6. Quiero que me escuches

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Ya había llegado a un punto en el que tenerlo al lado se le hacía insoportable. Sentía que hablaba hacia una pared, o peor, hacia el viento. No solo la estaba ignorando, estaba actuando como si ella ni siquiera existiera. Esa tarde, como de costumbre, iban de camino a casa. Ella comenzó a hablarle de la nieve que no dejaba de caer, y él no hizo más que suspirar. Sintió que un fuego se encendió en su interior, y detuvo sus pasos en seco. Estaba harta, cansada de aquel comportamiento autodestructivo y egoísta.

— ¡Ya basta! ¡Estoy cansada de esto! ¡Deja de actuar como si fuera el fin del mundo y aprende a vivir de una vez! ¡Escúchame, Wataru! ¡Quiero que me escuches!

— Ahora no, Yamawara-san. Lo siento, pero me debo ir.

Ella se quedó allí, en aquel mismo lugar, mirando cómo él se alejaba dándole la espalda. No podía creer que la estuviera ignorando. Si al menos la hubiera regañado amablemente como solía hacerlo, por haber sido tan indolente y hablarle sin ninguna clase de respeto, se hubiera sentido mejor. Pero no, solo la había ignorado. Pronto se dio cuenta de que estaba temblando. No del frío, no. Temblaba de miedo, de rabia, de amor… ¿Habría sido demasiado brusca, o era eso lo que tenía que hacer?

Ya enero decía adiós. Pronto llegaría ese día. El reloj seguía avanzando y no pensaba detenerse. Cuando le dijera todo lo que se había guardado hasta ese momento, él la escucharía. Estaba segura de eso. Había comprendido que la única razón por la cual él se alejaba, era porque en el fondo, aunque lo ocultara, también la quería.

Sus pasos se le hacían pesados, quizás por el peso de su alma. El verla así había sido demasiado. Su rostro todo rojo, su ceño fruncido, la mirada reflejando miedo, rabia, y algo más que no se atrevía a mencionar. Nunca creyó que vería esa expresión en ella. Por eso había huido como un cobarde, dejándola sola, ignorándola. Creyó que si se quedaba más tiempo, se quemaría. Sí, porque ella estaba ardiendo cuando dijo esas palabras. Pareció como si la misma nieve que caía se derritiera bajo sus pies.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro