de Pato son las hojuelas de queso. El basurero de la ciudad está repleto de ellos. Se dice además, que nadie puede acabarse una bolsa completa sin tener al menos un paro cardiaco. Pueden ser mortales para los humanos, pero para los cerdos son una delicia. Y cada vez que traigo a Pato al pueblo, lo primero que hace es buscarlas para saciar su apetito.

—¡Vaya! Sí alguien me hubiera dicho que pasaría mis vacaciones de verano siguiendo a un cerdo a través de una sucia cloaca, para tratar de buscar a un vagabundo que puede reparar un arma capaz de borrar la memoria de las personas, para que así podamos detener el apocalipsis que causó un demonio con forma de dorito, el cual proviene de otra dimensión y que se apoderó del cuerpo de mi padre... Sí... Sin duda ya lo hubiera demandado.

—¡Hey, Pacifica! —Dipper le sonrió, tras tomarla de la mano—. No hay de qué preocuparse mientras todos permanezcamos juntos. Estoy seguro de que Pato podrá ayudarnos a encontrar rápidamente al viejo McGucket. No hay que perder las esperanzas. Verás que en muy poco tiempo podremos regresar todo a la normalidad.

—C... Claro... —Le devolvió la sonrisa, entretanto sus mejillas se tornaban de rojo—. Sí tú lo crees... Entonces podremos hacer esto...

—Creo que huelo a romance por aquí. —Mabel inmiscuyó en su plática.

—¡Mabel! —Dipper y Pacifica Gritaron a la par, sintiéndose realmente incómodos—. ¡Guarda silencio!

En ese momento, Pato gimió con fuerza, echándose a correr hacia adelante sin previo aviso.

—¡Oigan! Creo que el cerdo al fin encontró algo. ¡Vamos! —Anunció Stan.

Todos corrieron tras de Pato a lo largo de los estrechos túneles, siguiéndolo muy de cerca para no perderlo de vista en la oscuridad. Fue en ese entonces que el pequeño cerdito se detuvo en otra intersección, una que conducía a una puerta metálica aparentemente cerrada.

—¿Una puerta? ¿Es enserio? —Stan expresó su molestia.

—Tomémoslo con calma. —Sugirió Dipper, acercándose con cautela—. No sabemos que pueda haber detrás. Tal vez haya una escalera que nos conduzca hacia el basurero.

De repente, el niño alcanzó a escuchar un conjunto de murmullos que provenían desde el otro lado. Dipper retrocedió un par de metros, alertando a los demás de que tuvieran listas sus linternas y armas de defensa por si la situación lo requería. Stan se aproximó hacia la puerta, colocando su mano en la perilla. Una vez que el resto estuvo preparado; el anciano procedió a abrirla. Entonces, todos entraron de manera violenta, lanzando un grito de batalla al aire que retumbó por los corredores. Sin embargo, ellos no eran los únicos, ya que el dúo de sujetos que se hallaba dentro replicó la misma acción, pero apuntando con un par de poderosas y contundentes armas hacia el conjunto de sobrevivientes.

—¿La familia Pines? —Preguntó uno de los sujetos.

—¿Los agentes del FBI? —Preguntó Dipper—. ¿Qué están haciendo aquí?

—Lo mismo nos preguntamos nosotros. —Dijo el agente Trigger, bajando su consecuente pistola—. ¿Y les importaría dejar de apuntarnos con esas linternas? Están lastimando mis ojos.

—Lo sentimos... —El niño se disculpó, haciéndole una indicación al grupo para que las apagaran todos a la vez—. Tratamos de llegar con urgencia al basurero de la ciudad. Usamos el desagüe para evitar ser vistos por esas criaturas.

—¿Y para qué quieren ir allá? —Preguntó el agente Powers—. Para empezar... ¿Cómo nos encontraron?

—Pato nos guió hasta aquí. —Dijo Mabel—. Aunque no sé porqué... Pensé que había olido su comida favorita. Hojuelas de queso.

—Yo puedo explicar eso. —Dijo el agente Trigger, extrayendo de su impecable saco una bolsa semi llena de la dichosa botana con mala reputación; vaciándola sobre el suelo, para que el cerdito pudiera comerlas tranquilamente—. Qué bueno que no me las comí todas. El pecho comenzaba a dolerme.

—No nos desviemos del tema. —El agente Powers volvió a dirigir el rumbo de la plática—. ¿Por qué quieren ir al basurero? ¿Qué hay allá aparte de basura y partes de autos de fin de siglo? —Le clavó la mirada a Dipper—. ¡Un momento! ¿Tú fuiste el causante de esto, niño?

—¿Qué? ¡No! ¡Claro que no! —Dipper quiso defenderse—. Eso creo...

—Primero una invasión de zombis... ¿Y ahora esto? Tendrás mucho que explicarnos cuando te llevemos a Washington para interrogarte, jovencito. —Trigger lo amenazó.

—¡Esperen un segundo! ¿Cuál es el punto de todo esto...? —Stan se integró a la charla, al ver que su sobrino corría peligro—. Ustedes son agentes del gobierno. Se supone que deberían estar protegiéndonos. ¿Y en vez de eso quieren llevar al niño lejos para hacerle un estúpido interrogatorio?

—Bajo una situación normal, usted tendría toda la razón, señor Pines. —Dijo Powers—. Lamentablemente, esto va mucho más allá de nuestra jurisdicción. Nuestras órdenes han cambiado, y se nos ha encomendado la tarea de recopilar toda la información posible que nos lleve al responsable por haber liberado el infierno en la tierra.

—El culpable de todo esto es un demonio de otra dimensión llamado Bill Cipher. —Dijo Wendy, comportándose de manera hostil—. Dipper no tiene nada que ver en esto.

—Es más, somos nosotros los que estamos tratando de detenerlo. —Pacifica agregó—. ¡Así que muévanse y no nos estorben, par de tontos!

—¿Y por qué deberíamos creerles? —Preguntó el agente Powers, mostrándose escéptico.

—Al menos nosotros estamos tratando de solucionar las cosas sin tratar de escondernos en un cobertizo como un par de ratas asustadas. —Stan señaló el lugar, enfocando especial atención en dos bolsas para dormir puestas sobre el suelo y un tambo grande que utilizaron para hacer una fogata en el interior.

—No responderé a eso. —Dijo Powers.

—No tienen por qué creernos. —Dipper tomó la iniciativa—. Pueden darse cuenta por ustedes mismos. Miren lo que está pasando allá arriba. Muchas personas han muerto y solo nosotros podemos revertir todo esto. Creemos saber cómo detener a Bill y lo único que tenemos que hacer, es llevarle cierto artefacto a la persona que lo inventó para que pueda repararlo, y así usarlo contra Bill. Lo único que queremos es ayudar a la humanidad. Quisiera preguntarles... ¿Quieren ser parte de esto y ser aclamados como héroes cuando toda esta locura al fin termine? ¿O prefieren quedarse aquí, esperando a que esas criaturas los encuentren y los devoren?

—Muy bien... —El agente Powers soltó un largo suspiro, una vez que analizó la situación en su cabeza—. Creo que no nos queda otra alternativa, agente Trigger.

—Me doy cuenta. —Respondió su compañero.

—De acuerdo, niño. Te ayudaremos en tu travesía hacia el basurero. Pero sí no nos estás diciendo la verdad, te encerraremos a ti, junto al resto de estas personas por haberle mentido a un agente del gobierno.

—Tienen mi palabra. —Concluyó el chico.

Con sus dos miembros extra, el escuadrón del misterio se apresuró a salir de las alcantarillas; siendo precisamente guiados por los dos agentes del gobierno, los cuales conocían una salida que quedaba muy cercana al basurero de la ciudad. El agente Powers fue el primero en asomar la cabeza, levantando la tapa con cautela para así verificar que no hubiera ninguna criatura merodeando cerca. Sin embargo, la ciudad ahora se encontraba extrañamente en paz. Los gritos de las personas habían cesado, siendo que lo único que se escuchaba a la distancia, era un soplido del viento chocando contra los árboles.

—Parece que no hay nadie. —Dijo el agente de bigote en cuanto ascendió a través de la escalera, dándole el aviso al resto del grupo para que pudieran subir con total confianza—. ¡Dense prisa, antes de que nos descubran!

Cuando todos se encontraban finalmente fuera, lo primero que se toparon al salir, fue con una visión aterradora de la perfecta representación de un verdadero pueblo fantasma. Varias de las casas y edificios eran consumidos por las llamas, mientras que de sus habitantes no había quedado rastro alguno.

—¿Dónde están todas las personas? —Preguntó Mabel sumamente asustada, mirando hacia todas direcciones, cargando y abrazando fuertemente a Pato.

—No lo sé... —Su hermano le respondió.

—Tengo un mal presentimiento de todo esto. —Dijo Pacifica, expresándose aterrada al igual que Mabel.

—No debemos retrasarnos. —Dijo Wendy, sosteniendo firmemente su hacha—. Esas cosas aun podrían estar cerca.

—Nosotros iremos adelante. —Concluyó el agente Trigger, preparando su arma junto a su último cargador—. Los cubriremos.

El escuadrón del misterio recorrió un par de calles, sin divisar a una sola persona o criatura a la distancia. Solo el sonido de las alarmas de algunos carros de policía marcaba la diferencia. En contraparte, la vista de un cielo cubierto de nubes rojas arremolinándose entre sí hasta crear un vacío semejante a un gran remolino; daba la impresión de que lo peor aún estaba por ocurrir. Fue en ese entonces cuando a lo lejos, Dipper pudo avistar finalmente el basurero. Pero con lo que no contaba, era que al estar a punto de atravesar la reja de la entrada; varios impuros emergieron de repente para cerrarles el paso. Aparecieron por medio de una espesa nube de humo negro que se materializó de la nada. Aunque en esta ocasión, la novedad era que aquellas criaturas habían abandonado su apariencia sin forma, para adoptar una nueva y todavía más escabrosa que la anterior.

—¿Alguien podría decirme por qué esas criaturas tienen la apariencia de cada una de las personas del pueblo? —Preguntó Stan.

—Piel gris, ojos amarillos... ¡Oh no! —Dipper exclamó al contemplar la cruda escena—. Ya es muy tarde... Ya han terminado de devorar a todos los habitantes del pueblo... Ahora todos han adoptado la forma de aquellos que fueron sus víctimas.

—De acuerdo... Ahora les doy la razón. Esto es mucho peor que los zombis. —Comentó el anciano.

—No debemos darnos por vencidos... Tengo la seguridad de que McGucket aún sigue con vida.

—¿Cómo puedes estar tan seguro? —Preguntó el propietario de la cabaña—. Es más... ¿Cómo podemos saber si ese viejo loco no escapó y ahora se está ocultando en alguna otra parte?

—Es una corazonada...

—¡Qué bien! Ahora el destino del planeta recae de la corazonada de un pequeño niño de doce años. —Comentó el agente Powers—. De acuerdo, a estas alturas ya no hay mucho que podamos hacer que solo confiar en ustedes. Ha llegado la hora de ser los héroes que siempre quisimos ser, agente Trigger.

—Lo apoyo, agente Powers. —Dijo su compañero, apretando los puños para enseguida desenfundar su arma.

—Esperen... ¿Qué tienen pensado hacer? —Preguntó Mabel, sintiendo compasión y una opresión horrible en el pecho.

—Trigger y yo distraeremos a esas criaturas para que puedan llegar a salvo al basurero.

—¿Qué? —Dipper se sorprendió—. Pero... Eso es suicidio. No hay que tomar decisiones tan apresuradas, chicos... Estoy seguro de que podremos detenerlos sí todos usamos nuestras linternas.

—Ahorren esas linternas por sí Trigger y yo no podemos acabar con todos. —Recargó su pistola—. Llamaremos la atención de esos desgraciados. La entrada principal estará bloqueada, pero pueden utilizar la puerta trasera para acceder. Lo demás dependerá de ustedes. Protejan este mundo, a las plantas y a los seres vivos... Que tanto amé...

—Agente Powers... ¿Acaso esa frase la sacó de Drag...?

—¡Cállese, agente Trigger! ¡Vamos! —Se colocó sus gafas oscuras—. ¡Tenemos trabajo que hacer!

—¡Aguarden! —Dipper gritó, tratando de detenerlos inútilmente—. ¡No lo hagan!

Las expresiones de consternación en las caras de cada uno de los integrantes del grupo lo decían todo. Ya que ninguno estaba dispuesto a ver morir a nadie más. Sin embargo, nada pudieron hacer cuando ambos agentes se lanzaron al combate, disparando contra la horda que no dudó en abalanzarse contra ambos.

—¡Andando! —Exclamó el joven Pines, aguantando las ganas de llorar—. Ellos nos dieron esta única oportunidad. No hay que desperdiciarla.

El resto estuvo de acuerdo. De modo que, utilizando una de las calles aledañas al mismo; rodearon la entrada al basurero, el cual también servía como cementerio de autos. Luego de alcanzar el acceso trasero, un par de monstruos les bloquearon el paso. Sin embargo, no representaron un mayor problema para las veloces lámparas de Dipper y de Wendy, consiguiendo que aquellas atrocidades se convirtieran en solo montones de ceniza. Al adentrarse en las montañas de basura y autopartes inservibles, Dipper los condujo hacia la guarida del viejo McGucket, señalando rápidamente un conjunto de láminas que servían como choza improvisada para el desorientado individuo.

—¿McGucket? ¿Estás aquí? —Dipper avanzó y asomó la cabeza, haciendo a un lado la manta roída que servía como puerta para poder pasar, encontrando solo oscuridad en el interior, y que procedió a mitigar con su propia linterna.

—Tal vez Stan tenía razón. —Dijo Soos, abriéndose paso por el lugar, siendo seguido por los demás—. ¿Qué tal sí se fue a otra parte?

—No.. No... No pudo haberse ido... —Dipper trataba de negarlo—. Hemos llegado demasiado lejos como para rendirnos ahora.. Debe estar ocultándose en algún sitio cercano. ¡Hay que buscarlo!

—Este lugar huele como a perro muerto. —Comentó Stan, apuntando con la luz de su lámpara hacia todas direcciones.

—Creo que comienzo a extrañar las alcantarillas. —Dijo Pacifica, tapando su nariz con sus dos manos.

Mientras el resto del escuadrón trataba de buscar desesperadamente al loco del pueblo, el cual aun se encontraba en pleno proceso de restauración de su memoria; Pacifica luchaba contra el detestable hedor con todos los medios que tenía disponibles. De tal forma, que no se percató de como alguien, el cual hasta ese momento se había mantenido oculto; colocaba su helada mano sobre su hombro. Acto que le hizo pegar un brinco en compañía de un grito que llamó irremediablemente la atención de los presentes.

—¡Pacifica! ¿Qué sucede? ¿Estás bien? —Preguntó Dipper, apuntando con su luz hacia la ubicación de su novia, descubriendo así que aquél que había tocado su hombro, se trataba de nada más ni nada menos que de la persona que estaban buscando en ese momento. —¡McGucket! ¡Estás vivo! —Gritó de alegría.

—¿Vivo? ¡Claro que estoy vivo! —Exclamó, escupiendo en el piso—. Puede que me hayan borrado la memoria, pero no soy tan tonto para dejarme comer por esas criaturas. Por alguna extraña razón, esos monstruos no se atreven a acercarse a mi casa.

—Ha de ser por la peste. —Dijo Stan, recibiendo casi de manera inmediata un codazo por parte de Mabel.

—Eso no importa... McGucket... Necesitamos que repares esa arma que sirve para borrar la memoria. Puede que esta sea la única alternativa que nos quede para derrotar a Bill, pero por desgracia se rompió después de un accidente. —El niño se acercó hacia él, extrayendo de su mochila el consecuente artefacto para mostrárselo—. ¿Crees poder repararla?

—Eso creo... Mi mente aún sigue muy atrofiada... Pero creo poder hacerlo...

—¡Bien! Ahora salgamos de aquí antes de que nos encuentren.

—¡Tranquilo, Dipper! Como ya lo dije antes... Por alguna razón, esas criaturas no se atreven a acercarse a este lugar. Creo que sí me dan el tiempo necesario, podré repararla aquí mismo. —Le arrebató el arma—. Le echaré un vistazo.

—Gracias McGucket. No sé que hubiéramos hecho sin tu ayuda... —Dijo el muchacho, mostrándose aliviado en conjunto con el resto del equipo. Sin embargo, aquel que era apodado por los lugareños como: Él loco del pueblo, dejo caer el arma al suelo para así pisotearla y destruirla por completo.

—¿Qué...? —Dipper se quedó sin aliento—. ¿Por qué...? McGucket... ¿Qué has hecho...?

A continuación, el viejo McGucket comenzó a reír desenfrenadamente, dejándose llevar por la locura y las consecuencias de sus terribles actos. En ese momento, su piel se tornó de un color blanco semi transparente, para enseguida alterar su apariencia física y así revelar su verdadera identidad.

—¿Cambia-formas...? —Dipper, Wendy, Mabel y Soos se preguntaron al mismo tiempo, sin poder creer, o comprender lo que sus perplejos ojos estaban observando.

Continuará...

Les confesaré algo. "Los Amos del Caos" era un capítulo que en un principio, no consideré partir por la mitad. Verán, cuando comienzo un fic, lo que tengo medido es la trama, más no la cantidad de diálogos. Como ya algunos lo habrán notado, soy alguien que prefiere utilizar los diálogos como un medio para avanzar en la historia, en vez de usar una narración de chorrocientos mil palabras dónde narro los acontecimientos, así que el resultado final puede variar en cuestión de tamaño. Por este motivo deberán esperar para la segunda parte dónde les puedo decir que de forma literal, todo se va al diablo. Esto no aplica para aquellas personas que estén leyendo esto y ya hay más capítulos por delante.

Bueno, ahora los resultados de la encuesta que hice en el capítulo pasado... Con un resultado aplastante de 7-2, la publicación de los capítulos en mi próximo fic será en periodos largos de 2 semanas, tal y como lo he venido manejando a lo largo de este fic. Así que La Novia de Dipper y Ojos de Demonio se alternarán cada semana. ¡Yei!

Por mi parte esto ha sido todo, espero que les haya gustado el capítulo y sí gustan me pueden seguir en Facebook, dónde suelo poner avances de capítulos futuros o noticias con respecto a los fics mucho antes de que lo lean por medio de un capítulo como este. Me pueden encontrar como JaviSuzumiya.

En fin, después de toda esta publicidad innecesaria me despido. El próximo capítulo lo publicaré el día 24 de mayo.

¡Pásenla bien, hagan el amor y no la guerra! ¡Chao!

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