Proteger

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Capitulo 6 | Proteger..

En su desesperado intento por encontrar seguridad, la familia se apresura hacia las montañas, convencidos de que allí podrían estar a salvo de la atrocidad que les rodea. Sin embargo, sus esperanzas se desvanecen cuando se encuentran con una red metálica imponente que bloquea su camino. El obstáculo parece insuperable, pero el hermano mayor se niega a rendirse. Con determinación, se lanza hacia la red, sorteando sus enredados hilos con la ayuda del saurio. La desesperación y lucha por liberar a los hermanos menores del cautiverio. Con movimientos ágiles y precisos, el hermano mayor guía a sus hermanos a través de los espacios estrechos entre los hilos de la red, animándolos a seguir adelante.

El corazón de todos late rápidamente mientras el último de los hermanos menores lucha por alcanzar la seguridad del otro extremo. Ellos confían en que la fuerza y ​​la valentía de su hermano mayor les abrirá el camino hacia la libertad. Cada segundo parece una eternidad mientras los demás contienen la respiración, temiendo que algo salga mal.

Finalmente, el último de los hermanos menores logran llegar al otro lado, ileso pero profundamente conmovido por la ardua travesía. Sin embargo, el saurio aún permanece atrapado en la red. La ansiedad se apodera de ellos, pero el se niega a darse por vencido. Aprovechando la fuerza que le queda, se aferra a los hilos de la red, buscando la manera de liberarse y reunirse con su familia.

En medio de su lucha, al estar aprisionado y querer liberarse de la trampa metálica. Mientras que los demas sentian un alivio en la familia cuando se encuentran nuevamente reunidos solo falta uno. Juntos, se enfrentan a un futuro incierto pero están decididos a encontrar un lugar seguro donde puedan comenzar de nuevo.

Esperanzados y la determinación de encontrar un nuevo hogar donde puedan vivir en paz y lejos de la opresión que han dejado atrás. Los hermanos y el reptil se encontraban separados por la red metálica, el sonido ensordecedor de motores de vehículos todoterreno rompe el silencio de la noche, anunciando la llegada de una nueva amenaza. Las risas aterradoras de los humanos resuenan en el aire, generando un escalofrío en los huesos de todos los presentes. En las manos de los invasores, relucen armas cargadas de electricidad, emanando una amenaza palpable que aterroriza incluso al saurio, quien, a pesar de ser el segundo mayor de sus hermanos menores y siente el peso de la angustia en su corazón.

La desesperación se apodera del saurio al darse cuenta de que sus intentos por trepar la red metálica son en vano. Con lágrimas en los ojos y un nudo en la garganta, comprende que la única opción que le queda es dejar a su hermano mayor y a sus hermanos menores para buscar su propia seguridad. A pesar del amor y el vínculo fraternal que los une, la cruda realidad del peligro inminente les impone una cruel separación.

El hermano mayor, con un coraje inquebrantable, toma una decisión rápida y valiente. Guiando a sus hermanos menores, los conduce hacia un escondite oculto en lo más profundo y oscuro de su entorno. Cada paso que dan está cargado de temor y ansiedad, pero la determinación de proteger a los más vulnerables los impulsa a seguir adelante.

El reptil, sintiendo una mezcla de culpa y desesperación, ve alejarse a su hermano mayor y a los hermanos menores mientras los motores se acercan cada vez más. El miedo lo paraliza por un momento, pero finalmente reúne el valor para alejarse, dejando atrás los sonidos amenazantes y las risas crueles. Su corazón se llena de incertidumbre y tristeza, pero se aferra a la esperanza de encontrar un lugar seguro donde pueda reunirse nuevamente con su familia.

Mientras tanto, el hermano mayor conduce a los hermanos menores hacia un refugio improvisado, donde la oscuridad y el silencio los envuelven. Agarrados de la mano, se consuelan mutuamente en su pequeño rincón de protección, orando para que su otro hermano también encuentre un lugar seguro y que, algún día, puedan reunirse y superar juntos los horrores que los rodean. La noche se prolonga y la incertidumbre se hace más pesada. Cada uno de ellos, en su respectivo refugio, se enfrenta a la soledad y al miedo que acechan en la oscuridad. Sin embargo, mantienen viva la esperanza de sobrevivir y encontrar un nuevo amanecer donde puedan reunirse nuevamente, donde la seguridad y la paz sean más que un sueño lejano.

Pero la realidad es diferente y cruel.

