Capítulo 3: Lluvia

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

No sé cómo lo hace, pero una vez sus ojos se enganchan con los míos olvido toda la crisis, todo el dolor, todo el miedo. Me vuelvo estúpida pero es perfecto.

Eliseo y yo nos conocemos de chicos, su familia y la mía eran muy cercanas así que crecimos jugando con él y su hermano Cristian. Cuando la oscuridad llegó ya no había tiempo para eso y pasamos de jugar en el jardín a sólo vernos en los túneles.

Me basta observarle de lejos para que se me corte el aire, sus ojos me entorpecen y hacen que lo que nos rodea se torne borroso. No quisiera que este momento se acabe.

Estoy segura que el lee todo lo que me provoca, porque mientras se dirige hacia mí sonríe de esa forma única que me revuelve el cuerpo.

Ya estamos frente a frente y tengo que alzar la cabeza para poder verle a la cara. Los peces de mi estómago nadan fuera de control cuando lo tengo tan cerca.

-Nahíra, ¿Cómo estás?

Acabo de regresar al túnel.

-Yo... tengo terror. No quiero que les pase nada a ustedes, ni a mis hermanas. Estos túneles no me parecen perfectamente seguros sin saber qué pasará.

-Escucha... lo que se aproxima no es bueno de eso quería hablarte.

Su voz es casi un susurro y su expresión cambio por completo, muy pocas veces lo había visto con este semblante y no era por algo bueno.

-Christian se enteró de algunos planes de los Justos con relación a las plagas y la relación de Ehodes con la muerte del hermano de Arsenio. Lo que pasará no es lindo y necesitamos hablar esta noche. Pero no aquí.

Eliseo toma mi mano y me entrega discretamente una pequeña esfera de cristal. La observo de reojo y es un defensor. Los defensores son cachivaches huecos y pequeños en vidrio con forma de esfera. Cuando quien los encantó está en problemas o quiere anunciar algo, la esfera se llena de humo en colores.

-No abras tu puerta si esto no resplandece. Si pasan las 11 en la noche y no llego, destrúyela y arrójala al fuego.

-Pero Eliseo, ¿Qué diablos está pasando? ¿Van a estar bien?

-Haz como te digo, te veo esta noche.

Sonríe, revuelve mi cabello y se aleja. Mi corazón late demasiado fuerte.

Mis hermanas me sonríen en la distancia, camino hacia ellas. Pasamos el resto de la tarde encantando uno de los túneles junto a otros hechiceros. En mi mente solo da vueltas mi última conversación. Es mucha información para procesar de golpe...

Terminamos las labores del día y nos dirigimos en fila hacia nuestro hogar. Ya está atardeciendo y en el cielo gris se aprecia el reflejo del sol metiéndose entre las praderas. Todo más naranja que nunca. Solo pienso en el olor a lluvia que me brinda paz y Amara me observa sonriendo.

-Te pones como pendeja cuando ves a Eliseo.

Todas reímos. Es la verdad, me entorpece.

Pero Eliseo es mi paz. Es mi lluvia, mi campo. Meto la mano en mi bolsillo y allí está la esfera. Falta menos para las 11 y eso me da terror.

-Van a llegar bien- me afirma Lilih, tan pequeña y nada le pasa desapercibido.

Nuestros pasos crujen en el silencio de la tarde y ya estamos en nuestro hogar. Es la tercera tarde en la que comienza a nevar hasta la madrugada. Encendemos la chimenea y nuestro oscuro hogar se ilumina. El calor es delicioso.

Amara prepara té en la cocina y el olor a lavanda impregna mi nsriz. Estoy sentada en el sofá de nuestra sala. Es rojo y contrasta con la madera oscura de todo. Del techo cuelga una lámpara verde que no funciona hace mucho. Miro la fría esfera en mi mano. El tiempo está pasando lentísimo y no acaba por encenderse.

Si le pasa algo me quedaré sin la paz que me da. Él no se merece nada malo, es la persona más buena y dulce que he conocido.

-Voy a preparar la sopa.- dice Áurea. Todas están midiendo mi temple.

Comimos, limpiamos y volvimos a la espera. Ya casi son las 11 y aún no han llegado. Ahora todas esperamos sentadas en silencio. La tensión es casi palpable y no articulamos palabra hace más de 45 minutos. Cuando estoy a punto de rendirme y siento un enorme taco en la garganta...

-¡Mira Nahíra!
La esfera comienza a ponerse morada.

Tomo una bocanada de aire y corro hacia la puerta con el corazón en la boca. Al abrirla ahí estaba...mi sonrisa.

No sé muy bien porqué pero de un impulso lo abrazo con el alivio más grande del mundo. La nieve cae sobre nosotros pero me siento tibia. No sé si por la vergüenza o por el calor que me transmite tenerlo cerca.

Mi mejilla está recostada en su pecho. No sé cómo despegarme y enfrentar su cara pero no puedo estar toda la noche abrazándole aunque así quisiera. Todos me deben estar mirando como si estuviera loca.

No quiero que me vean la cara, ¿acabo de saltarle encima? ¡Que vergüenza!

-Eh, ¡Entra! Disculpen, estaba muy preocupada por ambos y al ver que estabas, que estaban bien me sobresalté...

Eliseo ríe y Cristian me mira extraño.
Bajo la luz de la antorcha nos dirigimos todos a la sala. Mis hermanas le ofrecen té y cena a Cristian que está helado y yo me dirijo a la habitación más silenciosa a descubrir qué diablos está pasando. Se me eriza la piel al recordar lo que pasó aquí.

Me siento en una silla frente a Eliseo y sin rodeos suelto:

-Necesito saber qué diablos está pasando.

Su mirada se torna severa de nuevo.

-Cristian descubrió información de los
Justos. Ha estado espiando desde uno de los túneles el camino detrás del bosque. Los Justos no sólo quieren acabarnos, quieren esclavizar una parte de Ehodes. Hace algunos años atrás el primo de Arsenio fue visto por última vez en esta aldea. Acaban de descubrir que está desaparecido desde entonces. Arsenio está furioso por la muerte de su hermano y la desaparición de su primo así que ha decidido adelantar las plagas. No fue obra de los del túnel por lo que se cree que fue una bruja o un hechicero...

De repente todo empieza a hacer sentido en mi cabeza. No siento mis piernas, el estómago se me revuelve y tengo náuseas. No puedo hablar. Mis manos tiemblan y vuelvo a ver la imagen en mi cabeza. En esta misma sala. La sangre, la ira de Áurea...las lágrimas bajan por mis mejillas. Maldita sea.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro