Epilogo

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EPILOGO

━━━━━━🌙 ━━━━━━

El resto del verano había sido bueno.

Habían sido los primeros héroes en regresar vivos a la colina Mestiza desde Luke, así que todo el mundo los trataba como realeza. Excepto la cabaña cinco, que aún estaban enojados por haber avergonzado a su padre en batalla

A Grover le dieron su tan esperada licencia de buscador concedido por el Consejo de los Sabios Ungulados. El consejo había definido la actuación de Grover en la misión como: «Valiente hasta la indigestión.»

Percy la invitó a quedarse en la cabaña 3, y ella no se negó. Ahora tenia una litera completa para ella misma. Y realmente Percy y ella eran buenos compañeros de cuarto. Hablaban hasta altas horas de la noche y entrenaba juntos todos los días, junto con Luke y Annabeth.

Su relación Luke, por otro lado, mejoro muchísimo. Tal y como se lo dijo a Annabeth, hizo el esfuerzo de tolerarlo. Incluso se reía de algunos de sus chistes y lo saludaba cuando lo veía.

El 4 de julio, todo el campamento se reunió junto a la playa para asistir a unos fuegos artificiales organizados por la cabaña 9. Ese día Grover fue a despedirse para comenzar su misión

Vestía sus vaqueros habituales, una camiseta y zapatillas, había ganado peso y los cuernos le habían crecido tres centímetros, así que ahora tenía que llevar una gorra todo el tiempo para pasar por humano.

—Me voy —dijo—. Sólo he venido para decir... Bueno, ya saben

Annabeth le dio un abrazo y le recordó que no se quitara los pies falsos. Leylah le palmeó la espalda y le deseo suerte. Percy le sonrió

—Ojalá pudieran venir conmigo, chicos, pero los humanos y Pan...

—Lo entendemos —le aseguró Annabeth—. ¿Llevas suficientes latas para el camino?

—Sí.

—¿Y te acuerdas de las melodías para la flauta?

—Annabeth...—protestó— Pareces tan controladora como mamá cabra. Bueno, deséenme suerte.

Abrazó otra vez a Annabeth. Les dio una palmada en el hombro a cada uno y comenzó a irse. Leylah empujo levemente a Percy para que diga algo

—¡Eh, Grover! —le gritó Percy. Se volvió en la orilla del bosque—. Donde quiera que vayas, espero que hagan buenas enchiladas.

El sonrió y al punto desapareció entre los árboles.

—Volveremos a verlo —dijo Annabeth.

Leylah se removió inquieta, el hecho de que ningún buscador hubiera regresado antes tras dos mil años... intentó pensar en positivo; Grover sería el primero.

Transcurrió julio, pasaron los días concibiendo nuevas estrategias para capturar la bandera y haciendo alianzas con las otras cabañas para mantener las manos de la cabaña de Ares lejos del estandarte.

Leylah pasó mucho tiempo con los de la cabaña siete en el auditorio. Cantaba con ellos en la fogata haciendo los coros. También pasaba gran parte de su tiempo en arquería, su puntería había mejorado

La última noche del curso estival llegó demasiado rápido. Los campistas cenaron juntos por última vez. Junto a la hoguera, los consejeros mayores concedían las cuencas de «fin de verano». Percy y Leylah obtuvieron su propio collar de cuero. Era completamente negra, con un tridente verde mar brillando en el centro.

—La elección fue unánime —anunció Luke—. Esta cuenta conmemora al primer hijo del dios del mar en este campamento, ¡y la misión que llevó a cabo hasta la parte más oscura del inframundo para evitar una guerra!

Leylah sonrió en grande ante el sonrojo de Percy.

A la mañana siguiente encontraron una carta formal en la mesilla de noche. Sabían que la había escrito Dioniso, porque el nombre estaba mal escrito:

Apreciada Lila Roberts:

Si tienes intención de quedarte en el Campamento Mestizo todo el año, debes notificarlo a la Casa Grande antes de mediodía de hoy. Si no anuncias tus intenciones, asumiremos que has dejado libre la cabaña o has muerto víctima de un final horrible. Las arpías de la limpieza empezarán a trabajar al atardecer. Tienen permiso para comerse a cualquier campista no autorizado. Todos los artículos personales que olvides serán incinerados en el foso de lava.

