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—¡Espera, Jennie! —gritó la omega, corriendo detrás de la alfa para ver cómo esta se detenía en la banca de un parque.

La pelinaranja contenía el llanto, no podía hacerlo públicamente. Hace mucho que había dejado de llorar.

Lisa se puso delante de ella acunando sus mejillas y queriendo que hicieran contacto visual. Su corazón dolía, su alfa se veía demasiado frágil.

—Vamos a estar bien, ¿si? —le habló bajito, acariciando la piel tersa de su rostro con ambos pulgares—. No importa que tan complicado sea, vamos a superarlo juntas.

Jennie sintió sus ojos arder, sorbió por la nariz nuevamente y cubrió el cuerpo de su omega en un abrazo necesitado. Lisa le correspondió el toque, dándole suaves caricias en la nuca mientras dejaba que esta escondiera parte de su rostro en la unión de su cuello y hombro.

—Todo estaba yendo bien —susurró con la voz quebrada—. ¿Por qué ahora?

—Hay ciertas cosas que no podemos evitar, solo suceden. Aun así, no olvides que estaré siempre para ti, ¿de acuerdo?

La surcoreana apenas y asintió, su loba siendo envuelta en un aura de calor reconfortante.

—Solo te quiero a ti y a mi papá. Son mucho más que suficientes para mi vida.

Lisa sonrió enternecida.

—Vamos, quizás quieras hablar sobre el tema con él.

—No, de ninguna manera. No pienso decirle que he visto a ese tipo, el pasado debe quedarse donde está.

La omega suspiró bajito, aunque no supiera sobre el tema con profundidad, podía inferir lo que presenció en aquella escena junto a las palabras de Baekhyun anteriormente.

"Un lazo roto". "Abandona".

—Hay mucho que analizar, ¿no crees? —rodeó con sus manos el cuello de Jennie para sacarla de su improvisado escondite y mirarla fijamente—. No insistiré, solo quiero tu tranquilidad. Si gustas, puedo llamar a Nayeon y decirle que no podremos ir a la fiesta, puedo quedarme en casa contigo.

La alfa pensó por un determinado tiempo y, aunque la idea de dormir abrazada a Lisa era algo maravilloso, no podía fallarle a su mejor amiga.

—Estoy bien, Lili —acunó sus esponjosas mejillas y le dio un corto beso en la frente—. Pasaré a tu casa a las siete y prometo llevarte temprano de vuelta.

La mencionada quiso conformarse con aquella respuesta, pero al notar que el asunto era delicado, terminó por desistir solo un poco.

***

Jennie se prometió tan solo beber un vaso, pero aquel sabor quemando su garganta era mejor que detenerse a pensar sobre lo que pasó en la tarde. Ella tenía muy bien sabido sobre su fijación con el alcohol, pero solo por esa vez quería darse el gran gusto de olvidar.

Lisa, quien por apenas un par de momentos se alejó de ella, ahora estaba a su lado con la preocupación ascendiendo.

—¿No crees que ya es demasiado? —no recibió respuesta alguna y eso no ayudaba en nada a mantener la calma. Por lo que decidió buscar alguna botella con agua mineral, tenía que haber al menos una.

Procuró no tardarse demasiado, caminando rápidamente en medio de los tumultos de gente. Cuando fue a la nevera y encontró un par de estas, suspiró aliviada para volver hacia la pelinaranja. Pero al llegar, nuevamente el sentimiento de inquietud torturó su pecho al no encontrarla.

—¡Hey, Lis! —se acercó Nayeon con una gran sonrisa—. Perdona la demora, pero tuve que hacer yo misma las botanas otra vez.

—¿Viste a Jennie?

—¿Qué? ¿No se supone que estaba contigo? —arqueó una ceja con duda, dejando la charola en la mesa.

—La dejé sola por un momento, estaba tomando mucho y quise traer algo para que se detuviera. Yo...

—Espera, tienes que tranquilizarte. Debe estar por aquí —dijo tomándola de los hombros—. Creo que fue mi culpa al exponer tanto licor —chasqueó la lengua—, pero es que casi nunca abusaba de ello por más que le gustara.

—No es momento para lamentarse, Nayeon, ayúdame a encontrarla.

—Por supuesto, mandaré a Rosé a buscar en las afueras de mi casa y yo iré al segundo piso. No te preocupes, tú intenta dar con ella por aquí.

Lisa asintió, viendo como sus amigas alfas se ponían de acuerdo para ir cada una por su lado. No quería parecer alguien exagerada, pero su loba aullaba preocupada, sintiendo la mezcla de dolor y tristeza por parte de Jennie.

Caminó incesantemente por todas las partes de la casa y no había rastro alguno. Intentó preguntar a alguien, pero todos ahí parecían demasiado ebrios como hasta para mantenerse de pie.

Fue justamente cuando llegó al último cuarto de lavandería que notó que la pared de ventanal daba acceso al jardín de los Im. Una exhalación lenta salió de sus labios al ver la figura de su alfa sentada con la botella en una de sus manos. Abrió la puerta corrediza, se apresuró a llegar an ella y se puso de rodillas para abrazarse a su cuello.

—Te estuve buscando, pensé que te fuiste, que te podías perder a estas horas de la noche —habló con prisa—. No debiste hacer eso, sé que al fin y al cabo son tus decepciones, pero tuve miedo. Espera, ¡tengo que avisarle a Nayeon! —exclamó, intentando levantarse. No contó con que Jennie volviera a tomar su mano para apegarla a ella y hacer que se sentara en su regazo.

—Quedémonos unos momentos más así —susurró suave y ronco, permitiendo que Manoban apresara su torso con ambas piernas.

—¿Qué es lo que pasa? —interrogó, viendo la falta de brillo en los ojos de su novia—. Sabes que puedes confiar en mí.

Antes de responder, la mayor le dio un profundo ósculo, impregnándole el sabor fresco del licor y quitándole la respiración por unos segundos debido a la sorpresa, dejando que las frías y largas manos se posaran en su caliente rostro, percibiendo la diferencia de temperaturas. Al separarse, notó el rubor en las pálidas mejillas.

La omega jamás recibió un beso así, pero de todas formas había quedado encantada. Con algo de pena, escondió su rostro debajo de la mandíbula de Jennie.

—Lamento haberte hecho preocupar, pero los pensamientos me carcomen la cabeza. El saber que después de tantos años he vuelto a verlo, me deja intranquila. Quiero olvidar lo que pasó hoy.

—Sé que no puedo comprender por lo que estás pasando, pero quizás esto ocurrió por alguna razón —entrelazó su mano con la otra—. Tal vez deberías considerar la idea. No por él, sino por ti. Para que dejes que esos duros años que te mantuvieron con resentimiento y una ideología errada se vayan, para que al fin puedas ser libre de esas ataduras. Siempre podemos aprender a perdonar —Jen sopesó lo escuchado—. Sea cual sea tu decisión, voy a apoyarte —alzó el rostro, sonriéndole dulcemente—. Solo intenta ver qué es lo que te mantendrá en paz contigo misma y así podremos avanzar.

El frío era realmente gélido, pero ambas entre los brazos de la otra sentían más que suficiente la calidez envolverlas. Lisa la calmó con una sonrisa y le dio varios besitos en los labios, haciéndole reír, tratando de dispersar las preocupaciones al menos por lo que quedaba de esa noche.

—¡Por la Diosa Luna, aquí estaban! —gritó una Nayeon llena de pasmo—. Vaya Jennie-ssi, no sabía que eras toda una traviesa. Mira que venir hasta aquí~

Rosé estalló en carcajadas. Lisa toda abochornada, volvió a esconderse en el cuello de la alfa.

—Cállate, idiota —le contestó fingiendo enojo, pero realmente en su rostro se dibujaba una sonrisa ladina.

Los pensamientos seguirán constantemente en su mente, por lo que tomará el tiempo de hacer las cosas con calma y madurez. Sin embargo, en esos momentos, se divertiría con las personas que están ahí para ella.

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