Juwon.

—Esta embarazada.

Me quede helada, arrugue la tela de mi ropa sobre mi vientre, no puede estar pasando, no me pueden hacer esto. El doctor salió de mi habitación, mi padre tomó su teléfono y marcó a alguien.

—No lo quiero.

—Pero  mi niña.

—No lo quiero, quiero hacerme un aborto.

—Tu padre lo va a solucionar.

—¡NO HAY OTRA SOLUCION MADRE! No quiero un hijo de ese sujeto, ¡No!

No escuche nada de lo que mi padre hablo, no le preste atención, hasta que sentí la bofetada que me abrió el labio.

—Deja de decir idioteces, en esta familia no habrá un aborto, ni un hijo bastardo, tienes una suerte que el señor Song quiera tu mano en matrimonio, es un hombre honorable y tomara la responsabilidad.

—Que alivio.

Algo se rompió en mi en ese momento, tendría que casarme con mi agresor, tener a su hijo y por si fuera poco fingir que todo está bien.

Debo ser fuerte, pero no puedo.

No hay a donde correr, no tengo nada para salir de esto.