El saurio, presa del miedo y la desesperación, intenta huir alejandose de la llegada de los humanos armados con electricidad. Su corazón late con fuerza mientras observa cómo los invasores se acercan cada vez más, portando armas cargadas de energía eléctrica que prometen un destino aterrador. La ansiedad lo paraliza, dejando su cuerpo vulnerable y expuesto a lo desconocido.

En un momento de silencio cargado de tensión, los humanos descargan la electricidad sobre el indefenso saurio. Una corriente paralizante atraviesa su cuerpo, dejándolo inerte en el suelo. La electricidad lo envuelve como una jaula invisible, provocando que su consciencia se desvanezca en la oscuridad del desmayo.

Los invasores, con risas sádicas y triunfantes. Mientras tanto, el cuerpo del reptil yace en el suelo, impotente y vulnerable, sin poder resistirse ni protegerse de las atrocidades que se desencadenan a su alrededor. El tiempo parece detenerse mientras el saurio permanece inconsciente, ajeno a la lucha y al dolor que se desarrolla a su alrededor. En su desmayo, sueños fragmentados y pesadillas se entrelazan, reflejando los horrores que ha presenciado y las esperanzas que aún alberga en su corazón.

Mientras tanto, el destino del saurio y el de su hermano mayor y menores se bifurcan en ese momento oscuro y cruel. Su ausencia en el refugio deja un vacío de incertidumbre en la mente y el corazón de sus seres queridos. La esperanza de un reencuentro se vuelve más frágil, pero aún latente en sus pensamientos, mientras luchan por sobrevivir en un mundo lleno de peligro y opresión.

Después de despertar en una jaula, el reptil se encuentra sumido en una pesadilla aún más cruel. Ha sido vendido por un despiadado doctor científico que buscaba una nueva víctima para sus experimentos. Sin poder resistirse, es transportado en un vuelo ilegal, encerrado en un medio de transporte que parece diseñado para mantenerlo cautivo. Durante el angustiante viaje, el saurio lucha desesperadamente por escapar, intentando en vano romper las barreras que lo mantienen prisionero. Sus esfuerzos se ven frustrados una y otra vez, dejándolo con una sensación de impotencia y desesperación. Finalmente, llegan a su destino, un lugar casi desierto, donde se alza una clínica clandestina en medio de la nada.

El reptil es conducido al interior de la clínica por hombres vestidos de blanco, adentrándose en los niveles subterráneos. A medida que avanza, vislumbra una serie de cuartos con puertas metálicas y puede escuchar los desgarradores gritos de dolor provenientes de los cautivos en cada uno de ellos. Se da cuenta de que no es el único en este lugar sombrío y siniestro. El horror se apodera de él al imaginar los sufrimientos que han soportado y la incertidumbre sobre su propio destino.

Sin más opciones, el saurio es arrojado a uno de los cuartos y sometido a una anestesia forzada. Mientras lucha contra los efectos de la sedación, sin embargo cede y su mente se nubla al volver a despertarse siente una extraña y dolorosa marca en su hombro, una serie de números: N°898. El silencio sepulcral que lo rodea contrasta con los horribles recuerdos de los gritos de dolor que resonaban en los pisos inferiores. Se pregunta si todos esos prisioneros han sucumbido a la muerte o si aún están sufriendo en ese lugar infernal.

Las dudas y la angustia inundan su mente, pero su mayor preocupación sigue siendo la suerte de su hermano mayor y sus 10 hermanos menores. Mantiene una chispa de fe y esperanza en su corazón, aferrándose a la creencia de que su hermano mayor no permitirá que nadie les haga daño. Anhela con todas sus fuerzas que estén a salvo en algún lugar, esperando que la fuerza y el amor de su hermano mayor los protejan de los horrores que él mismo está viviendo.

A pesar del silencio y la oscuridad que lo rodean, el reptil promete a sí mismo que nunca perderá la esperanza ni dejará de luchar por su libertad y la reunión con su familia. Aunque el futuro parece incierto y oscuro, su determinación sigue ardiendo en lo más profundo de su ser, alimentada por el recuerdo de los lazos familiares y la promesa de un reencuentro que les devuelva la seguridad y la felicidad que tanto anhelan..

...

En una habitación sombría y opresiva, el saurio se encontraba confinado, su libertad arrebatada por hombres vestidos de blanco. Irrumpieron abruptamente, portando jeringas y siguiendo una rutina establecida con precisión milimétrica. Sin darle opción a resistirse, comenzaron a inyectarle sustancias desconocidas en horarios regulares, durante todo un mes interminable. El saurio luchaba con todas sus fuerzas, desesperado por escapar de aquellos captores y proteger su integridad. Sus garras y dientes se convirtieron en armas, pero sus intentos fueron en vano frente a la cruel habilidad y organización de sus captores. Cada vez que intentaba cambiar su estrategia, se encontraba con un fracaso tras otro, sumergiéndose aún más en la desesperación.

Las sustancias desconocidas que le inyectaban generaban efectos impredecibles en su cuerpo, oscureciendo su mente y debilitando su resistencia física. La incertidumbre se mezclaba con el dolor, mientras la confusión y el miedo se apoderaban de su ser. En medio de la angustia, surgió un pensamiento insidioso en su mente agobiada: ¿qué pasaría si se sometía voluntariamente a aquellos procedimientos?

La posibilidad de obtener alguna ventaja o información sobre su situación se afianzaba como una frágil esperanza en su mente atormentada. Tal vez, al acceder a su voluntad, podría descubrir el propósito detrás de aquellas inyecciones y encontrar una manera de revertir su cautiverio. La desesperación nublaba su juicio, y la lógica y la razón cedían paso a la posibilidad de una salida, aunque fuera incierta y arriesgada.

A medida que los días se sucedían y los ciclos de inyecciones se repetían, el saurio sopesaba la opción de entregarse voluntariamente. ¿Acaso la sumisión podría abrir una puerta hacia la verdad? ¿Podría desentrañar los secretos detrás de su confinamiento y utilizarlos en su favor? La perspectiva de ser vulnerable y sometido desafiaba su orgullo y su naturaleza indomable, pero también representaba una posibilidad de hallar respuestas en el abismo de la incertidumbre.

Sin embargo, en medio de su lucha interna, el saurio no podía ignorar el riesgo que la entrega implicaba. ¿Qué consecuencias podrían surgir de su colaboración forzada? ¿Podría confiar en aquellos que lo retenían contra su voluntad? La desconfianza se entrelazaba con su desesperación, y el saurio se debatía entre la esperanza y la cautela, sin una respuesta clara que le permitiera elegir un camino definitivo. Así, entre las sombras de su prisión y los dolores de las inyecciones, el saurio enfrentaba una encrucijada angustiante. La decisión de someterse o resistir se convertía en un dilema que trascendía su condición de prisionero. En su desesperación, anhelaba encontrar una salida, una forma de tomar el control de su destino y encontrar la verdad que lo había llevado a este tormento.

Pasaron 3 días..

En el patio, bañado por la luz blanca del lugar, el saurio se encuentra con un escenario nuevo y desconcertante: un circuito de entrenamiento meticulosamente diseñado para poner a prueba cada aspecto de su fuerza, agilidad y resistencia. Al principio, los ejercicios parecen simples, casi como un juego, pero a medida que avanza, se enfrenta a obstáculos cada vez más desafiantes. Su cuerpo poderoso y musculoso se ve sometido a pruebas extenuantes. Salta obstáculos altos, se desliza por estrechas pasarelas, sortea trampas ocultas y se sumerge en piscinas de agua helada. Cada ejercicio está diseñado para poner a prueba su destreza y su capacidad de adaptación. Sin embargo, a pesar del agotamiento y el desgaste físico, el saurio persiste, negándose a rendirse ante los desafíos que se le presentan.

Día tras día, se somete al circuito de entrenamiento, dedicando cada fibra de su ser a superar los límites impuestos sobre él. La fatiga es constante, los músculos duelen y el cansancio se vuelve abrumador, pero el saurio encuentra una fortaleza interior que lo impulsa a seguir adelante. Cada obstáculo superado se convierte en una pequeña victoria personal, una demostración de su indomable voluntad.

A medida que el tiempo avanza, el reptil nota pequeñas mejoras en su rendimiento. Su resistencia aumenta, sus movimientos se vuelven más precisos y su agilidad se perfecciona. Cada día, se esfuerza por superar sus marcas anteriores, superando los desafíos con mayor eficiencia y rapidez. A pesar de la monotonía y la repetición, encuentra un sentido de propósito en su entrenamiento, sabiendo que cada esfuerzo lo acerca un paso más a descubrir la verdad que tanto anhela. El mes pasa rápidamente, y el saurio ha dedicado cada instante de su existencia al circuito de entrenamiento. Ha dejado atrás el cansancio inicial y ha encontrado una determinación feroz en su interior. Sus músculos están más definidos, su resistencia es asombrosa y su destreza se ha vuelto casi impecable. Aunque todavía se encuentra en cautiverio, ha transformado su encierro en una oportunidad para crecer y mejorar.

En medio de esta rutina monótona y solitaria, el saurio, un imponente reptil de mirada melancólica, observa a los demás prisioneros que comparten el mismo destino en aquel lugar inhóspito. La variedad de especies capturadas es sorprendente: desde majestuosos pájaros con plumajes exóticos hasta mamíferos de distintos tamaños y colores. Sin embargo, entre todos ellos, sus ojos se encuentran con los de una pequeña tortuga de espaldas, cuyo caparazón refleja los matices del sufrimiento y la fragilidad.

La tortuga, se reflejaba su miedo y nerviosismo, parece transmitir su angustia al saurio, quien, a pesar de su aspecto temible, posee un corazón sensible y compasivo. En ese instante, una conexión inexplicable surge entre ellos, como si los lazos del cautiverio y el anhelo de libertad los unieran en un propósito común. Siente en lo más profundo de su ser el anhelo de correr libre por campos verdes, sumergirse en ríos cristalinos y contemplar los vastos horizontes sin restricciones. El deseo de escapar de aquel lugar oscuro y sombrío, donde sus existencias están condenadas a una monotonía desesperante, arde en su interior con una intensidad incontrolable.

Mientras el saurio continuaba su entrenamiento forzado, su determinación crecía cada vez más, impulsándolo a trazar un plan de escape meticuloso que involucrara no solo a la tortuga, sino a cualquier otro compañero de cautiverio que deseara unirse a ellos en su búsqueda de libertad. A medida que sus pensamientos se enfocaban en el futuro y la esperanza de una vida sin restricciones, un repentino apagón sumió el lugar en la oscuridad, interrumpiendo bruscamente sus planes. 

La negrura del cielo se vio interrumpida por la iluminación de faroles rojizos, que revelaron una cerca metálica en torno a ellos. Los destellos de luz resaltaron la escena caótica que se desarrollaba entre los demás cautivos: la desesperación y el miedo se habían apoderado de ellos, llevándolos a luchar entre sí por la oportunidad de escapar. El saurio se sintió sobrecogido por la violencia y la confusión reinantes, pero su prioridad principal era encontrar a la pequeña tortuga y asegurarse de que estuviera a salvo.

Con sus instintos agudizados, el saurio buscó entre la multitud en pánico, luchando por encontrar cualquier rastro de la pequeña tortuga. A través del tumulto y los chillidos de los cautivos, logró vislumbrarla, luchando con todas sus fuerzas para escapar de la trampa en la que se encontraban. Sin dudarlo, el saurio corrió en su dirección, esquivando los altercados y evitando cualquier obstáculo que se interpusiera en su camino.

Logró alcanzar a la tortuga, quien parecía exhausta y temblorosa por la angustia vivida. Con ternura y determinación, el saurio la rodeó con su cuerpo protector, ofreciéndole seguridad y consuelo en medio del caos reinante. 

Al verlo a sus ojos noto que no era quien pensaba, extrañaba a su amigo de la infancia llamado "Donnie" siente sentimiento de nostalgia y añoranza inundó su corazón, recordando con melancolía los momentos compartidos con su amigo en tiempos más felices y libres. Sentia por una parte alivio, de que no experimente este tipo de horror y dolor, pero se sorprende por la reacción de la pequeña tortuga y conmovido por sus lágrimas, se da cuenta de que es alguien especial para el pequeño por ahora. A medida que la tortuga se aferra a él en busca de consuelo y protección, el saurio siente un profundo sentido de responsabilidad hacia la pequeña tortuga de ojos zafiros que causaba ternura y nota que son los siguientes.

Juntos, emprendieron una arriesgada carrera hacia la cerca metálica iluminada por los faroles rojizos, aprovechando la confusión generalizada para deslizarse sigilosamente entre los tumultos y las contiendas. El saurio y la pequeña tortuga, guiados por su instinto y su inquebrantable vínculo, sortearon hábilmente los peligros que se presentaban en su camino hacia la libertad. Cada paso era un acto de valentía y determinación, mientras se esforzaban por superar los obstáculos que se les presentaban. El sonido del choque de las cadenas y el aullido de las sirenas de alarma eran ensordecedores, pero no desviaron su determinación de alcanzar la libertad que tanto anhelaban.

Intentaban atacar.

Dio un par de golpes a un par.

— tranquilo.. yo-yo te sacare de aqui, ¿si? — logro que la pequeña tortuga asintiera varias veces. 

