XXIII. Rollercoaster

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CAPÍTULO VEINTITRÉS
MONTAÑA RUSA

"And when you told me that you hated my friends, the only problem was with you and not them. And every time you told me my opinion was wrong and tried to make me forget where I came from"


—La buena noticia es que Dahlia sigue sin saber que estamos aquí—les explica Arielle a Hayley y a Jackson—Y la mala es que mañana por la noche vendrá a por Hope. O eso ha dicho Olivia.

—Entonces será mejor que nos vayamos de aquí—declara Hayley—

—Oye, quiero irme a Mystic Falls, en serio. Prefiero que la guerra se libre aquí y que Hope esté lejos. Pero... Freya dijo que a Dahlia la atraía la magia de Hope. Por muy lejos que nos vayamos, podrá encontrarnos—señala, agarrando a la niña en sus brazos—Al menos este sitio está hechizado. Nadie puede practicar magia aquí. Ni Hope, ni Dahlia.

—Puede que este sitio esté hechizado, pero hemos visto romperse hechizos más fuertes—comenta Jackson—Deberíamos irnos mientras podamos.

Arielle suspira, metiendo a Hope en su pequeño recinto de juegos.

—Es un riesgo, de todas maneras—asegura, su mirada fija en su hija—

—Es tan pequeña—se queja Hayley, observando a Hope—No es justo. Brujería, hechizos y conjuros. No ha pedido nada de esto.

—Lo que... significa que si desaparece no lo echará en falta—murmura Arielle, elevando su mirada. Hayley y Jackson fruncen el ceño—Ese es el quit de la cuestión. Dahlia solo puede sentirla cuando usa la magia. ¿Y si hubiera una manera de impedir que utilice sus poderes?

—Solo es un bebé. ¿Cómo conseguirlo?—cuestiona Hayley, confusa—

—Tengo una idea. Aunque es peligrosa. Sobre todo ahora.

Espero que no sea que Kai absorba su magia, porque si es así, estas loca—comenta Luke a su lado. Palabras que Arielle ignora—

—Yo lo hago—declara Aiden, llamado su atención—Sea lo que sea. Por mi culpa no pudisteis iros ayer.

—No fue por tu culpa Aiden—asegura Jackson—

—Por favor—insiste—Dejad que os compense.


—Esto es patético—se queja Enzo, apartando la mirada de la carretera un segundo—Deja de abrir la guantera como si fuera el cofre de un tesoro.

—Lo siento, es el primer coche de mi vida—se disculpa Lily a su lado—Lo que me recuerda, ¿adónde vamos?

—¿Qué quieres decir con que es el primer coche de tu vida?—Enzo frunce el ceño con confusión—

—Oh, creí que lo sabias. He estado prisionera durante los últimos cien años.

—El cuento de siempre—suspira, rodando los ojos—Lily, me convertiste y me dejaste en un barco lleno de cádaveres sin cabeza. ¿No sería más fácil decir que olvidaste mi número de camarote?

—Ojalá fuera ese el caso—asegura—No. La noche en la que te convertí, mis amigos y yo fuimos capturados por el aquelarre Géminis. Ya entiendo. Todo este tiempo has pensado que te abandoné. Yo nunca haría eso, Lorenzo.

Estira su mano hacia él, agarrando la suya. Enzo se gira para mirarla.

—Y te agradecería que no volvieras a hablar de los cuerpos sin cabeza—le pide. Enzo suelta entonces su mano, volviendo a llevar su mirada a la carretera frente a él—Son hábitos del pasado.

—Al menos son un punto de unión entre tú y Stefan—señala—Pero es mejor que sea algo pasado. Por lo menos teniendo en cuenta adónde vamos.

—¿Y adónde vamos?—insiste en saber—

—A Nueva Orleans—responde—A ver a tu hija mediana. A ver a Arielle.

—¿Por qué?—Lily le observa con confusión—

—Porque has vuelto—responde con obviedad, ignorando la mala relación entre Lily y Arielle—Entiendo que no estes muy unida a Damon o a Stefan, pero las chicas os entendéis mejor. Estoy seguro de que le alegrará ver a la madre que creía muerta.

—Claro—murmura Lily—


El plan de Arielle para que Hope no pudiera hacer magia era muy sencillo en la teoría. Pero en la práctica ponía a Aiden en un compromiso. El lobo debía adentrarse en el complejo para agarrar unos de los grilletes antimagia que Klaus guardaba. Después debía reunirse con Amelia y que ella pusiera el hechizo de los grilletes en algo que Hope pudiera ponerse.

Davina se presentó voluntaria para ayudarla. Así que mientras Jackson se reunía con Aiden y Amelia para que estos le dieran la pulsera que ella y Davina habían creado, Arielle y Hayley se habian quedado a solas con Hope.

Arielle tenía a la niña en sus brazos cuando el crecimiento de unas flores en la puerta del bar llamaron su atención.

—Son dalias—observa, compartiendo una mirada con Hayley—Ella sabe que estamos aquí.

Sin pensarlo un instante, Hayley corre hacia el teléfono situado en la pared a unos metros de ellas.

—Comunica—se queja, dejando el teléfono con frustración—Necesito que vayas a buscar ayuda—le indica a uno de los lobos que se encontraban allí para protegerlas—¡Ve! ¡Ve!

El chico no duda en hacerle caso, corriendo hacia la salida del local. Sin embrago Arielle no tarda en oír el sonido de su cuello al romperse y el eco de unos tacones acercarse por el pasillo. La mujer silbaba a su vez la melodía que la violonchelista tocaba en el barrio el día anterior.

—Hayley, sal por la puerta de atrás y ve a buscar a Klaus—le ordena Arielle entonces—

—No te voy a dejar sola—declara la castaña con firmeza—

—Estaré bien—le asegura—No puede hacer magia. Vete. Busca a Klaus.

Aunque dudosa, Hayley accede a hacerle caso. Arielle suspira con alivio al verla salir por la puerta trasera, su mano buscando el collar en su cuello, apretándolo entre sus dedos.

Estas a salvo aquí dentro—asegura Luke a su lado al notar su miedo—Y si el hechizo se rompiera y ella pudiera hacer magia, eso significaría que yo también podría.

Arielle tenía muchas preguntas acerca de su última afirmación. Pero no tenía tiempo para preguntarlas. Al menos no en ese momento.

—Tranquila, pequeña—susurra en el oído de Hope, acariciando su cabeza—

En ese momento, una mujer vestida de negro aparece en la entrada. Justo donde todas esas flores habían florecido.

—Qué preciosidad—comenta, observando a Hope—Hola, mi niña. Yo...

Se dispone a entrar al bar. Pero, al notar barrera antimagia, frena sus pasos en el umbral de la puerta.

—Esperaba una charla más íntima—admite, levantando su mirada hasta conectarla con Arielle—Pero he notado al entrar que me tienes en una considerable desventaja.

—¿Por qué no entras? Me gustaría mostrarte un poco de hospitalidad vampírica—responde Arielle con enfado. Hope se apoya en su pecho—

—Tan solo quería ver a la pequeña que me fue prometida—declara la mujer—Ya falta poco. Seguro que te has dado cuenta de que el hechizo que os protege se está debilitando.

—Si le pones un dedo encima te juro que te haré sufrir de maneras que ni tu malvada mente puede imaginar.

Dahlia ríe ante su amenaza.

—Arielle, ¿verdad?—cuestiona con una sonrisa—Mi disputa no es contigo. Esther hizo un trato hace mucho tiempo. Es un contratiempo que te haya arrastrado en esto.

—Hablas como si no tuvieras opción. Pero esto es cosa tuya.

—Cuando doy mi palabra, la cumplo. Y espero que los demás hagan lo mismos—se justifica—Esther y yo hicimos un trato hace mucho tiempo. Así que, como ves, esa niña me pertenece a mi. Lo único que tienes que preguntarte es ¿me la vas a denegar, aún a riesgo de perder la vida?

—No te la vas a llevar—niega Arielle con firmeza—

—Claro que si—asegura—Sé que temes por tu niña. Te aseguro que todo lo que Freya te haya contado de nuestra vida juntas, bueno, siempre a tenido talento para lo dramático.

—Creo que es cosa de familia.

—Es evidente que la mayoría de mis problemas con Freya radicaban en el hecho de que fui a buscarla demasiado tarde—explica Dahlia, ignorando su comentario—Tenía un recuerdo muy fuerte de la familia de la que la separé. Pero Hope es pequeña aún. No se aferrará a tu recuerdo ni llorará por ti en sueños. Puedes consolarte pensando que para ella será como si nunca hubieras existido.

—Acércate. Veamos si una bruja sin magia puede conmigo—amenaza, mostrándole sus ojos de vampiro—

Pero el pequeño llanto de Hope atrae la atención de ambas.

—Vaya. Has molestado a la niña—señala Dahlia mientras Arielle intenta tranquilizarla—Es una pena. No deberías desperdiciar tus ultimas horas con ella así. Deberías aprovecharlas para despedirte. La noche de mañana llegará muy pronto. Adiós, por ahora, pequeña.

