ꗃ xliv. slap to reality.

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written by 𝗆𝗂𝗄𝖺𝗌𝖺𝗆𝗎𝗇
♯🥊 ‧₊⋆ CAPÍTULO CUARENTA Y CUATRO ❜🗞️ೃ∗
today we present: Cachetazo a la realidad.

Las luces frías y brillantes del hospital iluminaban el pasillo mientras corrían. Los ecos de sus pasos resonaban en los azulejos pulidos, mezclándose con el zumbido constante de las máquinas y el murmullo ocasional de los médicos de guardia.

Al llegar a la sala de emergencias, el panorama era desolador. Jeon Jung Kook yacía inmóvil en una camilla, su piel está pálida y contrastaba fuertemente con las sábanas blancas. Su pecho subía y bajaba con dificultad, conectado a una máquina que pitaba con cada latido de su corazón. Los moretones y cortes en su rostro eran testimonio de la brutalidad de la pelea ilegal en la que participó. Los médicos se movían alrededor de él con una eficiencia frenética, sus caras serias y concentrados. Podías oír el sonido de las máquinas, los pitidos constantes y los murmullos de los médicos discutiendo su estado.

En un rincón de la sala, una enfermera intentaba limpiar la sangre seca y el sudor de su rostro, sus manos temblaban ligeramente. A pesar de la gravedad de la situación, hay una especie de calma en medio del caos, como si todos estuvieran sosteniendo la respiración, esperando a ver si Jung Kook lograría superar esta prueba.

La visión era desgarradora. Ver a alguien tan fuerte y lleno de vida reducido a un estado tan vulnerable era una experiencia angustiante. Sin embargo, a pesar del miedo y la incertidumbre, había una determinación subyacente. Jung Kook era un luchador, tanto en el ring como en la vida. Y aunque su situación era crítica, hay una gran chispa de esperanza.

Porque si había algo que las peleas ilegales le han enseñado, era a nunca rendirse, sin importar cuán difíciles fueran las circunstancias.

Miércoles por la mañana.

Desde nuestro arribo al hospital donde estaban atendiendo a mi mejor amigo, permanecí inmovil en la sala de espera, anclada allí desde las primeras luces del amanecer, a las 4:26. No podía ingerir alimento alguno, ni siquiera un sorbo de agua. Tampoco fui a refrescarme el rostro para disipar los vestigios de alcohol, ya que la noticia había sido como un balde de agua fría que me puso sobria instantáneamente.

A través de la señorita Ga Hye, supe que los amigos más cercanos de Jung Kook y los míos han llegado para brindarme su apoyo. Jun In Ki también se mantuvo a mi lado, mientras la señorita Shin se dirigió a la empresa para explicar mi ausencia de ese día. Sin embargo, mi atención está completamente centrada en las palabras de los médicos, quienes me informaban que la vida de mi hermano pendía de un hilo.

«Mis padres me van a matar...» Ese pensamiento me asaltaba una y otra vez.

Kim Tae Hyung fue el encargado de dar la fatídica noticia a nuestros padres sobre el incidente que sufrió su hijo biológico. La angustia y la desesperación se entrelazaban en mi pecho, formando un nudo que amenazaba con asfixiarme. Cada segundo que transcurría era una agonía, cada tic-tac del reloj en la sala de espera es un recordatorio constante de la gravedad de la situación. En mi mente, las imágenes de Jeon Jung Kook, vibrante y lleno de vida, contrastaban dolorosamente con la realidad de su estado actual, creando un contraste desgarrador que me dejaba sin aliento.

La única verdad que me asaltaba era que si mis padres aparecían, seguramente que me culparían por no haber protegido a su hijo adecuadamente. Se suponía que mi papel era estar a su lado, vigilarlo, persuadirlo para que abandonara estas peligrosas peleas ilegales. ¡Por el amor de Dios! ¡Esto era responsabilidad mía! ¿Cómo podría explicarles lo que sucedió si no yo sabía lo que pasó en verdad?

