10. Cumpleaños

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Paul y Reggie arribaron a pueblo Hojas Gemelas cuando ya se había hecho de tarde. La coordinadora les había escrito una hora atrás, diciéndoles que ya había vuelto del paseo que tuvo con los amiguitos de Hikaru y que podían venir sin problemas a su hogar. Dicho y hecho, ahora los dos se encontraban frente a la puerta de la casa de ella, esperando a ver quien daba el primer paso para tocar el timbre.

— ¿Nervioso? — le preguntó Reggie al menor, vacilante — Es solo una puerta, ¿ves? Ya la estoy tocando.

— No lo estoy. Solo espero que a Hikaru le guste su regalo.

Tocó la mochila que llevaba consigo. No estaba nervioso, sabía que su elección era la mejor, empero, debía admitir que sentía un poco de curiosidad por saber cuál sería la reacción de Hikaru.

— Estoy seguro de que se alegrará bastante, pero sabes que no me refería a eso.

Y tenía razón. Habían acordado que aprovecharía que verían a Dawn para que pudiera invitarla a salir. Paul miró el cielo y luego a Reggie.

— Por ahora enfoquémonos en el protagonista de este día. — el mayor asintió.

Unos instantes después, la puerta se abrió.

— ¡Justo a tiempo para el feliz cumpleaños! — Dawn apareció del otro lado, dándoles la bienvenida con una de las sonrisas más amigables que podía ofrecer. — ¡Gracias por venir!

— ¡El placer es todo nuestro! — respondió Reggie.

Dawn dio un paso al costado mientras dejaba entrar a los hermanos de Rocavelo, siendo el mayor de los dos quien le dio un presente debido al cumpleaños del pequeño hijo de la coordinadora. Hablando de ella, llevaba un enterizo verde cuya correa marrón resaltaba más que nada. Sus tacos esmeraldas le hacían estar a la misma altura de Paul y sus tan característicos broches habían sido intercambiados por unos con forma de corazón. Se veía bellísima, debía admitir el pelimorado, y claro que quería decirlo; sin embargo, su boca no era capaz de articular palabra alguna.

— ¿Vas a pasar? — le dijo ella, mirándolo extrañada — ¿T-te-tengo algo en el rostro?

— Lo siento. — Paul negó con la cabeza, sintiéndose torpe por quedar embelesado con tan solo verla. — Es solo que...

— Es solo que estás preciosa y no supo cómo reaccionar. — respondió Reggie, quien había dado media vuelta y ahora abrazaba a los dos jóvenes, quienes se sonrojaron y desviaron sus miradas hacia el suelo. — ¡Ingresemos ya que hace mucho frío!

Y, llevándose a su hermano y su amiga, los tres ingresaron a la casa de la coordinadora. Paul notó que una fiesta sí que había sucedido ahí: las fuentes se encontraban casi sin botanas, había globos en el piso por doquier y la música infantil resonaba en todos lados, ¿y los niños? Bueno, Dawn les señaló su jardín, donde un grupo de no más de 10 niños, entre ellos Hikaru, miraban encandilados como un Lucario y un Blaziken batallaban. Unos pocos metros de ahí, otro grupo de niños jugaban con Pokémon mientras dos jóvenes con batas les comentaban algo sobre cada una de las criaturas. Dawn le explicó a los hermanos que, al enterarse de que "un campeón del mundo mundial", en referencia a Ash, estaría ahí (sí, esto fue culpa de Hikaru), los amiguitos del pequeño Berlitz querían quedarse hasta el final, teniendo ella que improvisar una mini fiesta mientras esperaba a que los padres de estos viniesen por ellos.

— Para qué contratar un show infantil si tienes todo un grupo de amigos entrenadores, ¿verdad? — murmuró Reggie con diversión, a lo que la coordinadora asintió.

— Yo haré lo mismo si es que llegan a tener hijos. — respondió ella, mientras se acercaba a la puerta que separaba la casa del jardín — ¡Niños! ¡Vamos a cantar feliz cumpleaños de una vez!

Los pequeños se acercaron corriendo para ponerse frente a la mesa. Hikaru, cuando notó a Paul, sonrió y saltó a sus brazos, siendo cargado por el líder de gimnasio quien desordenó sus rebeldes cabellos.

— ¡Señor Paul!, ¡Tío Reggie! — dijo, todo emocionado. — ¡vinieron! ¿mis regalos?

— Feliz cumpleaños, pequeño interesado. — Paul lo felicitó por su día. — Tendrás que esperar a que tus amigos se vayan para que te dé el mío.

— Y el mío lo tiene tu madre, peeero tomaré la palabra de Paul y diré que también te esperes a que la fiesta termine.

— Oww... — se lamentó.

— ¿Te divertiste mucho hoy? — cambiando de tema, Paul le preguntó por su día al pequeño, a quien se le volvieron a iluminar los ojos.

— ¡Shí! — exclamó el ojiazul — ¡Fuimos al parque de diversiones! ¡Y al gran pantano! ¡Había muchos Pokémon!

— Me alegro mucho.

— Hikaru, ¡ahí estás! — Dawn se acercó al dúo de hermanos y tomó a su hijo de los brazos de Paul — Me comeré todo el pastel si no vienes conmigo, ¡así que apresurémonos!

El niño asintió mientras vio como Brock y Cilan salían de la cocina con un gran pastel consigo. Todos los pequeños se emocionaron mucho, pues el postre se veía apetitoso. Dawn e Hikaru se pusieron detrás del pastel, mientras llamaban a Johanna y Palmer, quienes estaban conversando a unos metros de distancia, para que se pongan a su lado.

— Tenemos que saludarlo después. — susurró Reggie refiriéndose a Palmer.

Posterior a ello, Paul vio como Zoey apagaba las luces de la sala de estar e, instantes después, notó a Iris usando su SmartRotom para poner la dichosa canción e iniciar con el cántico. Paul sintió unas palmadas en su hombro, volteando y notando a Ash, quien regresaba del patio y le dedicó una sonrisa antes de que todos, al unísono, comenzaran a cantar.

— Feliz cumpleaños a ti~

Cubierto por la oscuridad, Paul veía como las velas iluminaban lo suficiente para notar a Dawn cargando a Hikaru. Ella, con una mirada de total amor mientras que el pequeño, emocionado, miraba el pastel y luego a cada persona que pudiese dentro de la habitación. En un momento, Dawn abraza a su pequeño y le hace cosquillas mientras canta, y este le responde agarrando un poco de la crema del pastel y poniéndola en la nariz de la coordinadora, quien ríe. Paul sonríe, satisfecho al poder ser testigo de una conexión tan hermosa como el de esos dos.

Al terminar la canción, tanto los niños como los adultos aplaudieron e incentivaron a Hikaru a que soplara las velitas. El niño mira a su madre, quien le sonríe, y luego al pastel, pidiendo un deseo desde lo más profundo de su corazón para, finalmente, soplar las velitas hasta que el fuego se extinguió. La gente aplaude, acercándose a la familia y felicitando uno por uno al niño que acababa de cumplir siete años. Paul observaba como Dawn comenzó a reunir a cada persona y tomarse fotos con ellos y su hijo junto al pastel, como recuerdo de aquel día lleno de felicidad.

Se preguntó por un momento si a Hikaru le haría falta su padre. Seguro que sí, ¿a quién no? Sin embargo, Hikaru tenía a todas estas personas maravillosas dispuestas a pasar todo el tiempo posible con él y eso era increíble. La figura de un padre era irremplazable, pero al menos podía ser cubierta por el momento con todas las muestras de amor que el pequeño recibía de todos sus seres queridos.

Un tiempo más tarde, cuando los amigos del niño se habían ido, Hikaru se encontraba abriendo los regalos que todos los adultos presentes le habían dado. Peluches, cartas, colores, juguetes, entre otros estaban esparcidos por la sala de estar, y el peliazul estaba más que alegre por descubrir lo que estaría dentro de la siguiente caja a abrir. Los adultos lo felicitaban, siendo los más participativos Ash, Iris y Zoey.

— ¿Por qué no vamos a jugar con algunos de tus nuevos juguetes, Hika? Apuesto a que esa figura de Gallade es muy fuerte — dijo la pelirroja.

— ¿Qué dices? Este Pikachu coleccionable es el mejor ¡incluso sus mejillas brillan en la oscuridad! — respondió Ash, recibiendo apoyo de parte de su propio Pikachu.

— Ustedes no tienen ni idea: ¡Este Haxorus de edición limitada les gana! — Iris, por su parte, se metió en medio de los dos y alzó con orgullo el dichoso juguete.

— ¡Juguemos con todos! — se limitó a decir Hikaru, recibiendo la atención de los mayores — ¡Vamos al patio!

Paul vio como el trío de adultos se miraron entre sí para posteriormente sonreír y aceptar la petición del menor. El resto, en la sala de estar, comenzaron entonces a charlar entre ellos y pasar un buen rato, hablando de todo y nada a la vez, ya tendrían su momento para estar con el cumpleañero. Todos actuaban como una gran familia, incluso Reggie fácilmente se había incorporado a las conversaciones con los demás. Por supuesto, Paul se sentía alejado de todo esto, preguntándose si era buena idea seguir ahí o esperar fuera al momento de darle su regalo a Hikaru.

— ¿Por qué no te nos unes? — Dawn le ofreció un vaso de vino, sonriente — Déjame presentarte a quienes aún no conoces.

Quizá se debía a que se encontraba un poco picada que Dawn sujetó la mano de Paul y lo llevó consigo alrededor de la sala de estar. Este solo se dejó llevar, levemente avergonzado ante la mirada divertida de Reggie. Empezaron por las personas que este ya conocía: Brock y Goh lo saludaron con mucha amabilidad, sorprendidos de verlo ahí. Tuvieron una breve charla respecto a gimnasios y las investigaciones del moreno, aligerando un poco la incomodidad de Paul. La siguiente persona fue Zoey, quien regresaba del patio al haber "perdido" en lo que sea de juego que se habían inventado Ash e Iris. Esta le dijo no se esperaba verlo ahí y esperaba que ahora se llevasen mejor que en el pasado. Posterior a ello, Dawn lo llevó a hablar con Palmer, quien se encontraba conversando animadamente junto a Reggie.

— ¡Ey! — dijo el criador al ver a su hermano — Veo que vas muy bien acompañado.

— Reggie... — respondió malhumorado.

— ¿Él es el líder de Kanto oriundo de Sinnoh del que tanto se comenta hoy en día? — Palmer se paró de la silla donde se encontraba y le ofreció una mano. — ¡Un gusto conocerte!

El rubio se acercó a él y lo rodeó con su brazo. Paul solo se limitó a mirarlo inquisitivo pues se notaba que, al igual que Dawn, estaba un poco pasado de copas.

— Señor Palmer, un placer conocerlo, mi nombre es Paul.

El rubio arqueó una ceja al oír el nombre.

— Barry me hablaba mucho de un tal Paul, imagino que eres tú. — recibió una sonrisa alegre y cansada por parte del mayor — Gracias por ser su amigo.

Se sorprendió ante las palabras del As del Frente Batalla. Paul no consideraba haber sido amigo de Barry, a lo mucho conocido. Aun así, lo soportó durante el tiempo donde sus caminos se encontraban y sabía que no fue una mala persona, por lo que debía admitir que al menos fue alguien que logró respetar.

— No éramos muy cercanos, a decir verdad, pero era un gran entrenador.

Dawn lo observó y sonrió. Palmer parecía nostálgico, empero, hizo lo posible por dedicarle la sonrisa más amable que Paul pudiese ver aquel día.

— Y tú igual. Gracias por cuidar de Hikaru, por cierto.

— Eh... de nada. — claro, al ser pareja de la madre de Dawn, Palmer sería el abuelo de Hikaru, de cierta forma — Es un niño increíble.

Esas palabras parecieron activar algo en Palmer ya que, acto seguido, sonrió con muchísima felicidad y asentía como un chiquillo emocionado.

— ¿¡A que sí!? ¡Es el mejor nieto que alguien pudiese desear!

— Lo quiere demasiado, ¿verdad? — interrumpió Reggie.

— Es un abuelo muy orgulloso de su nieto. — respondió Dawn, levemente avergonzada.

— ¿Tú eres Paul? — la voz de Johanna, quien se había acercado al grupo, sorprendió a los tres — ¡Es un placer conocerte por fin! — La madre de Dawn era su viva imagen, pensó Paul, sorprendido para sí. — Gracias por acompañar a mi hija e Hikaru al museo, escuché que fue un día increíble.

— ¡Mamá! — Dawn se acercó a ella e hizo ademán de querer sacarla de la habitación.

— ¡Pero si no he dicho nada malo! Hikaru fue quien me dijo eso. Ahora, si quieres que diga lo que tú dijiste...

— ¿Por qué no vas con Palmer a jugar con Hika? Aquí estamos saludando a todos los que han venido al cumpleaños. — Paul tenía que evitar la risa sarcástica que deseaba salir de su boca. Dawn, consciente de esto, tenía la cara enrojecida. Johanna solo se limitó a reír, le encantaba bromear.

— Parece que nos están botando, cariño — dijo la mayor, vacilante — ¡Bueno! Iré a ver a mi niño, que no lo he visto tanto últimamente.

— ¡Te acompaño! — dice el as del Frente de Batalla — Un placer conocerte, Paul, ¡ya volveremos a hablar!

Este alza su mano en señal de despedida.

— Bueno, continuemos, ¿te parece? — Dawn ya estaba más calmada, aunque Paul deseó volver a verla nerviosa.

— Yo me iré a hablar con Brock, necesito actualizar mis técnicas de crianza Pokémon. — mencionó Reggie — Los dejo, ¡Sigue presentando a Paul a la familia, Dawn, cuento contigo!

Tanto la aludida como Paul ignoraron al mayor para evitar avergonzarse, quien solo sonrió triunfante.

La siguiente en presentarse ante ellos fue Koharu, la futura sucesora del profesor Sakuragi, a quien Paul juraría haber visto alguna que otra vez mientras visitaba al profesor Oak. Posteriormente, Cilan lo saludó con fervor, le dijo que admiraba su estilo de batalla y que le gustaría probar sus estrategias algún día de estos.

— ...Y por último ella es May, coordinadora como yo, hemos viajado juntas por varias regiones e incluso competido en torneos. Es una de mis amigas más preciadas y adora demasiado a Hikaru.

— Con que tú eres el famoso Paul, Dawn habla mucho de ti — dice, recibiendo un golpe en el codo por parte de Dawn — ¡Auch! Está bien, está bien. Soy May, Dawn ya te ha contado gran parte de mí, ¡así que solo me queda decir que soy como una tercera madre para Hikaru! — ríe, ofreciéndole una mano.

Este la acepta, saludándose por fin.

— Por cierto, ¿han visto al innombrable? Gané la batalla en el patio así que me debe un buffet.

— ¿Innombrable? — preguntó el pelimorado.

— Ash está en el jardín jugando con Hika y sus abuelos. — respondió Dawn — ¿Cuándo dejarás de llamarlo así?

— Hasta que deje de ser divertido molestarle — rió — Mis disculpas, ¡ahora regreso!

— ¿Deberías preocuparte? — preguntó Paul una vez May había salido de su campo de visión.

— Nah, no hay necesidad, le dice innombrable desde que Ash se comió un platillo que ella había ansiado por días.

— Ah, entonces todo bien. — respondió Paul.

La noche continuó con tranquilidad mientras Hikaru se puso a jugar con los Pokémon de sus tíos y sus abuelos. En cierto momento, cuando ya era de noche, algunos ya estaban preparándose para irse, sin embargo, Goh golpeó una copa con una cuchara para llamar la atención de todos. Estaba sonrojado, quien sabe si por el alcohol o algo más, pero las miradas curiosas no se hicieron esperar. Koharu se acercó a él, tomándolo de la mano.

— Tenemos algo que anunciarles. Si es que te parece bien, Dawn, claro está.

Ella solo lo miró, más curiosa que el resto.

— Adelante.

Goh asiente mientras, con uno de sus brazos, rodeó a Koharu.

— ¡Nos vamos a casar! — dicen los dos al mismo tiempo, logrando sorprender a todos.

Las miradas de curiosidad se transformaron en sorpresa y grititos de alegría, acompañados de felicitaciones. La pareja estaba alegre y Koharu mostraba con orgullo el anillo que había tenido escondido debido a unos guantes. Mientras respondían las típicas preguntas de cuándo, cómo y dónde, Paul, sin querer, habló lo suficientemente fuerte como para que todos lo escuchasen:

— ¿Cómo supieron que querían casarse?

Todos los presentes lo observaron, quedando este sorprendido al creer que solo había pensado la frase que dijo. Él no lo decía con mala intención, simplemente le había causado curiosidad. Antes de siquiera decir algo, Goh le sonríe, dispuesto a responderle.

— Amo a Koharu. — dijo, siendo ahora el centro de atención — Y entendí que quiero pasar cada instante de mi vida a su lado. Hemos pasado por mucho todos estos años, buenas y malas, y creí que ya era momento de unir nuestras vidas y dar el siguiente paso. Sé que... — mira a su novia con ternura — el lazo que tenemos es demasiado fuerte como para decidir que queremos esto, y estoy dispuesto a hacer lo imposible por verla feliz todos los días de mi vida.

«Lazos» de nuevo aquel término, aunque, a diferencia de lo incómodo que lo sintió en la boca de la periodista, dicho por Goh se sentía realmente genuino.

— Yo siento lo mismo. — continuó la pelirroja, tomando ambas manos de Goh — ¡Estoy muy emocionada por saber qué nos deparará el futuro! — el ojiceleste se sonroja y asiente para, posteriormente, besar en la frente a su novia y abrazarla con ternura.

— ¡Esto se merece una celebración! — gritó Brock, alzando una copa de vino mientras los demás adultos alzaban sus vasos y volvían a felicitar a la enamorada pareja.

— Y pensar que los conocí cuando solo eran amigos. — dijo Ash, orgulloso como si fuese el padre de Goh y Koharu.

— Idiota, todos los conocimos cuando solo eran amigos — respondió Dawn, logrando sacar unas cuantas risas del resto de los presentes.

Incluso la de Paul.

~~0~~

— ¡Nos vemos!

Dawn terminaba de despedir a Iris y Cilan, quienes debían abordar el avión a Unova a primera hora del día siguiente. La campeona de Teselia, por supuesto, volvió a ofrecerle un combate a Paul, quien le dijo que estaría disponible apenas y su duelo con Cynthia concluyese. Zoey y Reggie también se había retirado, la primera porque había decidido ir a Galar a incursionar en los concursos que se realizarían ahí y el segundo porque quería escuchar las estrategias de concursos de la pelirroja ya que iban en la misma dirección (y también como excusa para dejar a su hermano y Dawn solos). Johanna y Palmer, por otro lado, se habían ido a descansar en la habitación de invitados de la coordinadora.

— Nosotros también nos iremos yendo ya. — le dice Koharu a Dawn — Debemos volver a Kanto a continuar con las investigaciones, tú sabes, ¡pero te mantendré actualizada respecto a la boda!

— ¡Más te vale! Espero ser la madrina ya que decidieron anunciarlo en mi casa, ¿eh?

— Dalo por hecho.

Goh, por su parte, se despedía de los demás, aún sin quitarse la sonrisa por el anuncio que había hecho previamente.

— Lamento si mi comentario sonó mal. — le dijo Paul cuando se acercó a él.

— ¡Todo está bien! — respondió Goh — Sé que un matrimonio es más que solo amor, pero me diste la oportunidad perfecta para volver a decirle a Koharu lo mucho que la adoro.

— Oh, ¿bien, entonces?

— ¡Sip! — respondió — El lazo que tengo con ella... no lo cambiaría por nada.

El pelimorado solo asintió, ignorando que por su mente pasó el zafiro brillante de los ojos de Dawn.

Al irse ellos, Dawn suspiró alegre. Brock se había ofrecido a ayudar con la cocina mientras que Ash y May "discutían" sobre el buffet que la oriunda de Hoenn reclamaba. Hikaru, por su parte, miraba la televisión junto a sus nuevos juguetes, dando pequeños bostezos de vez en cuando. La peliazul se sentó en uno de sus muebles, invitando a Paul.

— Créeme que luego de esto y el Gran Festival, lo único que deseo es descansar.

Descansar... el momento perfecto para invitarla a salir estaba comenzando.

— Yo también... entrenar casi todos los días puede resultar ser agotador — ahora, se mordió el labio al recordar una de las ideas que su hermano le dio, sintiéndose avergonzado por tener que hacerlo — Entonces... ¿por qué no ir al faro de ciudad Marina? Oí que habrá fuegos artificiales el miércoles y la vista es hermosa según Internet.

—¿Ah, sí? Pero Hikaru tiene escuela ese día, no creo que él y yo podamos ir hasta que esté de vacaciones.

Oh, no se explicó bien.

— Me refería a ir los dos, tú y yo.

Ella lo mira y ladea la cabeza.

— Lo siento.

No se esperó un rechazo. Ella aún lo miraba, curiosa por entender por qué la expresión en Paul había pasado de una casi seria a una sorprendida.

— Ah, sí. — él se tocó la cabeza debido al momento incómodo — entien...

— ... No te he escuchado bien, por un momento creí que me estabas invitando a salir. Estúpido, ¿no?

¿Oh?

— De hecho, es lo que quería decir.

Y ahora sí pudo notar como la cara de Dawn se enrojecía cada vez más. Se veía tierna así y se fijó en sus labios nuevamente, como aquella vez en su hogar. Lo que quería ahora era saber su respuesta, empero, tendría que esperar, pues una vocecilla lo sacó de su trance.

— ¡Vamos a jugar a las batallas Pokémon, señor Paul!

Hikaru apareció de quien sabe dónde con varios de sus regalos encima de un carrito de juguete que tenía. Incapaz de decir que no, solo se dejó llevar por el niño, observando por última vez a la coordinadora, quien le seguía la mirada. Observó una vez más a Dawn, quien estaba sonrojada. El niño lo jala del brazo aún más y lo lleva consigo unos metros más allá, en el jardín.

Dawn observa la escena, ahora parada, y suspira. Mira como Paul parece conflictuado cuando Hikaru agarra un Tyranitar de peluche y simula que este tiene vida. La coordinadora se para en la puerta que da al patio y los observa, tomando un poco de vino debido a los nervios que la propuesta de Paul había ocasionado en ella.

— Hikaru es muy feliz cuando está con el tal Paul, ¿no lo crees?

Dawn voltea, observando como May se acercaba a ella. Mientras ve al menor darle a Paul algunos de los juguetes que había recibido ese día, no puede evitar sentirse contenta por la amistad que se había formado entre los dos. Toma otro sorbo de su vino, sintiendo ya como el calor llegaba hasta su cabeza.

— Es como con Ash, Goh o Brock, no veo la diferencia.

— Sí lo ves, pero lo quieres ignorar. — mira a su mejor amiga y le dedica una sonrisa — El innombrable y yo somos los tíos divertidos que lo llevan de vez en cuando de paseos y le regalan cosas; Brock y Goh son los tíos sabios que le darán consejos que, aunque ahora no lo ve importante, le servirán mucho en la vida. Koharu es la tía estricta pero dulce cuando solo están los dos; Iris y Zoey tienen demasiada confianza con Hika como para que este les cuente las travesuras que hace antes que a ti; Cilan es el tío consentidor que le hace todo tipo de comidas que le fascinan... — siguió mencionando a unas cuantas personas más, mientras Dawn no dejaba de observarla — Paul, en cambio... creo que tiene todo eso con él e incluso más.

— ¿Qué más?

— A Hikaru ya se lo ha ganado, pero, a diferencia de los demás, también te ha ganado a ti. — Dawn casi se atora con su vino — No deberías temer lo que sientes por él. Se nota como lo miras, aún con esos ojos ilusionados de cuando me hablabas de él en nuestros viajes. A los demás no los ves como a Paul.

— ¿Soy tan obvia?

— Sí, pero siempre hay uno que otro que no se da cuenta — ambas observaron como Ash y Pikachu se acercaban a Paul e Hikaru. — Parece un buen chico, ¿sabes? Me ha causado una buena impresión, aunque sea un poco frío; ya entiendo por qué Barry y tú hablaban maravillas de él. — ambas ríen.

— Eso fue algo... de muchos años atrás.

— Pues yo creo que a Barry le encantaría que Paul sea una figura paterna para Hikaru, y también...

— May, no me hagas llorar. — la castaña se detuvo en cuanto escuchó aquello. Frente a ella, Dawn tenía los ojos brillosos — Es muy lindo lo que dices, pero no soy quién para decidir eso.

— Has sido la mejor madre que Hikaru pudiese pedir, Dawn. — May pone una de sus manos en el hombro de la coordinadora, reconfortándola — Solo no te cierres al amor, una bonita familia podría nacer de todo este enredo. — ella se para, le sirve otra copa y grita — ¡Innombrable! ¡Es momento de que me pagues lo que prometiste!

— ¿Eh? ¡Yo no te debo nada! ¡La que me debe eres tú! — este comenzó a acercarse a la castaña, mirándose ambos con furia.

— Demasiada tensión. — susurró la peliazul, sonriente.

~~0~~

— ¡Pero quiero ver el regalo de Paul!

Ash se enteró de la razón por la que el líder de gimnasio aún se había quedado en la casa de su mejor amiga. Este estaba dispuesto a quedarse, sin embargo, ya tenía a alguien detrás suyo que impediría aquello.

— Eso lo podrás hacer por fotos. — inesperadamente, May lo agarró del brazo y se lo llevó consigo — Cuídate Dawn, ¡yo me hago cargo de este tipo!

— Aléjame de esta loca, Dawn... — murmuró Ash con sarcasmo, recibiendo un golpe de la castaña por su parte — ¡era broma!

— Upsi, mi golpe también.

— Yo los acompañaré. — dijo Brock, a quien le parecía chistosa aquella situación.

Dawn solo los observó y rió ante tal escena. May aprovechó el momento para acercarse a la peliazul y, susurrándole al oído, murmuró.

— No te olvides de lo que hablamos hoy.

— May...

— ¡Hasta pronto! Me espera la comida más cara que se pueda encontrar en Sinnoh.

— ¡Eso no es verdad! — respondió Ash — Dawn, Hikaru, Paul, ¡ya nos veremos! — se despidió.

— Sí, me haré cargo de estos niños. Dawn, Paul, Hika, ¡buenas noches! — finalmente, Brock también les dijo adiós.

Hikaru, curioso por el hecho de que Paul siguiese ahí, preguntó:

— ¿El señor Paul se quedará a dormir?

— No, de hecho, ya es hora de abrir tu último regalo, ¿lo recuerdas? — respondió el mayor.

El niño recordó entonces lo que el líder le dijo apenas se vieron hoy. Esbozó una gran sonrisa y comenzó a preguntarle respecto a qué era lo que iba a recibir. Paul le pidió calma, mientras estos y Dawn salieron nuevamente al jardín.

— ¿Por qué aquí? — volvió a preguntar el niño, recibiendo solo miradas cómplices entre los dos mayores.

— Bueno, es que seguro que el aire le sienta bien luego de estar tantas horas dentro de una poké ball.

Hikaru ladeó la cabeza, intentando ignorar el primer pensamiento que se le vino a la mente pues creía que era algo imposible.

— Sabemos que te gustan mucho los tipos Dragón.

— En especial uno de cierta región llamada Kalos.

Como si un foquito se prendiese en su mente, Hikaru abre la boca y sus ojos brillan de emoción. Tenía que ser lo que se estaba imaginando, no había otra opción.

— ¡No puede ser! — grita, mientras da vueltas alrededor de ambos adultos buscando con locura el regalo que se imaginaba — ¿Dónde está? ¿Dónde?

— Ah, ah, ah~ — Dawn lo detuvo — Antes de eso, debes entender que confiamos en ti para tener, de ahora en adelante, una gran responsabilidad.

— Ya que no se trata de un peluche más. — continuó Paul, sacando una Lujo Ball de su mochila — Debes alimentarlo, cuidarlo, entrenarlo...

— Y estaré contigo durante todo el proceso, así que debes prometer que darás de tu parte. — dijo Dawn, sin esperarse que Paul tocara uno de sus hombros con su mano libre.

— Estaremos. — concluyó, logrando que Dawn lo mirara con ternura — ¿Y bien, Hikaru? — se dirigió al niño, extendiendo su otro brazo para darle la Pokéball — ¿Tenemos tu palabra?

El pequeño peliazul agarró con ambas manos la Lujo Ball que Paul le ofreció. La observó, como si fuera el objeto más valioso que sus manitas tocaron en toda su corta vida, y dio un saltito de sorpresa al ver cómo ésta se movió.

— ¡Sí! ¡Lo prometo!

— Confiamos en ti — Paul revoloteó los cabellos del niño mientras este seguía mirando con total emoción a su nueva adquisición — ¿Sabes usarla?

— He visto a mamá, pero nunca lo he hecho yo.

— Oh, es simple. — se puso a su lado — Extiende tu mano y lánzala, pero no tan fuerte. Luego, pídele salir. El resto es historia.

Hikaru asiente. Observa a Dawn, quien estaba a un costado mirándolo con total amor mientras ordenaba a su SmartRotom grabar, y luego fija su mirada al frente. Alza sus dos manos, temblorosas, y arroja la esfera.

— ¡Sal!

La Lujo Ball se abre y un brillo enceguecedor los ilumina. Hikaru entrecierra sus ojos, esperando que todo vuelva a la normalidad. Segundos después, ve asombrado a una pequeña criatura observándolo con curiosidad.

— ¿Gom? — dice el Pokémon.

¡Gumy! — Hikaru corre hacia la criatura y lo abraza sin pensárselo. Esta, en un inicio, se asusta, pero se relaja al ver que lo único que el niño quería era darle cariño — Me llamo Hikaru ¿De verdad eres real? ¿De verdad eres mi Pokémon?

— Sí, lo es — afirma Paul, mientras Dawn se acerca a su hijo y se agacha para estar a su altura.

— Tu madre y yo lo conversamos y acordamos en regalártelo como tu primer Pokémon.

— Pero no olvides que has prometido ser responsable con él, así que estaré atenta a cualquier descuido, ¿eh? — ahora, Dawn mira al tipo Dragón y le acaricia el rostro — Bienvenido a la familia, Goomy.

Piplup también saludó al Pokémon, quien gruñó alegre.

— ¡Es el mejor cumpleaños de todos! Gumy, ¡te prometo que juntos seremos los mejores del mundo mundial!

¡Goom!

— ¡Gracias, mamá, gracias, señor Paul! ¡Prometo cuidarlo mucho! — apenas terminó de decir dichas palabras, el pequeño bostezó.

— Uy, parece que alguien ya tiene sueño. — Dawn, riendo, carga a Hikaru en sus brazos — Es hora de ir a la cama, Hika. Goomy puede dormir contigo hoy.

— Pero yo quiero... — bostezó de nuevo — jugar...

— Volveré en un rato, iré a dejarlo en su habitación. — menciona Dawn mientras comienza a caminar — Paul asiente — Dile adiós a Paul, Hika.

— Sí — volvió a bostezar — Adiós, señor Paul, es el mejor cumple de todos...

— Adiós, pequeñajo.

Goomy, quien seguía a Dawn, dio un último vistazo al pelimorado, éste lo observó y le sonrió.

— Cuídalo, ya nos veremos pronto.

Goomy sonríe y se despide de él.

Minutos después, Dawn bajaba las escaleras con una expresión de cansancio. Estiraba sus brazos hasta que vio a Paul, acercándose a él mientras bostezaba.

— Me ha contagiado el sueño, sí que ha sido un día lleno de emociones.

— Lo bueno es que ya terminó.

— Sí... — Dawn se echó en uno de los muebles de la sala de estar — ¿Quieres algo para tomar?

Paul negó con la cabeza.

— Respecto a lo que te dije hace rato, la salida. — la boca de Dawn se abre de la sorpresa al recordar la petición — No me diste una respuesta.

— Cierto — Dawn titubeó, lo había olvidado por completo — ¿Lo dices... en serio?

— Muy en serio.

— En ese caso, bueno, no puedo decir que no.

La alegría invadió el cuerpo de Paul. Claro que no lo demostró. En su lugar, asintió con aquella expresión que siempre lo caracterizaba.

— Entonces, ¿nos vemos el miércoles en Ciudad Marina?

— Claro.

Los dos se quedaron viéndose por unos instantes más, hasta que la voz de Hikaru pidiendo agua desde el segundo piso llamó la atención de la coordinadora. Ambos, conscientes de que cierto tiempo había pasado, desviaron sus miradas, avergonzados.

— Entonces, eh... voy a ir a ver a Hika— susurró Dawn.

— Y yo me iré ya. — respondió Paul.

Ambos asintieron. Dawn lo acompañó a la salida y le sonrió. Este solo dio media vuelta dispuesto a marcharse, aguantando la sonrisa que quería demostrar.

— Gracias de nuevo, Paul.

— Cuando quieras.

— ¡No digas eso! Sino terminaré tomándolo en serio.

Este, sin tener ganas de irse, le sonríe.

— Lo digo de verdad.

— Tú... — su sonrojo volvió a ser evidente — ¡Nunca más te invitaré a tomar! Dices cosas raras que solo...

— ¿Sí?

— ¡Vete ya!

Cerró. Paul miraba la misma puerta que horas antes estuvo frente a él, sintiendo como, al igual que Dawn, tenía sus sentimientos a flor de piel.

Ya quería que fuese miércoles, aunque cada vez era más evidente de que no necesitaba de esa cita para darse una idea de lo que comenzaba a sentir respecto a Dawn.

~~0~~

— Dices cosas raras que solo alegran mi corazón... ¡No digas tonterías, Dawn! — la coordinadora yacía en su cama, pasada la medianoche, sentada y aún avergonzada al recordar su última conversación con Paul — Debí parecer un bicho raro, ¡qué vergüenza!

Piplup... — su inicial, aburrido de escucharla quejarse, puso su cabeza debajo de la almohada, esperando poder dormir.

— Disculpa por molestarte con mis delirios de amor. — se echó, finalmente, mirando hacia el techo —Pero ¿qué significa todo este cambio repentino en él? ¿Se está burlando? ¿Ve gracioso que me haya confesado tardíamente? Quizá... ¡¿se dio cuenta de que me sigue gustando!? — se tapó la boca inmediatamente, rogando no haber despertado a Hikaru, quien se encontraba en la otra habitación. — Mis sentimientos se terminarán desbordando un día de estos...

«La próxima vez que lo vea, ¡le diré lo que sientes por él!»

Recordó una frase que Barry le dijo muchísimos años atrás. Sonrió, nostálgica. Piplup, quien se había quitado la almohada, puso su aleta en una de las manos de la chica, reconfortándola.

— Bueno, ya lo dije: el pasado no se puede cambiar — le dice a su Pokémon — El miércoles tú serás el encargado de la casa, así que cuida de Hikaru, ¿eh? — este asiente, muy decidido — ... ¡Nah, broma! Llamaré a mamá.

Con el orgullo de Piplup destrozado, Dawn ríe, pidiéndole perdón. 

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Buenas!!!

Aquí otro capítulo más de esta historia hasta quien sabe cuando xD (en serio, el viernes trabajé como nunca antes en mi vida y ya estoy viendo que será así durante las siguientes semanas, help) Espero que el capítulo de hoy les guste, creo que es el más largo que he hecho hasta ahora, pero es que tenía muchas cosas que contar!

Bye bye!

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