XXV. Death By A Thousand Cuts

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CAPÍTULO VEINTICINCO
MUERTE POR UN MILLÓN DE CORTADAS

"I don't like your kingdom keys, they once belonged to me. You ask me for a place to sleep, locked me out and threw a feast. The world moves on, another day, another drama, drama. But not for me, not for me, all I think about is karma. And then the world moves on, but one thing's for sure, maybe I got mine, but you'll all get yours"


La tormenta aumentaba a cada segundo, provocando que Arielle se pusiera cada vez más nerviosa. Freya se encontraba sentada en el sofá, Elijah observaba la lluvia a través de la ventana mientras ella caminaba de un lado a otro con el teléfono en sus manos, esperando que Hayley respondiera a sus llamadas y mensajes.

—Ya está—Rebekah se adentra en el estudio junto a Marcel, atrayendo su atención—Ya no estoy vinculada a los niños. Los aquelarres están de lo mas agradecidos y todo antes de que empezara a llover.

—Confío en que Davina cumpla su parte—comenta Elijah entonces—

—Si—asegura Marcel—A pesar de mi consejo.

—Deja de ser tan sobreprotector—se queja Rebekah—Si regenta los nueve aquelarres, se le concederá el poder para resucitar a Kol y para unir a las brujas a nuestra causa.

—No abras el champagne aún—le pide Marcel—Dahlia dijo que vendría a por la niña y se ha desencadenado una tormenta de la nada. ¿De verdad crees que es una coincidencia?

—Por poderosa que sea, tenemos que acabar con ella—declara Elijah, posando su mirada en Freya—Por suerte, tenemos un arma.

—Que nadie se ofenda, pero ¿de verdad vamos a jugárnoslo todo a una misteriosa carta?

—Te aseguro que estoy bastante motivada para ayudar a derrotar a Dahlia—habla Freya, poniéndose en pie—Sobretodo ahora que Arielle me ha obligado a ser el cebo.

—No esperaras una disculpa, ¿no?—se queja la aludida, cruzándose de brazos—

—Si fallamos, Davina y las brujas retomarán la tarea, aunque solo sea para distraer a Dahlia lo suficiente para que Hope desaparezca—explica Elijah, ignorando la lucha de miradas entre ambas rubias—

Rebekah suspira, acercándose a una ventana para poder cerrarla. Pero algo en ella llama su atención.

—Elijah.

Su hermano se acerca a ella, observando las gotas de sangre en el marco de la ventana.

Arielle frunce el ceño con confusión al verles abandonar el estudio a todo prisa. Entonces Marcel y ella no dudan en seguirles hasta la sala donde guardaban el ataúd de Klaus.

—No está—anuncia Rebekah, observando el vacío ataúd—Tenemos que encontrarle.

—¿Alguna idea de cómo?—Marcel la observa con interés—

—Arielle—responde, girándose hacia la rubia, quien eleva sus cejas con confusión—Estoy segura de que está por ahí planeando una larga lista de castigos crueles y poco comunes para sus hermanos los traidores. Deberías intentar razonar con él. Y tienes que hacerlo antes de que enfurezca.

—Agradezco la confianza. Pero no puedo hacer nada si no le encontramos. Además, ¿qué se supone que tengo que decirle?—inquiere, cruzándose de brazos—

—Servirá cualquier cosa, siempre y cuando venga de ti—asegura Rebekah—Eres la única a la que hará caso.

—Está furioso porque las personas a las que más quiere le clavaron una daga en el corazón. Es su mayor miedo. Así que, ¿qué te hace pensar que escucharía a alguien?

—Por favor, Arielle. ¡Está enamorado de ti! Y tú no le clavaste la daga—señala—¿Vas a hacerlo o no?

—Si. Lo intentaré—suspira, alejándose levemente de ellos—

Con el móvil en sus manos, Arielle aprieta el botón de llamada en el número de Klaus. Rebekah se acerca a ella, esperanzada. Pero pronto su llamada es enviada al buzón de voz, haciendo que Arielle suelte un par de maldiciones antes de volver a intentar contactar con él. Todas las llamadas acabando en el mismo lugar.

Por su falta de repuesta, Elijah decidió enviar a Marcel a buscarle por toda la ciudad con ayuda de sus vampiros.

