Epílogo

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EPÍLOGO 

Casi once años después, primero de septiembre...


Leylah lloraba silenciosamente acostada en su cama mientras intentaba sentarse y no lo lograba. Se rindió al poco tiempo

Miró su panza redondeaba con desespero. Apolo apareció por la puerta cuando ya estaba tardando mucho

—¿Ya estás lista, Amore? — Miró su cara empapada y se arrodillo a su lado. Le secó las lágrimas —¿Qué pasó?

—No veo mis pies y no puedo levantarme — Se le escapó otra lagrima

Apolo le sonrió. Desde que se enteraron que Leylah estaba embarazada, habían sido meses muy bonitos. Y muy estresantes y dramáticos. Desde antojos a la madrugada y a llantos incontrolables por las mínimas cosas

Como la vez que lloró porque su helado se había derretido más rápido de lo que quería.

Ahora, con ocho meses, las cosas no habían cambiado mucho

— Debes llamarnos — Se levantó y puso su mano en su espalda para ayudarla a levantarse. La sentó al borde de la cama y se arrodillo nuevamente para poder ponerle los zapatos

—Pero quiero hacerlo yo. Y no puedo — Le señaló el calzado que quería y Apolo acató la orden —¿Mi bebe ya vino?

—¿Mike? esta abajo, con Leo — Se rio terminando de atar sus cordones — Y ya no es tan bebé, tiene casi veintiuno.

—Siempre será mi niño — Se levantó de la cama y comenzó a caminar por el pasillo hacia abajo — Era tan pequeño cuando lo conocí...

Bajó las escaleras con cuidado

—¡Mamá! —Mike le sonrió y se acercó para abrazarla con cuidado. Se separó y la miró detenidamente — Te ves... Hermosa

Charlie y Apolo compartieron una mirada y suspiraron de alivió.

—Gracias, cariño. Hola Leo — Saludó al novio de su hijo

—¡Mamá! —La voz de Oliver llego de arriba — ¡¿Viste mis cuadernos?! ¡No los encuentro!

Leylah suspiró mirando las escaleras con pesar. Odiaba subir las escaleras cuando acababa de bajarlas. Charlie se le adelantó y besó el costado de su cabeza cuando pasó por su lado

— Yo iré, te dejé el desayuno en la cocina. Come toda la fruta, ¿Sí?

Leylah sonrió —Por supuesto. Gracias, cariño — Esperó que saliera de su vista y se giró hacia la cocina —No quiero fruta. ¿Ya han desayunado?

—Si — Contestaron ambos. Mike se encaminó detrás suyo y entro a la cocina. — Comeré toda la fruta que no quieras

—Amor...— Dijo con cuidado Apolo, Leo se rio de él en silencio — Debes tener una dieta equilibrada, ¿Recuerdas?

—Pero no quiero fruta hoy, ¿Vas a obligarme comer?

—Si, papá, ¿Vas a obligarla? —Mike se burló cruzándose de brazos — Además, es solo lo que él bebé quiere

—Exacto —Leylah asintió. Se sentó en la barra de desayuno y alcanzó una de las tostadas y la untó con Nutella.

Los últimos años habían sido los mejores. después de la batalla en Hogwarts, Leylah se propuso hacer todas aquellas cosas que no se habían permitido años anteriores.

Quiso viajar por el mundo todos los veranos y en cada vacaciones que tenían. Oliver le encantaba viajar y conocer otros lugares. Mike quería estudiar y decidió entrar a una escuela normal donde Leo lo siguió. Luego, ya con dieciocho años, decidió mudarse junto al chico. 

Hubo muchas lágrimas por parte de Leylah ese día, pero aun así lo apoyó en todo como siempre hizo.

A petición de la semidiosa, y muy al pesar de sus novios, se casaron seis años después de la batalla. Ella no tenía apuro, ya sabía que pasarían el resto de sus vidas uno al lado del otro. De hecho, le parecía divertido ver como los hermanos menores de Charlie se casaban antes que él, para consternación de Molly.

En cuanto a los demás, Remus y Tonks habían decidido renovar sus votos solo poco tiempo después de que Teddy cumpliera cuatro, esta vez estuvieron todos celebrando su amor. Remus volvió como maestro en Hogwarts, durando más que un año (Leylah amenazó a todo padre que presentó una queja sobre su condición).

Sirius y Harry se mudaron a un campo cerca de la Madriguera para que años después, ya cuando se casó con Ginny él le dejara la casa. Luego, Sirius se dedicó a pasar su vida como un hombre libre, ejerciendo su título de Auror nuevamente y viajando en su motocicleta voladora a diferentes lugares para cazar mortifagos que lograron escapar 

Hermione y Ron se casaron y tuvieron dos hijos juntos. Hermione llegó a ser ministra de magia, cambiando estigmas sobre los muggles y regulando las problemáticas con las criaturas mágicas.

Percy y Annabeth también se casaron y habían tenido a su primer hijo hacia poco menos de dos años. Nico y Will también formalizaron una relación. 

—¿Mamá está llorando de vuelta? ¿Le duele algo?— Oliver le preguntó a su padre cuando este apareció en su cuarto

Charlie negó con la cabeza — Ella está bien, solo un poco emocional — Le buscó sus cuadernos y ayudó a cerrar su baúl —¿Tienes todo?

Oliver asintió y bajaron las escaleras. Entró en la cocina y saludó con entusiasmo a su hermano.

—¡Mike! — Lo saludó —¿Me acompañaras a la estación?

—Por supuesto, no me lo perdería por nada. Tendrás que mandarme cartas todo el tiempo

Charlie se acercó por detrás de Leylah y la abrazó por la espalda. puso sus manos sobre el estómago abultado. Miró el tazón de frutas intacto a un lado

—¿Y las frutas?

—El bebé no quiere fruta hoy — Se encogió de hombros— No puedo hacer nada contra eso

Leylah tomó el tazón de frutas y se lo dio a Mike. Oliver tomó su propio desayuno, mientras hablaba con su hermano y Leo. 

La puerta de entrada fue abierta abruptamente por Teddy. Oliver se animó gratamente al ver a su mejor amigo, se saludaron entre sí. Remus le siguió pasando por la puerta

Saludó a todos con alegría. Leylah se levantó de su asiento y se acercó a su padre adoptivo. Antes de cumplir los dieciocho, Remus pudo finalmente adoptar a Leylah legalmente en el mundo Muggle. A pesar de que no vivieran juntos, Remus fue muy feliz al finalmente poder llamarla su hija. Leylah nunca cambió su apellido solo agregó el Lupin al final de su nombre.

—¿Cómo has estado?

—El bebé se porta bien — Tocó su panza con cariño

 — Ha tenido antojos a la madrugada— Apolo agregó

Remus se rio de la cara de Leylah — Bueno, Tonks también los tuvo, es completamente normal.

—Mamá — Llamó Oliver — ¿Mamá Bell vendrá?

Leylah se giró hacia él. —Nos espera en la estación

Cuando la Guerra finalizó Bell desapareció por un tiempo. Pero a medida que Oliver fue creciendo, Leylah le contó la verdad. Ella no era su madre biológica, Bell sí. El niño nunca dejó de llamarla Mamá, pero cuando la rubia comenzó a acercarse, él también quiso llamarla así.

Leylah al principio sintió celos, pero luego no le importó cuando vio que Oli era feliz. De cualquier manera, él siempre la preferiría a ella. 

—¿Ya nos vamos?

— ¿Tienes todo? —Oliver asintió efusivamente — Bien, ve a calzarte y nos vamos

Teddy siguió a su amigo escaleras arriba. Cuando bajaron nuevamente, todos salieron rumbo la estación

Oliver, que había decidido atravesar la pared y no usar la aparición para llegar, ahora miraba con miedo el tren escarlata.

Faltaba poco para que partiera. Comenzó a saludar a todos sus tíos, que eran muchos, y a sus primos. Sus abuelos soltaron lagrimas mientras le deseaban un buen comienzo.

Era el primero de su generación en asistir a Hogwarts. Y eso lo tenía nervioso. No quería decepcionar a nadie. Tenía miedo de quedar en la casa equivocada.

Bell apareció y fue a saludarlo. Se la notaba contenta y orgullosa

—Espero noticias tuyas en Hogwarts —Lo abrazó —Estoy tan orgullosa de ti. Quiero que te diviertas, ¿Sí? Y que hagas amigos

Oliver asintió y se separó del abrazo —Volveré en navidad

—Estaremos aquí esperándote —Le sonrió y dio un paso hacia atrás para que Charlie se acercara. Se posiciono al lado de su hermana —Han pasado once años, ¿Puedes creerlo?

Comenzó a llorar. Bell olvidó que estaba así de sensible

—Recuerdo cuando me lo entregaste en el bosque —Se secó las lágrimas —era tan pequeño y ahora lo veremos solo en vacaciones

—Si... eh... —Se movió incomoda, sin saber qué hacer cuando alguien lloraba — ¿Es parte de la vida? 

—¿Mamá? —Oliver se acercó— ¿Estas llorando porque me voy? ¿Quieres que me quede?

Leylah se agacho con cuidado para estar más a su altura. Bell se corrió para darles privacidad 

—Son lágrimas de felicidad — se limpió la última gota — Voy a extrañarte muchísimo

—Yo también, pero te mandaré cartas todos los días

—Las estaré esperando

Oliver miró a su alrededor, cerciorándose que nadie reparaba en ellos. Los encontró a todos hablando un poco más apartados

—¿Puedo preguntarte algo?

—Lo que quieras, hijo

—¿Si no quedo en Gryffindor, te enojaras?

—En cualquier casa que te pongan estará bien. La casa no te define, ni a ti ni a tus valores. Da igual que quedes en Gryffindor o no, ¿De acuerdo? Que nadie te diga lo contrario

Oli asintió y la abrazó. El tren comenzó su llamado

—Pórtate bien, ¿Sí? Y diviértete. —Le besó la mejilla. Apolo la ayudó a levantarse del suelo

Oliver saludó a todos por última vez y subió al tren. Desde su vagón saludó efusivamente hacia afuera cuando el tren arrancó 

—¿Estas bien? —Le preguntó Charlie, abrazándola y tirándola hacia su pecho

—La casa estará vacía ahora —Le dijo triste 

Charlie apoyó una mano en su barriga —No por mucho

Apolo besó sus labios

—¿Vamos a casa? —Pregunto, Leylah hizo un puchero que lo hizo sonreír —¿A dónde quieres ir?

—Al restaurante de comida italiana... en Italia —Respondió —Es lo que el bebé quiere

Sus novios compartieron una mirada y se encogieron de hombros

—Si es lo que él bebe quiere...

Leylah sonrió — Iré a despedirme —Beso sus mejillas y fue hacia su familia

—¿Cuánto falta para que se terminen los antojos? — Preguntó el pelirrojo

—Hasta que nazca el bebé — Contestó Apolo con el mismo tono de voz — Al menos es más cariñosa en esta etapa del embarazo

Ambos rieron. Esperaron que terminara de hablar y saludar a todos. Leylah miró hacia sus novios y les sonrió en grande. Habían tenido once años de pura felicidad. Sin complicaciones ni enemigos ni guerras que pelear

Simplemente paz. Y no lo haría de otra manera 








































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