Capitulo 12

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Los cambios ocurren lentamente, tan lentamente que no los notamos hasta que este ha dejado secuelas permanentes.

Anne no sabía esto.

Mientras leía el libro de Howe recostada sobre su cama no se dio cuenta de lo muy cuerdo y sabio que se había mostrado al inicio, ni de como poco a poco la demencia invadía sus palabras. Solo se dio cuenta de el gran cambio que había atravesado el relato cuándo las palabras del lunático se volvieron un sin sentido de oraciones.

"Y aquí Ana, de cabello rojo, dijo al caballo: 'Mátame', y el pobre Ruben, que era un perro, por fin hizo realidad su sueño de ser un gorrión"

Nada tenía ningún sentido, y Anne dudaba que Marcy leyera aquel libro por otro motivo que no fuese reírse de la locura del escritor.

Fue entonces que, casi como si la pintora hubiese leído su mente, su teléfono comenzó a reproducir los primeros acordes de Eighteen, anunciándole a Anne que estaba recibiendo una llamada.

Y no era una llamada cualquiera... Era la llamada de Marcy.

Anne: ¡Mar Wu! -Saludo con entusiasmo antes de cerrar el libro de Howe con brusquedad.

Lo cierto era que la demencia del pobre había comenzado a darle dolor de cabeza.

Marcy: ¿Mar Wu? -Repitió- Es un apodo un tanto extraño -Reconoció tras el auricular del teléfono-, pero me gusta -Anne casi pudo deducir que la joven estaba sonriendo.

Anne: ¿Casi tanto como la Nutella? -Intento bromear.

Marcy: Casi tanto como tu -Corrigió- y tu culo -Agrego-, pero no planeaba decir eso porque habría sonado poco romántico.

Anne simplemente se hecho a reír nerviosamente.

Habían pasado dos semanas desde lo sucedido en el departamento de Marcy, y aunque cualquiera habría creído, al escuchar las conversaciones que habían mantenido, que las cosas cambiarían, ese no fue el caso.

No se habían besado en esas dos semanas, y tampoco habían tenido peleas estúpidas. Marcy no había avanzado mucho con la pintura de Anne, pues siempre terminaban distrayéndose cinco minutos después de empezar... Y los motivos de sus distracciones eran siempre tan estúpidos que cualquiera habría rodado los ojos al escucharlos.

Anne: ¿Podemos hablar de lo demente que Howe estaba? -Cuestiono con una sonrisa- Juro que a partir del octavo capítulo el pobre estaba alucinando... Y puedo jurarlo porque se olvidó de escribir el capítulo ocho.

Marcy: Es de lo único que hemos hablado durante estas dos semanas -Reconoció-... Pienso que te has leído los cinco libros de Howe que te he prestado solo para burlarte de él.

Anne: ¡Por supuesto que no! -Se negó no demasiado alto. Ally estaba dormida en la cama inferior de la litera de al lado y no quería despertarla. Como era de noche, Amity y Luz trabajaban-. Lo hago porque quiero entender que es lo que ves en estos libros.

Marcy: No vas a entenderlos si tratas de entenderlos.

Anne: ¡Esto es confuso! -Se quejo- ¡Y estresante! -Añadio.

Marcy: Tú también sueles estresarme cuándo te llamo y solo comienzas a hablar de Howe, pero no suelo quejarme de esto.

Anne río y respiro hondo antes de hablar nuevamente.

Anne: Esta bien, lo siento... ¿De qué quieres hablar?

Marcy: Iré al estudio mañana para recogerte. Quiero pintarte un poco más... Y tal vez podamos besarnos por fin... Créeme que estoy desesperada.

Anne debía de admitir que también lo estaba, pero el momento nunca parecía ser el indicado.

Anne: Esta bien. Te esperare a la cinco...

Marcy: En realidad quería ir antes. Al mediodía, si es posible... Quiero hacer unos dibujos de ti mientras tatúas a otras personas solo por el hecho de que me gustas tanto que quiero llenar mi departamento con tu rostro.

Sobre la cama, Anne se sonrojo.

Anne: Kyle... el no... el -Tartamudeo-... no te... no te dejara...

Marcy: Si lo hará. Mis padres son dueños de una famosa empresa y toda esa mierda, así que no se negara porque el dinero es poder y blah blah blah...

Anne: ¿Sabes que eso de que tus padres sean empresarios se escucha muy propio de cualquier novela romántica que finaliza con los protagonistas bebiendo agua de coco en medio de una isla privada?

Marcy: Sí -Afirmo-, pero estoy segura de que en esas novelas el protagonista no es tan atractivo como yo... Además, soy mujer, así que eso cambia la historia... Y no tengo isla privada, Anne Banana.

Anne: Podrías pintar una... Es decir, algo es algo.

Marcy: No, gracias. Prefiero pintar la desnudez de las tatuadoras bonitas -Afirmo seductoramente.

Anne trago saliva con dificultad, intento tranquilizar a su corazón desbocado, y respiro un par de veces.

Marcy: ¿Mañana al mediodía? -Intento confirmar.

Anne: Bien -Afirmo.

***

Anne estaba comenzando a trazar los contornos del ala de un ángel en la espalda de un joven bastante hablador cuando escucho las palabras de Troy anunciando la llegada de Marcy Wu.

De inmediato la hizo pasar y le ofreció sentarse en una silla que reservaba para los acompañantes de sus clientes.

Llevaba una chaqueta, pantalones y botas altas, todo de color negro, como siempre. Entre manos sujetaba un cuaderno de dibujo y una caja de carboncillos. Parecía casi tan emocionada como una niña en su primer día de escuela.

XX: ¡Hey! -Dijo el cliente de Anne al ver a la pintora sentarse en la silla y cruzar sus piernas-. Yo te conozco... Eres Marcy Wu. Me pintaste.

Anne alejo la máquina de la piel del chico y observo a Marcy con el ceño fruncido. El pecho se le oprimió.

Sentía celos, aunque no había motivos. Ellas no eran nada, después de todo.

Y aunque lo fuesen aquel sentimiento era estúpido... Marcy debía haber pintado a ese chico mucho antes de conocer a Anne.

XX: Soy Demian. ¿Me recuerdas?

Marcy: No -Se negó de inmediato con expresión neutra. Anne supo que no mentía

Se pregunto por primera vez desde que conocía a la pintora cuántas personas habrían tenido la oportunidad de deleitarse con su cuerpo, los dolorosos celos apoderándose de su corazón casi al instante, y se sintió asqueada al pensar que la cifra podía superar los dos dígitos.

Demian: Me pintaste hace seis meses. ¡Debes recordarme!... Además, dijiste que te di el mejor sexo de tu vida y que me llamarías.

Bien. Ahora estaba furiosa.

Es decir, Marcy había estado con Demian antes de verla por primera vez, pero aun así...

Marcy: Mentía -Afirmo.

Demian: Pero...

Marcy: Cállate -Dijo groseramente, y había asco en su voz. Y Anne supo que la pintora no sentía asco solo hacía el chico, sino también hacía la chica que había sido-. Deja que Anne Banana haga su trabajo y que yo haga el mio.

Demian: ¿Anne Banana? ¿Eso es un apodo cariñoso? -Anne trago saliva pesadamente y contó hasta diez. El joven era tan metiche que probablemente sabía hasta el más oscuro secreto del presidente. La tatuadora pensó que si no se controlaba terminaría clavándole la maquina en el ojo- ¿Acaso Marcy Wu, la pintora sin control, tiene una novia?

Marcy: Ella no es mi novia.

Dolía, aunque no mucho, pues era la verdad.

Marcy:... Aun.

Eso estaba mejor.

Demian: Cuándo mi hermano lo sepa estará tan impresionado como yo...

Anne: ¿También te acostabas con el? -Pregunto a la pintora mientras retomaba los trazos del tatuaje sobre la espalda del chico.

Marcy: Tenía que pagarle de alguna forma -Contesto mientras se encogía en hombros.

Anne: ¿Sabías que existe el dinero? -Había burla en su voz, pero un dolor en su corazón.

Marcy: Gracias por el dato, Anne Banana.

Anne: Eres una idiota.

Marcy: Tú me haces idiota -Murmuro con una sonrisa que cualquier chica habría deseado recibir de la persona de la cual se estaba enamorando-... Ahora cállate para que yo pueda dibujarte y tu sigas haciendo ese bonito tatuaje.

***

Luego de Demian, la tatuadora había recibido dos clientes más. Por suerte ninguno conocía a Marcy Wu.

La pintora había hecho dos dibujos bastante buenos de ella mientras tatuaba, y se había sorprendido cuando, al finalizar estos, Marcy no había dicho que amaba la forma en la que su suéter y su brasier hacían parecer que sus pechos habían aumentado una talla. En realidad, había suspirado mientras la miraba, diciéndole con una sonrisa que era hermosa.

Palabras simples para alegrar un corazón complicado.

Fue cinco minutos después de que Anne terminara un tatuaje tribal en la espalda de un chico bastante extraño que Marcy recibió una llamada.

Contesto sin que le importase que Anne estuviese allí.

Marcy: ¿Papá?... Estoy ocupada ¿Qué...?... Me estas jodiendo, ¿verdad?... No estoy para bromas, papá... Papá... esto no es divertido.... te advierto que... -Su voz se iba debilitando poco a poco, hasta que finalmente se convirtió en un triste murmullo ahogado- ¿Cuándo...?... Esto no es posible, el... El estaba tomando su medicación, papá... El... El -Cerro los ojos y respiro hondo, y poco a poco su ceño comenzó a frunciese y sus cejas casi llegaron a juntarse -... ¡Es un estúpido!... ¡No me pidas que me calme, papá! -Ahora sonaba molesta-... ¡No iré a verlo! ¡Fue un idiota!... ¡No me pidas que no sea tan dura! ¡El muy idiota está muerto! ¡Muerto! ¡Su cabeza tiene una bala en medio!

La realidad de las palabras golpeo duramente a Anne.

Marcy acababa de perder a alguien más...

Marcy: No iré -Se negó. Sus manos estaban aferradas al borde de la silla en la que estaba sentada, y sus nudillos se habían vuelto blancos-. Dile a mis primos que lamento que su padre fuese un idiota y que si hubiese estado allí habría sido yo quien le hubiese disparado. Adiós.

Y esa fue toda la conversación.

Anne: Marcy... ¿Estás bien? -Susurro con delicadeza desde su lugar, aun sin acercarse. No sabía qué hacer con exactitud.

La pintora tenía su mandíbula tensa y sus ojos estaban cristalizados. Temblaba ligeramente. En cuanto la escucho hablar, Marcy miro hacía la pared, fijándose en la caricatura de Zayn Malik escupiendo fuego.

Anne: Marcy...

Y un sollozo escapo de los labios de la chica, seguido por otro y otro, para finalmente terminar con las mejillas llenas de lágrimas.

Anne no pudo resistirse más y la rodeo con sus brazos, Marcy apoyando su cabeza en su pecho mientras lloraba y sujetaba fuertemente el suerter de la tatuadora.

Marcy: Esto... no... es... justo -Sollozaba, sujetando con más fuerza aun la tela del sueter de Anne con cada palabra, como si de esta forma pudiese descargar su ira y su dolor-... es... un... idiota...

Anne: Marcy... -No iba a decirle que todo estaba bien, y tampoco intentaría que dejara de llorar. Howe decía en uno de sus libros que llorar ayudaba al corazón a sanarse y a los pensamientos a reconstruirse, y luego terminaba hablando de duendecillos voladores, pero ese es otro tema. El punto es que lo único que la tatuadora estaba intentando era que Marcy aflojara su agarre, pues sentía que pronto el sueter terminaría rompiéndose.

Marcy: Es un idiota, Anne Banana -Susurro contra su pecho-. Estoy tan. enojada.

Anne: ¿Necesitas estar sola un momento? Podrías ir al almacén y...

Marcy: Lo que necesito ahora es un nuevo tatuaje -Decidió.

***

Anne: ¿Estás segura, Marcy?... Podría hacer un boceto y...

Marcy: Ya te dije que no -Se negó de inmediato mientras colocaba su rostro empapado en lágrimas sobre sus manos, recostándose boca abajo sobre la silla de trabajo de Anne. No traía ni su chaqueta ni su camiseta, y su brasier estaba desabrochado para que Anne pudiese trabajar en el área-. Tiene que ser una libélula bastante fea, sin ningún tipo de relleno, y no usaras un boceto para que sea espantosa. Y tiene que faltarle un ala, porque ese cobarde no se merece un tatuaje completo.

Anne: Marcy... Los tatuajes son permanentes. Tendrás una libélula fea por el resto de tu vida.

Marcy: Anne, mi tío acaba de morir porque es un idiota que dejo de tomar sus antidepresivos porque era demasiado cobarde como para seguir luchando... Dije que me haría un tatuaje por cada persona que perdiera, y quiero cumplir mi palabra... Pero no quiero recordar a ese cobarde de la misma forma en la que recuerdo a Emma, o mi hermano, o a mi abuela...

Anne: Aun creo que es mala idea...

Marcy: Tu solo has tu puto trabajo para que después podamos ir a mi departamento. Quiero pintarte y olvidarme del estúpido de mi tío.

Anne: ¿Estás segura de esto?

Marcy: ¡Por la mierda! ¡Sí! ¡Ahora hazlo antes de que cometa una locura!

Anne: ¿Una locura?

Marcy: Lo sabes, Anne -Murmuro mientras le enseñaba su muñeca, la gran herida que se había hecho dos semanas atrás comenzando a sanar-. Sabes que Gregory no hizo esto.

Los cambios ocurren lentamente, tan lentamente que no los notamos hasta que este ha dejado secuelas permanentes... Pero a veces, en determinadas ocasiones, el cambio es tan brusco que es igual de difícil de notar.

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