—¿Cómo diablos está despierto?—cuestiona Rebekah de nuevo, bajando las escaleras hacia el patio principal del complejo—

Elijah y Arielle siguiendo sus pasos de cerca, admirando así como la tormenta había llegado a su fin.

—Es obra de Dahlia—responde Freya, quien les esperaba allí—Todo esto es parte de su plan. Seguro que mató a Aiden esperando que la culpa cayera sobre Klaus, que la familia se dividiera y contar con Klaus para su causa.

—Eso es absurdo—declara Rebekah—Nik jamás se aliaría con Dahlia.

—Y sigues defendiéndole.

—Mataría a quien intentara llevarse a su hija.

—¿No es Hayley quien intenta llevarse a su hija?—señala Freya—

—Nuestra hija—aclara Arielle—Y se la lleva para protegerla. Porque yo se lo pedí.

—Detalles sin importancia para él, estoy segura—le responde, posando su mirada en ella—

—Dahlia es la verdadera enemiga aquí—señala Elijah—

—Es una suerte que haya acabado mi hechizo—declara Freya entonces—Los ingredientes de la pintura combinados con mi sangre harán que Dahlia sea vulnerable. En cuanto cruce estos cuadros será mortal. Podrás matarla con esto.

Extiende un cuchillo envuelto en una funda de cuero.

—El cuchillo de padre—observa Elijah, agarrándolo en su mano—

—Me pareció apropiado—explica—

Elijah la observa en silencio durante un segundo, hasta que unos pasos en la entrada del complejo llaman su atención.

—Tenemos visita—anuncia, alejándose de sus hermanas y Arielle con su velocidad vampírica—

Al llegar a la puerta de entrada sus ojos se encuentran con Olivia, quien se hacía paso al complejo en ese momento.

—No deberías estar aquí—declara el original—

—Acabó de encontrarme con Marcel—explica—Quiero ayudar. Quiero matar a Dahlia.

—Tú no vas a matar a nadie. Ahora vete por favor—le pide, pasando por su lado e intentando sujetarla del brazo—

Olivia lo aparta con rapidez.

—Ella mató a mi hermana—señala, dándose la vuelta para mirarle—Y empiezo a estar harta de aceptar órdenes. ¿Quién te crees que eres?

—Ahora no es el momento—responde, frustrado—

—Ya, bueno, nunca lo es—señala en un suspiro—

—Olivia, te lo estoy pidiendo por favor—insiste, acercándose a ella—Vete de aquí.

—¿Es tu manera de protegerme?—cuestiona, frunciendo el ceño con confusión—Porque sé hacerlo sola. Soy muy capaz. Y no me quedare de brazos cruzados cuando esa bruja ha matado a mi hermana pequeña a sangre fría. Ni siquiera sé porque te importa tanto mi seguridad.

Se queja, pasando por su lado. Entonces Elijah la sujeta del brazo, obligándola a darse la vuelta de nuevo hacia él. Olivia le observa con confusión y sorpresa. Pero antes de poder decir nada, Elijah se inclina hacia ella, juntando sus labios en un beso.

Aunque sorprendida, Olivia no tarda en corresponder el gesto. Sus manos aferrándose a sus brazos en busca de estabilidad.

—Por favor, vete—susurra, separándose levemente de ella—

Los ojos de Olivia se abren, buscado su mirada. 

—Sé cuidar de mi misma—señala—Esto es un problema de brujas, ¿recuerdas? Yo te protejo a ti.

Sus palabras casi se ganan una pequeña sonrisa por parte del vampiro, pero Elijah se mantiene serio y firme a su petición.

—No me va a pasar nada—insiste, notando la preocupación en sus ojos—

—Tu hermana pensaba lo mismo.

Su respuesta la hace suspira con frustración. Sus pies dan un paso atrás, alejándose de él.

—Esta bien—acepta, abandonando el complejo—Ayudaré a Marcel.

Elijah asiente satisfecho, soltando el agarre en su brazo para dejarla marchar.


