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06. Aclaraciones y Quidditch  

Despertó en la enfermería asustada y respirando agitadamente.

Era de noche, seguramente cerca de la hora de la cena. Miro a los lados encontrándose el lugar completamente vacío, a excepción de Remus Lupin quien dormía en la camilla de al lado. Se sentó a un lado de la cama para poder bajarse e irse, cuando se puso de pie sintió un leve mareo, pero sabía que lo peor ya había pasado.

Caminó hasta la puerta de ser lo más silenciosa posible y no despertar al adulto. El pasillo se encontraba desierto cosa que agradeció enormemente. Mientras caminaba se puso a pensar lo que había pasado hace unas horas.

Realmente estuvo a punto de morir y solo podía pensar en Percy y Nico y lo mal que la hubieran pasado. ¿Qué derecho tenían aquellas personas de jugar así con su vida? Si bien era cierto que no sabían que aquella flor era letal para ella, eso no quita el hecho de que estaba mal lo que hicieron, esto pasaba todos los límites. De repente recordó las palabras de su profesor donde le decía que se defendiera de ellos porque ¿Por cuánto tiempo iba a estar sufriendo por errores que no había cometido?

Cuando se quiso dar cuenta ya estaba entrando a su sala común. La ya conocida sensación de calidez la inundo por completo, lo único que quería era darse una ducha y conseguir comida para ella y Sirius, no había olvidado que le había prometido un día antes. Pero parecía que eso no sería posible cuando dos personas idénticas se pusieron delante de ella impidiéndole avanzar.

— ¿Qué quieren ahora?

— Solo pedirte perdón — Hablaron a la par

— ¿Por todo lo que me hicieron o por casi matarme? — Les pregunto con dureza. Ninguno habló ni contestó a su pregunta — ¿Realmente lo sienten o solo los mando el director?

— Realmente lo sentimos — le dijo George — Mira, lo único que queríamos era hacerte una broma y...

— Lo que ustedes hacen no son bromas, es acoso escolar. — Lo interrumpió enojada — ¿Creyeron que sería divertido verme caer dormida en medio del desayuno? He estado soportándolos durante toda la semana porque sé cómo se sienten, pero ya no voy a aguantar ninguna más de sus estupideces, si me atacan les voy a responder. Espero haber sido clara.

Los rodeó y subió a su cuarto en donde solo estaba Hermione leyendo un libro, ni siquiera la miró solo agarro ropa y fue al baño. A pesar de haberse bañado esa misma mañana se sentía realmente necesitaba una para poder dormir bien ese día.

Cuando el agua caliente toco su piel desnuda se relajó y luego de unos diez minutos salió de la ducha para poder cambiarse y así estar completamente lista para ir al bosque. Se puso su pijama de invierno y salió del baño para ponerse su abrigo y agarrar una cobija de más que tenía guardada. Ya lista bajó a la sala común y salió rumbo a las cocinas tratando de no cruzarse con nadie.

Al ya estar dentro de las cocinas los elfos la atendieron con alegría dándole todo lo que les pedía y más. Una vez tuvo todo se materializo en las sombras tratando de recordar el lugar donde vio a Black y no terminar en medio de un bosque cualquiera.

Cuando salió de las sombras se alegró de estar en el lugar correcto, pero eso no le duro mucho al sentirse mareada. Se apoyó en el árbol más cercano y espero hasta que un perro se acercó. Dio unas vueltas alrededor de ella y se fue detrás de un árbol del cual un minuto después salió un hombre.

— Creí que ya no vendrías, enana — le dijo mientras se sentaba al lado de ella cubriéndose con la manta que ella le pasaba— Gracias

— Fue un día complicado, perro pulgoso — Él rodó los ojos ante el apodo — La buena noticia para ti es que cenaremos juntos. — Empezó a sacar la comida que trajo pasándosela y agarrando una porción para ella.

— ¿Día complicado? ¿Qué te paso? — Le preguntó mientras comía.

— Unos idiotas pusieron una poción para dormir en mi café esta mañana — Él se rio un poco imaginando a la chica cayendo dormida sobre su desayuno

— ¿Y cómo estuvo la siesta? — Le preguntó divertido, ella rodó los ojos dándose cuenta que era igual a los pelirrojos.

— No me dormí — dijo confundiendo al mayor — Unos de los ingredientes es mortal para mí, hoy casi muero.

Cualquier rastro de diversión desaprecio del rostro de Sirius— Mierda, Leylah, ¿Estas bien?

— Estoy viva — Fue lo único que respondió y cambio de tema— ¿Qué fue esa estupidez de entrar al castillo? Solo estas dando más razones para parecer culpable, ahora todo el colegio piensa que entrantes a matar a Harry

— ¿Conoces a Harry? — Preguntó interesado y evadiendo sus preguntas

— Hable con él una vez, pero vamos en el mismo curso

— ¿Cómo es él? ¿Es feliz?

— Como dije solo le hablé una vez — dijo, pero agregó — Aunque parece feliz, tiene buenos amigos — Sirius suspiro un poco aliviado — ¿Por qué te interesa tanto Harry?

— Soy su padrino

[...]

Ingreso a la sala común de Gryffindor encontrándosela casi vacía, Potter se encontraba en pijama sentado frente a la chimenea, sus miradas se encontraron por unos segundos. Iba a seguir de largo, pero la mirada de tristeza que había visto en Harry la hizo detenerse. Maldijo a todos los dioses, odiándose a sí misma por lo que iba a hacer, pero sabía que se le iba a pesar la coincidencia si no preguntaba. Bajo los tres escalones que ya había subido y camino hacía el de lentes.

Harry Potter se encontraba inmerso en sus propios pensamientos los cuales giraban en torno a Sirius Black, el partido del día siguiente y los dementores cuando una suave voz lo hizo sobresaltar, al levantar la vista se encontró con Leylah que ante sus ojos estaba tan hermosa como siempre.

— ¿Estás bien? Te noto un poco triste

Él la miró por unos largos segundos y cuándo la semidiosa pensó que no le iba a responder, lo hizo.

— Estoy bien — Su voz no reflejo ningún sentimiento

—De acuerdo — Se iba a ir hasta que recordó algo — Harry, ¿Te puedo hacer una pregunta extraña?

— Claro — la miró fijamente esperando que hablara

— ¿Eres feliz?

Lo pensó un poco antes de contestar — Creo que sí. Y tú, Leylah, ¿Eres feliz?

Ella a diferencia del chico no tuvo que pensarlo — No en Hogwarts, pero hay un lugar donde siento que pertenezco y me hace feliz, es un campamento.

Leylah se sentó a su lado mirando el fuego por unos minutos y habló nuevamente, todavía sin mirarlo — He tratado de hablar contigo desde que llegamos a Hogwarts, pero me has estado evitando — hizo una pausa— Escucha Harry, yo no he venido aquí a matarte ni nada por el estilo. No sabía nada de este mundo ni de mi padre hasta hace menos de un mes, nunca lo he conocido y él no me crio. La única razón por la que sigo en esta escuela es por orden de mi madre y créeme cuando te digo que mis intenciones no son más que aprender a controlar esta parte de mí.

Él seguía mirando el fuego mientras pensaba en las palabras de la chica, es cierto que la había estado evitando y no quería saber mucho de ella, sin embargo, reconocía que Leylah no había hecho otra cosa que mantenerse alejada de las personas actuando de manera distante y reservada. También sabia de todas las bromas que le hacían Fred y George, se rio de muchas de ellas, y de los comentarios hirientes.

No se dio cuenta cuando ella se levantó para irse susurrándole un — Buena suerte en tu partido mañana.

[...]

Su primer partido de Quidditch fue horrible.

Se encontraba en las gradas junto a todos los de su casa, llovía a cantaros y no veía mucho, además de que no entendía del todo aquel deporte, para ella no había mejor juego que captura la bandera. Aplaudía un poco cuando los demás también lo hacían, pero sin saber porque lo hacían.

Frente a ella paso un destello dorado y luego Harry que lo perseguía. Según había investigado la snitch, junto a la quaffle y las bludgers, forma parte de las tres pelotas que se utilizan en el Quidditch y había siete jugadores por equipo. Sin embargo, no era un juego le atrajese.

Unos minutos después de que Potter hubiera desaparecido se ve caer algo desde el cielo, cada vez más cerca del suelo y todos ahogan una exclamación al darse cuenta que aquel era un jugador, más específicamente el buscador de Gryffindor, también vieron algunos dementores en el cielo.

Leylah saco su varita sabiendo que había un hechizo para detener el tiempo momentáneamente, aunque no sabía si iba a funcionar porque era un hechizo avanzado, pero lo intentaría. Por suerte, sobre todo para Harry, fue Albus Dumbledore quien lo realizo y así a casi dos metros del suelo, el cuerpo se detuvo unos segundos y luego cayó salvándose de la muerte.

La mayoría bajo de las gradas para ver al chico sin embargo ella se quedó ahí parada viendo al buscador de Hufflepuff agarrar la Snitch dorada, ganando el partido.

Bajo de las gradas para ir a ver a Remus quien ya se encontraba en su despacho, todavía débil y cansado, pero un poco mejor.

Camino por el castillo y cuando paso por un pasillo vacío viajo por las sombras hasta su cuarto para cambiarse la ropa mojada y agarrar unas cosas.

ya frente de la puerta de su profesor, golpeo ligeramente esperando el permiso de entrar de este, cuando lo hizo y abrió la puerta se encontró con Lupin corrigiendo unos pergaminos.

Le sonrió y recibió la respuesta — Hola, Leylah, ven siéntate — Se sentó del otro lado del escritorio, delante de él, y saco el chocolate que había comprado en su primera salida a Hogsmeade la anterior semana. — No debes traerme un chocolate cada vez que nos vemos

— Lo sé, pero es mi forma de agradecerte por estar revisando mis tareas antes de entregarlas, además se cuánto te ayuda el chocolate

— No tienes que agradecerme por eso, no después de lo que haces por mi — Se levanto de su asiento sosteniéndose de su bastón — ¿Quieres un poco de té?

— Sí, gracias — Mientras el mayor le servía la bebida, ella dudó en si preguntarle o no, Aunque al final lo hizo. Tomó la taza entre sus manos, sintiendo el calor inmediatamente — Profesor, ¿Puedo preguntarle algo? No es nada sobre la escuela es más bien ... personal

— Pregunta lo que quieras, Leylah

— ¿Conocía a Sirius Black? — Preguntó, aunque ya sabía la respuesta, tomando por sorpresa al profesor, quien vacilo un poco en responder

— Sí, éramos amigos — respondió con un suspiro de nostalgia al final — ¿Por qué lo preguntas?

— Simple curiosidad, estuve escuchando historias sobre él — No era una mentira del todo, sí había escuchado esas historias, pero contadas por él mismo — y no lo entiendo el por qué lo hizo... Ya sabes, lo del asesinato

— ¿Qué es lo que no entiendes? — Preguntó interesado ya dejando de escribir para prestarle su absoluta atención a la conversación

— Según las historias que he escuchado — empezó diciendo — Él aborrecía a su familia y los pensamientos que tenían ellos con respecto a la pureza de sangre. También escuche que escapo de su casa

— Eso era cierto, solía hablar de lo mucho que los odiaba. De hecho, fueron los Potter quienes le abrieron las puertas

— Pero, ¿Entonces por qué traicionaría a los únicos que estuvieron con él, por alguien que representaba todo lo que odiaba? No tiene sentido. — Lo único que ella quería era tratar de plantear una pequeña semilla de duda en su profesor y de esa forma poder ayudar juntos a Sirius.

— Ojalá supiera la respuesta — contestó, dando por finalizada aquella conversación que le traía tantos recuerdos, tanto malos como buenos — Se acercan las vacaciones, ¿Te quedaras aquí?

— No, iré con mis amigos — Remus vio como le brillaban los ojos con anhelo — Pasaré navidad con Percy

— ¿Weasley? — pregunto con interés

— No— rio un poco imaginándose siendo amiga del premio anual— Lo conocí en el campamento del que te comenté, ¿Recuerdas?

Él asintió — Por la forma en la que hablas de él debe ser alguien especial

— Sí, es casi como mi hermano. Vivimos muchas cosas juntos y daría mi vida por él sin dudarlo, los problemas tienden a seguirlo. — Recordó las misiones que habían hecho juntos — ¿Se quedará en el castillo?


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