Capítulo 70 (FINAL)

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

¿Preparadas para el último capítulo de la historia? OMG, ¡estoy emocionada! Se lo dedico a mi amiga Rose, muchas gracias por tanto en esta novela (y en las otras!!!).


Capítulo 70


Caminaba junto a Jessica y Tatti por los pasillos del instituto cuando Archie se acercó a mí a toda velocidad.

—Jefa, ¡tienes que salir al patio!

Tardé varios segundos en reaccionar. ¿Cómo podía cambiar el chip tan rápido? Apenas me encontraba hablando con mis amigas sobre el examen sorpresa de historia y... ¡bum! De pronto Archie aparecía de la nada, con esa cara de asustado.

—¿Qué está pasando? —pregunté—. ¿Sucede algo malo?

—¡Corre!

No me dio más explicaciones, así que decidí que sería más fácil salir corriendo al patio del instituto y ya.

—Os veo luego —me despedí de mis amigas y las dejé tan estupefactas como yo.

Llevaba el libro de historia bajo el brazo y me era complicado correr con esa falda ajustada y las botas, pero hice mi mayor esfuerzo y llegué hasta la puerta que comunicaba con el patio. Me faltaba la respiración, pero conseguí abrirla y salir.

¿Qué se suponía que debía ver allí? No había nada.

Eran las once de la mañana de un día normal en Edimburgo. El cielo estaba algo nublado, pero, por suerte, no hacía frío. No había nadie en el patio, todo el mundo parecía estar en clase y yo debía de ser una excepción ahí. Me quedé parada, sintiéndome estúpida, y me aparté el cabello oscuro, llevándomelo a la espalda. Quizás Archie solo trataba de gastarme una broma, aunque habría que darle un premio Óscar por su actuación.

Estaba muy cerca de volver a entrar al edificio principal cuando, por fin, lo vi.

A unos cien metros de mí, vestido con el uniforme del equipo de fútbol del Hollyrood High School, Ryan me observaba con un balón entre las manos. ¿Estaría entrenando? Ese campo no era muy grande y, además, estaba solo. ¿Por qué entrenaría allí en horario de clase?

Caminé hacia él, sintiendo que mi corazón latía con fuerza solo con verlo. Las cosas habían estado un poco tensas después de descubrir que él me había mentido respecto a mi hermana y @HHSsays. Para ser sincera, no habíamos tenido mucho tiempo para hablar después de eso. Con todo lo que había sucedido con Lisa, yo agradecía no haberme vuelto loca del todo.

—¿Qué haces aquí? —le pregunté al llegar hasta donde se encontraba.

Ryan sonrió. Ese tipo de sonrisa que, cuando se dibujaba en su rostro, provocaba que el cielo se aclarase y mi mente comenzara a imaginar mil y una formas de besarlo y abrazarlo. No quería perder a Ryan por nada del mundo.

—¿Qué te parece que hago aquí?

Tomó el balón y lo dejó caer sobre uno de sus pies. Instantes después, lo golpeó rítmicamente con sus pies, haciendo toques. Era impresionante el dominio que demostraba con esa pelota y yo me crucé de brazos, tratando de no parecer maravillada. Tampoco quería que él me viera actuando como una fan.

—¿Para eso me has mandado llamar? ¿Para enseñarme lo bien que juegas al fútbol?

—Eso ya lo sabes, Anne, no necesitas que te lo recuerde —bromeó él, volviendo a tomar el balón entre sus manos—. Además, yo no te he mandado llamar.

—Sí, claro —me reí—. Has mandado a Archie a buscarme, ¿no? Parecía realmente asustado y, ahora que estoy en el patio, tú eres la única persona aquí. Los dos sois unos actores de primera.

—Anda, ven —me pidió él.

Yo dudé un momento. No quería quedarme mucho tiempo allí, en realidad. Si algún profesor nos veía, podríamos estar en un lío... pero, a la vez... era Ryan... ¿cómo le iba a decir que me iba a clase? Quería quedarme con él y pegarle patadas a ese balón hasta las diez de la noche. Dejé mi libro de historia sobre uno de los bancos que rodeaban el campo de fútbol y llegué hasta él.

—Te he echado de menos —me dijo en un susurro.

—Yo también —reconocí.

Ryan me tomó de la cintura y besó mis labios. Mi sangre parecía circular a toda velocidad y sentí que me daba vueltas la cabeza. ¿Cómo había podido aguantar tantos días sin besarlo? Respondí al beso con urgencia, hasta que fue él mismo quien tuvo que apartarme, entre risas, al percatarse de que mi teléfono estaba sonando.

—¿No vas a contestar? —preguntó Ryan.

—Ni de coña.

Para mi sorpresa, Ryan insistió.

—¿Y si es algo importante?

Gruñí. ¿Quién me iba a llamar en horario de instituto? Seguro que solo era la teletienda o alguna compañía de seguros, molestándome. Saqué mi teléfono del bolsillo de mi chaqueta negra y observé que tenía una llamada perdida de Charles. También un mensaje muy corto de él: «Mira en Instagram».

Y yo ya estaba acostumbrada a que se me helara la sangre cada vez que escuchaba esa frase, así que en esa ocasión no fue diferente. Tuve que alejarme de Ryan unos centímetros para poder entrar a la aplicación. No tardé en encontrarlo: @HHSsays había subido una nueva imagen.