El plan era más o menos sencillo en la teoría. Rebekah debía usar su magia para crear la ilusión de que Hope se encontraba allí con ellos. Usando un golem y la sangre de Hope en el cuerpo de Freya para ello. Mientras tanto Elijah y Arielle debían esconderse y dejar que Freya recibiera a Dahlia para atraerla hacia la parte del patio principal donde la bruja se haría vulnerable.

—He venido hasta aquí para llevarme lo que se me debe, ¿y a quién me encuentro?—habla Dahlia al encontrase con su sobrina—

—Tía, por favor, escucha—le pide Freya—He traicionado a mis hermanos para conseguirte a la niña. Te la estoy ofreciendo, y a cambio solo te pido que me liberes de mi obligación contigo.

—Qué curioso que estes negociando algo que ya me pertenece—comenta Dahlia, caminando hacia ella—Pero por favor, expón los motivos por los que debería liberarte, y ya decidiré si te libero o te mato de una vez por todas.

Freya la observa con miedo, aferrándose a la ilusión de Hope en sus brazos.

—Me has sorprendido—admite Dahlia—Has traicionado a la familia que tanto querías a tu lado. Qué despiadado por tu parte.

—Esperaba que me recibieran como a una hermana. Pero me equivoqué—admite Freya—

—Claro que te equivocaste, pobre idiota. Al pensar que le importarías a la malvada progenie de Esther. Se les conoce por sus actos violentos, pero acudiste a ellos en vez de quedarte donde pertenecías. A mi lado. Me ofrecí a protégete para siempre, y me abandonaste. Por eso, ahora estás sola. Pero claro, ¿quién podría querer a una asquerosa rata desagradecida y embustera?

En ese momento la niña en brazos de Freya se convierte en arena, desapareciendo por completo.

—¿Qué has hecho?

—¡Elijah, ahora!—exclama Freya empujando a Dahlia hacia el area donde se encontraban los cuadros—

El original se lanza hacia la bruja, pero Klaus aparece entonces, empujándole lejos de ella.

—Y así, la rueda de la traición gira una vez más—comenta Klaus, lanzando a su hermano hacia el piso superior del complejo—

Arielle quería ayudar a Elijah, pero en ese momento le preocupaba más la seguridad de Rebekah. La más joven de los hermanos de encontraba más vulnerable que el resto, y Arielle no iba a dejarla morir. Elijah podía enfrentarse a Klaus.

Pero, al subir en busca de ella, Arielle se lleva una sorpresa al enconarse allí con Marcel.

—Pero ¿qué...?

—No le haré daño si no intenta escapar—le informa el vampiro—Ayuda a Elijah y a Freya.

Arielle le observa con duda, llevando su mirada hacia su amiga.

—Rebekah...

—Haz lo que te dice—le pide—No me hará daño. Nik le ha obligado a mantenerme presa, pero no me matara si no escapo.

Soltando un suspiro de frustración, Arielle vuelve al patio principal del complejo. Antes de poder pensar o hacer nada, un grito de desesperación abandona la garganta de Elijah y llega a sus oídos. ¿La causa? Olivia se encontraba en el centro del patio del complejo, clavándose el cuchillo que pensaban usar para matar a Dahlia, en el abdomen.

—No puedo controlarlo, ella me ha obligado—explica la bruja. Sus ojos azules llenos de lágrimas conectando con los castaños del original que la observa desde el piso superior del complejo, obligado por su hermano a presenciar aquello—

Antes de que Arielle pidiera hacer nada, una mano se aferró a su muñeca. Sus ojos viajando hacia el culpable con confusión.

—¿Luke? ¿Qué...? ¿Cómo...?

La confusión no le dejaba terminar sus pregunta.

—Suéltame—se limita a ordenarle—

El rubio niega.

Debes ir con Hope—le pide—

—Se está muriendo—señala hacia Olivia—

La bruja había caído al suelo, la sangre de su abdomen rodeándola mientras la vida en su cuerpo desaparecía.

—Te noto enfadado, hermano—la voz de Klaus atare entonces su atención—

Arielle no podía moverse. Su cuerpo estaba paralizado. Y no era por el miedo o la mano de Luke en su muñeca. No. Algo la estaba reteniendo. Y algo le decía que se debía a la magia Geminis de su collar y a los espíritus como el de Luke aferrados a él.

