Capítulo 15

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Coahuila, México. 01 de septiembre de 1996

¡Hola Taiyari!

¿Cómo estás? Espero que bien.

He vuelto a escribirte porque ya ha pasado el tiempo suficiente para una respuesta que no llegó. Pensé que necesitabas más días, aunque después consideré que la carta pudo haberse extraviado en el correo. Mamá dice que suele pasar en estos días. He oído comentar a la profesora que el servicio de entrega está teniendo graves problemas por las huelgas de sus trabajadores.

Lo siento por ellos.

También por mí.

Es una pena que fuera a perderse justo la mía, ahora que tantos deseos tenía de leerte. De igual manera me decidí volver a intentarlo, no me rendiré tan fácil. Me gusta pensar que los problemas no pueden con lo nuestro.

Por cierto, la maestra de redacción me preguntó por ti. Debo confesarte que me emocioné cuando me detuvo para interrogarme y le conté algunas cosas, nada personal. El tiempo corrió tan deprisa que no me di cuenta de que la escuela quedó vacía, llegué con retraso a casa. Mamá me regañó por mi irresponsabilidad, pero estaba tan distraída que apenas la escuché meditando lo que la maestra comentó. ¿Quieres saber qué dijo? Fingiré que asientes con una sonrisa. Es lo bueno de tener una gran imaginación, puedes recrear las escenas en tu cabeza.

Retomando el punto, ella mencionó que cree que tú y yo seremos amigos para siempre. Lo ha dicho así, literalmente, achampañado de una sonrisa traviesa. Quiero fiarme de ese pronóstico, en verdad que sí. Según su experiencia, aunque tal vez solo es una exageración, jamás había conocido a un par tan unidos como nosotros. Me perdí en sus palabras con tanta facilidad que si no fuera por aquel otro incómodo comentario hubiera pasado el día entero en aquel pasillo sin darme cuenta. Seguro te preguntas qué frase me trajo de vuelta al mundo. Lo siento, no te lo diré.

Al menos no fue tan ridículo como la expresión que puse al tropezar en el parque de atracciones este fin de semana. La gente a mi alrededor se rio, y yo fingí hacerlo para ocultar el sonrojo de la vergüenza. Me sentí mal por hacer evidente mi terrible torpeza. No pude evitarlo, había una razón para mi despiste, pese a ser incluso más tonta que mi tropiezo.

Fue culpa de papá, no de manera negativa. Hace mucho que no salíamos los tres a pasear. Fue un día estupendo, tan maravilloso que me pellizqué mientras hacíamos fila para los algodones de azúcar. Mientras buscábamos a mamá nos topamos a una familia con un par de niños, percibí en el rostro de papá una pizca de tristeza que intentó disimular. Me cuestioné si él extrañara aquella etapa donde yo era pequeña. Ahora entiendo por qué antes me pesaba tanto dejar de serlo. Siempre he sido su niña, le cuesta tanto aceptar que he crecido, y supongo que intentaba hacerlo feliz. Sin embargo, las cosas han cambiado. Ya no me aterra crecer, pese a que no me emociona los retos que se me presentarán, tengo tantas ilusiones que comprendo debo seguir avanzando para cumplirlos. En tantos de esos sueños futuros estás incluido.

Oh, Taiyari, no sabes cuanta felicidad me da saber que te animas un poco al leerme. Si eso fuera la solución a tus penas te escribiría noche y día, pero tampoco quiero tentar tu buena voluntad. No tientes tú la mía dejándome tantos días sin respuestas.

Te adora con todo su corazón.

Amanda.

Hola ♥️. Un nuevo capítulo. Mañana seguimos. De corazón gracias por leerla.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro