Capítulo 13

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—Mamá, por favor no me dejes con los Uchiha. No me voy a sentir cómoda con ellos y no quiero molestarlos.— Sakura llevaba diciendo eso al rededor de dos horas seguidas, pero su madre le daba la misma respuesta.

—Cariño, no hay nada que temer. Mikoto te cuidará bien, Fugaku es algo serio pero es una buena persona, Tobikama-chan te caerá bien, y por sus hijos no te preocupes, ni los vas a notar. El mayor es abogado y pasa muy ocupado, y el menor no sale de su cuarto nunca. No serás una carga para ellos, no te preocupes.

—Pero mamá...

Los Haruno, luego de salir de la casa de los Uchiha, fueron al centro comercial a comprar algo de ropa para Sakura. La menor ya casi no tenía ropa que le quedara bien. Araki y Sakura estaban en una tienda de ropa para mujeres, mientras que Sasori miraba unos artículos para arte en la tienda de en frente.

—Ven, pruébate esta pijama, se te verá hermosa. Es desmangada y con un short. Ambos de color rosado oscuro y tienen panditas. ¡Se te verá precioso!

—¿Short? Huh, ¿y si mejor me compras una pijama con buzo?

—¿Con buzo? Cariño, pero si tu amas las pijamas con short.— Araki la observó confundida y sorprendida al mismo tiempo.

—Si pero... quiero probar algo nuevo, ¿sabes? E-Escuché que los buzos son muy cómodos para dormir.— Y malditamente calientes.— Agregó mentalmente con disgusto. Ella odiaba el calor, por lo que siempre dormía con short, sin importar la época del año en la que estuviera. Pero si estaría en la casa de un pervertido, era mejor cubrirse lo más que pueda.

—Bueno, si es lo que quieres, entonces está bien. Te llevaré los más bonitos que encuentre, ¿si? ¡Confía en tu madre para eso!— Sakura sólo sonrió levemente ante lo que dijo su madre. 

Sakura amaba a su madre. No había duda alguna de eso. Tanto ella como su hermano adoraban a aquella mujer tan amable, risueña y bondadosa. A veces pensaba "¿Qué hice  para merecer a una madre tan buena?" Ella, una chica discapacitada que sólo le traía problemas, tenía una madre y un hermano tan buenos. La ayudaban y la protegían de todo, no como ese horrible hombre que los abandonó a los días de quedar discapacitada. El desgraciado de su padre. Sakura sacudió su cabeza levemente. No debía pensar en él. 

—¡¡AH!!— El grito de su madre alteró los nervios de Sakura.

—¿¡Qué pasa, madre!?

—¡¡REBAJAS!!— Sakura no dijo nada, pues todavía seguía con los nervios a flor de punta. Su madre se había ido corriendo por los pasillos, dejando el sonido de sus tacones resonar por todo el lugar.

—Oye, Sakura. ¿Qué crees que es mejor? ¿Un tono cálido o uno frio?— Sasori se adentró en la tienda y se acercó a ella con dos latas de pintura en sus manos. Una amarilla y la otra azul.

—Huh, dependerá de que colores me hables y para que los utilizaras. 

—Una escultura de arcilla medianamente grande. El maestro dijo que fuéramos creativos así que podemos pintar todo de cualquier color. 

—Pues entonces elige el color que más te guste.

—De ahí reside el problema. A ese maestro, la última vez que le entregué un trabajo con los colores que más me parecieron, me puso una nota pésima y me dijo que no había "magia". Viejo cerote...— Murmuró con enojo al recordar el 4 que le colocó en aquel trabajo al que le había puesto tanto esfuerzo.— Supuse que, tal vez si utilizo tus buenos gustos ese viejo pueda reconocer el verdadero arte.

—No creo que preguntarme sobre colores sea lo mejor del mundo, Sasori. 

—Ay vamos. Es obvio que recuerdas los colores, Sakura.

—Hmm, ¿Por qué mejor no le preguntas a Deidara-san? 

—¿A-A Deidara? Ah... no.

—Espera... ¿Te sonrojaste? 

—¡No! Claro que no...

—¡Sí! ¡Si lo hiciste! No puedo creer que todavía te guste Deidara-san.

—¡No me gusta! Deidara es un idiota perfeccionista, egocéntrico y demasiado centrado en si mismo. Es imposible que me guste-

—¿De nuevo? Porque recuerdo muy bien como lo mirabas cuando éramos más jóvenes. Lo observabas fijamente mientras dormías en las pijamadas, cuando iban por Ino y por mí, lo observabas con adoración, cuando íbamos a viajes con los Kamiruzu te sentabas junto a él y a veces te dormías sobre él o viceversa. 

—¡Cállate, Sakura! Maldita sea, en serio comienzo a creer que tienes ojos extra o algo por el estilo.

—¿Y sabes? Justo ahí viene Deidara-san.

Sasori revisó con desesperación el lugar, pero no había ni un rastro de Deidara. Eso lo tranquilizó, sería demasiado si su hermana hubiera acertado en eso. 

—¡Sasori! ¡Sakura! Vaya coincidencia el verlos por aquí.

El pelirrojo se tensó de forma considerable al escuchar la alegre voz de Deidara. Sasori miró a Sakura con algo de terror, pero se tranquilizó al ver la cara de sorpresa de la pelirrosa. Ella tampoco se esperaba el que Deidara llegara.

—¡Frente! 

Y con Ino.

Los rubios hermanos se acercaron a los Haruno con una sonrisa compartida; denotando el parentesco que tenían ambos. Sí, hermanos. Deidara se consideraba hijo único debido a que tenía hermana, no hermano. E Ino era casi igual en ese aspecto, decía que era hija única debido a que tiene hermano, no hermana. Algo extraño en ellos. Los Haruno, pasado el shock, les devolvieron el saludo con alegría.

—¿Qué hacen por aquí?— Les preguntó Sakura mientras abrazaba a Ino.

—Ah nada. Estábamos aburridos en la casa y decidimos venir a dar una vuelta por aquí. Fue mera coincidencia el verlos aquí. Además de que mi hermana necesitaba más ropa... según ella.— Contestó Deidara con algo de fastidio ante lo último.

—¿Y la señora Araki donde está?— Preguntó Ino; ignorando por completo el fastidio de su hermano al estar en ese lugar.

—En estos momentos está luchando contras varias mujeres más en alguna rebaja.— Fue lo que dijo la pelirrosa con una gota de sudor bajando por su mejilla.

—¿¡Hay rebaja!? ¡Por Dios frente, hay que aprovechar!— Ino no dejó que su amiga hablara cuando ya la estaba arrastrando al fondo de la tienda.

Sasori y Deidara sólo observaron con diversión el como sus hermanas se iban corriendo. De la nada, Deidara se acercó demasiado a Sasori. El pelirrojo se tensó y se puso nervioso ante ese acercamiento.

—Oye. ¿Sigue en pie lo de bombardear la casa del Uchiha? Tengo las bombas listas.— Le murmuró con seriedad.

Sasori soltó un suspiro largo ante eso. Sasori no sabía como es que Deidara se había dado cuenta de eso, pero desde que se enteró, Deidara no había parado de decirle ese tipo de cosas. "Oye, ¿y si les bombardeamos la casa?", "¿Qué tal si por "accidente" al tal Sasuke le cae encima una refrigeradora?", "¿Y si quemamos su casa? Tengo contactos para obtener gasolina y encubrirnos", "Hagamos que "por accidente" le caigan dos balazos en la cabeza, ¿te parece si consigo una 9mm?", etc.

—No, Deidara. Ya te lo dije. Por muy tentadora que suene la idea de meterle balazos en la cabeza, no podemos hacerlo. Mi madre no tiene por que estresarse conmigo. Y sinceramente, no quiero ir a la cárcel. Aunque juro por Dios, que si vuelvo a ver a ese imbécil de Uchiha, le voy a partir la cara. Si se atreve a hacerle algo a mi hermana mientras está en la casa de los Uchihas, mandaré a la mierda mi autocontrol.

Y no mentía. Ante la primera señal de abuso hacía su hermana, Sasori haría puré a Sasuke. Lo mutilaría de la forma más lenta posible. Gozando de sus gritos desgarradores de dolor y sus ruegos por que parara. Todos sus malditos arrepentimientos los escribiría en un papel y se limpiaría el culo con eso. Sí, no era algo mentalmente sano, pero Sasori era capaz de muchas cosas por su familia.

—Bueno, como sea. Araki-san se irá mañana a un viaje, si no estoy mal, y tú te iras a Estados Unidos hoy a las 6, ¿verdad? Nuestro lugar de nacimiento.

—Sí. No quisiera dejar sola a Sakura con los Uchiha. Le dije tantas veces que salía mejor que se quedara con ustedes, pero sólo me dijo que ya le había dicho a la señora Uchiha. Sería de mala educación decir de la nada eso y luego me cambió el tema a mi viaje.— Sasori se cruzó de brazos mientras fruncía el ceño.— Deidara, por favor dime que la cuidaras mientras no estoy. 

—No podré hacer mucho cuando este en la casa Uchiha, pero cuando este en el colegio le pediré a Ino que pase con ella todos los días. Aunque, eso lo hará aunque no se lo pida. También la veré a diario para ver su estado y comunicarte. No te preocupes, Sakura estará bien mientras este al tanto de ella.

—¿Y si la amenazan para que no diga nada?

—No te preocupes. Sé diferenciar a alguien amenazado y con miedo. Además, Ino le sacaría la verdad tarde o temprano.

—Hmm, bien. Dejaré a mi hermana en tus manos.

—¡¡Sasori!!— La voz de Araki se escuchó a la lejanía. El pelirrojo se volteó de inmediato ante el llamado.

—¿Qué ocurre, madre?

—Me acaban de llamar desde el hospital en el que estaré trabajando por un tiempo. Dicen que el paciente que tengo que atender se está poniendo cada vez más grave y tengo que partir de inmediato. Me iré a la casa a prepararme e irme. Ya me despedí de tu hermana. Cuídate cariño. Espero que te vaya bien en Estados Unidos.— Besó la frente de su hijo con cariño.— Adiós mi amor. Adiós Deidara.

—Adiós madre. / Adiós Araki-san.— Respondieron los dos al unisono mientras se despedían de la pelirrosa.

El silencio perduró por unos segundos, cuando Deidara habló.

—Bueno, ¿Qué te parece aprovechar estas horas que te quedan?

—Está bien.

—Estoy seguro que Ino le propuso una pijamada a Sakura. Ahora, vayamos a Pizza Hut, la verdad es que ando unas ganas horribles de comer pizza. Y no te preocupes por Sakura, está con mi hermana, ella no dejará que se le acerque alguien sospechoso. Ya sabes como es ella. Vamos.— El rubio lo tomó del brazo y comenzó a jalarlo. Sasori sólo pudo suspirar con resignación. Deidara nunca cambiaría, y eso le gustaba. Sólo esperaba que su hermana pudiera despedirse de él.

—Oye Ino, creo que ya llevamos mucho tiempo aquí. Deberíamos irnos a tu casa o se hará muy noche. Además tengo que ir a despedirme de mi hermano al aeropuerto.— Sakura estaba agarrada del brazo de su mejor amiga, mientras que esta observaba todo tipo de prendas. La pelirrosa todavía no tenía su bastón, pues su madre había estado muy ocupada con el hospital. 

—Bueno, puede que tengas razón. No sé cuanto tiempo llevamos aquí, pero es que sabes como me pongo con ropa en rebaja. Ósea, ¡es rebaja!— Sakura emitió una ligera risa ante eso.— Bueno, pagamos esto y nos vamos, ¿vale?

—Vale.— Le sonrió con mucha gracia.

Tal y como Ino dijo, ambas fueron a pagar. La madre de Sakura ya le había comprado la ropa a Sakura, por lo que ella no tenía que pagar nada. Ino, por otro lado, estaba rellenando al rededor de 5 bolsas con ropa de rebaja. Tardaron un poco, pero lograron salir. Ya afuera de la tienda, Ino se quedó muda al ver que era completamente de noche. Sacó su celular y finalmente se dio cuenta de la hora.

—Eh... frente. Son las 6:30 p.m.

—¿¡QUÉ!? ¿¡Me estás diciendo que pasamos ahí tres horas y media!? ¡No pude despedirme de mi hermano! ¡Ino, no debimos estar tanto tiempo en esa tienda!— Sakura la reprendió con algo de enojo.

—Perdón, perdón. Pero ya sabes como me pongo con las compras. Además, ¡bien que tú también estabas buscando ropa como desesperada en el lugar de rebajas!

—Bueno ya dejemos de pelear. Mejor tomemos un taxi.

—Sí... sobre eso... N-No tengo dinero jeje.

—¿Qué no tienes dinero? Ino, ¿Cuánto gastaste en la ropa?— Entrecerró sus ojos de forma instintiva mientras mantenía su cabeza en la dirección de Ino.

—Ah, bueno, no fue mucho, unos... ¿5000 yenes?

—¿¡¡5000 YENES!!? ¡¡INO!! ¡Debes comenzar a moderarte!

—Perdón. Es que tenía pensado que nos fuéramos caminando para hacer algo de ejercicio, pero no pensé que fuera tan noche.— Bajó su cabeza con algo de vergüenza. 

—Que remedio... No te preocupes, Ino, yo te pagaré el taxi. Ahora vamos y consigamos uno para ir a tu casa. 

Ino estaba por responder, cuando de la nada, su celular comenzó a sonar. La Kamiruzu tomó su celular y contestó al ver que era su hermano.

—¿Deseas, hermano?

—Ah, sí están bien. Ino, te llamé como 10 veces. ¿Para qué tienes teléfono si no lo vas a usar?— Deidara sonaba muy enojado y angustiado.— ¿Sakura está contigo todavía?

—Sí, aquí está conmigo. ¿Y Sasori?

—Aquí estoy.— La voz de Sasori se escuchó de repente.— Pásame a Sakura para despedirme de ella. 

—¡Hermano!— Exclamó Sakura con felicidad ante la voz de su hermano.— Lamento no despedirme de ti en físico, pero ya sabes como se pone Ino con las compras.

—Sí, comprendo perfectamente porque su hermano es exactamente igual.— Un pequeño "¡Hey!" fue exclamado desde el otro lado.— Pero bueno, tuviste suerte de que mi vuelo se atrasara un poco. Ahora si me iré. Recuerda, si los Uchihas te hacen algo, no dudes en decirle a Deidara o a Ino.

—Sí, no te preocupes hermano.

—¡Oh! Mira frente, un taxi. Debemos aprovechar.

—¡Esperen! Yo las iré a recog-...— La llamada había sido finalizada por Ino mientras se subía al taxi que pasaba justo en frente del lugar.

Ambas chicas se subieron al taxi junto con las múltiples bolsas de ropa. La rubia dio la dirección y el taxista se puso en marcha. En todo el transcurso, Ino iba platicando con Sakura sobre su colegio, sus notas y sus amigos; los cuales le presentaría pronto. 

—Señoritas.— Habló el taxista con una voz profunda. Sakura activó sus cuatro sentidos ante esa voz tan malditamente conocida.

No, era imposible. No había sabido nada de esa persona desde hace años.

—Señor, este no es el lugar que le dije.— Ino frunció su ceño con enojo, pero también con miedo.

—Sí, lo sé.

Sakura no supo que pasó, pero escuchó un gran golpe. Gritó por Ino, pero esta no respondió. Lo siguiente que sintió fue ser jaloneada fuera del taxi; ella aun buscando a su amiga Ino con la voz mientras forcejeaba. Gritó por ayuda, pero nadie le ayudaba, a pesar de escuchar el gran bullicio de gente. 

¿Por qué nadie le ayudaba?

—Ya cállate, pequeña. Nadie de aquí te va a ayudar.— Esa maldita voz. Sakura quería creer que no era él.

—Tú...

—Sí. ¿Me extrañaste, cariño?

Los ojos de Sakura se llenaron de lagrimas de desesperación. Comenzó a forcejear con mayor fuerza y a gritar hasta el punto de casi desgarrarse la garganta. No era posible que le volviera a pasar. Sintió como la estrellaba contra una dura pared. Sintiéndose adolorida, se sentó con sus brazos en frente de ella en modo de defensa. El hombre se acercó peligrosamente a la chica con una mirada lasciva, que Sakura sabía que tenía y agradecía no poder verla.

—Te devolveré a los viejos tiempos, princesa. Créeme que recordaras todas las cosas exquisitas que te hice pasar.

—¡¡No, déjame!! ¡¡No me hagas esto de nuevo!!

Como respuesta recibió una gran patada en su estomago, haciendo que sacara sangre. Otro golpe le llegó con fuerza desde la izquierda; impactando en su sien con mucha fuerza y mareándola. Sus manos sintieron, repentinamente, un ardor terriblemente fuerte al entrar en contacto con vidrios rotos de alguna botella de alcohol. El hombre no pudo importarle menos.

Otro golpe le llegó de forma imprevista. Esta vez impactando en su brazo derecho. Sakura intentó levantarse para defenderse, pero tenía tanto miedo que no podía parar de temblar. El sujeto la tomó fuertemente de las muñecas y la arrinconó contra la pared con fuerza. Lamió su labio con lentitud; causándole grima y asco. El hombre bajó una mano hasta la parte de su pecho y rasgó con fuerza la ropa. Sakura gritó de forma desesperada ante ese acto tan asqueroso de parte de su agresor. 

—Están más grandes, sin lugar a dudas. Has crecido mucho pequeña. Ya no eres una niña, ahora eres una mujer por completo. ¿Has tenido algún novio? Si tu respuesta es así, créeme que no me gustará tu respuesta. Te voy a torturar y a saciar mis deseos con tu hermoso cuerpo, cariño. Y como sé que estas preocupada por tu amiguita, déjame decirte que ella está bien. Su cabeza estaba sangrando mucho, pero estoy segura que se sentirá en casa en medio de la calle con esas bolsas de ropa como colchón.

Sakura contuvo el aliento con miedo. El hombre mordió fuertemente su barbilla, causando que Sakura se estremeciera e intentara escapar nuevamente. En un intento desesperado, la idea más brillante y su posible único escape se le vino a la mente. Tomó fuerza, y estampó su pie en la entrepierna del hombre. Este soltó un aullido de dolor a la vez que soltaba a Sakura para tomarse sus partes intimas. 

Sakura aprovechó eso y comenzó a correr. Pero no llegó muy lejos, pues se tropezó con algo del suelo y cayó de forma estrepitosa. Varios vidrios más se incrustaron en sus piernas, haciendo que el moverlas se volviera un infierno total, pero debía hacer el intento. Debía luchar para escapar de aquel hombre. Pero lastimosamente, no pudo hacer casi nada. Sintió como la tomaban de los brazos y la volvían a estampar contra la pared. 

—Eres una pequeña perra.— Gruñó con enojo y cierto dolor reprimido por sus partes intimas.— Tenía planeado llevarte a mi propia casa, pero ahora te tomaré aquí mismo. 

—No... ¡No! ¡¡POR FAVOR, ALGUIEN AYUDEME!!— El desespero y la agonía comenzaron a recorrerla con rapidez mientras sentía las asquerosas manos de aquel hombre sobre sus pechos.

Y justo cuando creía todo perdido, escuchó la voz de su salvador.

—¡SAKURA! ¡DEJALA EN PAZ, MALDITO!

Aquel salvador tan inesperado, pero agradecía profundamente que llegara. La había salvado de ese hombre, y Sakura le agradecería profundamente por eso. Tal vez, Sasuke no era la persona que creía. Tal vez si fue un grave error de su parte lo que hizo. Pero por el momento, no era tiempo de pensar en eso.

Continuará...

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