Dahlia se dispone a irse. Pero antes de hacerlo, frena sus pasos y vuelve a mirar a Arielle.

—Oh, me he topado con una de las brujas Bluemoon ahí fuera—comenta. Arielle frunce el ceño—Siempre he tenido odio a esa familia. Quisieron separar a Freya de mi, porque decían que la utilizaba. Sé que la mayoría de los miembro de la familia están muertos. Que quedaban solo tres con vida. Si eran tus amigas, siento decirte que ahora solo quedan dos.

El corazón de Arielle deja de latir por un segundo ante tal confesión. Dahlia sonríe con arrogancia, abandonando el lugar. A su pasos, las flores de la entrada comienzan a desaparecer, revelando el cuerpo sin vida de Juliette.

—No—Arielle cae al suelo de rodillas. Hope en sus brazos mientras las lágrimas se acumulan en sus ojos—Juliette.

Estaba muerta. Su corazón no latía. Y Arielle solo podía pensar que era culpa suya que hubiera acabado así. Las hermanas Bluemoon la protegían a ella al fin y al cabo. Por su culpa, Juliette estaba muerta.


Gracias a que Hayley les había avisado, Elijah y Klaus no tardaron en llegar al bar cuando apenas habían pasado unos minutos desde la marcha de Dahlia. Y ahora ambos le hacían un pequeño interrogatorio sobre lo ocurrido.

—Claro que intente llamaros, Elijah—asegura Arielle con frustración—Pero puesto que Dahlia pudo con Klaus y Mikael, imagino que el repetidor del móvil fue pan comido.

—¿Dónde estaban los lobos que vigilaban?

—Recibiendo una paliza de Dahlia mientras Hayley os iba a avisar ¿Y Juliette? Siendo asesinada a manos de esa bruja.

—Se acabó—interrumpe Klaus con firmeza—Os venís conmigo a casa.

—¿Dónde Dahlia mandó a Josephine está mañana?—cuestiona Arielle con incredulidad—Ni hablar. Seremos un blanco fácil. Igual que lo seremos aquí en cuanto se rompa el hechizo, porque la bruja que lo mantenía activo a muerto. Así que tenemos que irnos. Jackson y Hayley han ido a por suministros, se llevarán a los lobos y nos iremos al pantano.

—¿Al pantano?—Klaus frunce el ceño—¿Para que a mi hija la protejan los lobos que tan fácilmente venció Dahlia? No pienso consentirlo.

—Yo no aceptó órdenes, Klaus—declara, acercándose a él—Así que voy a irme con la niña hasta que esto se acabe. No quiero que esté en medio de una guerra. Nos vamos con mi familia.

Pasa por su lado, dispuesta a acercarse a Hope, pero Klaus la sujeta del brazo, impidiéndoselo.

—No vais a ninguna parte a menos que yo lo diga—declara, mirándola a los ojos con firmeza—

—¡No soy tu prisionera, Klaus!

—Dejadlo ya, por favor—les pide Elijah, atrayendo su atención—Le estamos dando ventaja a Dahlia. ¿Es que no veis que si no estáis unidos esto solo hará que perdamos?

—No hacer lo que os diga yo es lo que le da ventaja a Dahlia—se queja Klaus—Mientras Rebekah y tú os habéis arrastrado inútilmente hasta Freya, con el rabo entre las piernas, yo he forjado un nuevo camino. Sé qué intenciones tenía Freya y sé cómo matar a Dahlia.

—Pues espero que lo hagas bien, porque ha matado a Juliette—señala Arielle—Y a saber quien es el siguiente en su lista. Así que di, ¿cuáles eran las intenciones de Freya?

—Freya se opuso a que hiciéramos una sola arma porque arruinó su plan.

—¡Klaus!—los gritos de Jackson y Hayley interrumpen su explicación—¡Klaus!

Jackson, Hayley y Ander se adentran en el bar con el cuerpo de Aiden en sus brazos. Arielle frunce el ceño, acercándose a ellos.

—¿Qué ha pasado?—cuestiona, viendo como dejan el cuerpo sin vida de Aiden sobre una mesa—

—Klaus hizo que nos espiara. Pero me contó la verdad y ahora le ha matado—señala Jackson—

—¿Le has matado?—Arielle se gira hacia el hibrido—¿A uno de los lobos que juraron proteger a nuestra hija?

Klaus clava sus ojos en ella antes de mirar a Aiden.

—¿Y qué si lo he hecho?—inquiere—Esto es lo que le pasa a cualquiera que se interponga en mi camino.

—Dame la orden, Jackson—murmura Ander, apretando sus puños—

—Si, vamos. ¡Inténtalo!—le anima Klaus, retándole—Pero estarás jugándote la vida por alguien que estuvo dispuesto a traicionaros. Esto no habría pasado si hubiera tenido un alpha de verdad.

Jackson le observa con ira, apretando sus puños antes de golpearle. Klaus no duda en responder a su ataque, empujándole lejos de él. Entonces, Hayley se lanza contra él, dispuesta a defender a su marido, pero Klaus la empuja lejos. Elijah actúa entonces, separando a Jackson de su hermano antes de que ninguno pueda hacer nada.

—¿Deseas morir?—inquiere, observando al alpha de los medialuna—

Hayley se pone en pie, empujando a Elijah lejos de Jackson.

—¿Me vas a matar a mi también, Elijah?—inquiere—

Elijah se aparta de ella, colocándose delante de su hermano.

—Si os enfrentáis a él, os enfrentáis a mi—declara. Klaus sonríe con arrogancia—

—Deberíais emplear mejor vuestro tiempo—comenta el hibrido sin borrar la sonrisa en sus labios—Os sugiero que enterréis a vuestro muerto.

—¡Lárgate!—exclama Hayley—

—Niklaus, si tienes un plan, actívalo ya—le ordena Elijah—Arielle y Hope están a salvo aquí. No irán a ninguna parte.

La aludida se cruza de brazos, rodando los ojos y compartiendo una mirada con Klaus mientras este abandona el local.


—Hayley, necesito hablar contigo—habla Arielle, acercándose a la castaña—

—Claro—asiente ella—¿Qué ocurre?

—Tienes que cuidar a Hope y convencer a Elijah de que nos deje irnos.

Hayley frunce el ceño ante su petición.

—Espera. ¿Adónde iras tú?

—Tengo que hablar con Klaus—declara. Hayley niega, dando un paso atrás—Por favor. Tengo que hablar con él.

—¿Sobre qué? ¿Sobre cómo ha matado a uno de los nuestros?—cuestiona incrédula—

—Hayley... Sé, y entiendo, que él no es tu persona favorita ahora mismo—admite Arielle—Pero necesito hablar con él.

Hayley suspira con pesadez, observándola en silencio durante unos segundos antes de asentir.

—Si. Vale. Esta bien—acepta—Pero no sé si Elijah te dejara ir.

Sus ojos viajan hacia el Original, quien se encontraba a varios metros de ellas, apoyado en la barra del bar con su mirada perdida en el cuerpo sin vida de Juliette.

—Tranquila, de eso me encargo yo—asegura Arielle—

Hayley asiente, dejando que Arielle se separe de ella.

Al notar su presencia a su lado, Elijah se gira hacia la chica Salvatore, observándola con confusión.

—Tengo que hablar con él—declara. Elijah suspira, negando—Es importante. Y, como has dicho, debemos estar juntos en esto.

—No puedo dejar que te vayas, Arielle—declara—

—Hope se queda—le asegura—Hayley la cuidara. No voy a huir. Por favor.

Los ojos del original vuelven a posarse en ella. Un suspiro abandonando sus labios antes de hacerse a un lado para dejarla pasar y llegar a la puerta.

—Gracias—susurra al pasar por su lado—

Elijah asiente levemente, viéndola abandonar el local con su velocidad vampírica. Entonces sus ojos se posan de nuevo en el cuerpo de Juliette, viajando después hacia Hayley y Jackson, quienes se encontraban con su sobrina.

Arielle no tardó en llegar al complejo, encontrándose con Klaus en el patio principal de este.

—Sé que no lo has hecho—declara, atrayendo su atención—Sé que no has matado a Aiden. Lo he visto en tu cara. Dime que es verdad lo que pienso.

—Lizzie...

—Lo has reconocido, pero...

—Me oíste admitirlo, así que ¿por qué has venido?—cuestiona, conectando sus miradas—¿Para que te lo repita? ¿Para que tengas una excusa para escapar de aquí, para dejarme? Si te muestro quién soy pero te niegas a créeme, entonces no me puedes culpar por tu decepción.

—Sé que no eres así—asegura, acercándose a él—¿Sabes? Ojalá te hubiera creído. Y es posible que tengas razón. Puede que en todo. Incluso sobre Freya. Puede que no sea lo que parece. Puede que vaya a por ti y que nos esté poniendo a todos en tu contra. Y puede que sea una persona horrible. Pero ella no ha matado a Aiden. No ha matado a un chico inocente.

—¡Y yo tampoco!—exclama, frustrado—

—¿Entonces por qué dices que lo has hecho?

—Si creías que había matado a un medialuna te verías obligada a cuestionar la lealtad de la manada de Hayley hacia Hope y no te irías—señala. Las lágrimas acumulándose en sus ojos—

—Pero necesitamos protegerla...

—¡Solo yo puedo salvarla!—exclama. Arielle entrecierra sus ojos—¡Nosotros! Solo nosotros dos podemos protegerla—corrige, acercándose a ella—Necesito que los demás me tengan miedo. Y sería mejor para ti si también me tuvieras miedo. Si en vez de verme como me ves, me vieras como el monstruo que ellos dicen que soy.

—Nik...

—Puede que si todo fuera distinto, tú y yo podríamos casarnos, cuidar a Hope y tener una vida feliz. Pero no es así, Arielle. Y tú te mereces esa vida—asegura, acariciando su mejilla con delicadeza—Eso es lo que deseo para ti. Solo quiero que confíes en mi.

—Confió en ti—asegura, mirándole a los ojos—Te quiero.

—Quieres a alguien que te deja con la carga de una verdad que nadie creerá—declara, alejándose entonces de ella—


Arielle caminaba por las calles del Barrio Francés intentando descifrar cada palabra que Klaus le había dicho. Cada gesto, cada mirada que le había dedicado, e intentando saber que era lo correcto. ¿Quedarse y confiar en él? ¿O irse con Hope con ayuda de Hayley y su manada? Ella no dudaba del amor de Klaus por ella y su hija, pero en esos momentos solo podía pensar en alejar a Hope, su hija, de la guerra que se iba a librar entre la familia Mikaelson.

Su mirada se dirigió a su anillo y lo admiró recordando la noche en la que Klaus le había pedido matrimonio. En ese momento, una extraña sensación invadió su cuerpo ¿Era una Mikaelson o una Salvatore?

—Hola, preciosa—sonríe Enzo, rodeando sus hombros con su brazo—

Arielle se sobresalta ante eso, pero al reconocerle su respiración se calma.

—¿Enzo?—frunce el ceño, confusa—¿Qué haces aquí?

—Te traigo una sorpresa—sonríe—

Antes de que Arielle pueda preguntar nada, la figura de una mujer aparece delante de ellos. Una mujer que Arielle juraría que no volvería a ver en su vida. La mujer que le había destrozado la vida. Lillian Salvatore.

—¿Qué... Qué hace ella aquí?—su voz abandona su garganta en un hilo casi imposible de oír—

—Lorenzo me ha dicho que has tenido una hija—responde Lily, ignorando su pregunta—Preguntaría cómo, pero sinceramente no me importa.

Enzo frunce el ceño ante la hostilidad de Lily hacia su hija.

—No vas a tocarla—declara Arielle con firmeza—¡No es nada tuyo!

—No pretendo tocarla. Sufrirá lo suyo siendo tu hija—asegura Lily—Nunca fuiste capaz ni de cuidar de ti misma, ¿y ahora pretendes cuidar de un bebé? Buena suerte con eso, Beth.

Su forma de hablar, con tanta dulzura a pesar de estar lanzado dardos por su boca. Su forma de llamarla por ese apodo. Su forma de mirarla. Todo eso llevo a Arielle a sentirse de nuevo como una niña inocente incapaz de defenderse. No era capaz de reaccionar y responder a sus palabras. Su respiración se aceleró y el miedo la invadió. Estaba teniendo una ataque de pánico. Uno como los que había sufrido de niña.

—Elle—Enzo la observa con preocupación, sujetándola de los hombros—

—Patético—bufa Lily, rodando los ojos—

—Sácala de aquí—murmura Arielle, mirando a Enzo con lágrimas en los ojos—¡Sácala de aquí, Enzo!

Ante la desesperación en su voz y en su mirada, Enzo no duda en hacerle caso. Se acerca a Lily con su velocidad vampírica y le rompe el cuello, llevándola de nuevo hasta su coche antes de volver con Arielle, quien había caído de rodillas al suelo mientras las lágrimas resbalaban por sus mejillas.

Enzo la observa con preocupación, sintiéndose culpable por lo sucedido. Entonces se agacha a su lado, abrazándola. Arielle se aferra a él, dejando que las lágrimas abandonen sus ojos. Ella sabía que ese ataque de pánico no era solo por Lily. Era por Dahlia, por Klaus. Pero todo se reducía en su miedo a perder a Hope.




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