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Quiero una






























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La tercera semana en Hogwarts concluía y por alguna razón Elizabeth notaba como todos parecían desesperarse por obtener una de sus cartas, se quiso sentir alagada, pero rápidamente le dio curiosidad.


–¿Sabes por qué todos actúan así cada que me ven?–Preguntó la castaña a Rabastan.


Ella señalaba a un niño de Hufflepuff de primer año que le sonreía tanto que parecía que sus mejillas ya no iban a volver a su estado original.


–Es tú último curso Ellie, muchos creen que después de tú graduación no habrá más cartas–Explicó el Slytherin–Y nadie quiere irse sin su carta–

–Pero si ya hice un plan–Aseguró la castaña orgullosa de si misma–Al ritmo que llevo voy a acabar todas mis cartas exactamente el último día–

–Entonces será mejor que no te pierdas la entrega de hoy–El azabache le mostró su reloj–Son las 2 en punto–


La castaña sonrió y besó su mejilla antes de irse corriendo por el pasillo, ubicó rápidamente a su primer "elegido" en un chico de Slytherin que pasaba por ahí.


Severus Snape–Llamó al azabache que la vio sorprendido–Qué tengas un feliz día, príncipe de las pociones–

–Igualmente, princesa de los encantamientos–Respondió él tomando la carta que le ofrecía–Y me gusta tú corte–

–Gracias, a mi me gustan tus ojos–


Él rápidamente abrió la carta y no dejó de sonreír ni por un segundo al leer todo su contenido, suspiró orgulloso y supo que nadie le podría quitar esa sonrisa en un buen rato.

La Ravenclaw tomó con cuidado el brazo de un niño de primer año de Gryffindor y le sonrió amablemente mientras él parecía querer desmayarse.


–Aquí tienes Nigel Brown, que tengas un lindo día–Saludó la mayor.

–Gracias señorita Snow–


La joven asintió y siguió con su camino hasta el aula de transformaciones donde tocó tres veces y esperó a escuchar un "Pase" por parte de McGonagall.

Al entrar vio que ella no estaba sola, los merodeadores la acompañaban y fue cuando Ellie pensó que los estarían castigando por alguna razón.


Aún así tres de los cuatro chicos sonrieron esperanzados esperando que su turno hubiera llegado por fin, James Potter incluso se levantó.

Pero ella caminó hasta el escritorio de la profesora y dejó una manzana sobre la carta que puso segundos antes, vio a McGonagall sonreír emocionada.


–Qué tenga un gran día profesora–Deseó la chica para luego volver a dirigirse a la salida.

–Señorita Snow...–Llamó Minerva–Gracias, nadie nunca había alagado mi mirada–

–Deberían revisar su vista entonces–


Al salir de ahí Elizabeth se encontró directamente con su siguiente objetivo, esto le facilitó el tener que buscarla en el campo de quidditch más tarde.


–Buenas tardes Marlene McKinnon–Saludó llamando la atención de la rubia que dejó de respirar–Esa falda se te ve divina–

–Gracias...–La rubia tomó la carta que le ofrecían y sonrió–Snow no sé porque haces esto, pero realmente es algo lindo de tú parte–


Ellie sonrió agradecida y luego se alejó de ahí en búsqueda de su último objetivo, aunque ya sabía dónde estaría porque lo tenía que ver para recibir su clase en 10 minutos.


–Señorita Snow, llega antes–Habló Flitwick al verla entrar–Adelante, así se instala, mi mejor alumna tiene privilegios–

Profesor Flitwick–Llamó al notar que él no la veía–Gracias por ser un gran mentor–Ella le ofreció su carta amablemente.

–Ay Ellie...–Él rápidamente la tomó y sonrió–Tus cartas son un regalo invaluable, gracias–










































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James tomó la carta de Marlene y la leyó por quinta vez, él tampoco pudo evitar sonreír al leer su contenido y ni siquiera hablaba de él.


–Yo quiero una...–Declaró el azabache a sus amigos–Snow se va a graduar este curso, como nosotros, no quiero irme sin saber que...–

–¿Qué?–Insistió Remus.

–Sin saber si hay algo realmente bueno en mi, algo que tal vez me ayuda a conquistarla–Explicó él viendo a la pelirroja sentada a unos asientos a distancia de ellos–Tal vez me ayuda la carta–

–Yo con tener una ya soy feliz–Declaró Peter a sus amigos–La leo cada noche, me hace sentir... bien–


Sirius no pudo evitar sonreír ante el tono adorable que su amigo había utilizado para hablar, muchas veces llegaba a ver en el Pettigrew demasiada inocencia para este mundo.


–¿Creen que si nos vaya a dar una?–Preguntó el Black sin contenerse–Tal vez cree que no la merecemos–

–Elizabeth Snow escribe sobre todo lo bueno y único que ve en las personas–Comenzó Alice sentándose junto a su amigo–Y no conozco a una sola persona a la que Ellie no vea con buenos ojos–

–Si lo dices para tranquilizarme no funciona–Se quejó James viendo a la Ravenclaw en su mesa–Quiero una


Los otros cuatro sonrieron en burla ante lo caprichoso que puede llegar a ser James Potter, él tal vez lo admite, pero ser hijo único sí le había afectado.


–Debemos irnos ya–Declaró Sirius llamando la atención–Tenemos que estar en ya saben donde–


Con lo último vio al Lupin sentado frente a él, sería un larga noche en lo que al respecta y agradecía tener a sus amigos ahí con él o se volvería loco.






















































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Elizabeth anotaba rápidamente en su diario cosas que notaba de su elegido para el día siguiente, no dejaba de repetirse que es, probablemente, el chico que más necesitaba esa carta en todo Hogwarts.

Eso hasta que escuchó como un chico se quejaba de dolor y al levantar la vista vio a Remus Lupin junto a sus amigos, cerca del lago, y recordó que ya llevaba una semana con esas heridas.


Al analizar un poco más al chico fue que notó los patrones en sus cicatrices, se regañó mentalmente por no descubrirlo antes y, lejos de asustarse, se decidió a ayudar.

Sacó su lista de futuros elegidos, con los años cada vez más corta, y leyó buscando el nombre del Lupin, aún le faltaban casi 2 semanas y se decidió a no esperar tanto.


Lamentó cambiar la posición de Tyler Burke en su lista, luego de esto y de terminar con sus apuntes sobre el otro chico se dedicó a observar a Remus por unos minutos.


–¿Él sigue?–Preguntó Rabastan sentándose a su lado–Se nota que lo necesita–

–¿Qué dices de sus ojos?–Habló la castaña apuntando algo en su libreta.

–Son lindos, soñadores diría yo, tienen una... chispa–Contestó sincero el azabache–Y su sonrisa también es linda–

–Me gusta más su forma de ser, creo que nunca conocí a alguien menos malo ¿No te parece?–


El joven Lestrange le dio la razón con su cabeza, se había acostumbrado con los años a que Ellie le pida sus opiniones sobre las personas a las que escribía, pero por alguna razón esta vez fue diferente.


–Ras...–Llamó ella sacándolo de sus pensamientos.

–Lo siento, mi bella Ellie ¿Qué decías?–

–Dije que me gusta tú nuevo peinado, te hace ver más rudo–Comentó ella volviendo a sus apuntes–Aunque no lo eres–

–Sí lo soy–Rabastan sonrió maliciosamente–Mírame que rudo soy–


El ojiazul saltó suavemente sobre ella y la acorraló contra el árbol sobre el que se apoyaba hace unos segundos, aprisionó sus brazos y luego comenzó a besar sus mejillas mientras ella reía.


–Soy malo...–Declaró en ese tono amable que solo reserva para ella–Muy malo–

–¡No es cierto!–Ellie soltó una carcajada–¡Rabastan!–

–¡Di cuánto me amas y te dejaré vivir!–

–¡Te amo!–Él dejó de hacerle cosquillas por fin–Te amo hasta el infinito–Murmuró ella.













































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James bostezó por quinta vez en menos de 10 minutos, tal vez porque estaba ahí sin hacer nada o porque ese día se había convertido en el más aburrido para ellos.


–No hay bromas hasta mañana...–Murmuró Sirius como un bebé quejándose–¿Cómo pudimos gastar todas las bromas ya?–

–Les dije que no debían meterse en esa broma contra Dorcas y Alice–Repitió Remus por quinta vez–Ellas son aterradoras–

–Pues...–


Justo cuando James Potter se preparaba para iniciar lo que en su mente era un gran argumento fue que una castaña apareció por pasillo vacío llamando la atención.


–No puede ser...–Murmuró el Potter–Por fin llegó el día–


El azabache y el ojigris se arreglaron sus túnicas y cabellos rápidamente mientras que sus otros dos amigos los veían divertidos por esto.


–Buenas tardes queridos merodeadores–Saludó Elizabeth amablemente–Y buenas tardes en especial a mi adorado Remus Lupin


El castaño levantó su cabeza tan rápido que llegó a lastimar la nueva herida que se había hecho en su nuca en la más reciente luna llena, pero eso no pareció importarle en ese momento.


–¿Yo?–Preguntó señalándose.

–¿Hay otro adorable castaño con hermosos ojos y una sonrisa que haría que todo Hogwarts se derrita y yo no me enteré?–Contestó la chica divertida.


El Lupin sonrió avergonzado y se levantó de su puesto en el marco de la ventana para acercarse a la joven y tomar la carta que ella le ofrecía.

Pero en lugar de alejarse, como normalmente hace, la joven se quedó ahí esperando a que él leyera todo lo que la carta decía.


–Yo...–Remus secó una lágrima–Esto es...–Él no se contuvo más y la abrazó–Eres la mejor

–Gracias mi querido Remus–Ella besó su mejilla y sonrió–Eres la persona más buena y honesta que he conocido, mereces el mundo entero–


Una vez terminó de decir esto, besó su mejilla de nuevo y se alejó en búsqueda de su siguiente y último elegido del día mientras los merodeadores la veían.


–¿Qué dice?–Preguntó Sirius tratando de tomar la carta.

–No...–Remus la guardó rápidamente–Es algo personal entre Elizabeth y yo, gracias–


El castaño tomó su mochila y rápidamente se alejó en dirección a su sala común dejando confundidos a sus amigos, pues todos habían acordado que al recibir sus cartas las iban a leer juntos.


Elizabeth entró a esa vieja aula abandonada y sonrió al ver como aquel chico de cabello oscuro y ojos grises pintaba junto a la ventana, demasiado concentrado para notar su presencia.


–Buenas tardes Regulus Arcturus Black–Llamó la joven.


De inmediato el Slytherin se puso en pie y la vio con algo de sorpresa, desvió la mirada a la carta que ella le ofrecía y no pudo ocultar su sonrisa.


–¿Para mí?–Preguntó incrédulo–Yo no merezco una de esas–

–Eres, tal vez, el Slytherin que más la merece Regulus–Ellie se la entregó con una sonrisa–Vas llegar muy lejos–

–Sabes lo que soy...–Recordó el Black confundido–Sé que lo sabes, eres la más inteligente de aquí–

–Lo sé–Ella colocó una mano en el antebrazo izquierdo del menor–Pero sé que eres más que todo esto, Reg, vas a lograr grandes cosas–


Sin esperar una respuesta la joven se alejó y salió de la vieja aula dejando al Black con la boca entreabierta, él rápidamente abrió la carta y la leyó, luego de nuevo y de nuevo.


–Espero no decepcionarte, Elizabeth Snow–Murmuró con voz queda.


















































Nota:

Ellie cuida de todos sin que se den cuenta.🥺❤️

¿Qué les pareció este nuevo capítulo?🥺

James consentido.🤣🛐

Remus, mi bebé. 🥺❤️✨️

¿Qué creen que decía la carta de Remus?😶✨️

¿Y la de Regulus?🥺💚

Una amistad como la de Rabastan y Elizabeth. 🛐🛐🛐✨️

¿Teorías?

Marlene. 🛐🥰

Bye.✨️

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