6. Deseándole a una estrella

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Aquel último domingo de octubre se levantó más temprano que de costumbre. Fue a la cocina y miró a su alrededor. Se sorprendió al verlos a todos allí. La verdad no creyó que sus empleados fuesen a venir, tratándose de su día libre. Dirigiéndolos a todos con maestría, rápidamente aparecieron a la vista los dulces más variados: mitarashi dango¹, daifuku², monaka³, y otros tantos que endulzaban la vista y abrían el apetito. Colocó uno de cada tipo en una fina bandeja de plata, y en un vaso de cristal sirvió té con leche tibio. Regresó en silencio a la habitación, escoltado por los tres cocineros que llevaban consigo canastas de flores y frutas. Ella abrió los ojos en cuanto percibió el tierno aroma de aquellos manjares, y su sorpresa fue gigante al ver a todas esas personas allí, sonriéndole alegremente.

— ¡Muchas felicidades, amor mío!

Enseguida comenzaron a cantarle felicidades, y Tomoe fue degustando poco a poco cada uno de los postres que le presentaban. Ya más entrada la mañana, ambos decidieron dar un pequeño paseo por la ciudad. Hacía mucho tiempo que no salían solos, y aunque ella no se sintiera bien, deseaba poder hacerlo al menos por una última vez.

Llegaron hasta el barrio de Fushimi, y se decidieron ir hasta el Daigo-ji, templo donde tuvieron su primera cita, y dónde él le propusiera matrimonio cinco años atrás. Ese día había una gran acumulación de turistas, por lo que resolvieron apartarse a un lado menos transitado del jardín. Los arces, con sus hojas brillantes color carmesí, daban la impresión de encontrarse en un constante atardecer. La brisa fría y seca las levantaba y arremolinaba. Tomaron un breve descanso en uno de los bancos de piedra próximos al mausoleo del emperador que prestaba su nombre al lugar. Él tenía la mirada perdida en algún lugar entre los altos árboles.

— Recuerdo cuando me propusiste casarnos—habló de pronto ella para sacarlo de su ensimismamiento.

— Sí, estaba pensando en ese día…

— Estabas muy nervioso, y casi ni te salían las palabras. Yo fui quien al final terminó proponiéndose…

— Te veías demasiado hermosa… yo no sabía qué hacer.

— No me arrepiento de nada, Takuro. Me regalaste los mejores días de mi vida. Estoy feliz de que cuando mi vida acabe, será a tu lado…

— No digas eso, por favor, Tomoe. No quiero ni pensar que tú…

— Pero pasará, y de nada sirve negarlo. Ya no tienes que seguir aguantando el llanto. Está bien que llores… No quiero que la última sonrisa que vea en ti sea falsa. Por eso, llora ahora, llora todo lo que quieras. Después de hoy, llorar de tristeza estará prohibido, porque solo pensarás en lo feliz que eres, en que todavía sigo aquí. Y si vuelvo a ver una lágrima en tus ojos, que sea de felicidad…

Él agachó la cabeza y la colocó sobre el menudo hombro de ella. Dejó que sus lágrimas corrieran, y no se esforzó por silenciar los sollozos. Cuando cayó la tarde, regresaron en silencio a la pequeña casa en Minami. Él se propuso prepararle un pastel de cumpleaños, que comieron a la fuerza, pues no se podía decir que Takuro fuese un gran cocinero como lo era ella.

En la noche subieron a la azotea, y se sentaron en las tumbonas a admirar el cielo estrellado de la noche. Parecía como si las luciérnagas hubiesen hecho de su nueva morada el lienzo violáceo de la galaxia. De pronto, una de ellas se desprendió de su lugar y atravesó la noche dejando una estela de luz, seguida de unas cuantas compañeras.

— ¡Mira, Takuro, una estrella fugaz! ¡Anda, pide un deseo!

No recibió respuesta. Miró a su compañero y lo vio dormido, con una sonrisa dibujada en el rostro. Ella también sonrió, observó una vez más al cielo y cerró los ojos con fuerza. “Que mantenga por siempre esa sonrisa”, dijo para sus adentros, deseándole a aquella lejana estrella fugaz.

🍁🍁🍁🍁🍁NOTAS🍁🍁🍁🍁🍁

1. Mitarashi dango (みたらし団子): skewered rice dumplings in a sweet soy glaze
2. Daifuku (大福): rice cake stuffed with sweet bean jam.
3. Monaka (最中): wafer cake filled with bean jam.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro