XVII. A Little Bit Of Witchcraft

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng


CAPÍTULO DIECISIETE
UN POQUITO DE BRUJERÍA

"Knock, knock, knock on the gates of hell. Guess who's back with another spell. Satan always gets his way but I don't play the devil's game"


Mientras Amelia visitaba el pantano, Arielle volvió al complejo. Estaba sola, pero no completamente. El espíritu de Luke la seguía sin abandonarla en ningún momento. Eso estaba empezado a ponerla muy nerviosa. Pues, aunque apreciaba al chico y agradecía que técnicamente no hubiese muerto del todo, los últimos acontecimientos la tenían al limite psicológicamente hablando. Necesitaba estar sola.

—Me estoy cansado de que me sigas—se queja, entrando en la sala de baile del complejo—

—Amelia dijo que debías dejar de pensar en mi para que desaparezca—le recuerda Luke, admirando el lugar—

—Ese es el problema. No puedo dejar de pensar en ti y en cómo moriste—señala con frustración—Me rompiste el cuello, Luke.

—Tenía que hacerlo—asegura, conectando sus miradas—No podía dejar que me frenaras. Tenía que salvar a mi hermana.

—Pues no te salió muy bien, ¿no?—bufa. Luke aprieta su mandíbula, apartando su mirada de ella—Lo siento. Lo entiendo, ¿vale? Créeme. Yo haría cualquier cosa por Damon y Stefan. Pero...

Sus palabras se ven interrumpidas cuando unos pasos desconocidos hacen eco en sus oídos. Luke frunce el ceño ante su repentino silencio, viéndola usar su velocidad vampírica hasta acorralar a una mujer de piel oscura contra una de las columnas de la sala.

—¿Quién eres?—exige saber la chica Salvatore—

—Vaya, Elle, creí que me recibirías mejor—comenta la morena—Me ofende que no reconozcas a tu mejor amiga.

Sonríe, recibiendo una mirada confusa de la rubia.

—¿Qué?

Los ojos de la bruja viajan hacia la pared a su lado. Arielle imita su acción encontrándose con un cuadro de Rebekah Mikaelson que el propio Klaus había pintado.

—¿Bekah?—sus ojos vuelven a posarse en la chica frente a ella—

—La misma—sonríe—Ahora que estamos al día, ¿podrías soltarme?

Aún confusa, Arielle decide hacerle caso, soltando su agarre en su cuello y dando un paso atrás. Rebekah sonríe con cariño, volviendo su mirada hacia el cuadro a su izquierda.

—Ese no es mi mentón, Nik—se queja, viendo como su hermano descendía las escaleras para reunirse con ellas—Era mucho más delicado.

—Lo único delicado que tienes, hermana, es tu ego—declara, depositando su teléfono sobre la mesa central de la sala—

—Si lo comparamos con el enorme tamaño del tuyo, si—asegura, cruzándose de brazos—

—¿Podríamos aparcar un momento esta fascinante discusión y retomar el tema de la hermana que creíamos muerta hace siglos?—la voz de Elijah suena a través del teléfono de Klaus, atrayendo la atención de Rebekah y Arielle—

—¿De qué estáis hablando?—Arielle frunce el ceño—

—Freya. La primogénita de nuestra familia, la que murió. La conocí en mi estancia en el manicomio para brujas al que Kol me envió—explica Rebekah—Y no hay mucho que hablar, Elijah. Dijo que era Freya y se desvaneció en la noche.

—¿Y la creíste?—inquiere su hermano—

—La conocí en un manicomio místico. Podría tratarse de una mentira. Pero... de algún modo, me resultaba familiar.

—¿Cómo es que sigue viva?—cuestiona Arielle, confusa—

—Una pregunta tan ridícula como sus posibles respuestas dada la molesta tendencia que tiene esta familia a burlar a la muerte—declara Klaus, posando su mirada en ella—

—No sé que decir—Rebekah se encoge de hombros—Solo os cuento lo que me dijo.

—¿No se te ocurrió preguntar si por alguna milagro parecido, la tía Dahlia vive también?—inquiere Klaus entonces—

—Apenas me dio tiempo a asimilarlo...

—Porque entre todas las preguntas obvias, sería bueno saber si la mujer que maldijo a los primogénitos de esta familia todavía respira.

—¿Quieres que retroceda en el tiempo para hacerlo a tu gusto?—cuestiona, molesta—

—Parad ya los dos—les ordena Elijah, cansado de sus discusiones—Si es quién dice ser, lo descubriremos pronto. Lo importante es que nadie sepa de la existencia de Hope. Esa ha sido nuestra salvación hasta ahora.

—A menos que al prometido de Hayley se le ocurra soltar prenda—señala Klaus—

—Nik—le recrimina Arielle, dedicándole una mala mirada—

—¿Qué? Tal vez debería tomar medidas preventivas y separarle de su cabeza—propone con una sonrisa—

—Jackson no hará nada que ponga en peligro esa boda.

Rebekah les observa con confusion.

—¿Hayley se va a casar?—inquiere con sorpresa—¿Qué mas me he perdido?

Klaus y Arilele comparten una mirada. Pero antes de poder decir nada, Elijah cuelga la llamada tras un rápido 'adios'. La boda de Hayley no era algo que quisiera discutir. Fue otra llamada la que impidió que Klaus guardara su teléfono y se alejara de Arielle y Rebekah, emprendiendo su camino hacia el estudio.

—Nik—Arielle sigue sus pasos—

—Era Aiden—anuncia, colgando el teléfono—Finn tiene a Marcel.

—¿Qué? ¿Por qué?—inquiere Rebekah, colocándose junto a Arielle—

—No lo sé. No sé donde están, ni lo que hacen, ni qué demonios hacer al respecto—se queja el hibrido, golpeando una estantería con frustración—Esta familia desata mi instinto asesino.

—Veo que soy tan oportuno como siempre—comenta Kol—

Las miradas de los tres viajan hasta la puerta del estudio, encontrándose con el brujo.

—¡Ah, el traidor tiene la sensación de que es bien recibido aquí!—exclama su hermano—

—Por muy convincente que sea tu disculpa, te vas ha llevar una buena bofetada—declara, acercándose a él con enfado—

—Espera, espera—le pide, dando un paso atrás—Sé que lo que os voy a decir os sonará irónico, pero necesito vuestra ayuda.

Klaus ríe ante sus palabras.

—¡Deshaz este perverso intercambio de cuerpo y entonces hablaremos!—exige Rebekah con molestia—

—Oye, no lo entendéis—Kol se acerca a Klaus y a Arielle, ignorando a su hermana—Finn me ha encerrado en este cuerpo, ya no puedo saltar. Me ha maldecido, Nik. Me estoy muriendo.

La sonrisa en los labios de Klaus no desaparece mientras Rebekah se cruza de brazos y Arielle baja la mirada, sintiéndose fuera de lugar. Kol entrecierra sus ojos, observando a sus hermanos.

—No me creéis—asume con frustración—

—Digamos que decir la verdad no es tu fuerte—declara Klaus—

—Por supuesto. ¿Por qué iba a esperar que mis hermanos me brindaran ayuda?—cuestiona Kol con molestia—

—Oh, ahórrate el victimismo, Kol. Tus últimos actos merecen cierto margen de escepticismo.

—¡Oye, sé lo que he hecho!—asegura, dándose la vuelta para mirar a su hermana—Pero no voy a disculparme por intentar jugártela, Rebekah. ¡Te lo merecías! Pero yo no merezco morir. Y menos a manos de mi propia familia.

Frustrado, Klaus le sujeta del brazo, obligándole a mirarle.

—¿Qué carta estás jugando?—inquiere, observándole con detenimiento—

—La carta que más odio—asegura, soltándose de su agarre—La verdad.

Soltando un suspiro, Arielle se acerca a ellos.

—¿Tengo opinion en esto?—inquiere, atrayendo las miradas de ambos. Klaus eleva su cejas, esperando sus palabras—Yo le creo.

Kol suspira aliviado.

—Por supuesto que lo haces—bufa el hibrido, alejándose de su hermano—Miente. Siempre miente.

—No. Esta vez no—declara Rebekah, atrayendo su atención—Incluso de niño, Kol nunca mentía si le pillaban haciendo algo. Puede que juegue sucio, pero no está mintiendo.

Klaus suspira, dándose la vuelta y alejándose de ellos.

—Estaba ayudando a Marcel por Davina—explica Kol, acercándose a su hermano—Finn se lo ha llevado. Intenta sacarle un secreto. Algo que cree que Marcel sabe de ti.

Sus palabras parecen poner alerta a ambas chicas al igual que a Klaus. Kol frunce el ceño, observándoles con confusión.

—Tiene razón, ¿no?

—Marcel no sabe nada de nada—declara Arielle con firmeza. Kol se gira hacia ella, mirándola a los ojos—

—Más vale que sea cierto porque, créeme, Finn tiene los medios para sacárselo.


El plan era sencillo, debían encontrar a Finn. Pero llevarlo a cabo no iba a ser tan fácil. El mayor de los hermanos Mikaelson canalizaba el poder de Esther y Mikael, lo cual complicaba el hechizo de localización que Kol pretendía realizar.

—A ver, ¿cuál es ese secreto?—inquiere, observando como Rebekah enciende las velas para el hechizo—

—El término "secreto" denota algo que solo saben aquellos que se han ganado el derecho a ser partícipes de ello—señala Klaus con obviedad—Empieza el hechizo.

—Es muy fácil decirlo. Finn está canalizando el poder de nuestros padres. Es más fuerte que cualquier cosa que hagamos una bruja novata y yo.

—Puede que no esté entrenada, pero...

Las palabras de Rebekah se ven interrumpidas cuando un pequeño viento apaga las velas y deshace el hechizo antes de incluso de que puedan comenzarlo. Finn se había asegurado de no ser encontrado.

—Mierda.

—Necesitamos una bruja más fuerte—declara Klaus—Llama a Davina.

—No, no, no—niega Kol, poniéndose en pie—No quiero que sepa que estoy enfermo.

—Pues entonces hazlo mejor.

—Solo necesito tiempo.

—Ese hechizo que hizo Finn para encerrarte en tu cuerpo, ¿lo recuerdas?—Klaus cambia de tema, confundiéndole—

—Bueno, estaba un poco distraído pensado en que iba a matarme—señala, frunciendo el ceño—

—Si usamos su propio hechizo contra él, cuando esté encerrado en su cuerpo podemos acabar con él con un simple giro de cuello. Solo tenemos que sacarlo de tu memoria.

—No, no, no. No voy a dejar que nadie entre en mi mente—declara, dando varios pasos atrás—¿Queda claro?

—Has venido a mi casa a pedirme que te ayude. Y eso hago—declara Klaus, acercándose a él—No te lo estoy pidiendo.

Sujeta su cabeza entre sus manos, entrando así en su mente.

"Llevo años deseando clavarle esta daga en el corazón"




Después de pocos segundos, Klaus se separa de su hermano con brusquedad, dedicándole una mirada asesina.

—¿Lo ves? Supongo, por la expresión de tu cara, que ha funcionado—se queja Kol, intentado alejarse de él—

Klaus le agarra de los hombros con enfado, lanzándole contra una de las columnas del patio.

—Vienes pidiendo amor fraternal y todo este tiempo has conspirado contra mi con esa daga—se queja Klaus—No eres mejor que Finn.

—Ah. Y amenazarme te hace mejor que Finn, ¿verdad?—cuestiona, incrédulo—

—¿Queréis parar ya los dos?—les pide Rebekah—

—He acudido a vosotros porque sois mi familia—señala Kol, poniéndose en pie—Pero veo que mientras tú, Arielle, Rebekah y Elijah colgáis fotos y compartís secretos ¡yo me quedo fuera!—exclama, colocándose frente a Klaus—¿Queréis saber dónde está Finn? ¿Encontrar un modo de matarle? ¡Pues descúbrelo tú mismo!

Estira su mano, provocándoles a él y a Arielle un enorme dolor de cabeza. Ambos caen de rodillas la suelo, mientras Kol lanza a Rebekah contra una silla, impidiendo que esta pueda hacer nada.

Dándose la vuelta con enfado, el pequeño de los hermanos abandona el complejo. Rebekah suspira con frustración, poniéndose en pie.

—Tu estupido temperamento acabará contigo—asegura, mirando a su hermano—Tenlo claro.

Un suspiro abandona los labios de Arielle, sus ojos observando como Marcel aparecía por el mismo lugar por el que Kol acababa de desparecer.

—¿Qué haces aquí?—inquiere, poniéndose en pie—¿Finn te ha soltado?

—No exactamente—responde, acercándose a ella—Me haríais un favor si recordarais nuestra amistad cuando os cuente por qué estoy aquí.

Sus ojos viajan hacia Klaus, quien se pone en pie, colocándose junto a Arielle.

—Habla—le ordena la rubia—

—Finn me envía para conseguir tu sangre.

—¿Para qué quiere Finn mi sangre?—Arielle frunce el ceño—

—Supongo que para hacer un hechizo de seguimiento. Y encontrar a vuestra hija.

Su respuesta sorprende a ambos. Arielle da un paso atrás, su menté pensado en una forma de mantenerse tranquila y pensar con claridad.

—¿Cómo lo sabe?—inquiere, preocupada—

—Ha encajado las piezas.

—¿Dónde está Finn ahora?—exige saber Klaus, apretando su mandíbula—

—No lo sé—le responde Marcel, su mirada posándose en él—Después me dirá donde nos vemos. Pero, oye, tengo que llevarle algo. Matará a uno de los míos cada hora hasta que la consiga.

—Vale.

Si le das la sangre de otra persona le distraeréis el tiempo suficiente—la voz de Luke atrae la atención de Arielle, dándole una idea—

—Si, vale—murmura para si misma—Marcel ve al pantano y pídele a Hayley su sangre. Eso entretendrá a Finn.

—Bien. Pero espero que tengáis un plan.

—Tú hazlo—insiste—

Marcel asiente, abandonado el complejo. Entonces Klaus se gira hacia ella, mirándola con atención.

—¿Tienes una plan?—cuestiona, esperanzado—

—Llama a Elijah. Que Olivia ayude a Juliette con el hechizo. Que lo hagan más fuerte.

Klaus asiente, sacando su teléfono para marcar el número de su hermano mayor. Pensativa y desesperada, Arielle comienza a caminar de forma nerviosa por el patio. Desde uno de los sillones, Luke la observa con detenimiento. Las cosas no habían ido del todo bien para la chica Salvatore últimamente, pero que su hija estuviera en peligro era su peor pesadilla.

—Coge el maldito teléfono, Elijah. Finn intenta encontrar a Hope.

—Está a salvo—asegura Rebekah, volviendo a reunirse con ellos—Harían falta cien brujas para romper el encubrimiento.

—También me parecía imposible que madre te encontrara y, por subestimarla, mira dónde estamos—señala Klaus—

—No dejaremos que lleguen a ella, pero tienes que mantener la calma.

—Él no sabe lo que es eso—declara Kol, adentrándose de nuevo en el complejo con decisión—

Rebekah se gira hacia él, confusa. Kol le lanza unos extraños polvos que la dejan inconsciente en pocos segundos. Entonces estira su mano hacia Klaus, obligándole a vomitar sangre. Al ver aquello, Arielle se dispone a atacarle, pero Kol la frena, provocándole un gran dolor de cabeza.

—Estás cabreado, ¿verdad?—habla, posando su mirada en su hermano mayor—Pues bienvenido al club. Yo llevo así mil años. Creé esta daga para protegerme de ti, Nik. Yo no soy el malo de este capítulo de la historia de nuestra familia. Soy la víctima injusta. El muerto al que nunca han llorado. Y mientras tú tienes todo lo que querías, yo tengo una familia a la que no le importa si vivo o muero.

—¡Cierra la boca!—exclama Klaus, usando todas sus fuerzas para acorralarle contra una de las columnas del patio—

En ese instante el dolor de cabeza abandona a Arielle, dejando que su cuerpo caiga al suelo mientras intenta recuperar la respiración.

—¡Todos hemos sufrido! ¡Todos somos víctimas!

—Adelante. Acaba con esto—le anima Kol—¡Vamos. Mátame!

Klaus le observa con enfado durante unos segundos antes de soltarle. Kol cae entonces al suelo, confuso.

—¡No voy a matarte, idiota!—asegura el hibrido—Pese a tu comportamiento, sigues siendo mi hermano.

—Si, al que clavaste una daga varías veces—se queja Kol—

—Os clavé la daga a todos por vuestro propio bien—asegura—Si no apruebas mis motivos ¡bien! Nunca he afirmado ser el bastión de la templanza, pero deja de decir esa sandez de que estás solo y sin amor. ¡Eres un Mikaelson! ¡Eres mi sangre! Y te necesito.—declara, agachándose frente a él—Te necesito a mi lado.

—¿Qué significa eso, Nik? Hablas de la familia. La familia esto, la familia aquello. Pero ni siquiera me he ganado el derecho a conocer tus secretos.

—No. No lo has echo—admite—Pero, por favor, hermano, demuestra tu valía. Aún no es tarde.

Estira su mano hacia él. Kol le observa con duda, pero finalmente se la agarra dejando que su hermano le ayude a ponerse en pie.

—Finn quiere tu sangre—revela entonces—Prometió curarme si se la entregaba.

Klaus cierra sus ojos con frustración ante sus palabras. Kol le observa con atención, esperando una respuesta de su parte, pero sus ojos viajan entonces hacia Arielle, quien intentaba ponerse en pie. Antes de que Klaus pueda ir a ayudarla, Kol se adelanta a él, agachándose a su lado.

—Lo siento—se disculpa con ella—

Aquello, aunque sorprende a Arielle, es Klaus al que le toma desprevenido. Kol no era alguien que se disculpara. De echo odiaba aquellas dos palabras. Más incluso que él.

Agarrando una de sus manos y colocando otra en la parte baja de su espalda, Kol ayuda a Arielle a levantarse del suelo.

—¿Sabes dónde está Finn?—le pregunta ella entonces—

Kol niega, dando un paso atrás para alejarse de ella.

—Tenéis que decirme por qué la quiere—les pide, recibiendo un suspiro de negación por parte de su hermano—Oye, Nik, confía en mi por una vez en tu vida y estaré a tu lado. Lo prometo.

—¿Arriesgarías tu vida para ayudarnos?

—Conozco la magia negra y sé que estoy embrujado. No hay vuelta atrás para lo que me ha hecho Finn. Lo que lo convierte en un asesino y un mentiroso. Y si voy a morir, no permitiré que consiga lo que quiere.

—Hace mucho que Finn está muerto para mi—admite Klaus—Y está noche quiero hacerlo oficial. Ayúdame y compartiré mi secreto contigo.

—Estará en el campanario de la catedral de Saint Louis—les revela Kol entonces, aceptando el trato—Entra en mi mente. Encuentra el hechizo y acabemos con esto.

Sin esperar un segundo más, Kol despertó a Rebekah y acto seguido los cuatro se dirigieron a aquella iglesia.

—¿Dónde está?—se queja Klaus al ver que el campanario se encontraba completamente vacío—¿Es otro de tus trucos?—inquiere, posando su mirada en Kol—

—Dijo que estaría aquí, lo juro—asegura el más joven de los hermanos—

—¿Qué es todo esto?—cuestiona Arielle, observando el lugar—

—Restos de un hechizo—le explica Kol—Antiguo. Es impresionante.

—Ya admirarás su arte después—declara Klaus—Dime qué tiene entre manos.

—Kol—Rebekah atrae su atención, señalando la mesa en el centro del campanario—¿Qué es eso?

Frunciendo el ceño, Kol se acerca a la mesa, agarrando la pequeña carta que su hermana señala. Esta se encontraba quemada, en medio de un montón de cenizas. Cerrando su ojos, Kol murmura un pequeño hechizo para reparar el papel y ver aquello que tenía escrito.

—Inscripciones rúnicas—admira Rebekah al ver el grabado que aparece en el papel—¿Qué significa?

—Es el símbolo.... de "bebé"—responde, confuso—

Arielle suelta el aire contendió en sus pulmones, compartiendo una mirada con Klaus. Kol frunce el ceño, observándoles.

—Es eso, ¿verdad?—inquiere—Vuestra hija sigue viva.

—Finn nos ha engañaos haciéndonos creer que buscaba la forma de encontrar a Hope, cuando en realidad él ya sabía dónde estaba—señala Arielle con frustración, intentando pensar con claridad—

Klaus no duda entonces en volver a intentar contactar con su hermano.

—Niklaus—Elijah por fin contesta, ajeno aún a todo lo ocurrido—

—Finn sabe lo de Hope, lo sabe todo—le informa el hibrido—No sé cuanto tardará en llegar allí, pero está en camino.

—Pues ha sido bastante rápido, diría yo, hermano—responde Elijah—

Klaus frunce el ceño ante sus palabras. Pero antes de que pueda decir nada, la llamada se corta.

—Olivia y Camille no contestan—informa Arielle, guardando su teléfono—

—Elijah las protegerá—asegura Rebekah—

—Elijah poco puede hacer contra Finn. Pero si vuestra hija...

—Hope—Arielle interrumpe a Kol, quien sonríe levemente al oír el nombre de su sobrina—

—Si Hope esta con Olivia, Finn no se acercara—explica el brujo—

—¿Qué quieres decir?—Klaus frunce el ceño—

—Es una Bluemoon. Es muy poderosa—señala—

—Déjame adivinar, tú y ella...

—¿Podemos céntranos en Hope?—Arielle interrumpe su conversación—

—Tienes razón—admite Klaus—Ni siquiera Olivia garantiza su seguridad. Ella esta débil y Finn esta canalizando a nuestros padres. Es muy fuerte. Tenemos que cortar ese vínculo con ellos. ¿Cómo lo haremos?

—No puedo cortar el vínculo—declara Kol—Pero podemos probar otra cosa. Hará falta nuestro poder. Y mucho.


—¿Cuál es el plan exactamente?—cuestiona Rebekah, siguiendo a Kol hacia el interior de la cripta que Finn utilizaba como escondite—

—No podemos entrar la sala de la cripta sin la sangre de Finn, lo que nos impide interrumpir su poder. Así que vamos a intentar sobrecargarlo—le explica su hermano—

—¿Estas loco? ¿Quieres hacerle aún más fuerte?—cuestiona, incrédula—

—Un brujo solo puede canalizar una cantidad de poder. Si la sobrepasas, la cosa se pone fea y empiezas, literalmente, a desintegrarte por dentro. Tendrá que elegir entre liberar el poder o dejar que le mate.

—Pero no estará muerto. Saltará de cuerpo—señala—

—Si, a un cuerpo a 500 kilómetros de la sobrina a la que intenta matar—recalca Kol, colocando varias velas por la cripta—

Rebekah sonríe levemente al oírle decir "sobrina".

—Por si te interesa, este es lado tuyo que me gusta—declara, mirándole con cariño—

Kol baja la mirada, sintiéndose entonces arrepentido por sus últimos actos, especialmente contra ella.

—Escucha... Te devolveré a tu cuerpo, Bex. Aunque sea lo último que haga. Te lo prometo—declara, acercándose a ella—

—Ahora mismo lo único que me preocupa es cómo demonios voy a ser de ayuda cuando no sé nada de magia—admite ella—

—No hace falta que sepas nada de magia. Solo tengo que canalizarte.

Aunque dudosa, Rebekah asiente, llevando su mirada hacia la entrada de la cripta, viendo como Klaus y Arielle se reunían con ellos.

—¿Traéis lo que os he pedido?—inquiere Kol—

Klaus asiente, depositando una bolsa en el suelo entre ellos.

—Artefactos místicos y objetos oscuros de mi colección personal recopilada durante más de mil años—le explica, viendo como se agacha para sacar los objetos—

—¿Dónde estaba todo esto?—inquiere Kol entonces—La mitad de estas cosas son mias.

—Y hay más—declara, entregándole el cuchillo de Papa Tunde—

Kol lo observa con confusión, volviendo a ponerse en pie y viendo como su hermano saca la estaca de roble blanco del bolsillo interior de su chaqueta.

—¿Vas a confiarme esto?—cuestiona, sorprendido—

—Lo que necesites. Cueste lo que cueste.

—Muy bien—acepta, agarrando la estaca—Empecemos.

Tras colocar todos los objetos en un pequeño altar, él y Rebekah se agarran de las manos, listos para comenzar el hechizo. Pero este no dura mucho. Kol se separa de su hermana con brusquedad, confundiendo a Klaus y a Arielle.

—Ya queda poco—asegura Kol—Solo nos falta algo para sobrepasarlo.

—Úsame a mi—propone Klaus—Soy un híbrido de vampiro y hombre lobo con diez siglos de sangre en mis manos. Canalízame.

—No, Nik.

—Querías mi confianza, ¿no, hermano?—señala, entregándole el cuchillo de Tunde—Pues ya la tienes.

—Y usa esto—Arielle le entrega su collar—Hope tiene uno igual. Son mágicos. Olivia y sus hermanas me los dieron. Son de mi familia, el aquelarre...

—Geminis—completa Kol—Lo sé. Lo reconocí al verlo en tu cuello el otro día.

—No me falles—suplica Klaus, arrodillándose frente a su hermano—

Tras comenzar el ritual de canalización con el cuchillo, haciéndole un dibujo en la frente, Kol vuelve a agarrar la mano de su hermana, colocando otra en la lápida principal de la cripta. Arielle les observa esperanza, agachándose junto al cuerpo inconsciente de Klaus.


Tras dejar a Elijah en el establo con una estaca de madera en el pecho que le ralentizaría durante unos minutos, Finn se adentro en la casa. Esta parecía vacía. Camille se había ido con Hope a dar una vuelta por el pueblo. Pero lo que él no sabía es que aún había otra persona allí. Olivia se encontraba escondida, esperando su momento para atacarle.

—¿Dónde estás, Camille?—inquiere el mayor de los Mikaelson, buscándola por cada estancia de la casa—Es inútil que te escondas. ¡Sé qué estás aquí, Camille!

—Siento decepcionarte—Olivia sale de su escondite, estirando su mano hacia él, provocándole un gran dolor que le hace caer de rodillas al suelo—

En ese instante Elijah le lanza una estaca a su hermano y se adentra en la casa. Todo mientras sus hermanos pequeños le sobrecargaban su poder desde Nueva Orleans.

Aún así Finn saca fuerzas para usar su magia, atrayendo a Elijah hacia él, golpeándole con varios objetos de la casa antes de lanzarle a través de una pared.

Al ver la tubería de escape de gas romperse ante el impacto, una idea llegó a la cabeza de Elijah. Pero sus recuerdos de la puerta roja le cegaban mientras Olivia aumentaba el dolor en Finn, y Kol y Rebekah le atacaban desde Nueva Orleans.

—¿Elijah?—Olivia llama al original, preocupada—

Sus ojos viajando hacia él viendo como este admiraba sus manos manchadas en su propia sangre.

—Sal de aquí—declara el original entonces, sin molestarse en mirarla—

—¿Qué? No. Yo...

—¿Confías en mi?—sus ojos conectan con los suyos por fin—

Olivia traga con dureza, aumentando el hechizo de dolor sobre Finn. Su respuesta no tarda en llegar con un pequeño asentimiento.

—Entonces sal de aquí—insiste el vampiro—

Aunque dudosa, Olivia decide hacerle caso. Frena su hechizo y tras dedicarle una última mirada al noble de los Mikaelson, abandona la casa con rapidez.


—Lo has conseguido—celebra Rebekah al terminar el hechizo—Eres un genio. Astuto como nadie, hermano.

Kol sonríe levemente, recibiendo a Arielle en sus brazos, quien se lanza hacia él para envolverle en un abrazo.

—Gracias—murmura la chica Salvatore—

—Yo mismo estoy sorprendido de que haya funcionado—admite, correspondiéndole el abrazo—

Pero al separarse, la tos que abandona su cuerpo rompe el sentimiento de alivio.

—Kol—Rebekah se acerca a él con preocupación, sujetándole de los hombros—Oye, no voy a dejar que te mueras. ¿Me oyes? Cueste lo que cueste.

Kol asiente agradecido.

Klaus se despierta entonces, atrayendo la atención de los tres.

—Dime que ha funcionado—suplica, llevando su mirada hacia su hermano—

—Lo hemos conseguido—asegura Kol con una pequeña sonrisa—Te prometo que Finn ha vuelto a ser el maníaco de siempre, con fuerza normal.

—Sé que en estos mil años no siempre hemos estado de acuerdo, pero en este momento he vuelto a recordar una vez más algo que Elijah siempre ha dicho—admite Klaus, poniéndose en pie—La familia es poder. Gracias.

—De nada—responde Kol con sinceridad—

—Hablando de Elijah...

—Sobrevivirá—asegura Arielle ante la preocupación de Rebekah—No tengo la menor duda

Klaus asiente de acuerdo con ella.




Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro