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Yo tenía metas y objetivos por lograr, no era muy ambiciosa, ni muy talentosa para exagerar, pero eran ilusiones que podía atreverme a llamar sueños.

Sueños que no cumpliría si me quedaba con Haerin.

Haerin era el más grande y hermoso sueño, en la historia onírica, que jamás se cumpliría. Porque los grandes sueños vienen acompañados de grandes dificultades y a veces son tan grandes, que son imposibles.

Descubrí entonces que yo era la única que no se estaba dando cuenta, de que mi vida estaba desplomándose desde antes de que se elevara...

Los amigos que antes tenía, habían ido desapareciendo poco a poco de mi alrededor, mi familia había estado alejándose de mí o yo de ellos con el paso del tiempo, el pez que tenía en casa había muerto porque olvidé cuándo fue la última vez que lo alimenté.

Todo estaba pasando a mi alrededor, pero yo no me había enterado de nada, por haber estado permitiendo que los latidos de mi corazón tranquilizaran a Haerin.

Y dolía mucho, porque la culpa no la teníamos ninguna.

Minji se mudó con Haerin para cuidarla ahora que su madre no estaría. Implicaba un proceso difícil el cambiar la rutina de Haerin, pero no había otra solución. Al parecer, lo aceptó, pero no permitía que la tocara, no la miraba y no le hablaba. No existía en su mundo, no estaba permitiéndole entrar y mostrarle su vida como lo hizo conmigo y eso sólo empeoraba las cosas para mis fatídicas ideas.

Y llegué a un límite, en el que la realidad me golpeó fuertemente en la cara. El egoísmo me alcanzó. Ganó la carrera, siendo recibido por las decepciones que había causado y pisoteando al amor.

Todos estaban logrando sus objetivos excepto Haerin y yo.

Las niñas que habían crecido juntas, se habían quedado en el cubículo del baño abrazadas y tomadas de la mano, mientras los demás seguían creciendo allá en el patio.

Yo aún deseaba estudiar y ser una profesional, quería viajar, conocer más personas, quería tener un nuevo pez e incluso formar una familia... Pero Haerin no podía acompañarme en mi camino.

"¿Te vas?" la voz de Minji fue baja y temblorosa aquella noche que le conté sobre mi decisión de irme.

Mis padres querían que estudiara afuera, debía entrar a la universidad y seguir con lo que me correspondía en la vida.

¿Y Haerin?

"Tengo que hacerlo. He descuidado y echado a la borda sin darme cuenta muchas cosas, estoy omitiendo muchas partes de mi vida, estoy estancada y negando cosas que deben pasarme, estoy olvidándome de vivir y... Lo siento mucho, porque estoy siendo muy egoísta y Haerin no tiene la culpa de que yo sea tan importante para ella".

No deseaba esa vida para mí.

Era tan injusto. Tan injusto para Minji, tan injusto para Haerin, tan injusto para mí...

Si me quedaba, estaría condenándome a dejar pasar los años y esperar a morir al lado de Haerin, o a que ella muriera al mío.

Dejaría de ver sus dibujos, sus escritos, sus sonrisas, su todo, le negaría el latido de mi corazón, como el ser egoísta que siempre fui al estar a su lado.

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