☑ Capítulo 7

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Capítulo 7

Abrió los ojos y una mata de cabello negro fue lo primero que se atravesó en su visión. La cabeza de Gulf descansaba sobre su pecho mientras uno de sus brazos atravesaba el abdomen y su pierna reposaba sobre su muslo enroscándose hasta topar con su tobillo. Tenía literalmente medio cuerpo de Gulf sobre él y ese había sido el despertar más hermoso que había tenido en su treinta y ocho años de vida.

Después de haberle hecho el amor a Gulf, ambos se habían besado hasta el punto de quedarse dormidos rodeados por los brazos del otro. Se habían olvidado del mundo y no se arrepentía de ello. No supo exactamente en qué momento Gulf había decidido que su cuerpo era tan cómodo como el colchón que se había dormido encima de él. Pero lejos de molestarlo, aquel dulce gesto, lo hacía feliz.

Inconscientemente sus dedos comenzaron a vagar por el cabello de su amante y soltó un suspiro de alivio. De verdad no se había permitido imaginar que algún día Gulf y él fueran a entregarse, sus malos recuerdos de guerra lo imposibilitaron de tener fantasías con el hombre que descansaba sobre él, y ahora que hacerle el amor y dormir con Gulf se habían vuelto una realidad su corazón rebosaba de felicidad. Tenía tantas ganas de levantarse y gritarle al cielo "Gracias..."

- Gracias por haber llegado a mi vida cuando más te necesitaba – susurró Mew y después dejó un beso en la cabellera de Gulf.

Ya dejaría sus muestras de agradecimiento para otro día. En ese momento deseaba seguir disfrutando de la calidez que el cuerpo desnudo de su amante le brindaba. Era consciente que su condición de estrés postraumático no se había borrado de la noche a la mañana, pero se sentía con mucho más entusiasmo y con más fuerza interior para combatir cualquier adversidad que el futuro le presentara.

Tener a Gulf a su lado lo llenaba de inspiración y esperanza para seguir adelante por un futuro mucho más prometedor. Sabía que Gulf no lo dejaría solo, pudo sentirlo mientras se entrega a él sin inhibiciones, sin reservas y sin dudas. En Gulf no había un solo rastro de desconfianza, incertidumbre o indecisión. Él había correspondido a todo lo que Mew había ofrecido, y su entrega había sido tal que Mew tan solo pudo regalarle su corazón y su eterna fidelidad. Aunque ya se lo diría cuando despertara.

Claro que se sentía agradecido con Gulf, pero no era por eso por lo que quería estar a su lado. Tal vez era un poco raro decirlo, pero desde el primer instante que lo vio, sintió que él era su lugar seguro, su hogar, su compañero de vida, su otra mitad, su media naranja, su alma gemela. Gulf era...

- Buenos días teniente – esa era la voz del amor de su vida. Mew estaba seguro de ello. Lo vio sonreír con su cabeza ligeramente levantaba. Había estado tan sumido en sus pensamientos que no sintió cuando éste se había despertado.

- ¿Volvemos a las formalidades? – preguntó el militar apretando más el cuerpo de Gulf a su cuerpo. El médico sonrió traviesamente y sin que Mew lo esperara se colocó encima de él.

- Estamos completamente desnudos en la cama en la que ayer hicimos el amor – Gulf le dio un pico a Mew antes de volverse a incorporar – decirte teniente solo ha sido mi manera de intentar parecer seductor –

- Ni una sola palabra tiene que salir de tu boca para que me tengas a tus pies – afirmó Mew – basta con que me regales una sonrisa para que yo haga exactamente lo que tú quieras -

Los ojos de Gulf vibraron y sus labios dibujaron una sonrisa. Eso era lo más romántico que alguien le hubiese dicho. Nunca nadie antes le había hecho sentir único y especial, él era el que siempre hacía sentir bien a sus parejas con hechos, palabras y acciones. Entregando mucho y recibiendo poco, ahora Mew le daba todo a cambio de casi nada.

- Sabes que estoy muy agradecido por todo lo que has hecho por mí durante mi proceso de recuperación – mencionó Mew y el rostro de Gulf cambió de inmediato tensándose. Pero Mew volvió a hablar antes de que pensara lo peor – pero lo que siento por ti es algo mucho más intenso –

- ¿Cómo si tu alma y la mía se hubieran enlazado desde el primer segundo en que nos miramos a los ojos? – preguntó Gulf con la esperanza de escuchar un sí como respuesta. Tal vez Mew también había sentido esa conexión con él desde el principio.

- Como si nuestro encuentro hubiese estado destinado a suceder – confirmó el militar.

- ¿Sabes? yo pienso lo mismo – Gulf se inclinó para besar sus labios – sé que falta mucho para que tú puedas estar mejor, pero estaré a tu lado en todo momento ¿Me crees? –

- Te creo – le aseguró Mew sin despegar su boca de los carnosos labios de su amante.

- ¿Esto significa que estamos saliendo entonces? –

- Se lo preguntaré formalmente doctor Kanawut – dijo Mew sin ocultar una sonrisa - ¿Quiere usted salir conmigo y ser mi... novio? ¿Novio es correcto o prefieres que diga pareja o amante o...? –

- Acepto ser todo eso teniente – Gulf, que estaba prácticamente sentado a horcadas sobre Mew de pronto dio un respingo y salió de la cama - ¡Dios! he dejado a Hazard solo toda la noche – el militar también se puso de pie – tengo que irme Mew – lo dijo sin realmente quererlo.

- Espera – se acercó a él para envolverlo entre sus brazos – tomaré algo de ropa y después vamos a buscar a Hazard, me daré una ducha en tu casa mientras pedimos el almuerzo ¿Te parece? –

- Me parece muy sensato que no me dejes a cargo de la comida – sonrió Gulf sintiéndose más tranquilo.

- Solo pediremos comida en esta ocasión, después me encargaré de cocinar yo – Mew tomó el rostro de Gulf entre sus manos y depositó un beso en la frente y después lo guio hasta el armario para prestarle algo de ropa y vestirse él también.

Sin embargo, el menor tomó aquellas palabras como si Mew dijese en el algún momento ellos podrían compartir un hogar juntos. Sí, era un tanto precipitado pensar en mudarse los dos a una casa o departamento, pero perfectamente pudo verse conviviendo con él sin problema alguno.

Gulf sabía que Mew era el hombre de su vida. Su corazón estaba seguro de eso. No había duda de ello, así que podía imaginarse un futuro a su lado, tan solo esperaba que los sentimientos que el militar tenía por él fuesen correspondidos de esa manera. Gulf era consciente de que siempre se entregaba por completo y muy rápido en una relación y daba todo a manos llenas, pero Mew Suppasit era "el chico correcto", al que tanto había esperado.

Les llevó cerca de veinte minutos salir de la casa de Mew con las pertenencias de éste antes de subir al vehículo de Gulf. El militar tenía un mejor semblante y aunque el ruido del exterior seguía molestándolo un poco, respiró profundamente y trató de calmar su agitación.

- Conmigo no tienes que reprimirte nada – mencionó el médico mientras abrochaba su cinturón de seguridad.

- No niego que el ruido de la ciudad sigue siendo molesto, pero no me siento tan irritado como antes, puedo superarlo – la sonrisa que Mew le dedicó hizo sentir tranquilo a Gulf – además es sábado, el tráfico es menos denso –

- En East Point tal vez, porque en Atlanta no tanto – Gulf encendió el motor y puso en marcha el vehículo - ¿No has pensado en mudarte a las afueras de la ciudad? Hay casas hermosas, con mucho espacio para actividades al aire libre y lejos de todo el bullicio de la gran urbe –

- Nunca había considerado la idea – Mew lo dijo pensativo y mientras observaba por la ventana.

El militar se sumergió en el planteamiento de Gulf. Era bueno, y se preguntaba porque nunca había pensado en cambiar la estridente cuidad por la tranquilidad de una vida a las fueras de la misma. Vendería la suya, y parte del dinero lo invertiría en buscar algo mucho más cerca de Atlanta pero lo suficientemente lejano para disfrutar de la paz de estar lejos de la metrópolis.

Gulf condujo sin decir más, quería dejar que Mew disfrutara de un viaje tranquilo y por lo que parecía iba muy metido en sus pensamientos, pero no se preocupó ya que el semblante del militar era relajado.

- Aquí vivo – anunció el médico media hora más tarde.

- Lo siento, he sido un pésimo compañero de viaje – Mew le lanzó una mirada de arrepentimiento.

- Lucías muy concentrado y no quería que interrumpirte, tenías una expresión tranquila – Gulf apagó el moto y se quitó el cinturón de seguridad. Mew hizo lo mismo y lo siguió.

- Tu casa es linda pero vives... vives... -

- Vivo prácticamente a pie de carretera – terminó Gulf por él – lo sé, es un poco molesto cuando camiones de carga pesada pasan por aquí, pero es lo que estaba disponible cuando me mudé a Georgia –

Mew observó la casa de Gulf. Era linda, con un amplio jardín delantero con arbustos y césped bien cuidado. Después, dirigió su irritada mirada hacia la carretera justo cuando un camión de doble remolque pasaba por ahí a toda velocidad. La autopista en realidad estaba varios metros lejos de la vivienda de Gulf, incluso había una calle paralela a la gran vía que se interponía entre el hogar el médico y ésta pero no por eso el ruido era menos molesto.

- Lo lamento Mew, debí hablarte sobre las condiciones en la que se encuentra en mi casa y venir solo – Gulf se acercó a él cuando notó su ansiedad – te llevaré de vuelta a tu casa, sube al auto, solo le daré comida a Hazard y vuelvo enseguida –

La misofonía estaba afectando su calidad de vida y su estabilidad emocional. Los sonidos fuertes lo exasperaban, irritaban, enfurecían y lo sacaban de sus casillas. Pero es que era incapaz de dejar de prestarle atención a los sonidos que tanto lo alteraban y al tratarse de ruidos muy habituales y cotidianos le era muy difícil encontrar refugio.

Gulf estaba esperando a que él entrase al auto y claro que lo iba a hacer. No se sentía lo suficientemente preparado como para enfrentar el caos auditivo que le esperaba estando en la casa de su novio, pero necesitaba decirle y sobre todo hacerle entender que él no era el problema, y que todo estaba bien entre ellos.

- Abrázame – le pidió Mew acercándose a él y Gulf lo hizo de inmediato – prometo que pondré de mi parte para poder superar esto, pero ahora no es el momento, no me siento preparado todavía, dame tiempo por favor – en todo momento el médico asintió con la cabeza y el militar lo pudo notar.

- Entra al auto Mew – susurró Gulf con voz tranquila.

- Tengo una mejor idea – anunció Mew sin soltarse del abrazo de Gulf – entraremos a tu casa, tomarás algo de ropa mientras yo alimento a Hazard y después nos iremos los tres a mi casa –

- ¿Quieres que pasemos el fin de semana en tu casa? – cuestionó Gulf con mejor ánimo.

- ¿Verdad que es una buena idea? – expresó Mew a forma de pregunta – tú ya pasaste la noche en mi cama y Hazard también ha estado ahí así que, si no tienes otros planes, me gustarían que ustedes pasen estos días conmigo –

- Vamos – Gulf tomó su mano y caminó a su lado directamente hacia su hogar.

No pasó desapercibido para el médico, que Mew no lo estaba pasando bien. Durante el día, cuando el tráfico era mayor, Gulf no estaba, y por las noches la afluencia vehicular era menos, por lo que no convivía con tanto ruido, además de alguna manera se había acostumbrado y había logrado ignorar gran parte del ruido exterior.

Pero Mew no estaba feliz estando ahí. Mientras le mostraba su casa, los gestos de molestia e irritación eran visiblemente notorios, llegando incluso a masajear su cien intentando controlar un ataque de ira combinada con ansiedad. Sabía que la molestia de Mew era absolutamente insufrible, así que cortó el tour que le estaba dando para preparar sus cosas y las Hazard y marcharse lo más pronto de ahí.