¡Que tengas un buen día!

Sr. D (Dioniso)

Director del Campamento N° 12 del Consejo Olímpico

Leylah dobló la carta con cuidado. Percy se había quedado mirando el papel en blanco, se sentó a su lado

—Decidas lo que decidas — Le dijo — Estará bien

Percy la miro serio y luego sonrió

—Gracias

Las instalaciones del campamento, estaban prácticamente vacías cuando salió para ir a desayunar.

Los campistas estaban en sus cabañas recogiendo, o de aquí para allá con escobas y mopas, preparándose para la inspección final.

Argos ayudaba a algunas chicas de Afrodita con sus maletas de Gucci y juegos de maquillaje colina arriba, donde el mini autobús del campamento esperaba para llevarlas al aeropuerto.

Se chocó a Luke cundo entró al comedor. La agarró de los hombros para estabilizarla

—¿Estas bien? — Se apartó de su espacio personal sabiendo que no le gustaba —El comedor ya cerró

—Me levanté tarde — se removió en su lugar —Venia a ver si quedaba algo

—Bueno — Luke sacó un sándwich de su mochila y una lata de gaseosa. Se lo dio

—No quiero robarte tu almuerzo — Le dijo sin agarrarlo

—Tome uno de más cuando vi que no aparecías —Se lo volvió a tender. —Agárralo, Ly. Es para ti

Ella lo tomó con cuidado —Gracias, Luke. — Miró al rubio con culpa. No sabía si había volvería a verlo hasta el siguiente verano. Carraspeó — Realmente me alegro que empezáramos a llevarnos bien... Yo creo... bueno, eres un gran guerrero.

Luke la miró y por un segundo miro la comida en las manos de la niña. Le sonrió mínimamente

—A mí también me alegra, Leylah.

Se despidieron, él diciendo que iría a buscar a Percy. Leylah caminó al campo de fresas, hacia un lugar apartado que había designado para muchas de sus comidas.

Se recostó contra el árbol y desenvolvió el sándwich para darle un mordisco frunciendo el ceño ante el sabor amargo que tenía. Abrió la gaseosa para contrarrestar el sabor.

Terminó su comida sin apuro. Y una vez hecho, se recostó contra el césped disfrutando del calo del sol contra su piel.

Se quedó diez minutos con los ojos cerrados, hasta que sintió un mareo en todo su cuerpo. Abrió los ojos confundida y se levantó con cuidado.

Se paró y trastabilló. Su vista se nubló y su corazón y respiración comenzó a acelerarse

¿Qué le pasaba?

Comenzó a caminar hacia afuera del campo de fresas tambaleante. Se dio cuenta de que no llegaría a la enfermería.

Cayó al suelo, sus manos y piernas temblaban. Sus ojos comenzaron a cerrarse

—Percy....

Cayó en la inconciencia. Su cuerpo convulsionó y luego dejó de respirar por su cuenta.

Leylah quedó tirada en medio del campo de fresas sin nadie alrededor pues la mayoría se había ido a casa.

Se despertó en una de las camas de la enfermería del campamento respirando agitadamente. Se incorporó rápidamente y miró hacia los costados. Lo primero que notó fue que en su antebrazo izquierdo había una aguja insertada por la cual pasaba lentamente néctar. Estiró la mano y se la quitó.

—No te muevas tanto —La voz de Quirón la sobresaltó. Miró hacia arriba y lo vio sobre su silla —No has sanado del todo aun

—¿Que me pasó?

— Eres alérgica al Asfódelo, una planta. Es letal para ti si la ingieres —Explicó

—¿Una planta? Pero yo no he comido nada

—Luke — La voz de Percy se escuchó en la camilla de al lado —Luke te lo dio

Leylah se dio la vuelta para mirarlo. Lo primero que notó fue que estaba igual de mal que ella. Pero se veía más enojado

—¿Qué te pasó a ti?

—Luke —repitió—intentó matarme

Leylah estaba confundida. Hacia unas horas estaba hablando con Luke y al siguiente se enteraba que quiso matarla. No aportó nada a la conversación que siguió, su cabeza palpitaba con fuerza

—¿Cómo te encuentras? —preguntó la niña

—Como si me hubieran congelado las entrañas y después las hubieran calentado en el microondas.

—Al menos tu sarcasmo sigue intacto

—Teniendo en cuenta que eso era veneno de escorpión del abismo, estas bien. Ahora tienen que contarme, si pueden, qué ocurrió exactamente. — pidió Quirón.

Percy comenzó con su historia y Leylah le siguió.

—No puedo creer que Luke... —A Annabeth le falló la voz. Su expresión se tornó de tristeza a enfado—. Sí, sí puedo creerlo. Que los dioses lo maldigan... Nunca fue el mismo tras su misión.

—Hay que avisar al Olimpo —murmuró Quirón— Iré inmediatamente.

—Luke aún está ahí fuera —dijo el hijo de Poseidón—. Tengo que ir tras él.

Quirón meneó la cabeza. —No, Percy. Los dioses...

—No harán nada —espeto—. ¡Zeus ha dicho que el asunto estaba cerrado!

—Percy, sé que esto es duro, pero ahora no puedes correr en busca de venganza. Primero tienes que reponerte, y después someterte a un duro entrenamiento.

—Quirón, tu profecía del Oráculo era sobre Cronos, ¿no? ¿Aparecía yo en ella? ¿Y Leylah?

Quirón se revolvió con inquietud. —Percy, no me corresponde...

—Te han ordenado que no me lo cuentes, ¿verdad?

—Serás un gran héroe, niño. Haré todo lo que pueda para prepararte. Pero si tengo razón sobre el camino que se abre ante ti... —Un súbito trueno retumbó haciendo vibrar las ventanas—. ¡Bien! —exclamó Quirón—Los dioses tienen sus motivos, Percy. Saber demasiado del futuro de uno mismo nunca es bueno.

—Pero no podemos quedarnos aquí sentados sin hacer nada —insistió

—No vamos a quedarnos sentados —prometió Quirón—. Pero debes tener cuidado. Cronos quiere que te deshilaches, que tu vida se trunque, que tus pensamientos se nublen de miedo e ira. No lo complazcas, no le des lo que desea. Entrena con paciencia. Llegará tu momento.

—Suponiendo que viva tanto tiempo.

Quirón le puso una mano en el tobillo. —Debes confiar en mí, Percy. Pero primero tienes que decidir tu camino para el próximo año. Ambos. Yo no puedo indicarles la elección correcta... Tienen que decidir si se quedan en el Campamento Mestizo todo el año, o regresan al mundo mortal para hacer séptimo curso y luego volver como campista de verano. Piensen en eso —Miró a Annabeth— Y querida... cuando estés lista, ya están aquí.

—¿Quiénes están aquí? —Preguntó Leylah

Nadie respondió. Quirón salió de la habitación. Con su silla de ruedas se alejó por el pasillo. Annabeth quedó en silencio

—¿Qué pasa? —le preguntó Percy

—Nada. He seguido tu consejo sobre algo. Tú... ¿necesitas algo?

—Sí, ayúdame a incorporarme. Quiero salir fuera.

—Percy, no es buena idea —Advirtió Leylah. Annabeth lo sujetó antes de que se derrumbara al suelo. Le dieron náuseas. —Te lo dije

—Estoy bien

Leylah lo vio alejarse con ayuda de la hija de Atenea. Cuando quedó sola en la enfermería tuvo claro cuál sería su decisión.

Horas más tarde, Percy había tomado su propio camino a seguir. Había ido a la enfermería a decírselo a ella

—Volveré el año que viene, sobreviviré hasta entonces — Leylah solo le sonrió y le dijo que ella se lo comentaría a Quirón cuando volviera

Percy la abrazó por varios minutos y luego se levantó, prometiéndole volver para despedirse.

Leylah aprovechó ese momento para asearse y cambiarse de ropa. Se sentía muchísimo mejor gracias al néctar y la ambrosía

Esperó a Quirón en el porche de la casa grande. Cuando el Centauro apareció aun estaba sobre su silla y mantenía una expresión seria. Mientras el sol bajaba lentamente, Quirón se acomodó junto a ella, ambos observaron el cielo oscurecerse de a poco

—Percy tomó una decisión —Empezó ella —Volverá a casa

Se escuchó un suspiro de parte del adulto —Lo temía. Supongo que seguirás sus pasos, ¿Cierto?

