Capitulo 6

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El departamento de Marcy podría haber sido considerado amplio si el salón no hubiese estado repleto de cuadros, lienzos, caballetes y pinturas. También podría haber sido llamado elegante de no haber tenido manchas de todo tipo de pinturas en las paredes.

Marcy: Por si no lo notaste antes, mi departamento es también mi estudio -Resalto fríamente mientras lanzaba las llaves de su auto a un lado, como si no le interesaran, y comenzaba a bajar la cremallera de su hermoso vestido, exponiendo segundo por segundo un poco más de piel de su tersa espalda... ¿Realmente iba ella a desnudarse frente a Anne?

Anne: Esta algo... desordenado -Observo. No quería ser descortés, pero tampoco una mentirosa.

Marcy: Lo sé. Y realmente no lo lamento -Dijo encogiéndose en hombros, como si la regla principal en su vida fuese "O te adaptas a mi estilo o te largas".

Anne: Me gusta que no lo hagas-Y era cierto. Marcy era Marcy, y le gustaba siendo Marcy. No quería que lo lamentara.

Fue entonces cuando Marcy dejo a la tela azul caer de su cuerpo...

"¡Por los santos de Ivy!"

Marcy estaba completamente desnuda frente a ella... Ni siquiera había estado usando brasier o bragas, lo cual hizo a Anne sentirse como una idiota por no haberlo notado antes... Y luego se sintió aun más idiota, pues no habría podido saberlo.

De repente hacía mucho calor, y el corazón de Anne palpitaba tan fuertemente contra su pecho que podría haberse salido de allí.

"Gracias por existir, caja torácica"

No sabía si era la armoniosa forma de su cuerpo, la forma en que sus múltiples curvas la llamaban o el simple hecho de que ella no pareciese tener pudor alguno, pero sentía a su centro palpitar, humedecerse e implorar atención con gritos silenciosos.

Tenía unos pechos firmes y de buen tamaño, una piel que se veía tan delicada como una pluma, y sus piernas la conducían directamente a su mayor deseo...

Marcy: ¿Tienes hambre o solo quieres ir a dormir?

Anne no respondió. Si iba a dormir quería hacerlo sobre ese par de firmes pechos pálidos, y si iba a comer quería...

"¡Anne!" ¿Era esa la voz de Ivy en su cabeza? "¡Concéntrate!"

Pobre Ivy. Era tan pequeña que podía entrar en su cabeza.

Marcy: Bien, como pareces bastante entretenida mirando mis pechos, comeremos algo. Tengo hambre.

***

La chica seguía desnuda cuando ambas fueron a la cocina.

Anne permanecía sentada en una de las sillas de la moderna y manchada encimera, admirando fijamente el trasero de la artista, el cual se movía junto a ella mientras preparaba dos simples tazones de cereal.

No podía evitar morderse el labio e imaginarse tocándolo.

A la mierda... Todo era culpa de Wu, su trasero, su falta de pudor y de sus padres por haberla hecho con tanto amor.

Estaba tan distraída que no se fijó en los dos hermosos tatuajes de libélula descendiendo por su cuello, ni en la forma delicada en la que preparaba aquel simple alimento. No se fijó en como reacomodaba su cabello nerviosamente, como no sabiendo que hacer a pesar de que seguramente había estado en esa misma situación muchas veces, ni en cómo se volteaba a mirarla de vez en cuando, con el temor de que se marchara en los ojos.

Anne la vio sentarse frente a ella y entregarle su tazón de cereales. Intento concentrarse solamente en sus ojos, pero le era imposible teniendo un par más atrayente un poco más abajo, así que su mirada viajaba rápidamente de un lado a otro con indecisión, y el aire de la habitación se hacía segundo a segundo mucho más pesado.

Marcy: ¿Quieres que me cubra?

Por supuesto que no lo quería, pero decirle esto habría sido indecoroso.

Anne: Supongo que si -Contesto sonrojada mirando sus ojos fijamente, lo cual supuso un gran esfuerzo. Casi pudo notar al hermoso y peculiar color esmeralda perder algo de brillo con estas palabras-. No porque no quiera verte -Resalto, aunque decir esto no era necesario-, sino porque quiero comer sin sentir que no puedo mantener los ojos en un punto fijo.

Y con esta simple aclaración la luz volvió a su mirada.

Marcy: ¿Puedes prestarme tu abrigo? -Anne no iba a negarse a una petición tan simple, así que lo hizo, y Marcy se cubrió el cuerpo lentamente con aquella tela, tratándola con tanta delicadeza como una madre a su bebe. Era como si el abrigo, al ser de Anne, fuese mucho más importante que los otros parecidos a el que pudiesen existir en el mundo-... ¿Mejor?

Anne: Solo un poco -Respondió con una nerviosa sonrisa.

Cubrir a las causantes de su desconcentración no evitaba que pensara en ellas.

***

Excelente. Marcy Wu la estaba provocando.

No sabía si lo hacía intencionalmente, o si solía comportarse de la misma forma cada vez que comía Nutella, pero lo cierto era que Anne no sabía cuándo el calor que sentía en todo el cuerpo iba a disiparse.

Luego de que Marcy y Anne terminaran sus cereales la joven de los ojos verdes le había ofrecido una probada del mismísimo cielo. Anne no sabía a que se refería con estas palabras, pero termino aceptando.

Fue entonces cuando la Nutella llego a la mesa.

Realmente su sabor era el paraíso... Pero era mucho mejor ver como Marcy devoraba aquel postre sin control alguno, y con una cara que la hacía sentir excitación incluso en aquellas partes que no poseía.

A veces la joven se ensuciaba los dedos y terminaba llevándoselos a la boca para limpiar la pegajosa Nutella que allí quedaba, y era entonces aquel momento en el que Anne sentía el mismísimo infierno entre sus piernas.

Si le hubiesen pedido describir su excitación en ese momento en una escala del uno al diez, sin duda alguna la respuesta habría sido cien.

Marcy: Te dije que era como probar el cielo.

Pero Anne estaba demasiado ocupada deleitándose con las miles de fantasías que cruzaban su cabeza como para responder esto de manera coherente.

Marcy: La primera vez que bese a una chica fue en una situación parecida -Relato, y no parecía importarle si Anne estaba prestándole atención o no-... Ella era mi mejor amiga en la escuela, y ese día me quede en su casa. No recuerdo por qué, pero la bese. Y ella me beso. Y sabíamos a Nutella... He buscado un beso igual por años, Anne, pero no he logrado encontrarlo -Casi se escuchaba ilusionada, como una adolescente escolar de quince años y no una joven pintora de veintiuno.

Anne no podía decir mucho. Su primer beso había sido un asco, y los demás habían mejorado siempre un poco más, así que realmente no sabía lo que era anhelar un beso con mejor sabor que la Nutella.

Marcy: Tal vez quieras saber quién fue la dueña de ese beso, y si no quieres saberlo te lo diré de igual forma... Fue la perra de Maggie -Lo decía con tanta naturalidad, como si llamar perra a la dueña de tu mejor beso fuese algo típico.

Anne: ¿Por que la llamas "perra"?

Marcy: Porque lo es.

Anne: ¿Y por qué lo es?

Marcy: Yo tenía catorce años, Anne -Comenzó a relatar, y había sentimiento en sus palabras-. No sabía nada del amor ni de la vida. Era una completa ignorante... Tenía dinero porque mi familia lo tenía. Tenía novio porque mis amigas también los tenían. Tenía popularidad porque mi apellido lo tenía... Pero yo me sentía tan vacía, Anne... Fue entonces cuando bese a Maggie y descubrí que tenía algo más que todo eso, algo tan valioso que solo yo podía quitarme: Me tenía a mí misma... Y me aterraba. Me aterraba saber quién era. Me aterraba saber lo que en verdad me gustaba, y lo que en verdad quería hacer... En realidad, creo que eran los otros quienes me aterraban. Porque ellos no eran yo, y ellos no sabían quién era yo, y me juzgarían porque no era como ellos, porque nadie es como nadie... Fue por eso que le pedí a Maggie que mantuviera ese beso en secreto, pero ella no lo hizo... Se burlaron en mi escuela y mi familia dejo de hablarme... No me importo... Yo seguía teniéndome, y sabía que mi novio, mi dinero y mi popularidad no eran nada comparado con eso... Mis compañeros pronto dejaron de burlarse, y mis padres terminaron tolerando lo que ellos creían intolerable. Y yo me acepte, y deje de tenerme miedo... Meses después le agradecí a la perra de Maggie. Gracias a ella soy quien soy ahora. De no haberla besado, y de no haber sido por su gran bocota, yo aun me tendría miedo.

A pesar de que habían sido palabras realmente emotivas Anne frunció el entrecejo, confundida.

Anne: No lo comprendo... ¿Crees que es una perra porque te ayudo a no temerte a ti misma?

Marcy: ¡Oh, no! ¡Por supuesto que no! En realidad, descubrí que era una perra unos días después de haberle agradecido... Ella había esparcido el rumor de mi sexualidad por todo el colegio solo porque estaba interesada en mi novio.

Anne: Oh, creo que ya lo comprendo...

Marcy: ¡Pudo habérmelo dicho, Anne! ¡Si lo hubiese sabido se lo habría cedido mucho antes de aceptar comenzar a salir con el! ¡Besarlo era asqueroso! ¡¿Qué clase de amiga no te dice que está enamorada del pestilente novio del cual te quieres deshacer?!

Anne conocía la respuesta:

Una perra.

***

Anne: ¿Por qué lo haces? -Era la tercera vez en la noche que Marcy se llevaba dos dedos llenos de Nutella a la boca y los limpiaba sin despegar su mirada verde de la suya.

Aquello era excitantemente incómodo.

Marcy: ¿Hacer que?

Anne: Provocarme.

Marcy sonrío, y un brillo perverso se apodero de su mirada.

Era un brillo tan potente como el de los ángeles y seductor como un demonio.

Era el brillo de Marcy Wu.

Marcy: Quiero averiguar algo.

Anne: ¿Qué cosa?

Pero Marcy no respondió.

***

Anne y Marcy habían decidido que no iban a dormir.

Anne estaba demasiado agitada.

Marcy se sentía extraña.

Se sentaron en la terraza, la cual tenía una vista al resto de la ciudad: Departamentos, casas, parques, autos moviéndose de acá para allá...

No era una vista maravillosa como la que sus escritores favoritos describían en las más románticas historias de amor que había leído, pero allí, al lado de Marcy Wu, la chica pensaba que era incluso mucho mejor.

Marcy: ¿Quieres que hablemos de algo?

Aun llevaba el abrigo de Anne, el cual cubría hasta la mitad de sus muslos, dejando sus piernas y pies descalzos a la intemperie.

Se veía realmente hermosa, como un ángel que ha caído del cielo y aún conserva el último brillo de la gloria.

Se pregunto que se sentiría acariciar su piel, pero descarto la idea de inmediato.

Anne: De lo que sea -Respondió luego de unos segundos.

Y así fue como comenzaron a conocerse.

***

Eran iguales y distintas a la vez.

Amaban la música, pero distintos tipos de artistas.

Amaban la comida, pero diferentes tipos de ellas.

Leían libros, pero de diferentes autores.

Tenían trabajos a los cuales amaban, pero no eran los mismos.

... En lo único que coincidían al cien por ciento era que ambas habían comenzado a enamorarse la una de la otra.

Es una lástima que no se lo dijeran en esos momentos.

***

La mañana siguiente cuándo Amity se dignó a ir a buscarla, Anne se despidió de Marcy con un fuerte abrazo y un beso en la mejilla.

Le dejo conservar el abrigo.

Era lo menos que podía darle por todo lo que había hecho.

... Y no hablaba simplemente de haberle permitido quedarse en su departamento.

Se refería a los cereales y la compañía, y al hecho de que no le contaría a nadie sobre su falta de tatuajes. Se refería a las sonrisas que le había regalado durante la noche. Hablaba de las miles de anécdotas que habían compartido, y de aquella vista en su terraza idéntica a las demás. Incluso se refería a la provocación y la maravillosa vista de su cuerpo desnudo.

Se refería a todo.

Marcy: Llámame -De no conocerla casi habría jurado que se lo estaba suplicando-... Quiero pedirte algo.

Anne: Lo haré -Afirmo, y lo que pareció ser un suspiro escapo por los labios de la mayor.

Marcy: Quiero creerlo -Y por segunda vez desde que estaba en aquel departamento, Anne la noto ilusionada.

Anne simplemente beso su mejilla nuevamente antes de sentir como Marcy se alejaba lentamente de su cuerpo, pero no lo suficiente como para que aquello dejara de ser un acercamiento.

Sentía sus manos sujetando su cintura, y sus ojos verdes clavados en los suyos. Sentía su respiración cerca de la cara, y escuchaba su pie golpeteando nerviosamente el suelo.

Lo que no sentía era el ligero temblor en las pálidas manos de la pintora, ni escuchaba los acelerados latidos de su corazón, ni percibía sus revoltosos pensamientos.

Anne: Tengo... tengo que irme ya -Tartamudeo antes de separarse por completo de ella, y como no había sentido el temblor, los latidos ni los revoltijos, tampoco sintió el vacío en el corazón de Marcy al ya no tenerla entre sus brazos-. Aún tengo que vestirme e ir a trabajar al estudio. No quiero llegar tarde.

De no haber estado tan preocupada por llegar atrasada por medio segundo, Anne se habría dado cuenta de que Marcy quería besarla.

***

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