—Espera a ver lo que tengo guardado para Hayley.

Elijah se pone en pie, empujándole con fuerza. Ambos caen entonces por las escaleras hasta aterrizar en el patio principal del complejo. Arielle les observa con atención, llevando su mirada entonces hacia la sala de baile, donde Freya yacía inconsciente y Dahlia observaba la pelea entre hermanos llevarse acabo.

Pero aún no podía moverse, a pesar de intentarlo con todas sus fuerzas.

—¿Esto es una muestra de la bestia que hay detrás de la puerta roja?—Klaus se pone en pie, observando a su hermano mayor—Vamos, hermano. Déjala salir a jugar.

Elijah se lanza contra él, pero entonces Klaus le clava el cuchillo de Papa Tunde en el pecho.

—No puedes luchar conmigo cuando estoy furioso, porque mi furia no tiene fin—declara, dejándole caer al suelo completamente inconsciente—

Fue entonces cuando Arielle noto como la magia que la retenia desaparecía.

—¡Klaus!—exclama, dando un paso adelante—

Los ojos azules del híbrido viajan entonces hacia ella.

—No deberías estar aquí, Arielle.

—Estoy aquí porque me necesitas—responde, caminando hacia él—Y Hope nos necesita a ambos. Así que tienes que escucharme. Porque este... este no eres tú. Sé que estás dolido. Pero, por favor, escúchame. Eres mejor que esto. Yo lo sé.

—¿Hay algún problema?—cuestiona Dahlia, observándoles con atención—

Arielle le dedica una rápida mirada antes de volver sus ojos hacia Klaus.

—En absoluto—responde él entonces, acercándose a Arielle—Solo es otra víctima.

—Klaus. Sé que no vas a hacerme daño—declara, observando como se acerca a ella con determinación—Confío en ti.

Klaus estira una mano hacia ella, sujetando su mejilla con delicadeza.

—Entonces estas perdida.

—Puede ser—admite, inclinado su cabeza—Pero mi enfado no es contigo ahora mismo.

Klaus frunce el ceño. Una ola mágica alejándole de ella en un abrir y cerrar de ojos.

—No puedo decir lo mismo de ti—declara Arielle, girándose hacia Dahlia—

Klaus se incorpora, observándola con confusión. Arielle cierra sus ojos unos segundos y entonces un chico aparece a su lado. Era un espíritu, Dahlia lo supo desde el principio, pero eso no le ayudó mucho cuando el chico estiró su mano hacia ellos. Su magia provocando un gran dolor de cabeza en Klaus antes de poner toda su atención en Dahlia, sacándole el aire de los pulmones.

—Imposible—murmura Dahlia para si misma, mientras intenta luchar contra su hechizo—

Klaus deseaba que Arielle no hubiera hecho nada. Porque ahora no tenía más remedio que pararla.

—El... el colgante—murmura, atrayendo la atención de su tía—

Dahlia se gira de nuevo hacia Arielle, estirando su mano para usar su magia, atrayendo así el colgante hacia su mano. Luke desaparece entonces y con él su magia.

—Geminis—observa Dahlia al ver el colgante con más detalle—Siempre los he odiado.

Admite, aparentando el colgante entre sus manos.

—¡No!—exclama Arielle al ver como éste se consume en llamas, reduciéndose a cenizas—

Luke ya no estaba. Ya no podía ayudarla y ella no podría volver a verle. Estaba sola.

Klaus aparece entonces frente a ella, acariciando su mejilla como segundos antes había hecho.

—Se acabó, mi amor—le informa, inclinándose hacia su cuello para clavar sus colmillos en su piel—

Ella apenas noto el dolor ante tal acción, puesto que Klaus no solo la estaba mordiendo, si no que se estaba metiendo en su cabeza. Al separarse, el veneno de hombre lobo en su sangre la deja completamente inconsciente. Su cuerpo cayendo al suelo junto a las cenizas de su colgante.

—Tenían un plan bastante siniestro—admite Dahlia, observando los cuerpos de todos esparcidos por el patio. La mirada de Klaus aún puesta en el cuerpo inconsciente de Arielle—Aunque habría fallado al final. Igual que tú entraste en razón y te uniste a mi.

—¡¿Has perdido la cabeza?!—exclama Rebekah cuando Marcel la lleva para reunirse con Klaus. Los grilletes antimagia en sus muñecas, impidiéndole hacer nada—

—Mi cabeza está en su sitio—le asegura Klaus, levantando su mirada hacia ella—Solo he decidido purgarla de gusanos traicioneros.

—¡Cabrón!—exclama—¿Cómo has podido?

—Ha sido bastante sencillo—admite—Recordé lo que me hizo Elijah y se lo he devuelto multiplicado por diez. Ve con cuidado, o te aplicaré la misma ecuación. Marcellus, que Rebekah no salga de aquí. Si intenta irse, ya que tanto le gusta la vida mortal, castígala arrebatándole esa vida.

—Vete al infierno—se queja Marcel entre dientes—

Pero no podía hacer nada para negarse o luchar contra sus órdenes, puesto que le había obligado.

—Si por infierno te refieres a un sitio donde tu familia te traiciona, entonces acabo de volver de allí—le responde Klaus—Aunque no me importa mucho.

Marcel aprieta sus dientes cuando Klaus se acerca a él, mirándole fijamente a los ojos para usar la compulsión.

—Haz lo que te diga—le ordena—Buen chico.

—La magia de la niña sigue oculta—habla Dahlia entonces—Necesito tu sangre y la de la madre para encontrarla.

—No. Nik, ¡no lo hagas!—exclama Rebekah—

Klaus la ignora, agachándose junto a Arielle para morder su muñeca. Dahlia recoge la sangre en pequeño recipiente. Entonces Klaus se muerde su propia muñeca, mezclando su sangre con la de la chica Salvatore.


Tras localizar a la manada, Dahlia y Klaus viajaron hasta allí, enfrentándose a ellos. Pero Hope no se encontraba allí para presenciar como su padre peleaba con todos los lobos que la habían protegido hasta ese momento. Mary, la abuela de Jackson, se la había llevado de allí mientras el hibrido se enfrentaba a Hayley, Jackson, Ander y el resto de lobos.

—Ya basta—Dahlia interrumpe la pelea, colocándose al lado de Klaus—

Hayley frunce el ceño con confusión.

—¿Por qué está ella contigo, Klaus?—inquiere—

—A diferencia de otros, está haciendo lo mejor para su hija—responde Dahlia por él—

—Voy a matarte—asegura Hayley, acercándose a ella, pero Dahlia lanza un hechizo que le rompe los huesos, haciéndole caer al suelo—

Entonces, poco a poco el resto de lobos comienzan a experimentar lo mismo.

—¿Qué nos estás haciendo?—cuestiona Hayley, confusa—

—Ah, ¿esto? No, esto fue idea mía—explica Klaus, acercándose a ella—Le robé a Marcel la maldición de Medialuna que una vez usó con tu manada. Dahlia, muy amablemente, hizo los cambios necesarios para adaptarla a tu naturaleza híbrida. Así que ahora estarás atrapada en forma de lobo, salvo durante la luna llena. Eso te dejará poco tiempo para causar más problemas.

Hayley le observa con odio cuando otra ola de dolor invade su cuerpo.

—Y gracias a la ceremonia que te unió al resto de la manada, ellos compartirán tu destino.

—Por favor. Por favor, no hagas esto, Klaus—suplica Hayley—Arielle no te lo perdonará. Dahlia se llevará a vuestra hija.

—Fuiste tú quien intentó llevarse a mi hija—señala—Y por eso mismo, vas a sufrir.

—Arielle quería que la llevara a un lugar seguro—explica Hayley—Con sus hermanos. Lejos de Dahlia.

—Pues será tu lealtad lo que te haga sufrir—corrige, apretando su mandíbula con enfado—No debiste hacerle caso. Debiste convencerla de que lo mejor era que se quedaran aquí.

Hayley le observa detenidamente hasta que un grito de dolor abandona sus labios cuando la transformación comienza a completarse.


Encontrar a Hope no fue difícil tras deshacerse de todos los lobos medialuna. La niña se encontraba en el interior de un coche en una carretera cercana al lugar donde Klaus se había enfrentado a los lobos. Amelia, quien se había escondido al ver a Dahlia llegar allí, decidió seguirles.