Me sorprendí cuando distinguí, con claridad, la fotografía de Ryan. Estaba tan guapo en esa foto: con sus ojos verdes fijos en el objetivo y una ligera sonrisa que lo hacía el chico más adorable del mundo. No habría cambiado a Ryan por nada del mundo y, después de todo lo que habíamos pasado y su difícil situación con su familia, sabía que yo siempre lo apoyaría y estaría ahí para ayudarlo.

—¿Qué pasa? —preguntó, aunque algo me decía que él sabía perfectamente lo que yo estaba mirando.

—Es @HHSsays.

—¿Y qué dice?

Tragué saliva antes de leer en voz alta el título de esa imagen.

«Oh, vaya... ¿creíais que esto había acabado? ¡Las 10 citas de Anne aún no han terminado! ¿Cómo puede terminar sin el momento más esperado por todos en el HHS? Os presentamos a la cita número 10 de Anne, que no es nada más ni nada menos que... ¡Ryan Fiennes! ¿Será esta la cita definitiva? ¡Buena suerte con ella, chico estrella!».

No quería emocionarme, pero supe que lo estaba haciendo cuando mi voz se rompió un par de veces al final de ese texto. Alia me había prometido que jamás volvería a postear una imagen con la cuenta de @HHSsays, pero suponía que eso se lo perdonaba.

—No me puedo creer que hayas dejado mi cita para el final —bromeó Ryan—. ¿De veras has necesitado conocer a nueve chicos antes de aceptar salir conmigo?

Era un imbécil. Pero un imbécil por el que yo estaba completamente loca, eso sí. Decidí pagarle con la misma moneda y molestarlo un poco, ya de paso.

—Que sepas que he tenido nueve citas maravillosas y muy originales antes que esta. Ahora mismo soy una experta de las citas... ¿qué me has preparado tú?

Ryan señaló su balón, encogiéndose de hombros.

—¿Un partido de fútbol?

Yo solté una carcajada, señalando mi falda corta. ¿Cómo se suponía que iba a poder jugar al fútbol con esa ropa?

—No estoy vestida de forma apropiada, Ryan... además, si algún profesor nos viera aquí, nos castigaría. ¡Podemos meternos en un lío enorme!

—No te preocupes por eso, Anne. He hablado con el director en persona. Le he dicho que iba a darte una clase particular de una hora como refuerzo para educación física. Soy el capitán del equipo de fútbol, eso tiene que servirme para algo.

Ryan podía ser la persona más convincente del mundo si se lo proponía y, teniendo en cuenta que el director del HHS se sentía culpable por no haber podido detener el acoso al que Lisa me había sometido ese año en el instituto... entendía muy bien que hubiera aceptado la propuesta de Ryan, a pesar de ser bastante absurda. ¡Yo no necesitaba clases particulares! Aun así, asentí con la cabeza mientras pensaba que esa idea era bastante buena, en realidad.

—De acuerdo, está bien. Es una cita... diferente. —Sonreí—. ¿Qué me das si gano yo el partido?

—No vas a ganar, Anne. Yo soy el profesor y tú eres la alumna...

Enarqué una ceja mientras agarraba yo misma la pelota de entre sus manos y la dejaba en el suelo. Posé mi pie sobre ella.

—Creo que no me conoces tan bien como crees, chico estrella.

Pude ver en los ojos de Ryan que le encantaban los retos... y ahí, frente a él, tenía uno muy muy grande.

—Ah, ¿no? Pues eso tendremos que remediarlo.

Y, antes de ponernos a jugar al fútbol, Ryan se inclinó y me dio otro beso en los labios.

Lo voy a decir una última vez: tenía la sensación, sin haberla vivido aún, de que esa sería la mejor de todas mis citas.


FIN.

4:16. España.



AYYYY. Bueno, pues hasta aquí ha llegado esta historia. Muchas gracias a todas las personas que la han ido siguiendo poco a poco y también a quienes vayáis a leerla cuando ya esté completa.

Me ha encantado escribir esta novela y, aunque al principio quisiera hacer algo un poco misterioso y medio absurdo, comencé a centrarme en el asunto del bullying y la marginación después de escribir unos pocos capítulos. Para mí darle visibilidad a ese tema es muy importante, especialmente en lugares como los institutos, donde sé que hay muchísimas personas solas que no tienen con quién hablar ni con quien compartir sus días.

En esta historia tenemos a Anne, que no está totalmente sola, pero solo tiene una amiga en el instituto y, además, es el centro de todas las burlas y risas cuando se descubre que está enamorada de Ryan. También tenemos a Eddie (también llamado, sin que a él le guste, Cuervonegro). Eddie sí está totalmente solo y nadie le presta la más mínima atención en el HHS. En Las 10 citas de Anne, los "populares" del instituto son buenas personas y apoyan a Anne, pero en la vida real esto es muy complicado de encontrar, por eso quise hacer este pequeño cambio para que, al menos en la ficción, la forma de lidiar con el acoso no sea más acoso.

Eso es todo. Espero que os haya gustado la historia y, por favor, por favor, espero que leerla os haya servido para mirar desde otra perspectiva a las personas más introvertidas o acosadas que estén a vuestro alrededor.

Y, si tú misma sufres bullying, marginación o algún tipo de acoso en el instituto, ¡por favor, pídele ayuda a alguien! Si no quieres hablar con tus padres, escríbeme a mí, yo intentaré contestarte :)

Por último, ¡no olvidéis seguirme en redes sociales! Me llamo vmcameron213 en Instagram y en Twitter y VM Cameron en facebook.

¡Mil besos, nos leemos!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro