"난 두려운 걸"

Ochenta y siete días habían pasado desde que tu esencia se esfumó y tú alma se marchitó.

Tantos días que había dejado pasar las tardes mientras me sentaba en una roca en medio de mi jardín.
Este jardín lleno de colores; la primavera hacia su entrada triunfal.

Tantas flores que esperan ser cortadas por ti y tú tres metros bajo tierra. Tonto.

Solía creer que las personas al morir se convertían en estrellas o flores, pero me es tan difícil decidir en cual de las dos te convertiste.

Lo tenías todo para ser una estrella. Brillabas más que el mismísimo Sol. Tu sonrisa tan linda irradiaba una luz incomparable que hacía que la luna se entristeciera.

Pero también lo tenías todo para ser una flor. Tan delicado, tan bello. Eras tan elegante ante la fría brisa de noviembre. Eras tan fuerte pero tan débil a la vez. Eras una flor tan exótica que no tardaste mucho en secar.

No tardaste mucho en irte, en abandonarme.
Nuestro amor jamás fue, es ni será.

Se escucha un sonido a lo lejos, algo se rompe. ¿Es mi máscara o mi corazón?