-Capítulo Veinte- •|Final |•

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Capítulo Veinte (Final).

Bésame, porque amo demasiado estar contigo.

🐺🌸🐺

Trabajo, esfuerzo. Momentos donde tuvo que hablar fuerte para obtener un puesto en una empresa digna.

Aunque sea podía presumir de tener una bonita casa, estar casado legalmente con el hombre que amaba aun sabiendo que sus padres estarían más molestos que antes.

Y bueno, ahora no se podía quejar. Solo de sus malestares al despertar, porque no quería despegarse de los brazos fuertes de su pareja.

Porque lo amaba y no quería soltarlo.

—TaeHyung. No quiero —se quejó, no le gustaba el aroma fuerte que desprendía la comida.

—Vamos, solo un poco. Si sigues así tendremos que ir al doctor.

—Me da asco, no quiero —puchereo, no le gustaba la comida con aroma fuerte y desde hace meses ya no quería comer demasiado.

—Cariño, te enfermaras y yo no deseo tenerte en cama.

—En la cama sí, solo cuando tú eres el causante. ¿No? —se burló, pero la mirada sería de su esposo le hizo saber el enojo —. Está bien, solo poquito.

Abrió su boca aceptando la comida y masticando. Dejando que el sabor fuera el mejor, tragando para sonreír ante su mayor que pareció sonreír satisfecho.

Los demás bocados llegaron, y el olor fue parte del pasado cuando lo tomó en su boca y disfrutó de la comida hasta que su platillo estuvo vacío.

—Ahora, ve a ducharte para irnos —ambos trabajaban en el mismo lugar, una empresa pequeña que apenas iniciaba.

Obviamente, en diferentes puestos y portando importancias distintas. Sin embargo, ambos llegaban juntos.

Suspiró ante el cansancio, podía sonreír por tener a JungKook como quiso. Feliz en una casa propia y un poco grande, manteniendo un trabajo mientras se volvió su esposo solo por una celebración pequeña.

No fue grande, incluso el anillo pareció ser más caro que el evento. Algo que sus hermanos y padre tuvieron que ver, ya que ellos le habían ayudado a pagar todo.

—Dios, ¡JungKook! —era tarde, había pasado ya una hora y la mejor forma era gritar el bonito nombre.

Subió las escaleras cruzando el pasillo. Entró a la habitación buscando a su omega, un momento donde se puso inquieto ante la preocupación que parecía tener a través del lazo.

—Cariño, ¿dónde estás?

El ruido del baño le dió la respuesta, cuando entró y obtuvo miedo ante un JungKook jadeante sentado en el suelo mientras parecía llorar bajo.

—Bebé, ¿qué ocurre? —lo intentó tomar de sus manos para sacarlo de su escondite.

Cuando creyó lograrlo su menor lo empujó para abrazar casi al inodoro y vomitar entre arcadas fuertes, las que parecían dolorosas ante los quejidos de JungKook.

—Está bien, estoy aquí —le acarició la espalda esperando.

Mandando un mensaje a su jefe para decirle que no irían por problemas de salud.

Bueno, parte de su día fue estar al lado de su menor. Quien no paró hasta dos minutos después para volver a lo mismo justo cinco minutos más.

Solo obteniendo sollozos y el brillo de ansiedad en los ojos de JungKook.

—N-No., n-no pu-puedo —negó, sus manos pequeñas sujetas a la base del
inodoro mientras otra arcada le hacía regresar todo.

Lo que probablemente no tenía en el estómago.

—Mírame. JungKookie, tus ojitos bonitos fijos en mí.

Levantó su rostro observando a su mayor un momento. Dejando ver lo roja que su carita estaba por el esfuerzo. Dejando que el malestar desapareciera un poco.

—Todo estará bien, te lo prometo.

El asentimiento de JungKook que lo hizo cerrar los ojos y caer a sus brazos inconsciente., un segundo lleno de preocupación ante su esposo ardiendo en fiebre y su cuerpo quemando.

—Dios no... —cuando se levantó con JungKook en brazos y se disponía a presionar el botón del inodoro se asustó más.

¿Cómo explicas ese miedo cuando tu esposo estuvo vomitando por media hora y lo único que sacó fue una sustancia blanca?, no lo entendía. Pero llevaría a su esposo al hospital.

—Sujétate, no te muevas mucho —susurro abrochando el cinturón de seguridad en la cintura para subir su cuerpo con una cobija ante el frío —. Vamos a ver que tienes. Te cuidare.

Sus manos estaban sujetas a la pequeña de su esposo, el mismo que parecía dormir mejor. Con todas esas cosas conectadas y la cobija que él traía sobre su cuerpo.

—¿Familiar?

—Soy su esposo —se levantó.

El doctor pareció sonreír ante su declaración, al menos eso fue hasta que una enfermera entró con un aparato peculiar para ir al lado de JungKook.

—Tomé asiento. Escuche, su esposo. Su omega, probablemente tenga la garganta dañada por el ácido, sin embargo, eso se curará en unos días.

La mujer empezó a destapar a JungKook jalando la camisa que tenía para levantarla.

—¿Que hace?, ¿Por qué lo toca? —se puso a la defensiva, y ante el movimiento de JungKook y su quejido cuando la enfermera presionó alrededor de su abdomen lo hizo preocupar.

—Descuide, escuche. La razón de los vómitos es simple.

Fue donde vio cómo dejaban un líquido extraño en su abdomen para pasar un aparato.

Sus ojos se abrieron sorpresivamente, ante la imagen que la pequeña máquina le daba. Ante lo que nunca creyó ver, he incluso su mismo esposo le repitió que no habría.

—Dios., ¿son?

—Le hicimos análisis, tiene tres meses de embarazo. Pero tal vez no se había dado cuenta por esto —señaló la máquina, donde se podía notar el movimiento —. Generalmente cuando son mellizos no se da uno cuenta, hasta que están más desarrollado. Es decir, los dos cachorritos están bien.

—Espere un segundo, ¿son dos?

—Sí, felicidades —palmeo su espalda a modo de felicitación.

Pero para él, todo se había detenido. ¿Escuchó bien?, ¿Su bonito omega puro estaba en cinta?, ¿Iban a tener dos en uno solo?

Parpadeo, incluso después de seis horas en el lugar con JungKook enfrente descansando y sin los médicos y enfermeros. No podía dejar de pensar en cómo se vería en unos meses.

—Uhm... —el balbuceo de JungKook le hizo volver al mundo. Y respirar el aroma de su pareja mientras se calmaba.

Notó como los ojitos bonitos se dejaban ver, el brillo de cansancio y la confusión del lugar.

—¿Te sientes mejor? —su omega asintió, sin comprender mucho la forma en la que lo miraba —. Creo que te gustará la noticia.

—¿D-De?

Paso sus manos suavemente por la cama. Dejando que su frente recayera en la mano pequeña de su esposo.

—Durante mucho tiempo te has estado ofendiendo. Dijiste cosas que muchas veces yo contradije —volvió a observarlo —. Veo que no me equivoqué. Eres perfecto. Y no podría pedir más de lo que ya tengo.

—Tae, no te entiendo —la sonrisa de TaeHyung fue tal vez mejor —. ¿Tengo algo malo?

—Tal vez los dos cachorritos que se están formando dentro de tu pancita te digan algo.

La forma tan obvia en la que lo soltó pasó desapercibida, con un JungKook confundido que llevó sus manos a su abdomen abriendo sus ojos en sorpresa.

—¿Es una broma?

—No, según el doctor es normal que tu cuerpo reaccione de eso modo ante los síntomas. Es como si se multiplicaran.

—¡Vamos a tener cachorritos! —chilló emocionado, queriendo lanzarse a su alfa, pero deteniéndose al notar las cosas conectadas a su cuerpo —. Tae, no puedo abrazarte.

Su mayor se levantó para inclinarse y tomar sus mejillas robándole un beso, y susurrando contra sus labios lo enamorado que estaba de él.

De todo, de su ser. Su actitud, berrinches y caídas. No importaba el lugar, amaría verlo y tenerlo en sus brazos, en definitiva, amaría más a esos pequeños en camino.

—Gracias cariño, por esto. Por nuestra familia.

🐺🌸🐺

Te prometo quedarme hasta el final, darte el apoyo y amor que necesitas.

©Obra original por: LyzOrtega15

✏Adaptación por: LinaLoz07

Todavía falta el epílogo ↓↓↓

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