Minerva.

Ya había cumplido un año de casada con Jimin Ivanov. Me convertí en una especie de niña caprichosa, estaba estudiando a mi ritmo, sin mencionar que cosa que pedía se me daba, mi esposo dijo una vez que sería tratada como una reina y no mintió.

El restaurante que elegí para celebrar nuestro primer aniversario, había sido rentado prácticamente para nosotros dos solamente, Jimin lucia particularmente atractivo en su trajo sastre color magenta, su cabello peinado perfectamente para atrás, la mesera no pudo evitar mirarlo, lo recorto de arriba abajo y tuve que contenerme de no arrancarle los ojos.

A mi esposo le pareció divertido mi pequeño ataque de celos, hasta que cruce la pierna haciendo que mi diminuto vestido rojo subiera mas arriba de mis muslos causando que sus hombres me voltearan a mirar. La clase de juego de poder que tenemos los dos es bastante interesantes.

Vine al baño para refrescarme mientras llegaba el postre, cuando salí del baño sentí algo frio en mi espalda.

—Tu vendrás conmigo lindura.

Caminé con el arma apuntando a en mi espalda, llegando a la mesa donde estábamos Jimin estaba sentado también siendo amenazado con un arma en su cabeza, sentí un pánico intenso, donde estaba sentada yo se encontraba un sujeto moreno alto, por sus rasgos parecía asiático también.

Pero asiático o no, hoy era mi aniversario y estaba amenazando a mi esposo. Me gire y desarme a quien me apuntaba, con esa misma arma dispare a quien tenía a Jimin apuntándole, lo más rápido que pude me acerque al tipo moreno y me coloque en su espalda apuntando el arma en su sien.

—Espero que la excusa que tenga por interrumpir mi cena de aniversario sea lo suficiente buena como para no volarle la cabeza en este momento.

—Señor Kim Namjoon, le presento a mi esposa Minerva Ivanov.

Mi esposo hablo en un coreano fluido, pero si entendí bien el sujeto entre mis manos es Kim Namjoon líder de la mafia coreana.