Dahlia había matado a su hermana recientemente y no sabía lo que le habría hecho a Olivia, pero seguramente habría sido algo horrible. Amelia tenía un defecto. Cada vez que las cosas se ponían difíciles para ella, huia. Era una luchadora y una protectora, pero la muerte era algo que la asustaba profundamente. Su tía Raven, Dahlia. Ella no quería enfrentarse a ellas. Pero quería proteger a Hope.

Sus ojos observaron cómo Klaus se acercaba al vehículo, donde Hope se encontraba.

—Hola—la saluda con cariño—Papá está aquí. Todo irá bien. Te lo prometo.

Hope le observa con atención cuando Klaus le dedica una leve sonrisa y se inclina hacia ella para agarrar el colgante que colgaba de su pequeño cuello. Era idéntico al de Arielle, aunque éste no albergaba el espíritu de Luke Parker.

Sujetándolo entre sus manos, Klaus lo esconde en el bolsillo interior de su chaqueta sin que Dahlia le vea.

—Y aquí está—habla Dahlia detrás de él—

Klaus se gira hacia ella.

—Qué niña tan bonita—observa la bruja—Quiero darte las gracias por ayudarme a encontrar a la niña. No ha debido ser fácil traicionar a tu familia.

—No entregaré a mi hija como si fuera el botín de una guerra—declara Klaus, cubriendo la puerta del coche para que Dahlia no pueda acercarse a Hope—Por eso, te recuerdo tu promesa. Protegerás a Hope y serás su mentora, quitándole sólo el poder que necesites para mantenerla a salvo.

—Primero me vincularé a ella—explica, acercándose a él—Una vez pueda canalizar el poder de Hope, podré protegerla de cualquier daño. Siempre estará bajo mi protección.

Klaus suspira, colocando su brazo en la puerta para que Dahlia no pueda acercarse más a la niña.

—Creo que no—declara, mirándola a los ojos—Me ofreciste una alianza que beneficiaría a mi hija y ahora quieres vincularte a ella aunque sigues bajo ese hechizo del sueño. No voy a perder a mi hija por tu desgracia.

—Usare su poder para liberarme, como ya he dicho.

—¿Y si fallas? ¿O si Hope no es lo bastante fuerte? Al fin y al cabo, solo es una niña—señala—No la condenaré a tu destino. No cuando es obvio que hay alternativa. Si lo que necesitas es poder para ser inmortal y no tener que dormir durante siglos, ¿por qué no canalizar al que ya posee vida eterna? Vincúlate a mi, el híbrido inmortal. Cuando se haya roto el hechizo del sueño, entonces y solo entonces, podrás vincularte a Hope.


Arielle abrió los ojos con confusión. Estaba muy desorientada, pero al ver los cuerpos inertes de Elijah y Olivia , recordó lo ocurrido. Sus ojos viajaron entonces hacia las cenizas de su collar, las cuales yacían a su lado. Limpiando una lagrima de su mejilla, su mente comienza a recordar aquello que Klaus le había dicho cuando la había mordido.

Arielle, haz exactamente lo que diga—las palabras de Klaus retumban en su cabeza—Confía en mi.

Con dificultad se pone en pie, notando el veneno de hombre lobo correr por su sangre a cada movimiento que daba. Intentó escuchar el corazón de Olivia, pero como temía este ya no latía. Luchando por no llorar sus ojos viajan entonces hacia Elijah.

Acercándose a él con dificultad, Arielle cae de rodillas a su lado, hundiendo su mano en su pecho para sacarle el cuchillo de Papa Tunde. Elijah inhala una bocanada de aire, sus ojos observándola con confusión.

—Elijah. Elijah, tienes que escucharme—le pide de forma nerviosa—Se introdujo en mi cabeza. Esto. Todo esto es un truco.

—Pero... ¡Has perdido el juicio!—exclama, confuso—¡Y él también!

—Necesita que Dahlia confíe en él para hacer lo que tiene que hacer—le explica, ignorando su comentario—Tenía que parecer convincente.

—Pero... ¿Con qué propósito?

—Me dijo su secreto—le revela—Sé cómo podemos matar a Dahlia.




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