Capítulo 6

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Ana POV

Viajamos hasta el lugar donde se lleva a cabo la gala benéfica, honestamente me estaba cansando de esta farsa. Me mis retrospecciones son tan profundas que no me doy cuenta de que estamos entrando a una espectacular mansión, la de Elena Lynch ni es una mísera parte de la que esta es, lujo desborda en toda la fachada, el estilo victoriano se nota en los detalles. Phillip abre mi puerta y Brian me extiende la mano para que salga. Posamos para unos fotógrafos, según mi acompañante fueron seleccionados por los organizadores para no hacer de esto un circo.

Me quedo de piedra al ver a Mia Grey de anfitriona, mis pies se clavan en el suelo sin poderlo evitar, Brian debe haber sentido mi repentina rigidez, ya que se ha parado frente a mí.

-¿Quién organiza esta gala? –Le pregunto de sopetón.

-Los Carrick y Grace Grey. Su fundación es para niños abandonados y en riesgo social. ¿Por qué preguntas? –Me mira a los ojos.

-Debo irme Brian –Me suelto de su agarre para salir despavorida.

-¿Ya no deseas mandar a la cárcel a los que te han quitado todo y asesinado a tu familia? –Más que una pregunta es un reproche.

-No... no aquí –Le respondo ahogándome con el recuerdo en Roma.

-Sé a qué le tienes miedo, Rose. Sé lo que paso en Roma. No te juzgo, sin embargo, debes afrontar las situaciones como se presentan –Me toma de la mano, instándome a caminar.

Desde que estoy con Brian he cambiado de color mi cabello muchas veces, para pasar desapercibida, hoy lo llevo de un castaño muy oscuro con algunos reflejos en las puntas. Me he puesto unos lentes de contacto negros, en mi hombro hay un tatuaje de tres golondrinas, el cual me hice hace poco. Me siento avergonzada de que él sepa de mi desliz con Cristian, ya no podré verle a la cara.

Paso al lado de Mia quien habla animadamente con Kate, ellas al mirarme se quedan mirándome; solo espero que no me reconozcan.

Al llegar a un grupo de personas, otra persona de mi pasado aparece frente a mí. Ella no ha cambiado en absoluto, sigue teniendo ese porte de elegancia y ternura; ternura que me brindo la última vez que Leila y Susana me golpearon. No ha cambiado, parece que el tiempo no le afecta.

-Señores, buenas noches –Brian saluda a las personas reunidas. Todos se vuelven a nosotros.

-Brian, bien venidos –Le hombre de más o menos de la edad de mi benefactor lo saluda.

-Grace, Carrick. Gracias por invitarnos. Les presento a Rose Wilks –Pongo la máscara que he estado perfeccionando desde que Fraser me lleva con él a las galas.

-Es un gusto conocerlos –Saludo a todos.

-Me alegro de que nos acompañen y gracias por venir–El señor Grey agradece que hayamos venido.

-Les acompaño a su mesa –La doctora Grey nos guía a nuestro lugar. Cuando se retira me aprieta el brazo. Me siento estremecer no puede haberme reconocido, ha pasado mucho tiempo.

Los invitados siguen llegando y el arrepentimiento me golpea en la cara, no debí haber venido. Las personas que más odio entran con grandes sonrisas tatuadas en la cara. Son unos hijos de puta, busco a Brian en todo el lugar, para decirle que me marcho, no estaba preparada para enfrentarlos aún. Lo encuentro hablando con un hombre al cual nunca he visto, parecen tener una discusión, no me importa debo salir de aquí.

-Con permiso –Los interrumpo. Brian mira sobre mi hombro y luego a mis ojos.

-Robert, te presento a Rose Wilkes –Le tiendo la mano.

-Robert Lambert –Me extiende la mano para saludarme, al tocarla, la siento fría y sudorosa. El señor Lambert no me quita los ojos de encima.

-Es un gusto conocerle señor Lambert –

-El gusto es mío señorita Wilkes –Lo noto incómodo, Brian me acerca a él cuando escucho la inconfundible voz de Lynch.

-Señores es un gusto verlos –Robert se voltea a mirarlos. No obstante, él no me quita la mirada, al igual que sus acompañantes, Elena, Jack y Jackson Hyde, todos son despreciables.

-Brian, ¿No nos vas a presentar? –La arpía de Elena pregunta.

-Ella es Rose –Me presenta a secas, ella extiende su mano, yo me debato entonarla, pero un apretón en mi cintura por parte de mi acompañante me persuade a tomarla.

-Un gusto –Me estrecha la mano. Por suerte nos invitan a tomar nuestros lugares.

-Quiero irme Brian. No estoy lista –Él niega.

-Nunca lo estarás si no los afrontas. Ya eres una mujer adulta, no la niña a la que han ultrajado. Tenemos que hacerlos pagar Rose –Brian me habla al oído y sé que tiene razón, pero no estoy preparada para ello.

-Voy al baño –El asiente y camino en esa dirección.

-Ana, Ana –Las voces de Mia y Kate suenan detrás de mí, no puedo, sí paro aceptaré tácitamente mi identidad.

Llego a los lavados y antes de entrar Kate se pone en mi camino.

-Ana, sabemos que eres tú. No nos perdonas por no ayudarte ese día. Te... -La corto.

-Lo siento, creo que están confundidas. Soy nueva en la ciudad. No las conozco –Las miro a ambas, Mia tiene duda, Kate es otra cosa. Paso por su lado entrando al sanitario. Me recuesto en la puerta por unos segundos, hago mis necesidades, mientras me lavo las manos, rezo porque se hayan marchado.

Al salir soy empotrada por alguien en la pared trato de soltarme sin embargo es más grande y fuete que yo.

-Estaba esperando este momento desde que te vi –La voz de Jack es ronca, su aliento huele a tabaco y a alcohol, me provoca arcadas.

-¡Déjeme! –Trato de quitármelo de encima, voy a gritar, no obstante, estampa su boca contra la mía para evitar que grite, introduce su lengua en mi boca, sigo forcejeando con él los recuerdos de Lynch abusando de mi regresan a mi mente.

-Así me gustan. Difíciles. Eres una gata salvaje, que con gusto voy a domar –Trata de meter su mano por debajo de mi vestido. El hijo de puta me tiene las manos sujetas con una mano. Con la otra está rasgando mi vestido. Trato de patearlo para quitármelo, sus dientes muerden mi labio inferior haciéndolo sangrar. Me estoy cansando, en un arranque logro asestarle un rodillazo, logrando que me suelte. Trato de correr, no logrando escapar, él me toma de un brazo halándome, da un golpe a puño dejándome casi inconsciente.

-Entre más luchan más me excitan –Me dice. ¿Dónde están los demás? Trata de llevarme a rastras por un pasillo. No logra llegar a donde pretendía llevarme, alguien lo detiene. Solo escucho golpes.

-Taylor, llévate está basura a su lugar –Dice una voz que creo reconocer.

-Creo que los chicos y yo vamos a practicar con poco de boxeo, señor Grey – La otra voz habla.

-Lo que sea, solo sáquenlo de aquí –Solo escucho murmullos ahogados, mis ojos se cierran, trato de abrirlos más no puedo.

-Tranquila te llevaré a un lugar seguro. Ese maldito de Hyde te golpeo muy fuerte, si no llego a tiempo quien sabe que hubiese hecho contigo –Se hace un silencio y minutos después me está poniendo hielo donde me pego el infeliz.

-Debo irme por favor – Trato de levantarme.

-No, el hijo de puta daño tu vestido. ¿Con quién has venido? –No quiero decirle, sabrá quién soy.

-Solo llévame a la salida, mi chofer esté en el auto, él me llevará –Trato de levantarme, pero Grey no me lo permite.

-No, puedes lastimarte más de lo que ya estas. Los medios están afuera esperando una primicia, harán de ti un festín –Mis lágrimas comienzan a descender, no debí haber venido.

-No llores preciosa. Te cuidaré –El recuerdo de mi pidiéndole que me rescatará de manos de Mason me llegan a la memoria. Es un mentiroso.

-Eres un mentiroso. Tu nunca piensas en nadie. Solo eres un chico rico que lo tiene todo. No me importan los medios –Me levanto a cómo puedo, el mal nacido de Jack rompió el escote de mi vestido, dejo los zapatos de lado i comienzo a caminar, renqueo, el tobillo me duele como la mierda, pero me aguanto.

-¿Qué crees que estás haciendo? Esta lastimada. Llamaré a mi madre, ella es médico –Niego y continúo caminando, mis pies me traicionan, un segundo antes de tocar el suelo, Cristian me atrapa pegándome a su pecho.

-Eres igual que ellos –Me separo de él.

-Te he salvado el trasero –Espeta molesto.

-Solo déjame ir, por favor –Le ruego.

-¿Por qué me odias? No te conozco –No lo odio solo lo quiero lejos de mí, no me agrada lo que provoca en mí su cercanía.

-No te odio, solo que te he visto en las revistas. Eres...eres un mujeriego, desecha mujeres –Le respondo.

-No lo soy –Me rio a carcajadas. Al instante siento su moca en la mía, trato de alejarme sin embargo mi cuerpo no me responde, mis manos cobran vida propia, abro su camisa de golpe, arrancando los botones, mis manos se cuelan por dentro de lo que queda de su camisa ya que se ha quitado el saco.

Me termina de arrancar el vestido y lo que queda de mis bragas. Trato de hacer lo mismo con él, me aparta las manos para terminar lo que comencé. Trato de resistirme no sé qué me pasa con él, es como si fuese un titiritero, controlando cada uno de los hilos de mi cuerpo.

Me acuesta en la cama, me besa con pasión mientras sus dedos juegan en mi intimidad, arqueo la espalda por el placer que me proporciona. Debería estar corriendo después de lo que me hizo Jack, con Grey ha sido siempre diferente, en Roma creí que el alcohol tuvo que ver, esta vez no estoy ebria. Nuestros cuerpos comparten una conexión que no sé cómo explicar, somos como cargas opuestas que se atraen una a la otra.

Gimo cuando siento su boca en mi sexo, me bebe como un sediento, lamida tras lamida me arranca gemidos de placer. Me muerdo los labios para no gemir, el orgasmo me eleva al infinito y más haya, ha sido tan intenso que hasta mareada estoy, no he tenido tiempo de recuperarme cuando me da vuelta, para empalarme de una estocada, muerdo la almohada para no gritar.

-No sé quién eres, pero mi cuerpo te necesita y parece que el tuyo necesita del mío. ¿Dime tu nombre? –No puedo.

-No –Respondo y parara de envestirme.

-Dime, tu nombre –Me pide al oído.

-¡NO! Solo fóllame –Muevo las caderas en busca de fricción y poder desahogarme. Soy una estúpida Hyde casi me viola y aquí estoy teniendo sexo con Cristina Grey otra vez.

-¿Tu nombre? -De apoco iba sacando su falo de mi sexo, estoy a punto de suplicar.

-Susy -Me empala con fuerza sacándome gemidos de placer.

-Eres una mentirosa y te voy a castigar por ello - Me enviste una y otra vez con fuerza mis músculos se contraen anunciando mi orgasmo, el no deja de golpear ese punto que me eleva. Sabe exactamente dónde golpear, mi cabeza da vueltas por éxtasis me vengo tan fuerte que siento mis fluido derramándose por mis piernas, Cristian está conteniendo el suyo, hasta que lo deja ir, estoy tan mareada que me dejo caer con Grey sobre mi espalda. Suspiro casi durmiéndome.

-Ni creas que voy a dejarte dormir, no voy a soltarte hasta que amanezca o hasta que me des tu nombre -Me amenaza.

-Déjame ir, por favor -Le ruego, por más que le ruego no me deja ir. Mi cuerpo se rebela en contra de mi razón, se entrega a cada envestida, a cada golpe, a cada beso. Hasta que caemos dormidos.

Me despierto todavía oscuro, miro el reloj en la mesa de noche las cuatro de la mañana, me levanto sin hacer ruido, Cristian aún duerme. ¡Mierda! que ropa me pongo, lo que no destrozo Hyde, lo hizo Grey

Busco en los cajones, encontrando ropa de deporte, unos pantaloncillos cortos y una sudadera con capucha, son perfecto. Salgo de la habitación descalza, lo que me no hacer ruido. Todavía hay personas en el patio trasero. Debo de llegar a una puerta lateral que vi al entrar por donde las personas del servicio entraban y salían, encuentro el acceso que da al área de parqueo, el portón está milagrosamente abierto, no obstante, la discusión en el patio llama mi atención.

-¿Dónde está mi hijo Carrick? -Pregunta Jackson Hyde. Si supieras cerdo, bueno yo tampoco lo sé.

-No lo sé, solo le vi una vez. Iba para el área de sanitarios -Contesta contrariado el señor Grey.

-Tal vez se fue con una chica -Comenta Elliot despreocupado. Todos callan por un momento.

-Elliot tiene razón, debió irse con alguien -Asevera el maldito Lynch.

-Si a mi hijo le pasa algo, me las cobro Carrick -Amenaza Hyde.

-No amenaces a mi padre en su propia casa. Fueron invitados. Su hijo se fue con quien sabe quién y culpas a mi padre al guna tontería de la cual quieres sacar provecho – Los dejo en su discusión.

Salgo de la mansión, de pronto veo un auto que me hace juego de luces. Dudo en continuar, camino en sentido contrario. Y si es el maldito perro faldero de Lynch estoy frita. El auto me alcanza.

-Vamos supuse que te habías ido con Cristian y... -Me ve el rostro.

-Voy a matar a Cristian, Rose -Enciende la luz de auto. Me toma de la barbilla sin hacerme daño.

-Ese hijo de puta lo voy a... -Lo detengo.

-No fue él. Fue Hyde, quien casi me viola, él fue el que me golpeo casi me deja inconsciente. Destruyo mi ropa, por eso salí con esta. No sé dónde lo llevo Grey, están discutiendo ahí, es mejor aprovechar antes que nos miren y crean que fuimos nosotros -Al parecer entiende lo que le digo.

-¿Brian lo sabe? -Él niega.

-Aprovecho el momento para colarse en el estudio de Carrick. Lo esperaba a él y no a ti. Mira -Fijo mi mirada al frente, lo veo venir muy tranquilo. Entra al auto en un completo silencio. Le hace señas a Phillip para que arranque. No me mira.

Al llagar a la mansión, lo ataco.

-¿Encontraste las pruebas? -Guarda silencio, bajando la cabeza. Ni siquiera repara en mi aspecto.

Subo las escaleras a velocidad luz, haciendo caso omiso del dolor en mi tobillo. Tomo del closet ropa casual y un par de zapatillas, me tomo una ducha rápida, muy rápida, me visto y tomo mi maleta. Al llegar al salón lo veo de reojo tomo mi bolso de anoche y salgo sin decir nada. En la entrada voy a tratar de llamar a un taxi, no obstante, este está descargado.

Comienzo por caminar, arrastrando mi maleta, el tobillo me duele como el infierno. Un auto rueda a mi lado.

-Vamos, con ese tobillo dañado no llegaras muy lejos -Phillip me sigue.

-Déjame, Phillip. Haz tu trabajo -Lo despacho.

-He renunciado. Me contrataron para cuidarte. No tienes donde vivir y con que vas a comer desde ayer por la tarde no lo has hecho. Ya no hay sentido que siga trabajando para Fraser -Se para frente a mí abriéndome la puerta del lado del acompañante.

-No quiero una niñera, Phillip. Resolveré las cosas a mi manera. ¿De acuerdo? -Lo miro a los ojos.

-Seremos un equipo. Te ayudaré a conseguir esas dichosas pruebas. Quiero ver hasta donde llegas y como lo vas a hacer -Muestra una sonrisa que nunca había visto.

-Jugando su juego Phillip. No me voy a prostituir, pero jugaré a sus juegos sucios. Los pondré a pelear unos con otros -

-Quiero ver como haces eso -Arranca el auto sin un rumbo específico.

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