Capítulo 26

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—¿Y haz pedido que te cambien para clases en línea? —aunque Jennie se mostrase bien al respecto, la realidad era muy distinta, le hubiera encantado que Lisa siguiera en la universidad, y aunque continuaría con sus estudios, el solo pensar que ya no la vería por el campus la hacía sentir triste.

Lisa no pudo evitar sentirse un poco mal al respecto, sabía que Jennie la quería tener lo más cerca posible, pero esto era necesario, ya que a veces Lisa tenía que subir demasiados escalones para poder traspasarse de piso de los edificios para tomar alguna clase, y eso no era tan justo para alguien que le empiezan a doler los pies por la hinchazón y que ahora pesa un poco más, es sumamente agotador.

—No pongas esa cara, Jennie, estaré bien aquí —dijo acercándose a la alfa que parecía no estar tan convencida por sus palabras.

—No es eso —negó lentamente—. ¿Estás segura de hacer esto? Puedo cargarte a tus clases si deseas.

Lisa sonrió al escuchar eso, era la propuesta más dulce y tierna que le habían hecho en toda su corta existencia en ese mundo, debía admitir que imaginar a Jennie cargándola hasta dejarla en sus clases sería algo muy tierno, aunque ella se sentiría muy avergonzada, seguramente las miradas estarían sobre ellas en todo momento en que hagan eso hasta que los de alrededor se acostumbren a los hechos, pero no era como si Lisa quisiera que Jennie estuviera perdiendo clases por culpa suya, así que lo mejor era que tomara sus clases por internet y poder estar en casa.

—Te cansarías y no quiero lastimarte, no quiero que por mi culpa salgas lastimada de la columna o que pierdas alguna clase –Jen soltó un resoplido en respuesta—. Esto es lo mejor, Jennie.

—¿Sabes que voy a extrañarte? La universidad no será lo mismo sin mi dulce omega paseando por allí...

—Podremos vernos los fines de semana —Kim asintió, esa era una buena idea.

La realidad era que Jennie no quería estar para nada separada de la tailandesa, le agradaba su compañía en todo momento, y aunque sabía que debía llegar la hora del día en que se tenían que separar, sabía que Lisa siempre estaría en su mente y que podía llegar a protegerla, en verdad se siente como un cachorro que no quiere despegarse de sus padres, solo que ahora la situación era muy distinta, no quiere dejar a Lisa, quiere ser parte de cada minuto de su vida.

Miró como la pelinegra iba de un lado a otro parecía cansada, pero a la vez tan animada, sus ropas eran holgadas y dejaban ver un poco su vientre abultado que resaltaba un poco más.

—Deja de mirarme así —habló la extranjera al sentir la mirada de la alfa en todo momento.

—No te miro de mala forma —mencionó Jen sin siquiera apartar la mirada—. Te ves adorable en esas prendas.

—No, no me veo linda ni nada por el estilo —soltó un bufido—. ¡Solo mírame! Parece que acabo de meter una almohada dentro de mi ropa y ni siquiera es así.

Jennie rodó los ojos al escuchar esas palabras, para ella Lisa se ve perfecta, no importa como esté vestida, no importa si sobresale su vientre de esa forma, no importa que sus cabellos estén algo desarreglados, Lisa es perfecta tal cual es.

—¿Me dejarás abrazarte? —preguntó a lo que la menor negó divertida.

—Después, cero contacto físico —canturreó, a lo que Jennie rodó de nueva cuenta los ojos, le agrada tener que recibir ordenes de su omega, pero aún así quería abrazarla y darle los mimos que se merece.

Jennie sabe que todo omega en cinta a veces se pone demasiado necesitado de mimos de su alfa, y ella quería complacer esa necesidad para Lisa, pero lo más que la omega le ha dejado hacer, había sido acariciar su cabello, el cual Jennie debía admitir que es muy sedoso y suave, le encantó.

—Tengo que irme —habló la mayor—. Tengo que terminar un pequeño detalle de un proyecto en computadora —resopló, no le gustaban esos proyectos—. ¿Gustas que te traiga algo que se te ofrezca?

—De hecho —Lisa se acercó hacia ella—, ¿me harías un pequeño favor?

Jennie dio un asentimiento.

—¿Puedes cerrar los ojos? —la alfa frunció el ceño al escuchar eso, pero no quería desobedecer, así que sin más asintió y cerró sus párpados, no sabía lo que pasaría o si acaso Lisa le tenía preparada una sorpresa.

Pero cuando menos lo esperó... sintió algo en sus labios, y abrió los ojos, Lisa la estaba besando, cuando la omega se separó y abrió los ojos, frunció el ceño.

—Te dije que cerraras los ojos —dijo Lisa molesta.

—¿Puedo besarte de vuelta?

—No...

—¡Lisa! —esta soltó una risa al escuchar la queja de la alfa.

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