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—Te juro que no entendía ni una sola palabra en el libro de actividades que dejó el profesor de inglés. ¡¿Qué supone que debía de contestar?! —se exasperó dramáticamente, alzando ambas manos y sacudiéndolas.

Nayeon estaba en medio de una conversación con Jennie, pero tal parece que no era así cuando se dio cuenta de que la menor mantenía una boba sonrisa en el rostro mientras miraba su propio casillero.

—¿Y a ti que te picó? —frunció su ceño mientras la miraba con extrañeza.

Fue ignorada olímpicamente.

—¡Jennie! —y esta vez la alfa pelinaranja recibió un manotazo brusco en su nuca.

—¡¿Qué te pasa, Im?! —le gruñó.

La mencionada resopló y se cruzó de brazos.

—¿Qué tanto mirabas, tonta? —la empujó levemente y tomó su lugar.

—¡No, no mires! —con rapidez quitó la nota que estaba pegada en su casillero.

—Yah~ —se quejó—. No seas así, quiero leer.

—Ya dije que no.

—¿Te vas a negar a tu única y mejor amiga?

—Nayeon...

—¿En serio lo harás?

Kim rodó los ojos con fastidio. De cierta manera no quería decírselo porque no se sentía lista. Era obvio que Nayeon se iba a burlar eufóricamente en toda su cohibida cara.

—Ya dámelo —le arrebató el papel de las manos y se alejó para poder leerlo.

Los ojos de Nayeon se abrieron con desmesura al terminar; miró a Jennie y luego a la notita, volvió a ver a la alfa y otra vez su mirada bajó al papel.

—¡Oh, Dios! ¡¿Es en serio?! —gritó con una gran sonrisa en su rostro—. ¿N-No, no estoy soñando?

—¡Im!

La mencionada sonrió aún más, acercándose a su mejor amiga para abrazarla con mucha fuerza para evitar que huyera. Le dio un par de palmadas en la espalda y Jennie simplemente tuvo que dejarse hacer aún y con toda su mala gana.

—¡Wow! Esto es increíble, Jennie, jamás pensé que pasaría y mira, ¡hablamos de la tierna Lisa! —se separó de la chica y se expresó con orgullo y felicidad.

—Ah, eres tan rara —decidió ofenderla para disipar la pena y calentura que se colaba en sus mejillas—. Ya dame eso —le quitó la nota volviendo a leerla.

"Gracias por los chocolates de la mañana, Jen. La quiero mucho ^^ ".

Su omega era tan malditamente tierna.

—¿Pero cómo pasó? Espera, ¡¿por qué no me lo contaste?! —arrugó su ceño de inmediato—. Si no leía eso, ¡¿jamás ibas a decírmelo?!

—Ya cálmate —resopló tratando de obtener paciencia. Claramente solo la tenía cuando se trataba de la preciosa pelinegra—. No seas dramática, solo quería un poco más de tiempo. Y-Yo, yo estoy intentando cortejarla, pero aún se me es muy difícil —hizo una mueca en clara muestra de disgusto—. Sabes que soy una gran idiota en estos temas y más aún cuando nunca pensé que necesitaba tener a alguien a mi lado. Pero Lisa, ah —suspiró—, con ella quiero hacer las cosas bien, no quiero cometer algún error y dejar que se decepcione de mí, no lo soportaría.

Nayeon nunca escondió la sensación tan agradable que tenía al escuchar las palabras de su mejor amiga.

—Bien, sí que te ha pegado fuerte, eh~

—Ya, no fastidies —sacudió levemente su cabeza para luego abrir el casillero y pegar la nota en alguna parte dentro en la que se pudiera ver con facilidad.

Su loba corría feliz de un lado al otro por aquel tan pequeño, pero bonito detalle.

—¿Cuándo me la presentarás oficialmente?

—¿Qué? —la miró con rapidez—. ¿Es broma, verdad?

Im volvió a cruzarse de brazos y le observó con una ceja arqueada.

—No, no estoy bromeando. Mi mejor amiga que dijo que se iba quedar sola hasta el día en que muriera ahora esté en planes con una omega y sin siquiera decirme alguna sílaba.

—No es fácil —chasqueó la lengua—. Todo esto es nuevo, apenas y estoy en sintonía con mi loba. Solo espera un poco, claro que te la presentaré en algún momento, pero primero debo mejorar en ciertos aspectos. ¿Recuerdas cuando casi golpeo a Rosé? No quiero volver a reaccionar así y menos cuando ahora sé que Lisa es mi omega destinada.

—¡Oh, por Dios! —una sorpresa más llegó al sistema de la con dientes de conejo.

—Sí, lo sé. ¿Algo loco, cierto? —sonrió ladina—. Hablé mucho con mi papá y decidí darme una oportunidad de poder intentarlo. No me arrepiento, Nay; cada momento que paso con Lisa es indescriptible. Ella saca una parte desconocida de mí, pero la moldea y la hace una mejor.

—Suenas como toda una idiota enamorada~ —bromeó, dándole un suave codazo en el abdomen.

—Quizás.

—¡No te negaste! —exclamó con escándalo.

—Cállate.

—¡¿Cómo puedes pedirme eso cuando mi mejor amiga ya tiene omega?! ¡Si pudiera haría una fiesta!

De inmediato, muchos jóvenes que yacían por ahí cerca, se detuvieron al escuchar los gritos de Nayeon.

—¿Eso es cierto, Unnie? —una omega invadió su espacio personal.

—¿Jennie Kim, la princesa de la universidad, ya tiene una mísera omega? —se unió Taemin, perteneciente al grupo de los omegas más codiciados por todo el centro de estudio.

—No te conozco y mucho menos es de tu incumbencia. Y tú, cuidado con lo que dices, Lee —le gruñó, no podía evitarlo—. Sabes que no tolero a los omegas necesitados de atención por una bola de alfas estúpidos.

—Me da igual lo que digas, soy mucho mejor que tu intento de omega. Está claro que no puedes conmigo, soy mucho para ti.

Jennie rió con sarcasmo, era notorio que Taemin estaba demasiado dolido.

—Solo hay una diferencia.

—¿Qué? ¿Cuál es?

—Jennie... —intentó intervenir Nayeon. No era buen momento para revelar la identidad de la omega, traería conflictos.

—Y esa es que tú no eres ni nunca podrás ser Lisa —tal parece que la alfa no escuchó absolutamente nada.

—¿Lalisa Manoban? —su rostro se deformó en sorpresa absoluta—. ¿Hablas de esa omega rara?

—¡Bien, es suficiente, me largo antes de perder el control! —le gritó fuertemente, llamando la atención de más jóvenes—. Camina, Nayeon.

La mayor fue detrás de ella al instante.

—No les hagas caso, sabes que no piensan en otra cosa que sea tener alfas a su disposición.

—Juro que si te enamoras de omegas como este, voy a matarte yo misma.

—¡Oye! —le reprochó de manera infantil, haciendo que Jennie se destensara poco a poco.

Nayeon tenía razón, debía ignorarlos. No tenía por qué darles atención a personas que no eran especiales para ella.

—Al menos te tengo a ti.

—¿Todo bien contigo? Iugh, te estás volviendo cursi.

—¡Im! —exclamó en medio de risas.

Jennie jamás lo admitiría en voz alta, pero apreciaba con mucha sinceridad a su mejor amiga.

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