Capitulo 10: La mañana sorpresa

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Lyra bajó las escaleras medio dormida porque aún era muy temprano y más en fin de semana. Cuando bajó a la sala, se dió cuenta que una chica pelirroja veía una película mientras cantaba a todo pulmón.

— Mamma Mia, here I go again
My my, how can I resist you
Mamma Mia, does it show again
My my, just how much I've missed you — cantaba con una voz hermosa en un acento muy marcado.

La miró raro, no todos los días te encuentras una extrajera en la casa de tus abuelos cantando una canción pegajosa.

En fin, fue a la cocina por un vaso de agua, pero se encontró con su padre preparando hot cakes, ya llevaba una dos torres de una docena e iba por la tercera.

— ¿Qué haces aquí Lincoln? — preguntó Lyra sot.

Lincoln volteó a verla y tranquilo respondió:

— ¡Oh! Estoy preparando el desayuno, te va encantar son hot cakes rellenos con chocolate y ...

— No, ¿Por qué volviste? — cruzó los brazos. — Pensé que me habías abandonado otra vez.

Esas palabras le dolieron al hombre en lo más profundo de su ser, vió como si hija hacia hasta lo imposible por no llorar delante suya que dejó lo que estaba haciendo y le dió principal atención a Lyra.

— Lyra... no soy una buena persona ni mucho menos un buen padre... pedirte perdón sería muy hipócrita de mi parte y eso no recuperará los años pérdidos... pero quisiera intentar arreglar nuestra relación, sería difícil, pero quisiera intentarlo... — Lincoln intentó mantenerse firme delante su hija. — ¿Podemos intentarlo?..

— So..solo si prometes ir a verme en mis recitales — habló con lágrimas en los ojos.

Lincoln sonrió y se acercó a su chaqueta colgando de la silla en donde sacó su billetera. Sacó de la cartera y le dió un montón de entradas de cada recital que Lyra tuvo en su vida, donde cada uno estaba perfectamente enmicado.

— ¿Por qué tienes esto?.

— Nunca me perdí ninguno de tus recitales, siempre iba a ver cómo mi pequeña se robaba el espectáculo... Este, el primero, fue donde por primera vez tocaste el violín que te regalé en tu cumpleaños, puede que tocarás desafinado, pero no dejó que me sintiera tan orgulloso de tener una hija como tú.

De repente, Lyra abrazó a su padre con el amor que reprimió durante toda su vida. Y susurró las palabras "Gracias papá".

~{•}~

— Loan, ¿Cariño? — Lori intentó despertar a su hija con cuidado, pero ella estaba muy deprimida.

— ¿Qué qu-quieres mamá?

— Ven, vamos a bajar a desayunar.

— No quiero salir.

— Tu papá está en la casa — dijo un poco emocionada.

— ¡Enserio! — se levantó de la cama con mucha alegría y salió disparada de la habitación y bajó las escaleras.

Lori salió la habitación y antes que diera un paso Loan se regresó rápidamente y se escondió detrás de ella.

— ¿Qué pasó?

— Ha-ha-hay alguien en la casa.

— Ah... aquí vamos de nuevo.

~{•}~

La mañana empezó de mal humor para Lupa Loud.

Primero se despertó por un almohadazo en la cara por parte de su prima Lacy.

Luego de salir de la habitación que compartía con su madre, prima y tía Lynn, se encontró en las escaleras a su tía Lori jalando a su prima Loan de los tobillos por la fuerza para que bajara a desayunar, pero Loan se aferraba en los barandales de las escaleras con la fuerza bestial que heredó de su madre; era muy difícil sacar a Loan de su habitación y Lori no se daba por vencida cuando lo quería.

Cuando bajó a la sala, encontró a su prima Lyra y una pelirroja peleando por el control remoto de la televisión.

Ya por último, cuando todas sus tías, primas y primo terminaran de desayunar los mejores hot cakes de su vida junto, se dió cuenta que todos los ojetes de su familia habían comido de su pinché miel.

Podías insultarla, regalarla, hacerle bromas, ver un ridículo programa de televisión sobre una familia de cerdos, pero comer su miel era lo que realmente la ponía una furia porque era cara hasta la chingada y aparte difícil de conseguir.

Molesta, tomó su tarro de miel y salió del comedor de la casa, pasó a un lado de Lacy haciéndole una llave de lucha libre a Lemy en el suelo y salió de la puerta principal.

— Me lleva la chingada, si me descuido se comen hasta el maldito gulash del abuelo, ah... necesito otro lugar para que no se lo sigan metiendo por el trasero.

Se sentó en las escaleras de la entrada y colocó el tarro de miel casi vacío.

Sacó de su bolsillo de la pijama una cajetilla de cigarros y un encendedor zippo personalizado con un As anaranjado que encontró ayer debajo del sillón luego de que Lyra pateara la maleta de la sala.

Colocó un cigarrillo entre sus labios, sin embargo, al intentar de prender el cigarro, un hombre detrás de suya se lo quitó de la boca incluyendo el encendedor y la cajetilla de las manos.

— No fumes, eres muy pequeña — dijo con una voz pesada y profunda, seguido le acarició la cabeza con mucho cariño.

Lupa jamás imaginó que un hombre apareciera detrás de ella ni mucho menos una reacción firme y un tanto molesta.

Temblorosa, se dió la vuelta y vió al hombre volviéndose a sentar en una banca debajo de la ventana mientras guardaba lo que le quitó en su bolsillo del pantalón, este bebió una taza de café revisando las noticias en su teléfono.

No era la primera vez que lo veía, pero si en persona; ya no se parecía tanto a la fotografía sin embargo, el color del cabello lo delata.

Curiosa, Lupa se acercó al hombre con una sola pregunta en mente, Lincoln la notó y le prestó atención a la niña mientras tomaba café.

— ¿Tu eres mi papá? — dijo a secas.

Lincoln dejó la taza en una mesita a un lado de su teléfono.

— Si, lo soy — respondió.

La albina creyó que lo tenía contra las cuerdas, le diría todas las cosas que pensó de él durante los últimos años, que era un abandona cunas sopla nucas muerde almohadas cara de pendejo mediocre perdedor que su mamá se baña con tenis el chavo del 16 por doble jodido y muchos otros adjetivos y sustantivos de lo más denigrante posible mientras se reiría de él sin embargo, no pudo hacerlo.

Podría ser madura para su edad, pero seguía teniendo sentimientos de una niña de doce años.

No paró de intentar secar sus lágrimas delante de su padre usando las mangas del suéter. No sabía que hacer, solo pensó en querer masticar un mueble de roble o de caoba por alguna razón.

Lincoln le sonrió a su pequeña abejita, la condujo a qué se sentara junto con el y Lupa hundió su rostro en el torso de su padre para que nadie más que él escuchara llorar.

Pudo sentir los constantes espasmos involuntarios de Lupa mientras seguía llorando, Lincoln acaricia tiernamente el cabello de su hija intentando que parara de llorar.

De repente, sintió que una cabeza se recargó en su hombro de la nada y que por el susto no se movió ni un centímetro. Giró su cabeza al lado opuesto donde abrazaba a Lupa y vió a Lucy con una taza de café negro en sus manos.

— Lucy no..no me asustes de esa manera.

— Perdón... Me emocioné... Suspiro... — dijo sin dejar de recargar su cabeza en el hombro de Lincoln y seguido dió un sorbo a su café.

Lucy dejó su café junto a la taza de su hermano y se acercó lo más que pudo a su hermano siendo lo único que lo separa su ropa. Tomó su mano y ella también acarició la cabeza de su pequeña abejita haciendo que dejara de llorar.

— Te extrañé Lucy...

— Yo también... Yo también...

~{•}~

Lincoln salió la casa un poco molesto con algunas bolsas de basura en sus manos.

— Literalmente tu único trabajo en esta casa es y seguirá siendo sacar la basura, no importa si tienes 36 años — decía mientras remeda de manera exagerada, pero exacto de Lori mientras se acercaba a los botes de basura. — Me lleva la chingada — dejó las bolsas basura en su respectivo lugar.

Iba a encender un cigarrillo, pero se le cayó al suelo. Se agachó en cuclillas y unas manos taparon sus ojos detrás de él.

— ¿Adivina quién? — habló una voz femenina.

— ¡Oh! ¿Quién podrá ser?, Al juzgar por la firmeza de sus manos debes de ser Ronnie Anne.

— Vuelve a repetir eso y te rompo el cuello.

— Es una broma no te esponjes.

— Bueno adivina mi nombre entonces.

— ... ... ...

— A ver a qué horas.

— ¡Ups! Me dormí, debe de ser el mal del puerco.

— ¿Ya tienes la respuesta?

— ¿Cuál era la pregunta?

— Que adivines quién soy.

— ¿Cómo no voy a saber? Obvio eres mi cariñito.

— Este puto perro es muy astuto — pensó.

— Ahora no puedo jugar chikistrikis estoy ocupado.

— ¿Quién es tu chikistrikis?

— No seas tontita ¿A quién más le diría chikistrikis?

— Calla mierda dí mi nombre.

— ... Dame pistas.

— ¡Jódete!

— ¿De veras crees que no sé la respuesta?

— Escúpelo de una vez.

— Acaso osas poner en duda mi juicio.

— Decir mi nombre es tan difícil.

— Tu nombre no es el problema, lo que te falta es confianza.

— A ver probemos tu honestidad, apuesto al señor cocos a que no sabes mi nombre ¿Tu que apostaras?

— ¿Tan lejos quieres llegar?

— Obvio.

— Está es tu última oportunidad.

— Jejeje, este puto me salió comediante.

— Soy yo quién teme de su cuello.

— Entonces dilo de una vez.

— No habrá marcha atrás y lo sabes.

— Ve de una maldita vez al punto, uno de los dos debe de caer aquí.

— Diremos el lugar de nuestro primer beso a las tres.

— Eso es todo lo que tienes perro, que lastima.

— Entonces no tengo otro opción mas que morir.

— ¿Quieres dejar de hacer dramas? ¡Empieza ya!

— Uno

— Dos

— ... ... ...

— Continúa.

— ... Antes de que me mates ¿Puedo decir mis últimas palabras?

— Dale.

— ... Tus manos se han vuelto muy ásperas... Clyde...

Pasó su brazo alrededor del cuello de Lincoln y lo comenzó a estrangular usando todas sus fuerzas subiéndose a su espalda.

Mientras que Lincoln se movía de lado a lado en un intento de quitársela de encima. En la casa Loud, una chica con frenillos en la boca se acercó a la ventana y vió a su madre estrangulando a una persona otra vez.

Liby suspiró y salió de por la puerta a detener a su madre.

— ¡Mamá! ¡Prometiste que ya no ibas hacer daño a los demás en este año!

— Pero... — dijo ya teniendo a Lincoln de rodillas.

— ¡Házlo!

Luan dejó su hermano en el suelo.

Liby molesta por la actitud violenta de su madre, le dió la mano a Lincoln y lo ayudó que se levantara del pasto.

Ambos se miraron a los ojos con una sonrisa que poco a poco se volvía seria; en esencia ambos tenían una mirada en común que solo se puede saber una vez en la vida.

Los dos miraron a Luan y con un gesto idéntico le pidieron que los presentara.

— ¡Oh! Bien... — Luan se colocó detrás de Liby y colocó sus manos en su hombros. — Liby, él se llama Lincoln Loud, él es tu padre...

— Hola — Lincoln le extendió su mano y se dieron un ligero apretón de manos.

— Yo ya sabía...

— ¡¿Qué?! — dijeron sus padres.

— Lo sabía cómo hace seis meses, me tomó dos años en descubrirlo después de una larga investigación que por fin pude saber correctamente quién era mi padre.

— Wow, parece que alguien se la pasó muy padre... Jeje entendieron.

— ... Bueno iré a ver si queda algo para desayunar... ¿Me acompañan?

— Yo ahorita los alcanzo — dijo con una sonrisa Liby.

Mientras que Luan y Lincoln se iban, Liby se acercó a los botes de basura y sacó una libreta donde anotaba anomalías de los cuales se topaba.

Ojeo la libreta y sacó entre las hojas una fotografía donde su joven madre salía en una obra de teatro junto con otro niño.

— Ah... Beny, hubieras sido mi padre, sería mi primer caso resuelto a la perfección sin ayuda de nadie más, pero jamás lo sabrán, no puedo arriesgarme.

Liby quemó la fotografía y arrojó los restos a la basura sin testigos presenciales ni potenciales.

Se metió en la casa con una sonrisa y prosiguió a discutir con Lupa sobre los distintos tipos de llaves de lucha libre que podría hacer Lacy sobre Lemy.

~{•}~

Eran la nueve de la mañana, Lacy estaba jugando en el patio trasero con una pelota haciendo dominadas y metiendo goles en una pequeña portería a un lado del árbol, mientras hacia dominadas veía a un hombre cortar madera con un hacha.

Lacy lo había visto desde la madrugada interactuando con sus primos, tenía entendido que él era el papá de Loan, Lyra, Laika, Liby, Lupa y Lemy, pero ella misma se preguntó si el lo era también para ella.

Cuando pateó la pelota, rebotó en el árbol y casi le da un balonazo en la cara a Lincoln porque de pura chiripa lo esquivó sacándole un susto combinado con adrenalina; la pelota cayó y rodó a los pié del albino.

Lacy se acercó a Lincoln.

— Disculpe, no me fijé.

— No pasa nada las cosas suceden no como uno lo espera — dijo Lincoln mientras le pasaba la pelota a Lacy.

Lacy recibió su pelota y Lincoln continúo cortando madera. La niña no lo conocía muy bien, pero tenía cierta curiosidad sobre el hombre.

— ¿Y... por qué está cortando madera? — preguntó en un intento de comenzar una conversación.

— Bueno tu abuela quería encender la chimenea y fui el último en tocar mi naríz — habló mientras cortó un pedazo de madera de abeto y luego se colocó el dedo índice en la nariz.

— ¿También es el papá de todos mis primos?

— Así es — cortó el último pedazo de madera que necesitaba y comenzó a tomar la madera que había cortado.

— ¿Usted es mi papá?

Lincoln se levantó con los pedazos de madera entre sus brazos y miró a la niña un poco tranquilo por la repentina pregunta. Tenía que ser honesto con la niña desde un principio para no lastimarla.

— Lo siento Lacy, no soy tu papá...

— Eh... Creí que era mi papá por el parentesco con mis primas, pero no importa...

El hombre la notó triste y con desánimo, ella se esperaba que si lo fuera.

— ¿Quieres pasar? Voy hacer pan para todos.

— Si está bien — dijo un poco desanimada.

Lacy le ayudó a su tío con la puerta mientras que Lincoln pasaba con la madera que le pidió su abuela.

~{•}~

Lincoln había encendido la chimenea mientras que su madre escribía su novela desde su laptop sentada en un sillón individual.

El albino se sentó en el sillón mientras esperaba que en la cocina se enfriara el pan que preparó para sus hermanas e hijos. Subió los pies en la mesita del café y prendió la televisión.

Mientras comenzaba la película "Los colegas del barrio", Loan bajó la escaleras y se sentó a un lado de su padre mientras subía la piernas al sillón y sujetó el brazo de su padre con mucho cariño.

Lemy salió de la cocina con una bolsa de Doritos y se sentó justo al lado de su padre.

Lyra y Laika salieron también de la cocina comiendo una cubeta de palomitas. Las dos se sentaron en el poco espacio que había entre Lemy y lo que queda del sillón.

Lupa se sentó a lado de Loan y Liby llegó leyendo un libro que encontró en el ático y se sentó a un lado de su prima albina.

Todos se sentían en completa calma estando con su padre sintiendo que sus problemas desaparecían. Lincoln pensó que sus hijas y Lemy odiarían por su abandono a temprana edad, pero lo que ellos querían fuera que su papá estuviera con ellos.

Lacy se encontraba triste, ellos compartían un lindo momento de hermanas con papá y ella se sentía excluida. La pequeña castaña bajó cabeza y tomó su balón de fútbol luego de salir al patio trasero para seguir jugando, pero estaba muy desanimada, solo se sentó en el pasto limpiando sus lágrimas.

~{•}~

— Aún no le dices la verdad Lynn.

— No necesitan saberlo Lucy, ambos están felices.

Lucy abrió la persiana y le mostró a Lynn como Lacy estaba sentada en el suelo deprimida.

— Solo es una fase, pronto lo superará.

— ¿Enserio crees eso o sigues enojada con Lincoln?

— ¡Claro que no! — dijo Lynn molesta.

— Sabes... Es muy curioso que estuvieras esperando un bebé de Lincoln dos semanas después de que lo dejaras en coma.

— Él me lo hizo y se volvió a dormir.

— Lynn... Yo te ví...

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