- Iré por mis cosas – anunció el menor de tajo caminando hacia las escaleras.

- Gulf lo siento, de verdad lo siento, no sé qué hacer para ignorar todos esos ruidos, yo... -

- Sé que no lo parece, pero la peor parte ya ha pasado – dijo el médico que ya había subido dos escalones – poco a poco los síntomas de estrés postraumático irán menguando y lograrás ver tu experiencia como un aprendizaje, no podrás olvidar lo que has vivido, pero sabrás como lidiar con los recuerdos del pasado que te producen tanto dolor ahora – le regaló una sonrisa antes de continuar – hay diferentes técnicas y medidas que te pueden ayudar a convivir con el trastorno de la misofonía, yo puedo enseñarte algunas –

- Entonces lo mejor será que nos quedemos aquí, no puedo huir todo el tiempo, debo enfrentar lo que me hace daño – y aunque eran palabras motivadoras, Mew no sonaba muy convencido.

- No Mew, nos iremos porque como dices, no estás preparado – le indicó Gulf – ayer fue un día emocionalmente agotador para ti, no te fuerces, iremos paso a paso – no dijo más y subió sus por cosas.

Al verlo subir las escaleras, Mew quiso llorar. Gulf era psiquiatra, pero la capacidad de comprensión que tenía con él era diferente. La sentía única. Estaba frente a un hombre que quería estar a su lado a pesar de que él era un manojo de defectos, imperfecciones, carencias, manías y traumas de guerra. Y no podía estar más agradecido con la vida por haberlo puesto en su camino.

Además, estaba el adorable peludo de cuatro patas que su novio tenía como mascota. El felino, sintiendo su congoja se acercó a él y empezó a frotarse en sus piernas. Mew sonrió y levantó al animal en sus brazos para hablarle como si de un bebé humano se tratase.

- Gracias bebé, tú y padre saben como tranquilizarme cuando más lo necesito – Mew arrulló al gato y éste se dejó hacer por él.

Nuevamente Hazard había logrado detener un episodio de ansiedad de Mew. Gulf observaba todo desde el umbral de las escaleras. Desde que le presentó su mascota al militar, éste había reaccionado favorablemente a la compañía el minino. Así que, después de meditarlo un poco tal vez había llegado el momento de que Mew terminase sus sesiones con él y pasase a la siguiente etapa.

- Listo, tengo todo, vámonos – Gulf llegó con Mew y después de cerciorarse de dejar ventanas y puertas cerradas. Ambos hombres salieron de casa para volver a la ciudad de East Point.

*

Fue un fin de semana relativamente tranquilo para Mew. Había tenido dos cuadros de ansiedad que Gulf había podido controlar con extrema paciencia y cuidado, además, Hazard también había ayudado mucho, lo que hacía que Mew se sintiera con mucho mejor ánimo.

Habían hecho el amor el sábado por la noche y el domingo por la mañana. Su entrega fue apasionada y romántica, ambos seguían sorprendidos por el entendimiento que tenían en la cama y sacaban partido de ello para complacer el otro y darle placer. Previamente, habían hecho una parada para comprar lubricante con sabor chocolate a petición de Mew y algunos productos de higiene personal para Gulf que había olvidado empacar.

Fue una verdadera odisea visitar el centro comercial, tanta gente y tanto ruido habían molestado a Mew pero con la serenidad y calma que le brindaba Gulf lo había llevado bien. El médico agradecía que al menos los ruidos no eran tan escandalosos como los vehículos de carga pesada que solían pasar cerca de su casa.

Ya en casa, las comidas habían corrido por cuenta de Mew. Él había cocinado todo lo que habían comido esos dos días y Gulf había quedado encantado con las habilidades que el militar tenía en la cocina. Si Mew decidiera dejar el ejército, fácilmente podría poner su propio restaurante o conseguir un trabajo como Chef.

El resto del tiempo lo dedicaron a jugar con Hazard, ver series y películas en Netflix y conversar sobre ellos mismos. Gulf notaba que Mew se veía diferente, de mejor humor y más abierto, eso sin contar con los lapsos de irritación por los ruidos y los recuerdos de su pasado, pero sabía que las sesiones terapéuticas habían dado buenos frutos por lo que debían seguir con el proceso de recuperación para que el militar pudiera enfrentarse a sus traumas por sí mismo y que éstos no volviera a afectar su estilo de vida.

- Desearía que te quedarás hoy también – comentó Mew el domingo por la tarde mientras Gulf preparaba sus cosas para volver a su hogar.

- Debo estar mañana en el consultorio – respondió el médico con una sonrisa.

- Lo sé, yo soy el paciente que debes recibir a primera hora – indicó el militar colocándose detrás de su novio para abrazarlo por la cintura - ¿Qué haremos mañana? –

- Eso es un tema estrictamente profesional que trataremos mañana en el consultorio, no comas ansias – Gulf recargó su cuerpo en el de Mew – debo preparar algunas cosas de las que hablaremos mañana, así que mejor me sueltas para que ponga manos en ello –

- ¿No puedes darme un adelanto? – Mew quería persuadir a Gulf para que le dijese algo, aunque tenía plena confianza en él, había tenido un gran avance en poco tiempo.

- No, pero estoy seguro que te gustará – Gulf se giró para quedar frente a Mew y enredó sus brazos para su cuello para atraerlo a sus labios.

- Te veré mañana entonces – comentó Mew cuando el beso terminó.

- No llegues tarde –

Ambos tomaron las cosas de Gulf y las llevaron al vehículo. Mew se despidió de Hazard con un abrazo y un beso en su frente y después tomó entre sus brazos a Gulf para besarlo con pasión fuera de su casa. Tuvo que separarse porque un camión de bomberos pasó a unas cuantas calles de ahí.

- No estás solo en esto, prometo que pronto podrás controlarlo – el psiquiatra lo abrazó y susurró esas palabras a su oído – es asombroso lo que has conseguido –

- Gracias Gulf – Mew se derritió en los brazos de su novio un par de minutos más antes de dejarlo partir.

- Tengo que irme, pero cualquier cosa por favor llámame, ya sabes que no eres una molestia en lo absoluto y yo estaré encantado de ayudarte – pidió el menor sin apartar la mirada de Mew.

- Lo haré, pero tú llámame en cuanto llegues a casa ¿De acuerdo? –

- Sí, te llamaré en cuanto esté en casa – Gulf volvió a besar los labios de Mew y después subió a su coche. Se despidió del militar con la mano y se alejó por el camino.

Cuando Mew vio el coche desaparecer, entró en casa e inmediatamente sintió la soledad de su hogar. Gulf y Hazard habían estado ahí solo dos días y habían llenado el ambiente con el brillo de su maravillosa presencia. Pero antes de dejarse llevar por sentimientos oscuros, recordó que su novio siempre le decía que no estaba solo en eso, quizás físicamente no estaban juntos, pero Gulf estaba de su lado, lo apoyaba, lo guiaba y sacaba lo mejor de él.

Así que no podía rendirse, necesitaba mejorar y no solo por Gulf, sino por él mismo. De verdad necesitaba un cambio de vida urgente, pero solo podía hacer ese cambio si realmente trabajaba en ello. Mew era consciente de que las cosas no llegan por arte de magia y los resultados son solo el esfuerzo del trabajo duro. Debía emplear todas las técnicas y enseñanzas que su novio le había mostrado para que de esa manera superara mejor las crisis.

Y como tarea inicial, se pondría a hacer la cena. Gulf le dijo que pusiera algo de música o encendiera la televisión para tener algo de ruido durante esa labor del hogar. Mew al principio no estaba muy seguro, ya que los ruidos fuertes podían alterarlo, sin embargo, las veces que había cocinado para él, el televisor y la radio habían sido buenos acompañantes porque aunque escuchaba su sonido realmente no les prestaba demasiada atención y sin embargo fue cómodo tenerlos de fondo.

