9. Cae nieve en la ciudad

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

En la calle cubierta de blanco quedaban estampadas las huellas de ambos, que caminaban juntos bajo el paraguas. La nieve en polvo parecía suspenderse en el aire, y se acumulaba después formando pequeños bultos en los rincones. Kioto, la hermosa ciudad de los santuarios, parecía estar vestida de novia.

— Es realmente hermosa la ciudad en esta época. Sin embargo, este blanco infinito no es más que el velo que se extiende cubriendo la verdadera belleza. Pronto, bajo la nieve derretida irá resurgiendo la vida, y con ella los verdaderos colores de  la primavera.

— Eso que acabas de decir es más poético que mis libros.

— ¿En serio? No me di cuenta… Creo que el paisaje me inspiró.

— Serías una gran escritora.

— No, no. La literatura no es más que un hobby para mí. Cuando acabe la preparatoria tomaré un curso de repostería. Eso es lo que en verdad me apasiona…

— Ya veo, los dulces… Va mucho con tu personalidad.

Él le sonrío con dulzura y tomó su mano. Caminaron unos cuantos metros sin decir más nada. La nieve seguía cayendo y cubría las huellas que dejaban tras sus pasos.

— En la bruma tristemente…Dos que caminan fundiendo en uno sus corazones…

— Es hermoso.

— Lo leí ayer en un libro y este momento me hizo recordarlo… Dime, ¿quieres seguir este camino a mi lado, hasta que nuestros corazones finalmente se vuelvan uno?

— ¿Wataru…?

— Dentro de unos años… Quisiera casarme contigo. Aunque más adelante me espere un futuro brillante, no tiene caso si lo veo completamente solo. Tú, fuiste tú quien me dio esta sonrisa, quien coloreó mi mundo gris, quien movió mi corazón. De ahora en adelante quiero que estemos juntos. Quiero decírtelo apropiadamente, mirándote a los ojos. Ya no diré que no me mires. ¡Mírame! La mano que quiero sostener es la tuya. No puede ser nadie más, no tiene caso si no eres tú. Quiero estar para siempre contigo… ¿Quieres?

— ¡Sí! De ahora en adelante, iniciemos una nueva página. Encontremos juntos el futuro de esta historia.

Ella se aferró a su brazo y su rostro se iluminó. Siguieron su camino, atravesando el paisaje de santuarios, árboles y edificios cubiertos con el manto blanco del invierno. El cielo gris se iba despejando poco a poco, y el sol derretía con sus rayos la nieve de los tejados.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro