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—NO PUEDE SER —MURMURÓ LIDIA, sentada en el mesón de la cocina con su celular en mano.

Grant quien se encontraba a solo unos metros de distancia, preparando el desayuno le observó cortamente alzando una ceja.

—¿Qué ocurre?

—Cam a comentado en tu publicación que no aparecíamos porque estábamos de luna de miel teniendo sexo —comentó con las mejillas sonrojadas—. Y no ha parado de mencionar eso en el chat junto a Lina y Chris.

Grant rió y apagó la encimera ya habiendo terminado de cocinar. Se acercó a su esposa y se coló por entre sus piernas apoyando sus manos a los lados del cuerpo de Lidia.

—Bueno, mentiras no son.

Ante esas palabras, Lidia le golpeó un hombro, alejándolo solo un par de centímetros, lo cuáles Grant no tardó en recuperar con creces.

—Mmm... hay de todo en los comentarios, pero la mayoría nos felicita —agregó de vuelta a la pantalla de su celular.

—No me interesa lo que digan los comentarios —Grant se encogió de hombros.

—A mí tampoco. Después de todo eso no quitará el hecho de que estamos juntos y casados —le sonrió.

Grant le devolvió la sonrisa. Subió una de sus manos y tomó el mentón de su esposa atrayendo sus rostros, más no probó sus labios, solo se mantuvo allí unos segundos jugando con las distintas y tentándola en espera de los roces.

—Grant... —se quejó Lidia formando un puchero.

El actor sonrió con diversión y finalmente juntó sus labios, atrapando la cintura de su esposa con su mano libre, sintiendo como ella le envolvía el cuello con los brazos, atrayendo más de ambos.

Seguía pareciendo irreal que estaba casado, porque lo cierto es que había sido algo sumamente repentino. Y hasta un tanto poco romántico en un comienzo si eran honestos.

Y es que literalmente fue así; "Deberíamos casarnos" y en menos de un mes ya habían organizado todo, seleccionado un día al azar y ya. Se casaron sin pensarlo de más. Sin preguntarse si era muy apresurado. Pero si bastante seguros de que estaban locos.

Cuando sus amigos y familias se enteraron de una semana a otra que debían preparar sus trajes y vestidos para una boda al estilo de Las Vegas casi los asesinaron. Pero no tardaron en celebrar e ir en busca de sus mejores prendas para lucirse en la boda de Lidia y Grant.

Y bueno... ahí se encontraban en pleno comienzo de su Luna de Miel, la cual a pesar de haberse negado incontables veces sus amigos les obsequiaron.

Tres semanas en Santorini, Grecia. En un hotel bastante clásico en la zona, y con unas vistas preciosas. Aunque si se lo preguntaban a Grant esas no eran las vistas que principalmente le gustaba ver.

Por ejemplo, en aquellos momentos disfrutaba la plena vista que tenía al rostro de su esposa, quien aún se encontraba sentada sobre el mesón de la cocina picoteando la fruta que él trozó para desayunar. Parecía concentrada mientras masticaba un frutilla y tarareaba la posible melodía para una de sus futuras canciones. Llevaba el cabello revuelto y absolutamente nada de maquillaje, y lo único que vestía era ropa interior y una de las camisas de Grant.

Esas eran una de las vistas que Grant disfrutaba y pagaría por ver cada día de su vida. Pero por suerte podía tenerlas gratis.

—Entonces... —murmuró Lidia, posando su mirada sobre su esposo.

Grant se encontraba a su lado, pero él tenía la cadera apoyada en la encimera y su cuerpo estaba ladeado en dirección a ella. Llevaba el cabello hecho un desastre y vestía solamente un pantalón corto de buzo que utilizaba como pijama.

Sí, Lidia también disfrutaba de las vistas. Sobre todo de aquellos lunares que pintaban parte del pecho de Grant, al igual que parte de su espalda.

—¿Entonces? —cuestionó él, alzando una ceja.

Lidia volvió a alzar su vista, sonriéndole con inocencia, causando una pequeña risa de parte del oji-verde.

—¿Vas a grabar Love Of My Life conmigo? —cuestionó.

Grant suspiró observándole con la cabeza ladeada, lo que le indicaba a Lidia que su mente aún batallaba por decidir aquello.

—Prometo que si dices que sí, te dejaré en paz —aseguró.

—¿O sea que si digo que no seguirás insistiendo?

—Veo que comprendes —asintió ella.

Grant negó con una sonrisa.

Hacia un par de meses, Lidia finalmente se decidió por lanzar su carrera musical, obteniendo grandes logros pronto, lo cuál le tenía muy feliz y emocionada. Y eso claramente le hacía feliz a él.

—Muy bien.

—¿Sí? —cuestionó con una sonrisa emocionada expandiéndose por sus labios.

—Sí, lo haré.

Lidia soltó un chillido de emoción y Grant no supo como, pero de un segundo a otro tenía a su esposa colgada del cuello con las piernas enroscadas en su cintura mientras balbuceaba incoherentes palabras de alegría y celebración.

—¡Oh por Dios! —chilló aparatándose para observarle—. ¡Estoy muy emocionada!

Grant rió, sintiendo como Lidia le tomaba del rostro con ambas manos y acercaba sus rostros repartiendo reiterados y cortos besos en sus labios.

Con sus manos en la cintura de su esposa volvió a sentarla en el mesón pero sin llegar a apartarse de ella, quien seguía dando pequeños besos en sus labios.

—Ya podrías... besarme mejor... ¿No? —mencionó entre besos.

Lidia sonrió y asintió. Pronto juntó sus labios en pequeños y suaves roces que sabía Grant amaba. Sintió como el agarre en su cintura bajaba hasta sus caderas lentamente hasta llegar a su trasero, en donde sintió las palmas de su esposo colarse bajo la prenda que vestía para subir una vez más a su cintura y acariciar la piel de la zona.

—Sé que acabamos de desayunar... pero ya podríamos merendar, ¿No? —murmuró la castaña, acariciando su con nariz la de Grant.

Otra cosa que a Grant le encantaba de su ahora esposa. Que siempre escondiera las propuestas de sexo con preguntas que parecían no tener relación absoluta con el primer tema.

—Me gusta esa idea —admitió.

Pronto las pocas ropas que vestían volaron por la habitación, aún ambos en aquella posiciones y lugar. Sus manos recorrían sus cuerpos y sus labios tanteaban el terreno en los labios del otro, hasta que en un movimiento fueron uno, con repetidas embestidas siguiéndoles.

El placer comenzó a aumentar, con sus cuerpos hormigueando al sentir lo bien que encajaban, mientras sentían aquella adictiva construcción crearse en la parte baja de sus abdómenes, aumentando con cada movimiento.

Pequeños jadeos y gemidos escapaban de sus labios, a medida que el placer iba en aumento, a la par que el volumen de las aclamaciones también aumentaban.

Lidia arqueó su espalda, arañando la piel de la espalda de su esposo, sintiendo como cada vez estaba más cerca de su liberación. Podía sentir como con cada toque y embestida su cuerpo y el de Grant se tensaban.

Y entonces ella llegó a su punto sin retorno, y solo con segundos de diferencia él también lo hizo.

Sus pechos se movían agitados mientras intentaban recuperar el aliento. Sus pieles estaban cubiertas por una leve capa de sudor debido al esfuerzo y la temperatura.

Grant acarició la cintura de su esposa, sintiendo como ella dejaba caricias en su nuca, mientras ambos se mantenían con los ojos cerrados y las frentes unidas.

Pronto Grant se recompuso levemente observando a Lidia, quien no tardó en hacer lo mismo, con una sonrisa adornándole los labios.

—Ves, y te avergonzabas porque Cam mencionara que solo tenemos sexo en nuestra Luna de Miel —bromeó.

—¡Grant!

Él se abrazó a la cintura de su esposa, mientras reía a la par que ella protestaba en cuanto a las palabras de su esposo.












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AUTOR'S NOTE

originalmente este iba a
ser el capítulo nro 10
pero no sé porque no
lo publiqué jajsjas

les gustaría tener más bonus?

tipo sin cronología?

©️ 2023 | PRFCTGUSTIN

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