—Intentaron asesinarnos hoy y el culpable sigue suelto. No dejaría que Perseo caminara solo por la ciudad —Quitó la vista del cielo y la poso en él —¿Por qué crees que Luke me quisiera muerta? Lo entiendo por Percy ya que es un hijo de los tres grandes, pero ¿Por qué yo?

—Eres muy emocional, Leylah. Creo que Luke vio eso en ti. Arderías el mundo si algo le pasara a Percy y eso arruinaría sus planes. Además, supongo, que si el plan de matarlo a él fallaba como lo hizo, tu muerte causaría el mismo efecto en Perseo. Has sido su fortaleza durante todo el varano

—Percy fue uno de los primeros en tratarme bien en toda mi vida, le debo lealtad —Confesó. Carraspeó — ¿Podrías...? ¿Podrías ayudarme con mi tutor? Me escape del Orfanato y estoy segura de que eso no le gustará

—La niebla pondrá las cosas en su lugar, te lo aseguro. Quiero que sepas que aquí encontraras siempre un refugio, no importa la época del año

—Gracias

Quirón le sonrió —Mantente a salvo, niña. Lo has hecho bien hasta ahora

Leylah le devolvió la sonrisa —Lo haré

Leylah caminó hasta la cabaña tres donde estaba Percy acomodando sus ultima cosas.

—¿Estas listo? —Le preguntó entrando a la habitación, tomando una mochila y poniendo las cosas que había traído el orfanato, las pocas más de ropa su libro favorito, aun lamentaba haber perdido al señor conejo.

—¿No te quedaras? Creí que odiabas el orfanato

—El campamento sería aburrido sin ti, además alguien debe cuidarte las espaldas

—Cierto, ¿Qué haría yo sin ti?

—Morirías —Leylah le sonrió —practicaremos en tu casa para no perder la costumbre e iremos a la misma escuela

—Suena un buen plan —Percy suspiró mirándola— Realmente me alegra que estes bien.

—A mí también. ¿Sabes? Esto que pasó con Luke nos deja una enseñanza

—¿Sí? ¿Y cuál es?

—La próxima vez que mi intuición nos diga que una persona es mala le haremos caso —Leylah sonrió burlona

Percy río —Dalo por hecho. No volveré a contradecirte nunca

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Leylah miró el edificio ante ella con un poco de temor. En lo alto de la escalera se encontraba Marcel esperándola con una sonrisa

—¡Estrellita, vamos sube!

Con una respiración honda comenzó a subir. Cada paso solo la acercaba más a su infierno personal.

Se debía recordar por qué lo hacía. Una guerra inminente que requería de sacrificios.

Marcel le sonrió en grande, los niños detrás de él estaban obligados a sonreírle por ordenes del adulto

—¡Bienvenida, Leylah! —La voz en coro de todos ellos solo la hizo sentir peor. Parecían alegres por ella, pero sus ojos solo la miraban con pena. Casi podía escuchar sus pensamientos de lastima.

—Modales, Leylah —Gruñó Marcel

—Gracias por la bienvenida —Susurró

—Así está mejor —Marcel aplaudió —Bien, todos adentro y listos para la cena. —Los niños comenzaron a entrar de forma ordenada. Leylah caminó para unírseles, pero al pasar por al lado del hombre él la tomó del hombro —Nosotros tendremos nuestra propia cena en mi oficina.

Horas despues, Leylah caminó hacia su cuarto tomando con fuerzas sus propias manos que temblaban. Se secó la única lagrima que caía por su rostro. Abrió con cuidado la puerta para no despertar a nadie.

Marcel la había interrogado sobre el supuesto secuestro de Ares y del campamento de verano que había ofrecido refugio luego del incidente y que además le habían ofrecido hospedaje para futuros veranos.

Cuando se acercó a su antigua cama se sorprendió lo que encontró. Era el señor conejo intacto. Lo tomó con cuidado entre sus manos y lo acercó a ella para abrazarlo. Se sentía igual al tacto e incluso olía como siempre. No lo entendía, se suponía que se había perdido en la misión.

Fue entonces cuando notó la pequeña tarjeta amarilla junto al muñeco. La tomó con delicadeza y la leyó. Sonrió cuando vio que decía.

"Todo héroe merece una recompensa,

Atte.: Tu fan número uno"

Por fin terminé este acto! Estoy muy feliz por empezar el siguiente!

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Nos leemos pronto♡♡!

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