II. Tres mentirosos a la deriva

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng



 Abrí los ojos como platos y miré atónito a Petra con la boca ligeramente abierta.

 —Un pasaje llamado Etrra —añadió ella en un murmullo.

 —El mundo de Etrra es una locura... —comenzó a explicar Sobe pero Petra lo interrumpió ofendida.

 —Sólo que a ti te parezca raro no significa que lo sea.

 —Bueno, bueno, está bien —accedió Sobe abriendo las manos—. En fin, allí vive gente casi perfecta que tiene el arte de crear químicos potentes y controlar algunas cosas naturales, en nuestro mundo se llama magia pero ellos la llaman Arte de crear químicos potentes y controlar algunas cosas naturales. Tienen costumbres extrañ... peculiares —corrigió desviando la mirada hostil de Petra — como que es de mala educación mirar alguien a los ojos cuando se le habla, de ahí la peculiar costumbre de nuestra amiga y también extrañamente adoraban a una divinidad llamada Soberano.

 Petra suspiró resignada y miró el mar con nostalgia como si se preguntara por qué no se había ahogado en la tormenta. Pensé en lo que había dicho Sobe de que las personas allí eran guapas al extremo de ser perfectas, nunca había visto a Petra de esa manera, sí tenía unos ojos hermosos pero nunca me había fijado en el resto de su rostro.

 —Soberano creó casi todas las cosas, da todo lo bueno y bla, bla, bla —explicó desviándonos la mirada, no había brisa en el mar que agitara su cabello color caramelo, todo estaba en calma menos nosotros—. En sí hace lo que haría cualquier divinidad, por mi parte era atea y no creía que existiera. En fin, eso es otra historia. En mi mundo el poder político está atado al religioso, un dato muy importante que debes tener en mente.

 Asentí.

 —Sobe se encontró vagabundeando en la calle, azorado. Alguien lo halló. Se parecía mucho a todas las descripciones del Soberano y el muy tonto, al ver la confusión de la gente que lo encontró, afirmó ser el Soberano. Las personas declaraban que era una señal divina y hubo un alboroto. Un grupo religioso quiso proclamarlo Soberano de todo, lo veían como la reencarnación de nuestro dios inmaterial en un cuerpo material. Quisieron cederle el mundo y casi todas sus decisiones. Que gobernara y eso. Hubo una trifulca y algunos ateos decían indignados que era una tontería. Quisieron matarlo, negando que fuera el Creador y casi se desata una guerra. Yo era parte de ese grupo ateo, me había aliado a los rebeldes. Ellos decían que si podías cargar un arma y hablar, podías unírteles. Estaba patrullando una calle cuando me lo encontré escondido en un basural. Quise matarlo, me ganó la pelea, me libré, le gané, pidió piedad, me explicó todo y le creí porque los Abridores son algo típico en mi mundo. Me pareció que lo mejor era ayudarlo a volver.

 —Sólo necesitaba un guía en ese mundo peculiar —dijo Sobe con sutileza mirándola con resentimiento por la pelea—. Los terroristas... digo los rebeldes querían matarme y ya no estaba muy cómodo entre la gente que creía que era el Soberano. Me trataban muy raro y deseaban que haga milagros que no tenía idea de cómo hacer. Necesitaba un guía en ese mundo —volvió a repetir— y Petra era una Abridora, quién mejor que ella.

 —Cruzamos el portal y entonces vino el verdadero lío. En total Sobe se había pasado un mes en mi mundo, pero había sido un mes muy agitado del otro lado. En el Triángulo se corrió rápido la voz de que un portal había salido de la nada en la habitación de Sobe y que él había desaparecido. La habitación se había cerrado hasta nuevo aviso y cuando vieron a Sobe conmigo, caminando por los pasillos, los adolescentes entraron en pánico. Mucho más cuando yo podía hacer cosas, a voluntad, que en este mundo están prohibidas. Sobre todo son ilegales en el Triángulo. Ellos le llaman magia pero en realidad es más simple que eso, es usar tu mente de otra manera y tu cuerpo también. Es una fuerza que existe en todos los mundos y esa fuerza se puede controlar con las palabras adecuadas. Cualquiera con la fuerza suficiente y el conocimiento apropiado podría hacerlo. Aunque eso es una historia diferente. Lo que sucedió al regresar es que enviaron a Sobe con el Consejo. El Consejo son sabios que resuelven conflictos del Triángulo pero no lo controlan, al menos no del todo. Ellos confirmaron las sospechas de todos. Sobe, de alguna manera, había creado ese portal, era un Creador, como decían las leyendas.

—Es extraño, ni yo sé controlarlo, amigo —añadió Sobe con desazón—. No sé cómo creé ese mundo, ni esas cosas, o por qué fue que me adoraron, jamás sabré si fue coincidencia parecerme físicamente a su dios o no. La verdad es que sólo sé que sucede y ya, la explicación científica de por qué puedo crearlos o qué tiene mi cuerpo de diferente te la debo. Es extraño pero desde que supe que podía hacerlo me sucedió más veces. Como si hubiera desatado una cosa en mí que no podía frenar.

 Se acomodó en la balsa y la lona hizo un ruido gracioso.

 —Sólo aguantaron mi presencia tres días más y para entonces había abierto unas decena de portales hacia Etrra, cada vez que pensaba en aquel problema abría uno más. Entonces me dijeron que no era la primera vez que se topaban con un Creador en el Triángulo, ya había muchos casos como el mío pero nunca se habían hecho públicos y los habitantes del Triángulo nunca se enteraron; pero en mi caso había sido diferente. Sólo tuve la desgracia de que se enteren. Estaban enfadados porque había revelado un secreto que se había mantenido oculto por cientos de años. Necesitaban el anonimato de esa raza exótica de trotamundos porque si La Sociedad se enteraba de su existencia entonces... no llegaban a imaginar las atrocidades que podían pensar hacer, en el mejor de los casos me asesinarían. Aunque el secreto se había revelado y era cuestión de tiempo que ellos se enteraran. Me dijeron que no me querían allí pero que no me podían soltar a mi suerte porque no deseaban que me atrapen. Por eso me enviaron a un lugar donde nadie pudiera encontrarme.

—¿A dónde?

—Un pueblo de mala muerte en Perú. Estuve sólo unos meses ahí con Petra, ella decidió seguirme cuando me echaron. Todos los Creadores viven en lugares inhóspitos, a veces en otros mundos hacen de las suyas. Pero me quitaron la libertad como castigo por haber revelado un secreto sagrado desde hace décadas. Yo no aguantaba ese hogar de pacotilla y me escapé con ella porque ya habíamos estado mucho tiempo juntos como para separarnos —dijo enviándole una mirada picara—. El dúo dinámico acababa de formarse.

Petra pareció apenada.

—Bueno sí —reconoció como si no fuera gran cosa, el sol había comenzado a quemar su piel—. Después de todo posiblemente había creado mi mundo y todo ese rollo —lo miró como si lo desafiara a decir algo—. Sólo dije posiblemente, además no tenía nada por qué volver. Mis padres murieron cuando era muy chica, vivía en un convento donde adoraban al estúpido de mi lado y no me sentía muy cómoda en el grupo de rebeldes. Volví sólo para robarle a una sacerdotisa un libro de hazañas y químicos potentes, entre otras cosas y me fui. Aunque de todos modos el libro lo olvidé en el Triángulo junto con todo mi surtido de armas y químicos.

—Estuvimos en esa casucha por meses —añadió Sobe—. El Consejo nos había encargado un tutor para que nos cuide pero no hablaba mucho y era inservible, se llama Niseteocurra —se encogió de hombros—. Bueno, al menos yo le había puesto ese nombre porque era las únicas palabras que nos dirigía. No nos dejaba salir nunca de esa casita del infierno. Y tampoco hacer  nada divertido. Cada vez que intentábamos hacer algo nos decía...

 Petra alzó un dedo rígido y lo sacudió furiosa, imitando al hombre:

 —¡Ni se te ocurra!

 —¡Horrible! Hasta que un día huimos con Petra. Nos fuimos porque tenía el plan de reunir a un grupo de Abridores y llevarlos al Triángulo como tratado de paz. Tal vez así me darían una segunda oportunidad, Petra me ayudó. Incluso prometería trabajar intentando controlar mi esencia de Creador pero primero necesitaba novatos para que me abran las puertas. Y quién mejor para encontrar trotamundos que un agente, primero deberíamos encontrar al agente y seguirlo a distancia, él se encargaría del resto. Es más, una vez...

 —¡Nuestra vida en ese lugar no importa! —Tajeó Petra y me miró a los ojos—. Mira, Jo, voy a ser directa, eres extraño. No sabemos muy bien qué eres ¿Recuerdas que dijimos que si un trotador se acercaba a otro trotador sentiría algo diferente en el aire? Una esencia. Si la persona que está a tu lado es un Abridor entonces te sientes como si estuvieras en un lugar abierto y despejado, si es un Cerrador la sensación es opuesta. Los Creadores tienen una inclinación, el Consejo dijo que hay Creadores que cierran y otros que abren. Sobe, además de ser un Creador, posee una inclinación a abrir. Abre —añadió señalándolo y explicándome como si fuera lento—. Con un Creador te sientes nuevo, impredecible, como si cualquier cosa pudiera suceder y si este Creador tiene una inclinación a abrir puertas, como Sobe, entonces sientes que estás en un lugar abierto, despejado y nuevo ¿Entiendes?

 Asentí titubeando a intervalos.

 —Pero contigo amigo, no sabemos qué eres, experimentamos algo que nunca sentimos antes. Como si se moviera algo en nuestro interior, como si se cerrara, retorciera, quemara, muriera... Eres extraño, tal vez peligroso —parecía mi padre el que hablaba— y de eso habla el archivo que tu papá escribió.

 De repente fui asaltado por recuerdos que hasta entonces se habían ocultado en mi mente. Sobe viendo los ojos escarlata y diciéndome que lo olvidara, aquel extraño portal en el Winn Park que antes no estaba, Pino afirmando que no sabía lo que era y Eco haciendo lo mismo. Los indicios habían estado allí. Sobe era un Creador y yo algo extraño e indescifrable, por esa razón nos había echado Tay, por mí. Porque había leído lo inestables que podían ser las cosas a mi lado. Pensé en la criatura de ojos escarlata y me pregunté si yo había abierto o movido su portal.

 Pero había algo en mi interior que me decía que esa no era toda la verdad, una pieza rota que no terminaba de formarse en la historia. Pero quería que ellos lo admitieran, lo había sospechado antes de entrar a Dadirucso pero por miedo no la había formulado en voz alta.

 —Hay algo más —susurré llevándome por el impulso—. ¿Qué es?

 Antes de que Sobe respondiera supe qué era.

 —Es verdad —admitió, suspiró, juntó sus manos y las colocó en hueco que formaba con sus piernas arqueadas—. Hay algo más que no te dijimos. Como ya habrás visto viajar con un Cerra te desvía del destino pero no tanto como te dijimos al principio. La verdadera razón por la que aquella noche no cruzamos contigo el portal del sótano era porque teníamos miedo. Te sentías extraño, ni Abridor, Cerrador o Creador, cambiabas... y me topé con tantas cosas extrañas y sobrenaturales que no sabíamos si se podía contagiar...

 —Sobe eso suena brusco —lo regañó Petra lanzándole una mirada ponzoñosa y luego depositando sus suplicantes ojos en mis manos. Estaban muy comprimidas—. Lo que en realidad él quiso decir es que en el mundo de los trotadores existe una frase «Todo lo que puedas imaginar puede existir»

 Asintió asegurando sus palabras.

 —Es un dicho que le hace justicia a la vida de un trotamundos porque viajando por portales puedes encontrarte un perro que habla o hadas o una montaña con ojos. Cuando te conocimos se nos metió la idea en la cabeza de que eras una clase nueva de trotamundos y podías... ya sabes, también podías cambiar nuestro estado. Ya que si tú cambiabas tanto ¿por qué no ibas a cambiar nuestra esencia? Pero cuando salimos de tu casa hasta que desapareciste en Dadirucso te sentiste como un Cerra. Eres un Cerra la mayoría del tiempo luego no sé... no sé qué sucede con tu esencia, tal vez esté dañada y no es nada de otro mundo... pero eres un Cerrador —me aclaró tratando de calmarme—. Aunque en Dakota estabas extraño. Cuando acabábamos de conocerte no sé qué te hizo cambiar. No queríamos ir al pasaje donde estaban tus hermanos y correr el riesgo de quedarnos encerrados.

 Tenían miedo de que los volviera Cerradores a ellos, qué idiotez.

 —Pero tampoco teníamos la crueldad para dejarte solo, estabas perdido, lleno de problemas. Sin un mapa era probable que seas picadillo, que te descubran, te maten o algo como eso, por esa razón te trajimos hasta el Triángulo. Para que cogieras un mapa y tuvieras una oportunidad. Porque yo ya tenía pensado regresar pero mi idea era llevarme conmigo a Cerras y Abridores pero al primer trotamundos que encontré fuiste tú. No podía dejarte solo pero tampoco disponías del tiempo suficiente para que yo encuentrara más trotamundos, no podías esperar unos meses a que pueda reclutar mi grupo. Estabas muy perdido, no tenías experiencia. Teníamos que ayudarte, nos necesitabas. Nuestro plan desde el principio era llevarte al Triángulo y conseguirte un mapa pero no pensábamos volver a salir, claro a no ser que nos echen.

 —Pero eso fue antes Jonás, antes de conocerte y saber que no eres peligroso —Petra acarició con su pulgar el dorso de mi mano—. Nos arriesgamos contigo en Dadirucso porque creímos que habíamos sido nosotros los que interpretamos mal tu esencial en Dakota... desde que dimos el discurso en el sector deforestación supimos que no podíamos dejarte solo. Te acompañaremos hasta el final o hasta que este mar nos vuelva locos.

 —Sí —concordó Sobe—. Eres buena onda.

 —Pudimos haber seguido a tus hermanos en lugar de alejarte del portal pero en el momento no confiábamos en ti. Pudimos ayudarte a cruzar y luego largarnos pero teníamos miedo. No sabíamos que hacer. Te mentimos y te alejamos. Lo lamento mucho Jonás, no sabes cuánto lo lamentamos.

 Estaba mudo.

 Pero extrañamente no estaba furioso. No podía enojarme con ellos, me habían ayudado desde el primer día, incluso habían postergado su plan, aunque era el único plan que tenían para regresar a su hogar. Sabían que no podía darles mucho a cambio pero aun así me ayudaron, no podía enfadarme con ellos por mentirme aquella noche y decirme que no podían cruzar el portal. Había experimentado lo suficiente esa semana para saber que desviarte unos kilómetros del portal suponía perderte completamente, no hubiera durado mucho solo en aquel mundo.

 Pero aun así dolía saber la verdad, saber que muchas cosas pudieron haber sucedido de manera diferente esa noche. Tal vez si no fuera tan extraño Sobe y Petra no hubieran desconfiado de mí, si no me hubiera alejado no se habría cerrado el portal y sobre todo si mi padre no nos hubiera puesto por debajo de su misión y de su trabajo, entonces no abríamos estado cerca de ningún pasaje.

 —Después de escuchar esto recuerda lo que te dijimos. Lo que dicen estos papeles —añadió Petra sacudiéndolos—. Dicen que había un portal en tu sótano, no dos. Uno de esos portales, apareció. Tal vez fue creado esa noche o movido. Y tú fuiste el culpable ¿Recuerdas el portal de Atlanta, el que se encontraba en Winn Park? Creo que tú también lo trajiste. Te diría que eres un Creador pero no te sientes como uno.

Sobe miró mi rostro pálido, confundido y alterado de información.

—No sabemos muy bien qué eres, si eres un Cerrador o qué, pero lo que sí sabemos es que tus hermanos pueden que estén en el nuevo portal, el que moviste o inventaste o no sé... apareció mágicamente con o sin tu ayuda. Es complicado, si lo moviste o lo inventaste no estará registrado ¿Entiendes? No habrá mapas de ese portal en el Triángulo. Viajaste hasta acá en vano.

 En la tranquilidad del mar creo que se escuchó el sonido cuando me rompía.

 Una sensación de irrealidad me abordó como si estuviera viendo todo desde afuera. Vi a un chico sucio, con cabellos dorados, alborotados y ojos vidriosos detrás de unas gafas de montura gruesa con los cristales arañados. La información saturaba mi cerebro, sentía como si me levantara un día, me viera en el espejo y hubiera otra persona reflejada, otra piel y otro cuerpo. No podía procesarlo. Había tenido indicios esta semana de aquello pero jamás creí que algo como eso sucedería.

 Oculté mi cabeza entre las piernas con la mente hecha un lío. Petra me levantó tiernamente la cabeza y abandonó el documento hecho girones, húmedo y arrugado en mi regazo. Tardé unos segundos en reaccionar hasta agarrarlo. Rápidamente lo leí y nuestra conversación anterior se vio reflejada en las hojas.

 El documento detallaba la aparición de ese nuevo portal. No detallaba que era su hijo, más bien decía que sus hijos habían sido secuestrados por un extraño maniático vengativo (ese era yo) y desaparecido en uno de esos dos portales. Explicó que no conocía sus razones pero creía que solo quería venganza contra La Sociedad, era alguien experimentado que de alguna manera burló la información confidencial de La Sociedad, averiguando que él tenía hijos y cobró sus cuentas en el punto que más le dolería. El maniático escapó, cumpliendo su venganza y huyó con dos Abridores (obviamente no sabía que Sobe era Creador). Mencionó que arruiné su extraña misión adrede (no mencionó cuál era la misión) y detalló lo extraño que era: un trotamundos que no se lograba discernir en si era un Abridor, Cerrador, Creador o algo que todavía no se había descubierto. Y explicó claramente que debían darme caza en seguida o los resultados podían ser catastróficos.

 No tenía que ser muy inteligente para saber que los papeles que leía eran una copia y que el original tal vez ya se encontraba siendo leído en La Sociedad. Mi papá me había dado la oportunidad de vivir en la ignorancia e ir con él a La Sociedad, pero algo dentro me dijo que me estaba engañando. Si creía que era tan peligroso no me dejaría con mi libre albedrío siendo un agente, lo más probable era que tuviera pensado estudiarme o lavarme el cerebro como a Tony para ser un robot.

 Sobe y Petra no me habían ayudado a cruzar el portal esa noche porque desconfiaban de mí por cómo era, mi padre me había dejado solo por ser un trotamundos extraño, mis hermanos estaban en un portal que no sabía si era el original que siempre estuvo debajo de esa casa o el que se había movido. Todo en parte se remontaba a mi culpa. Nada de eso habría sucedido si no fuera un trotamundos.

 Algo en mí se desató. Mi vida oficialmente acababa de terminar, me sentía raro, medio muerto por dentro.

 Arrojé furioso los papeles al aire y grité con todas mis fuerzas. El cielo se tragó mis gritos, el mar engulló mis lágrimas pero nadie, nadie pudo llevarse mi tristeza.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro