11. Moonlight

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

✶ . ࣪ ׅ chapter eleven
MOONLIGHT



En apenas una hora, estábamos en prisión temporalmente. Alex, Stacey, Ravi y yo estábamos sentados en el banco que había en la celda, mientras que Mason estaba de pie, observando como los guardias pasaban de un lado a otro.

— Adiós a Rising Star... — murmuró el chico.

— No podemos faltar — mandó Alex con determinación.

— Pues no podemos tocar — dije con obviedad.

— Se acabó — murmuró Ravi con los ojos cerrados, apoyando la cabeza en la pared.

— Es cierto — habló Mason, girándose para mirarnos y tomando asiento junto a Alex — Se acabó.

— ¿Y se acabó? ¿Y qué? — espetó Alex y se levantó del banco — Lemonade Mouth es más importante que un concurso. Lo hicimos para que nos oyeran. Por nuestros fans, por nosotros mismos...

— Por nuestra amistad — susurró Stacey, aún afónica.

— Gracias — agradeció Alex.

— Chicos, no podemos abandonar... — volvió a susurrar Stacey.

— Stacey, va a ser una humillación — le aseguré, levantándome del banco.

— No vamos a hacerlo — se unió Ravi.

— Coincido — contestó Mason.

— Por si no te has dado cuenta, Alex, estamos en una celda — le recordó Ravi — Y tú eres la culpable.

— ¿Yo?

— Sí, tú, todo esto es más bien culpa tuya, Alex — añadió Mason.

— Chicos, no estamos arrestados de verdad, hay que esperar a que nuestros padres nos recojan — explicó Alex y yo rodé los ojos.

— ¿Podéis dejar de pelearos? — murmuró Stacey.

Apoyé los codos en el barrote que se cruzaba con los que estaban en vertical y jugueteé con una goma del pelo que tenía en la muñeca, haciendo un pequeño ruido. Mason tamborileaba los dedos en el banco, Alex chocaba un anillo contra los barrotes, Ravi jugaba con su cremallera y Stacey tarareaba "Turn up the music"

Nos miramos entre nosotros, entendiendo que lo que teníamos era una conexión insuperable, y que no debíamos dejar que acabara así.

— Venga, chicos — murmuró Alex, abriendo los brazos.

Nos dimos un abrazo grupal, y poco después nos avisaron de que nuestras familias habían llegado para recogernos.

Al salir de la celda me encontré con mi madre y mi padre, juntos. Me detuve un momento, sorprendida de verlos a los dos allí.

Mi padre no dijo nada, solo se giró para salir por la puerta de la comisaría de policía sin decir nada.

— Vale, se que estás decepcionado conmigo pero... — empecé a hablar, pero él se detuvo y se giró para interrumpirme.

— No quiero hablar del tema, vámonos — contestó y cuando se iba a girar, lo agarre del brazo.

— No, papá, por favor. Tengo que decirlo — le pedí, y le señalé unos bancos que había a nuestro lado, él tomó asiento pero yo me quedé de pie frente a él, y mi madre a mi lado — Mira, nunca seré la hija perfecta que quieres que sea. Lo que quiero decir es que... busco mi camino y, sí, me equivocaré, pero merezco que me permitas ser yo misma. ¿Podrías intentarlo?

— Pero sigues estando en un lío — asintió con un poco de humor en su voz.

— Lo sé — reí y al levantar la vista, vi a Mason entrando en un coche, con un chico un poco más mayor que él, su hermano.

























Esa noche, después de todo lo que había pasado, estaba tumbada en mi cama, mirando el techo de mi habitación, tratando de procesar todo. Mi mente no paraba de repasar la discusión con mis padres, la sensación de decepción, y al mismo tiempo, la liberación de haber dicho lo que realmente pensaba.

Cerré los ojos, intentando relajarme, cuando de repente, escuché un pequeño ruido en la ventana. Al principio, pensé que lo estaba imaginando, pero luego lo escuché de nuevo, esta vez más fuerte.

Me levanté y caminé hacia la ventana. Al asomarme, vi a Mason en el jardín, recogiendo otra piedra pequeña del suelo, preparándose para lanzarla.

— ¡Oye! — susurré con una sonrisa, abriendo la ventana antes de que pudiera lanzar la piedra — ¿Qué haces idiota?

— ¡Evelyn! — dijo Mason, dejando caer la piedra y mirando hacia arriba — Necesito hablar contigo. ¿Puedo subir?

— ¿Estás loco? — pregunté, pero mi sonrisa lo delataba. Había algo ridículamente encantador en la situación. Él era ridículamente encantador.

— Un poco — admitió, encogiéndose de hombros — Pero no me voy a ir hasta que hablemos.

— Está bien, sube — suspiré, indicándole la enredadera que crecía junto a la ventana. Era una locura, pero mi curiosidad y las ganas de verlo pudieron más.

Mason comenzó a trepar por la enredadera con sorprendente agilidad, al final y al cabo, jugar al fútbol le había servido para algo. Yo retrocedí para darle espacio, y en pocos segundos, estaba dentro de mi habitación. Cerré la ventana rápidamente para que mis padres no escucharan nada.

— No puedo creer que hayas subido por aquí — dije, sacudiendo la cabeza con incredulidad.

— Bueno, quería verte — dijo, con un brillo en los ojos que me hizo sentir un cosquilleo en el estómago.

— ¿Y no podías esperar hasta mañana? — pregunté, tratando de mantener la compostura, aunque me costaba.

— No, no podía — respondió, con una seriedad que me tomó por sorpresa — Eve, he estado pensando en todo lo que pasó hoy... y en todo lo que ha pasado entre nosotros últimamente.

— ¿Y qué es lo que has estado pensando? — pregunté suavemente, sintiendo cómo mi corazón comenzaba a latir más rápido.

— Que me importas mucho más de lo que pensaba. Y no solo como amiga — dijo, dando un paso hacia mí. Su mirada era intensa, pero también había una vulnerabilidad en sus ojos que nunca había visto antes. — Me gustas, Eve. Y no he dejado de pensar en ti desde hace semanas.

Sentí que mi cara se calentaba al escuchar sus palabras. Durante tanto tiempo había intentado ignorar mis propios sentimientos, convencida de que era solo una fase, algo pasajero. Pero en ese momento, todo se volvió claro. Mason me gustaba. Mucho.

— Mason... — comencé, pero no sabía qué decir. Mis pensamientos estaban enredados en un torbellino de emociones.

— Lo sé, esto es una locura — dijo rápidamente, malinterpretando mi silencio. — Pero tenía que decírtelo. No podía seguir guardándomelo más tiempo. Quería que lo supieras, porque... bueno, porque tenía que ser honesto contigo.

Lo miré a los ojos, sintiendo que todo en la habitación se desvanecía, excepto nosotros dos.

— Mason, tú también me gustas — dije finalmente, sintiendo cómo el peso en mi pecho se aligeraba al decirlo en voz alta.

Su expresión se iluminó, y una sonrisa de puro alivio y felicidad apareció en su rostro. Dio un paso más hacia mí, acercándose tanto que nuestras respiraciones se mezclaban.

— Entonces, ¿puedo besarte? — preguntó en un susurro, inclinándose un poco más cerca.

— No tienes que preguntar, tonto — respondí, riendo suavemente antes de cerrar la distancia entre nosotros.

Nuestros labios se encontraron en un beso suave y cálido, lleno de todo lo que habíamos estado sintiendo pero no habíamos dicho. Fue un beso tierno, lleno de nervios, pero también de una profunda alegría. Sus manos se posaron en mi cintura, mientras las mías rodearon su cuello, acercándolo más a mí.

Cuando finalmente nos separamos, ambos estábamos sonriendo como idiotas.

— Bueno, eso fue mejor de lo que esperaba — dijo Mason con una risita.

— ¿Solo mejor? — bromeé, levantando una ceja.

— Mucho mejor — corrigió, con una expresión tan adorablemente seria que no pude evitar reír.

Nos quedamos así, en mi habitación, abrazados y riendo en voz baja, intentando no hacer demasiado ruido para no despertar a mis padres. Y por primera vez en todo el día, me sentí completamente en paz. Había pasado de estar en la cárcel temporal a estar en los brazos de alguien que realmente me importaba.

— ¿Sabes? Esto ha sido un día muy raro — dije finalmente, apoyando mi cabeza en su hombro.

— Lo sé — respondió Mason, acariciando suavemente mi espalda. — Por cierto... ¿me vas a contar ya lo que te pasaba ayer en la pizzería?

— Mis padres... han estado discutiendo — admití y él se separó del abrazo para mirarme mejor.

— Lo siento — se compadeció.

— ¿Y tú me vas a contar por qué le mentías a tus padres diciendo que ibas a entrañar fútbol cuando venías a ensayar? — cuestioné y él dio un suspiro.

— Mi hermano mayor, creo que lo viste ayer. Max... él es... perfecto. Y mis padres solo quieren que siga sus pasos y sea como él. Pero bueno, ya he hablado con él y me ha aconsejado que les diga la verdad, así que eso haré — me contó y yo asentí.

— Te entiendo, es difícil aparentar ser algo que no eres — le dije, ofreciéndole una sonrisa comprensiva.

— Creo que debería irme, antes de que tus padres se den cuenta, además, tenemos que descansar para mañana — habló acercándose a la ventana de nuevo.

— Está bien, buenas noches, Mason — me despedí.

— Buenas noches, Eve — contestó con una sonrisa, saliendo por la ventana.

Y en ese momento, mientras la luna brillaba a través de la ventana y el mundo parecía estar en calma, supe que todo iba a estar bien. Porque tenía a Mason, y eso lo hacía todo mejor.

15 votos para el siguiente capítulo . . .

luvvcande ★ 2024

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro