Capítulo 45

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Capítulo 45

En dos palabras: Chris. Zachary.

Un momento, ¡aún no os he hablado de él! Está bien: ¿sabéis ese típico chico de la clase de al lado, alto, moreno, rebelde y al que todo parece importarle una soberana mier...? En mi instituto, ese era Chris Zachary.

Galardonado tres años seguidos como el más sexy de la clase, conocido por sus novias universitarias y su apariencia de chico malo. Sin duda yo habría sido una pobre desgraciada enamorada de él, si no fuera porque por mi camino ya se había cruzado, años antes, mi chico bueno.

¿Y por qué os hablo de esto ahora? Porque Chris era ni más ni menos que mi séptima cita. Cuando lo vi en Instagram no me lo podía creer. Eso significaba que él quería una cita conmigo. Si alguien le hubiera dicho eso a la Anne Luntz de principios de curso, se habría echado a llorar de la risa. Ahora, meses después, me creía cualquier cosa que me sucediera.

Pasaron seis días desde que @HHSsays publicó mi cita y Chris dio alguna señal de vida. Hasta ese momento, todos los chicos me habían contactado un par de días (o incluso solo unas horas) después de que fuera público. Para Chris fue diferente, ya que ni siquiera se dignó a buscarme entre clase y clase o tratar de contactarme por redes sociales, ¡a pesar de que me lo encontré por los pasillos como veinte veces! Él lo hizo todo de otro modo.

Eran casi las once de la noche de ese viernes cuando Alia tocó la puerta de mi cuarto. Yo no respondí, haciéndome la dormida. Probablemente Alia quería que viéramos una película juntas, o que le pintara las uñas. Y, sinceramente, no me apetecía. Llevaba horas escribiendo un artículo sobre el abandono de cachorros en Escocia y el tema cada vez me tenía más sensible. Solo tenía ganas de salir, recoger 15 cachorros abandonados de la calle y meterlos a mi cuarto hasta que crecieran y pudieran valerse por sí mismos.

Alia insistió y yo seguí sin responder, hasta que mi hermana abrió la puerta sigilosamente.

—Sé que estás despierta —susurró—, ¿por qué no me contestas?

—Estoy ocupada, Alia.

—Tienes que salir.

Levanté la mirada de mi ordenador portátil y la centré en mi hermana, que a diferencia de mí, llevaba ropa de calle puesta.

—¿A dónde vas? —inquirí.

—Acabo de llegar de la casa de Lair. Jessica me ha preguntado por ti.

Lair era la hermana pequeña de Jessica, aunque por las fotos y por cómo se comportaban, en ocasiones me parecía que fueran la misma persona. Mi hermana era su mejor amiga desde primaria.

—¿Y qué le has dicho a Jessica?

—Que te preguntara ella misma —me contesto Alia sin inmutarse.

Compuse una mueca al tiempo que cerraba mi ordenador y me ponía en pie, con mi pijama largo de tela gruesa y roja. Llevaba un jersey de cuello alto que le había pertenecido a mi madre cuando tenía mi edad.

—De verdad, eres muy simpática con la gente, eh —farfullé con sarcasmo entre dientes al llegar a ella y puse los brazos en jarras—, ¿y para qué quieres que salga a la calle ahora? Seguro que hace un frío de muerte.

—¡Pero tienes que cambiarte de ropa!

Bufé.

—Sí, claro. ¿Por qué?

—Porque Chris Zachary te está esperando en la puerta con su moto. Le he dicho que pasara y te esperara en el salón, pero dice que prefiere hacerlo fuera. Mejor, porque si mamá lo ve...

Enarqué una ceja al escuchar esta información.

—¿Me estás tomando el pelo, Alia?

—Compruébalo tú misma —me instó—, pero por favor, Anne, no salgas en pijama. Por lo que más quieras.

—Jura que no me estás engañando.

Mi hermana me enseñó ambas manos, mostrando que no cruzaba ningún dedo. Era una de esas costumbres que aún guardábamos de nuestra infancia.

—Lo juro.

Y eso fue como tragar una piedra enorme. Dios mio, Chris Zachary. Empujé a mi hermana fuera de la habitación y de inmediato me lancé al armario para tomar unos pantalones vaqueros y una camiseta de Green Day heredada de uno de mis primos de Toronto. Casi pude escuchar a mi hermana diciéndome: «parece que estás forzando demasiado el look "soy una rockera en la moto de Zachary"». Dejé la camiseta en su lugar y tomé otra de color rojo. Después una sudadera ancha y mi chaqueta de calle. Una vez me encontré vestida y con el cabello suelto y liso, me miré en el espejo. ¿Me estaba dando cuenta de lo nerviosa que me encontraba por Zachary cuando yo estaba loca por Ryan?

«Pero Ryan no quiere nada contigo, ni con nadie. Asúmelo de una vez, Anne. Ryan pasa de ti». La voz dentro de mi cabeza fue demasiado honesta. Tanto que me empujó a abrir la puerta de mi habitación y más tarde, con el máximo cuidado por no hacer ruido, la puerta principal.

Iba muy pero que muy avergonzada, aunque sin dudar ni un instante, hacia mi séptima cita.


Os he dejado una foto de Chris Zachary en multimedia <3

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