Capítulo 10

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Ayúdame Jensen

Abrió sus ojos y se dio cuenta de que se encontraba en los vestidores. En su mano llevaba su playera. Se la colocó y buscó sus zapatos para terminar de vestirse, escuchó a alguien entrar y volteó encontrándose con Jensen.

—Oh, Felix, no sabía que estabas aquí—le sonrió y luego se dio vuelta para buscar su casillero.

Felix miró su espalda descubierta y luego se volteó rápidamente incómodo.

—Está haciendo mucho calor, te espero en el pasillo—habló para correr hasta salir de los vestidores.

Miró hacia los lados buscando qué había cambiado en esa realidad. Todo parecía igual, Jensen era su amigo, por lo que también lo era Miles. ¿Qué pasó con Diana? Luego del baile, ¿continuaron juntos?

Se sobresaltó al ver a Jensen a su lado.

—Te vestiste muy rápido.

—Es la práctica de cambiarse en menos de un minuto en el teatro—rió.

—Jensen, ¿has visto a Miles? —preguntó esperando confirmar su amistad con el chico.

—Faltó a la primera clase hoy porque se quedó dormido, está en la oficina del Profesor Salazar escribiendo un ensayo de por qué no volverá a quedarse dormido. —se rió—. Me dijo que nos vería en la cafetería, ¿vamos?

Felix asintió y comenzaron a caminar hacia el comedor.

— ¿Y Diana? —Jensen lo miró y se encogió de hombros.

—Si no sabes tú que es tu amiga—murmuró, Felix se detuvo y lo tomó del brazo.

— ¿Es mi amiga? ¿Qué pasó el lunes luego del baile?

—No sé exactamente, no hablamos hasta la salida—mencionó—. ¿Te sucede algo?

—Me tomarás por loco si te digo esto—Jensen alzó una ceja.

— ¿Qué cosa? —Felix negó y lo tomó del brazo.

—Vamos a la cafetería, Miles debe estar esperándonos.

Jensen se dejó llevar por Felix por los pasillos del Instituto hasta llegar a la cafetería. Se encontraron a Miles en la fila para comprar el almuerzo y este les hizo señas para que se acercaran.

— ¿Cómo te fue filosofando sobre llegar tarde y quedarse dormido? —rió Jensen, Miles rodó los ojos.

—Ahora lo pensaré dos veces cuando me quede despierto hasta tarde viendo alguna película—respondió el castaño. Felix rió y Miles lo miró—. Oye Felix, ¿quieres que te vayamos a buscar o te llevarán?

— ¿A qué te refieres?

—A la presentación de Jensen hoy, tiene el estreno de su nueva obra.

—Haremos Hairspray—comentó el pelinegro—. Yo seré Link.

— ¿Cantas?

—Pues de que canto, lo hago, de que sea bueno, es otra cosa—rió Jensen y Miles lo codeó para luego avanzar.

—Lo escogieron porque es guapo no porque sabe cantar—lo molestó Miles, Jensen se encogió de hombros mientras reía—. Me siento cómodo porque mi Tracy sabe cantar mucho más que yo.

— ¿Quién es?

—Es una chica del teatro, no la conoces—Felix asintió y buscó a Diana con la mirada en el comedor.

No la vio por ningún lado, todavía no sabía qué había cambiado en esa realidad, todo parecía verse igual.

La fila fue avanzando hasta que llegó su turno, Felix tomó una bandeja y a colocó frente a la Señora Alejandra, una de las cocineras, quién le sirvió el plato del día: puré de papas, pollo asado y ensalada de aguacate. Cuando se volteó y se encontró con Diana frente a sus ojos, supo qué fue lo que había cambiado.

›››

Su mirada no se apartó en ningún momento de la mesa en donde Diana se encontraba, ella tenía a Fabricio a un lado y éste le daba besos cortos en la mejilla. Sintió ganas de golpearlo, ¡se suponía que tenía que ser él quien estuviese ahí!

¿Qué pasó el lunes luego del baile?

¿Qué había hecho mal?

—Felix—lo llamó Miles—. Felix—repitió. Tomó un sobre de salsa de tomate y se lo lanzó a la cara llamando su atención.

—Uish—dijo Felix.

— ¡Préstame atención! —le dijo el castaño y Felix lo miró.

— ¿Qué?

—Llevo media hora llamándote.

—Exageras—dijo Jensen, Miles le sacó el dedo medio y el pelinegro rió.

—No importa el tiempo—dijo y miró a su amigo—. ¿Qué te sucede? Te veo raro hoy.

— ¿Raro?

— ¿Es por lo que crees que no te voy a creer? —le preguntó Jensen.

— ¿Qué no le vas a creer? —preguntó esta vez Miles.

—No sé, sólo le pregunto—respondió Jensen y miró a Felix—. No me dijo que era. Felix, ¿te sucede algo? Somos tus amigos, nos puedes decir.

Felix suspiró. Si les decía y ellos no le creían, al menos todo regresaría nuevamente a iniciar y ese suceso se eliminaría.

— ¿Desde cuándo Diana y Fabricio salen?

—Como una semana luego del baile—respondió Miles—. Pero eso tú deberías saberlo, fuiste tú quien los ayudó a estar juntos.

— ¿Qué? —dijo y se levantó de su silla—. ¿Qué yo qué? —dijo esta vez más alto captando la atención de varios cercanos a ellos.

Jensen lo tomó de la mano y lo jaló haciendo que se sentara nuevamente.

—Todos te están viendo, tranquilízate—le dijo. Felix suspiró, no tenía sentido que él fuese el que ayudara a Diana con Fabricio, ¡si todo el plan era para que ella estuviese alejada de Fabricio!

— ¿Cómo reaccioné yo? Cuando me enteré, ¿cómo reaccioné?

—Me imagino que feliz—dijo Miles con duda—. No sé, no hablamos mucho de Diana aquí, sólo sabemos lo que tú nos dices.

— ¿Me gusta Diana?

— ¿Nos lo estás preguntando o estás afirmándolo? —alzó una ceja Jensen

—En esta realidad, ¿me gusta Diana? —Miles y Jensen se miraron entre sí, tres meses con Felix y era la primera vez que lo veía salirse de su cordura.

—En esta y en todas—rió Miles—. Aunque espero que en tus otras realidades no actúes como un amigo fiel y ayudes a la chica que te gusta a estar con alguien más.

—Me gusta Diana—susurró—. ¿Ella lo sabe?

—Eres muy obvio, si no lo sabe es porque es lenta—mencionó Miles.

—Creo que es más de que está pendiente de otra persona como para notarlo—habló Jensen, Felix lo miró.

—Iré a hablar con Emma—les dijo y se levantó para buscar a la amiga de Diana.

Jensen y Miles lo miraron marcharse preguntándose qué andaba mal en él ese día.

›››

Felix notó como todo el equipo de fútbol salió de los vestidores y notó que Jensen seguía dentro. Caminó hacia la puerta y pudo verlo colocándose la chaqueta del equipo para luego fijarse en el espejo de su casillero y peinarse su cabello. Se acercó a él y se colocó detrás de él.

Jensen se sobresaltó cuando se volteó y se encontró con su amigo a unos centímentros de él.

—Dios mío Felix, me vas a dar un susto si te apareces así nuevamente.

Felix lo empujó hacia los casilleros y apoyó su mano en ellos de forma intimidante. Jensen bajó la mirada sonrojada al sentirlo muy cerca de él.

— ¿Q-qué estás haciendo? —titubeó y luego alzó la mirada para verlo.

—Necesito que me ayudes—le dijo.

— ¿Ah?

—Necesito que me creas—apoyó su otra mano en los casilleros, acorralando a Jensen—. Jensen...—murmuró—. He vivido el mismo día dos veces y sus dos realidades.

Hubo un silencio en los vestidores. Jensen lo miró fijamente sin decirle ninguna palabra, Felix creyó que estaba analizando sus palabras intentando entender lo que le había dicho. Jensen lazó una carcajada sacándole esa idea de la cabeza.

—Si claro.

— ¡Te lo digo de verdad! —mencionó—. Estoy viviendo la teoría de los multiversos y los bucles de tiempo al mismo momento. ¡Es como el día de la marmota pero peor!

—Me sorprende la imaginación que tienes, Felix, deberías ser escritor—Felix se alejó liberando al chico de sus brazos.

—Es real, Jensen—le dijo—. Te lo digo a ti porque eres en quien más confío, creí que me creerías. Llevo viviendo el día del baile dos veces y de ahí salen las realidades consecuencias; esta es una de ellas. Todo pasa así: día de baile, Diana me vomita y aparezco en la nueva realidad, me golpeó la cabeza y aparezco nuevamente en el baile.

Jensen lo miró y le dio un pequeño golpe en la cabeza.

— ¡Auch! ¿Y eso por qué fue?

—Dijiste que si te golpeaban regresarías al baile—mencionó—. Sigues aquí.

—Jensen, créeme—le pidió, Felix lo tomó de la mano y Jensen bajó la mirada hacia ella—Por favor, créeme.

Suspiró sabiendo que no importase cuanto mantuviese la fuerza, simplemente nada funcionaría con Felix.

—Bien, te escucharé bien—le dijo—. Cuéntame todo desde el inicio para poderte creer.

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