Encendió la televisión y entonces entró en la cocina. No pudo evitar sonreír al recordar que su novio había halagado su comida e incluso había pedido repetir platillo de lo bueno que estaba. Mew quiso restarle valor a su trabajo diciéndole que estaba acostumbrado a comer comida chatarra y que por eso su comida le parecía deliciosa. Gulf se molestó por ello y dijo que no era de la clase de personas que adulaba por compromiso. El militar entendió el mensaje y le comentó que estaba feliz de que sus platillos le hubiesen gustado tanto.

Tenía antojo de una hamburguesa de quinoa y verduras con tomate y huevo, por lo que sacó todos los ingredientes necesarios para comenzar con la preparación. En la televisión que estaba en la sala y la cual podía ver desde su cocina, apenas iniciaban con las noticias de la tarde. Había evitado ese tipo de programación ya que solían hablar de la guerra y aquello lo atormentaba, sin embargo, justo antes de apuntar el control remoto para cambiar el canal un aviso de último momento se dejó en pantalla captando toda su atención.

- Interrumpimos nuestra programación para informarles que se acaba de suscitar un accidente en la interestatal ochenta y cinco a la altura de Colonial Hills – en cuanto Mew escuchó la ubicación de la tragedia el mando a distancia cayó de sus manos – se trata de una carambola en donde se han visto involucrados alrededor de doce vehículos. El responsable de los hechos se trata de un camión de carga pesada con doble remolque que se quedó sin frenos impactando así a varios automóviles que transitaban por la autopista

Mew no quiso seguir escuchando sobre esa tragedia porque había ocurrido justo por la carretera que debía transitar Gulf y no tenía mucho tiempo que se había marchado. Sintió que se quedó sin oxígeno y se le dificultaba respirar. Cayó de rodillas en el suelo de la cocina y entonces su teléfono comenzó a sonar. Lo tomó y respondió sin percatarse de quién se trataba.

- ¿Diga? –

- Hola amor, oye... - era la voz de Gulf.

- ¡Gulf! ¡Por Dios! Dime que estás bien, dime que no te ha pasado nada grave – solicitó Mew mientras lloraba – dime que no te encuentras prensado en tu coche ni me estás llamando para despedirte de mí – cuando Gulf escuchó aquello supo que lo que tenía planeado para el militar era lo mejor.

- Mew, por favor tranquilízate – pidió el médico – supongo que te has enterado del accidente pero quiero que sepas que yo me encuentro bien, iba detrás del camión y por eso no me pasó nada grave, pero me he detenido para ayudar a los afectados, solo quería avisarte porque llegaré tarde a casa –

- ¡Oh, Gulf! me asusté mucho pensando que te había pasado algo malo – y aunque Mew había escuchado que su novio estaba bien, no podía dejar de llorar.

- Gracias por preocuparte por mí amor, pero estoy bien, así que no llores más por favor –

- Iré contigo – indicó Mew sin pensar muy bien lo que hacía.

- ¡No! – fue la reacción rápida de Gulf – No, por favor no vengas, todo es un caos y hay mucho ruido, las ambulancias y las patrullas tienen encendidas sus sirenas y un helicóptero de la prensa ya ronda la zona – le explicó tratando de tranquilizarlo – te llamaré en cuando esté en casa, solo me quedaré a auxiliar en lo que los paramédicos se organizan y llevan a todos los heridos al hospital –

- Llámeme por favor – rogó Mew.

- Lo haré cariño, lo haré –

*

Nada más entrar en su consultorio, se abalanzó sobre él y lo enredó entre sus brazos apretándolo con fuerza. Habían hablado por noche cuando Gulf llegó a casa. Hicieron una video llamada en donde Mew pudo corroborar que su novio estaba bien y aquello lo había ayudado a conciliar mejor el sueño. Sin embargo verlo, después de saber que pudo haberlo perdido era lo mejor del mundo.

- No sé si quieres impresionarme con tu fuerza, pero te aseguro que lo único que estás provocando es que me quede sin aire – susurró Gulf a forma de broma.

- No te quejes, necesito sentirte aquí – pidió Mew sin soltar su agarre.

- No es queja, es petición, afloja un poco tu agarre cariño que en serio me está costando respirar –

- Estoy tan feliz de que te encuentres bien – el militar lo soltó pero tomó su rostro entre sus manos – tuve mucho miedo – juntó su frente con la de Gulf y dejó que las lágrimas bañaran sus mejillas.

- Vinieron a ti los recuerdos de la guerra cuando viste el accidente ¿No es así? – cuestionó Gulf.

- Sí, te vi rodeado por llamas, cubierto de sangre y yo no estaba ahí para ayudarte – respondió Mew.

- Entiendo tu preocupación amor, pero no puedes ponerte así cada vez que pienses que estoy peligro, te necesito fuerte Mew – confesó Gulf.

Mew se sintió mal cuando escuchó esas palabras. Gulf lo quería fuerte y él no demostraba esa fortaleza por ningún lado. Pero era razonable, ¿Quién querría estar con alguien tan débil mental y emocionalmente? La respuesta era evidente: Nadie. Ni siquiera alguien tan bueno como Gulf.

- No, no, no, no me malentiendas – se apresuró Gulf a decir – si necesito que seas fuerte es para ti mismo, no quiero que sigas sufriendo Mew, sé que es imposible que no lo hagas, pero quiero que en medida de lo posible puedas aprender a sobre llevar los malos ratos sin que te derrumbes, me duele verte mal cariño –

- Dime algo Gulf, ¿De verdad quieres estar conmigo? – cuestionó Mew con duda – estamos a tiempo de dejarlo aquí antes de que pase más tiempo, no quiero que te sientas atado a estar conmigo solo por lástima –

- ¿Crees que estoy contigo por lástima? – preguntó Gulf molesto mientras se alejaba de Mew – dime la verdad Mew, ¿De verdad crees que estoy a tu lado por eso? –

- No tengo nada que ofrecerte Gulf, soy un hombre dañado que no está bien emocionalmente, que se derrumba ante el primer problema y que no duerme por las noches por culpa de un misil imaginario que fue parte de su pasado – fue la respuesta que le dio Mew.

- Eso no responde mi pregunta – el médico mostraba un semblante serio.

- ¿Por qué más estarías conmigo? – interrogó Mew.

- Parece que has olvidado de la conexión que tuvimos el uno con el otro, o fue mentira lo que me dijiste ¿Lo dijiste solo por el calor del momento? – Gulf había cruzado sus manos y miraba a Mew con el ceño fruncido.

- Por supuesto que no, lo que te he dicho realmente es lo que siento – replicó el militar – me siento muy atraído por ti, y quisiera que pudiéramos estar juntos por mucho tiempo –

- ¿Y alguna vez he puesto en tela de juicio tus sentimientos? ¿Me has escuchado dudar de lo que dices sentir por mí? – objetó Gulf.

- Nunca lo has hecho – aseguró Mew.

- Pues no me parece justo que dudes de lo que yo siento por ti – alegó Gulf y se acercó a Mew colocando sus manos sobre sus hombros – sé que con el tiempo irás conociendo mis defectos, y espero que puedas lidiar con ello, yo conozco tus debilidades pero confió en que podrás con ello –

- Nadie había tenido fe en mí – confesó Mew.

- Eso está muy mal, tú debes ser el primero en confiar en ti mismo – dijo Gulf antes de golpear sutilmente la nariz del militar – pero... - hizo una pausa y lo jaló hasta el sillón para terminar sentados uno a lado del otro – tengo el plan perfecto para ti –

- ¿El plan perfecto para mí? – cuestionó Mew con duda y Gulf se levantó del sillón para caminar a su escritorio y luego tenderle una carpeta a su novio y paciente - ¿Qué es esto? –

- ¡Ábrelo! – indicó el menor con entusiasmo.

Mew le dedicó una sonrisa de lado y entonces abrió el folder color manila.

CONTINUARÁ...

¿Qué será aquello que Gulf le ha dado a Mew? 

Nos leemos en el siguiente capítulo. 

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