Sin embargo, su presencia despierta hostilidad en algunos de ellos, que ven al saurio como una amenaza o una competencia. A pesar de ello, el saurio no se deja intimidar y se mantiene firme en su determinación de proteger a la tortuga y a cualquier otro que necesite su ayuda. Con una mirada llena de ternura y compasión, el saurio tranquiliza a la tortuga y la insta a mantenerse cerca. Juntos, trazan un plan para escapar, aprovechando cualquier oportunidad que se les presente aunque no haya probabilidades. El saurio, consciente de los posibles peligros y obstáculos en su camino, se convierte en un escudo protector para la tortuga.

El saurio, consciente de su mayor tamaño y fuerza, coloca a la pequeña tortuga detrás de él para protegerla. Con determinación y valentía, libera un poderoso rugido que resuena en el patio, atrayendo la atención de todos los demás prisioneros y sus captores. Con una sonrisa desafiante en su rostro, espera que se acerquen, sabiendo que esta es su oportunidad de escapar. Aprovechando la distracción causada por el rugido, el saurio agarra a la pequeña tortuga con cuidado pero firmeza. Con un rápido movimiento, emprende la huida, corriendo hacia la salida más cercana. Su gran tamaño y agilidad le permiten sortear los obstáculos con facilidad, mientras que su determinación y protección hacia la tortuga le impulsan a mantenerse fuerte y velar por su seguridad.

Mientras corren hacia la red metálica, el saurio se asegura de que la tortuga esté a salvo y protegida en todo momento. Su corazón late con intensidad, lleno de adrenalina y esperanza, mientras se adentran en terrenos desconocidos. Aunque el camino está lleno de incertidumbre, el saurio está decidido a encontrar un lugar seguro donde puedan reconstruir sus vidas y dejar atrás el horror que han vivido.

Con cada paso que dan, el saurio y la pequeña tortuga se acercan más a la libertad que tanto anhelan. El saurio se siente lleno de gratitud por haber encontrado a un compañero en esta travesía y está dispuesto a hacer lo que sea necesario para protegerlo y asegurar su bienestar. Juntos, enfrentarán los desafíos que se les presenten, confiando en su fuerza y en el vínculo especial que han forjado.. 

Que ingenuos son..

El saurio, desorientado y confundido, se despierta una vez más en su habitación, solo y rodeado de oscuridad. La preocupación por la pequeña tortuga de ojos zafiros que conoció durante su intento de escape llena su mente. Se pregunta qué habrá sucedido con él y si está a salvo. A medida que sus sentidos se ajustan a la habitación oscura, el saurio observa a su alrededor en busca de pistas, pero la incertidumbre persiste y la ausencia del pequeño lo llena de preocupación y ansiedad.

El recuerdo de la reciente emboscada por parte de los hombres con máscaras de gas y el humo paralizante aún está fresco en su memoria. Se pregunta qué pudo haber salido mal en su intento de escape. A medida que sus sentidos se agudizan en la oscuridad, el saurio comienza a examinar su entorno. Se da cuenta de que está de nuevo atrapado en su celda, sin ninguna señal de los otros prisioneros o de la tortuga. La incertidumbre y la angustia llenan su corazón mientras se pregunta si la tortuga logró escapar o si también fue capturada una vez más.

Con el corazón lleno de esperanza y una mezcla de temor, el saurio se prepara mentalmente para lo que pueda venir. Sin importar los riesgos o los peligros que puedan acechar en su camino, está decidido a reunirse con la pequeña tortuga y llevarla a un lugar seguro. Su amistad y la promesa de protegerse mutuamente se convierten en un faro de esperanza en medio de la oscuridad y la incertidumbre.

— y este quien es? Parece de la especie cocodrilo.. — pregunto una voz gruesa humano. Lo vio a traves del ventanal de la puerta metalica. 

Se miraron fijamente por un minuto y gano el saurio. 

Conociendo el rostro del culpable de todo esto.

— esta en lo correcto, señor, es N°898, su nombre es desconocido como quiere usted y tiene 13 años.. — comenta una voz femenina.

— entiendo, es perfecto para la etapa 2 — comento con un tono alegre. Sentia un gran interes en el saurio. 

Continuo escuchando su voz autoritaria por todo el pasillo junto a esa voz femenina, suave y reconfortante. Las palabras pronunciadas no eran del todo claras, pero transmitían un sentido de organización y jerarquía. Algunos estaban dentro de la etapa 2 otros no tuvieron esa suerte, generando un sentimiento de intriga y preocupación por aquellos que no habían tenido la suerte de llegar a esa fase. Cada vez mas dudas se formularon en su mente ademas que habia en la etapa 2.

Continuaban hablando, pero las palabras seguían siendo difíciles de discernir por el eco del pasillo y la confusión reinante..

Espero que les haya gustado UwU

apenas es la primera parte XD

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