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EL CORAZÓN DE LIDIA PALPITABA TAN RÁPIDO, que estaba casi segura de que estaba teniendo taquicardia o taquipnea, ya ni siquiera recordaba la diferencia entre ambas.

—Quería darte todo de mí —murmuró sin observarlo, porque se sentía avergonzada—. Quería dar todos los pasos siguientes. Quería... yo quería hacerlo contigo porque contigo me sentía preparada para finalmente dar ese paso luego de mucho tiempo —confesó—. Quería enseñarte todas las canciones que me ayudaste a escribir y todas las otras que estaban inspiradas en como me hacías sentir...

El actor le observó en silencio. No iba a mentir. Estaba sorprendido por muchas cosas y no podía evitar preguntarse cuántas canciones Lidia escribió sobre él. Se sentía halagado.

—Hace un par de meses comencé a ir a terapia —presionó sus manos a sus caderas y se balanceó hacía adelante—. Como podrás haber comprobado no soy una persona con mucha confianza. Así que pensé que era hora de trabajar en ello y ser yo misma quien me entregara confianza y no depender de que alguien más me la diera. Desde eso, Lina a estado intentando convencerme de decirte la verdad respecto a todo, pero yo me negaba, porque no quería volver a tu vida de la nada y volver a abrir una herida que probablemente para ti estaba cerrada. De hecho, ni siquiera ahora parece justo que me hayas dado la oportunidad de hacer esto. Pero entonces...

—Entonces aparecí en tu vida —completó él.

—Nos vimos aquel día y luego apareciste por mis publicaciones, y me dije a mi misma que tal vez era una señal. Además de que ya no me parecía justo que siguieras siendo tu quien se esforzara en todo —sinceró—. Estoy cansada de esconderme y dejar que mis acciones se guíen por el miedo y el pasado. Ya no quiero más eso.

—¿Qué significa eso?

—Significa que siento haber sido tan estúpida, porque no merecías todo lo que te hice pasar solo a causa de mis miedos. Y significa que no me importa si ese idiota hace pública mi lista de canciones o lo que sea que tenga de mí solo por que finalmente pude tomar el valor de volver y disculparme.

—¿Volviste solo a disculparte? —cuestionó sintiéndose decepcionado.

—Sí, porque no me parecía justo venir aquí a pedirte o exigirte una oportunidad así como así. Ni mucho menos vine a disculparme y a esperar una respuesta positiva de un segundo a otro. No es justo que yo irrumpa y pida respuestas de inmediato cuando tu esperaste un año para que yo viniera a hacer eso, a darte respuestas.

Ambos se mantuvieron en silencio por minutos, más no compartían miradas. Lidia intentaba con todas sus fuerzas no mantener la mirada sobre él, porque no quería hacerle sentir incómodo. Era consciente de que necesitaba tiempo.

—Bueno... —se colocó de pie, finalmente sintiendo la verdosa mirada del actor sobre ella—. No te presiono más. Esperaré el tiempo que sea para una respuesta, independiente de cuál sea, porque no estás obligado a perdonarme —le dió una sonrisa—. Hasta luego, Grant.

Colgó su bolsa sobre su hombro y comenzó a caminar hasta la salida. Cuando cerró la puerta soltó aquel fuerte suspiro que llevaba minutos reteniendo y pudo comprobar que se sentía más ligera y sin un peso sobre sus hombros. Ya no le importaban las consecuencias tanto como lo hacían hace un año atrás. Y fuera cuál fuera la respuesta que Grant tenía para ella, la aceptaría sin berrinches y sin desilusiones.

Caminó por la recepción y una vez salió a la calle sintió el tibio viento de la noche chocar con ella.

Ver la oscuridad en las calles, siendo la luz de las farolas lo único de daba luz y visibilidad le hizo preguntarse que hora era.

—¡Espera!

Lidia dió un salto en su sitio, y sintió como una vez más los nervios comenzaban a propagarse desde la punta de sus dedos. Y se dió la vuelta viendo como Grant tras una corrida se detenía frente a ella.

—¿Aún quieres todas esas cosas que querías junto a mí? —cuestionó él indagando en su mirada.

La respiración de Lidia se cortó de golpe, y sintió como el corazón se le aceleraba cuando vio como Grant daba unos pasos más a ella.

—Sí —murmuró—. Nunca dejé de quererlas —sinceró.

Grant sonrió suavemente, recorriendo las facciones de Lidia con su mirada.

Estaba a punto de dar un salto sin pensarlo mucho en la caída. Probablemente estaba siendo un idiota, pero ser racional no le había llevado por el buen camino hasta ese punto. Tal vez necesitaba un poco de adrenalina.

—Estás perdonada —murmuró de vuelta.

Al procesar aquellas dos palabras la sonrisa creció en el rostro de Lidia. Sentía un torbellino arrasar por su cuerpo esperanzada de que aún tenía una oportunidad, aún así no lo mereciera.

—¿Es muy apresurado si pregunto qué significa eso? —cuestionó, perdiéndose en la mirada verdosa del actor.

Grant relamió sus labios dando otro paso cerca, sin ser consciente de como con tal cercanía aceleraba el corazón de la castaña.

—Significa que tal vez estoy siendo un idiota, pero también quiero todas esas cosas contigo —hizo saber.

La compositora sintió como el corazón le daba un salto de alegría y a la vez de paz. Por primera vez en la vida sentía que las cosas realmente le estaban saliendo bien.

—¿Y es muy apresurado si te pido una oportunidad ahora mismo? —cuestionó ella, sintiendo como la confianza le desbordaba en esos segundos.

El actor negó, aún sonriendo.

—No, no es muy apresurado.

—Entonces... Thomas Grant Gustin, ¿Le harías el honor a esta estúpida compositora de darle una oportunidad para ser feliz junto a ti? —preguntó con voz bajita.

La mirada de Grant recorrió cada centímetro del rostro de Lidia, recordando lo mucho que le encantaba verla sonreír así, y lo mucho que adoraba que sonriera así por y para él.

Sin poder contenerse se inclinó y se tomó el atrevimiento de dejar caer de forma suave una de sus manos en la mejilla de Lidia. Sintió como sus narices rozaban en suaves caricias y pudo ser consciente de como a la castaña se le cortaba la respiración mientras disminuía la distancia. Y sin hacerles esperar más, por primera vez, juntó sus labios.

Todo partió como un simple contacto. Como aquel pequeño beso conocido como el "beso de niños", pero tomándolo por sorpresa, Grant sintió como Lidia le rodeaba la cintura con los brazos y comenzaba a mover sus labios sobre los de él tomando el ritmo del beso.

Sus corazones iban a toda velocidad, sintiendo aquellos corrientazos de comodidad y alegría recorrerle de pies a cabeza haciéndoles saber a ambos lo mucho que estaban disfrutando aquello.

No supieron cuánto se mantuvieron allí, disfrutando de la cercanía y el contacto, pero para cuando se apartaron, las sonrisas no tardaron en formarse en sus labios, sin apartar sus cuerpos de aquel abrazo, y con sus narices aún rozándose y los alientos agitados acariciándoles las bocas.

—Es mi jodido placer darte una oportunidad, Lidia —murmuró Grant—. Quiero ser feliz contigo.

Lidia sonrió y se colgó de su cuello uniendo una vez más sus labios, pero esta vez sintiendo como la timidez y la inseguridad le atacaban. Pero no tardó en recuperar la seguridad en sus actos, porque Grant le hacía sentir increíblemente cómoda y segura.












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AUTOR'S NOTE

nooo, ya llegamos al final!!
les dije que sería una historia
cortita. bueno igual queda
otro capítulo pero es más
parte social media



©️ 2022 | PRFCTGUSTIN

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