Siete

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Jin.

De las pocas cosas que detesto de esta vida, es de tener que soportar gente que no vale la pena.

Las cenas de recaudación de fondos, es un claro ejemplo de que la gente siempre guarda apariencias, la mayoría de las personas que vienen a estos eventos son gente que quieren hacerse pasar por buenas personas. No digo que no existan algunos que si desean ayudar, pero la mayoría solo lo hace solo para que su imagen se conserve.

Diría que yo soy un ejemplo, pero esto lo hago por Kirisha ella si le gusta ayudar, y siempre que existe un evento así vengo pensando en ella.

Aunque en esta ocasión vino cierto sujeto que tiene algo que me interesa y demasiado.

La he estado cazando, su esposo no se le despega y ella no puede ocultar su cara de asco, por lo que me queda claro que el amor es algo imposible en ellos.

Pensé que verla seria suficiente, pero necesito acercarme, necesito hablar con ella.

Así que como buen acosador, la seguí al baño.

—Buenas noches, Kim Seokjin.

Extendí mi mano y ella abrió los ojos, parecía asustada al principio.

—Es usted.

—¿Así que me recuerdas? —sonreí ampliamente —no podría estar más feliz con eso Qi Juwon.

—Es Song Juwon ahora, si me permite mi esposo me espera.

La tome del brazo y una mueca de dolor se hizo presente, no la había sujetado fuerte, mire la piel donde estaba mi mano y el maquillaje se había corrido dejando ver una marca morada.

—¿Qué mierda? —no pude evitar hablar —¿Quién te hizo esto? —estando cercas, el exceso de maquillaje cubría su rostro, lo sé, no es el mismo tono de cuando la conocí— ¿ese idiota?

—Suelteme por favor, no quiero problemas.

—Va a ver problemas linda, créeme que los habrá, ¿tu bebé? —se noto sorprendida.

—En casa, por eso debo irme, si no regreso pronto…—el terror cubrió su mirada y en el mío la ira se hizo presente.

—¿Quieres irte de ahí?

—Mi esposo es un hombre poderoso y…

—Esa no es la pregunta que te hice, ¿Quieres irte de ahí?

—Más que nada en el mundo.

La solté —Bien, solo dame un día más.

Fui directo hasta ese imbécil con los puños apretados, pero aunque quería arrancarle la cabeza, no podía ahora, tenía el control por el momento, pero no quiere decir que no me presente.

—Señor Song —dije —al fin lo conozco.

—¿Disculpe? Creo que no tengo el gusto.

—No aun no, pero recuerde el nombre de Kim Seokjin, jamás se le olvidara.

Salí de ahí antes de que cambiará de idea, pero una cosa es segura, Juwon y su bebé no lo volverán a ver muy pronto.

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