YOON

Entre a la habitación después de que la modista salió, mire a mi mujer cepillando su larga cabellera de manera tranquila frente al espejo, su mirada estaba perdida, tenía tantas ganas de saber que estaba pensando pero mis invitados ya estaban en el comedor, decidí que era más seguro para ella que todo se hiciera aquí.

—Freya. 

Salió de trance y sus enormes ojos me observaron por un segundo a través del espejo, luego se giro para verme directamente mientras se levantaba, era una visión idílica, el vestido se ajustaba perfecto a su cuerpo, el tipo de corte escondía su vientre de frente pero de lado se notaba mi hijo creciendo en ella.

—Luces tan hermosa, eres lo más precioso que mis ojos han visto nunca.

Se sonrojo y le tembló el labio, se aliso el vestido antes de caminar un poco hacia mi.

—Solo iré por mis zapatos y estaré lista.

Me acerque para tomarla de la cintura con una mano y la otra sujetar su cuello.

—No debes de estar nerviosa, nadie puede hacerte nada, mientras yo esté con vida —me incline y mordi su labio —todos nos están esperando pero necesito hacer esto.

La bese y camine con ella hasta la orilla de la cama, me senté y saque mi miembro para subirla y hacer sus bragas aun lado enterrando de golpe mi longitud.

—Tan mojada.

Sería sexo rápido, ella estaba empapada la ayude a subir y bajar sin dejar de besarla, sus jadeos se mezclaban entre nuestras respiraciones.

—Yoon —la incline para que su clitoris se frotara contra su ropa interior —¡Dios Yoon!

—Si mi amor, exprime todo de mi.

Tan pronto sentí sus pulsaciones y convulsiones alrededor de mi polla, me corrí mientras lamia sus labios hinchados por mis besos.

—Andando.

—Necesito ir a limpiarme.

—No, así bajaras.

Fue así que se parada a mi lado, con mi semen dentro de ella y mi hijo en su vientre la presente.

—Padre, te presento a mi futura esposa y madre de mi primogénito, Freya Sokolov.