Tras un rato, me arranqué de la silla y me precipité hacia el baño, donde mi cara acabó sobre la frialdad de la porcelana del inodoro, expulsando todo lo que he consumido la noche anterior. Los golpes en la puerta elegante resonaron en el pequeño espacio y la voz de Park Ji Min se filtró a través de la madera.

Miharu, ¿estás bien?—su voz estaba cargada de preocupación, añadiendo una capa más de culpa a mi ya abrumada conciencia.—Tus padres han llegado. El señor Jeon quiere hablar contigo.

Al oír esas palabras, una lágrima solitaria se deslizó por mis mejillas enrojecidas.

Seguramente, me reprocharían por ser una pésima amiga y hermana, por no haber sabido cuidar bien de él, por haber demostrado que su decisión de criarme fue un error, y que todo lo que han hecho por mí fue en vano cuando lo único que debía hacer era retribuirles con la misma bondad que ellos me habían mostrado. Así que salí del baño individual, me enjuagué la boca y refresqué mi cara, tratando de prepararme para enfrentar las repercusiones de todo lo que ha ocurrido recientemente.

Al abrir la puerta, me encontré con la mirada apenada del mejor amigo de mi hermano adoptivo, su peculiar manera de brindarme apoyo. Sin embargo, terminó por envolverme en sus brazos y me llevó de regreso a la sala de espera. No obstante, mi sorpresa fue mayúscula cuando el cuerpo de mi madre se fusionó con el mío en un abrazo desesperado, mientras las lágrimas brotaban incesantemente de sus faroles. Su abrazo era profundamente maternal, un reflejo tangible de la preocupación que la consumía por todo lo que sucedió. Mientras tanto, yo intentaba buscar respuestas para darle, respuestas que yo misma aún no tenía sobre lo que le ha ocurrido a su hijo.

—¿Qué... qué le pasó a tu hermano, cielo?—preguntó con lágrimas deslizándose por sus mejillas. Se veía genuinamente angustiada.

Supuse que la expresión en mi rostro le transmitió que yo también estaba buscando la misma respuesta y que no la tenía. Sin mencionar que acababa de salir de mi estado de shock, por lo que apenas estaba recopilando información sobre lo ocurrido.

—¿Señora Park Hekima?

Giré mi cabeza al escuchar el llamado, encontrándome con la figura masculina que se autodenominaba como el “jefe” de Jung Kook.

Mi madre asintió ligeramente ante la afirmación de su pregunta, empero, él intentó acercar su brazo al de ella con la intención de llevársela lejos de mí y de cualquier otra persona para hablar en privado. Arrugué el rostro. ¿Qué hacía él aquí? ¿Por qué quería hablar en privado con mi madre? ¿Por qué ni siquiera mi padre podía acercarse? Fue entonces cuando me di cuenta de que mi papá tenía un brazo alrededor de mis hombros, brindándome consuelo. Podía observar la reacción de mi madre ante cada palabra que aquel hombre le decía. Están a una distancia considerable, lo suficientemente lejos como para que no pudiéramos escuchar nada de lo que él le revelaba. Lo único que podíamos percibir era la forma en que los labios del señor Min se movían y la reacción cada vez más airada de mi madre.

—¿Familiares de Jeon Jung Kook?—preguntó el doctor, mirando a la sala de espera.

Me puse alejé de mi papá rápidamente, olvidando por un momento la situación con el señor Min y mi madre. Me dirigí al médico, una familiaridad en su mirada me hizo recordar que él ya me conocía. Gracias a mis reflejos puedo notar que mi madre se acerca hasta nosotros dos con preocupación de lo que pueda pasar en los siguientes segundos.

—Doctor Lee.—llamé su atención para que me pueda decir el estado de mi mejor amigo. Pero en su mirada parecía incómoda con las miradas de mis padres, así que aclaré mi garganta—Ellos son mis padres.

—Está bien, Miharu. Necesitamos hablar sobre el estado de tu hermano.

Mis padres tenían sus miradas llenas de preocupación y miedo. El doctor se aclaró la garganta antes de comenzar a relatar el estado de mi mejor amigo.

—Jung Kook fue brutalmente golpeado.—les comentó a mis padres.—Sufrió múltiples lesiones, algunas de las cuales son bastante graves. Pero es un luchador, y está luchando.

A medida que el médico hablaba, podía notar las emociones cruzar el rostro de mis padres. La preocupación, el miedo, la culpa... todo estaba allí. No obstante, también hay determinación. Determinación de que Jeon Jung Kook saldría de esta.

—Estamos haciendo todo lo posible para estabilizarlo. Pero necesitará tiempo para recuperarse. Y mucho apoyo de su familia y amigos. Como padre, puedo entender que hay mucho enojo por las decisiones de un hijo, pero ahora es momento de llenarlo de cariño, porque lo necesitará.—concluyó el Doctor Lee, mirándonos a todos con una mirada firme y segura. Después de aconsejar a mi padres.

Asentí, sintiendo un nudo en la garganta. Sabía que las próximas semanas, o incluso meses, serían difíciles. Sin embargo, si Jung Kook estaba luchando, nosotros también lo haríamos. Por él. Tuve que regresar a mi departamento para tomar una ducha y cambiarme de ropa antes de volver al hospital.

Mis padres se quedarían durante los primeros días, pero después mi padre regresaría a Busan para reunir el dinero necesario para cubrir los gastos médicos, mientras que mi madre se quedaría para cuidar de su hijo. Mi colega Jun In Ki me informó que mi superior me había otorgado permiso para ausentarme los días que fueran necesarios, comprendiendo la gravedad de la situación. Aunque me comentó más cosas, apenas presté atención, ya que mi mente está únicamente consumida por la preocupación por mi mejor amigo. Los días siguientes estuvimos en vilo, temiendo lo peor para Jung Kook. Supe a través de Park Ji Min que el CEO Bang Chan venía a visitar a su amigo junto con sus otros socios de vez en cuando, empero, nunca me los encontré.

Viernes por la mañana.

Hoy cayó la primera nevada del año, un día que me trajo recuerdos de cuando conocí a Jeon Jung Kook, en una época en la que mis padres biológicos aún estaban vivos. Me hizo recordar aquellos buenos momentos que compartimos como familia, las veces que salíamos a jugar con bolas de nieve, a deslizarnos sobre el hielo, a saltar entre montones de nieve fresca. Todos esos hermosos recuerdos, que ahora solo me causaban dolor en el corazón. Sostenía un café recién hecho en un vaso de cartón en mi mano derecha, dándole pequeños sorbos de vez en cuando. Mis ojos se perdían en el paisaje a través de las enormes ventanas del hospital, mientras me hallaba en uno de los pasillos, con la mirada distante.

Hace dos días fui a trabajar para ponerme al día con algunos asuntos importantes. Quería reunirme con mi superior para disculparme por mi ausencia, pero en su lugar me atendió la segunda asistente del Presidente Bang Chan, la señorita Ga Hye. Por vigésima vez, me anunció que ni siquiera debería estar en la empresa, mucho menos trabajar, que debería estar con mi familia en este momento tan crucial y que no me preocupara por mi puesto de trabajo, ya que ese lugar se encontraba asegurado.

—¿No piensas ir a descansar?

Mis ojos, llenos de confusión, se desviaron ligeramente hacia la derecha, y una oleada de sorpresa me invadió al ver al abogado de mi jefe en este lugar.

Lee Yong Bok está allí, vestido con un abrigo elegante y costoso. Una bufanda blanca envolvía su cuello, protegiéndolo del frío exterior. Aunque estaba bien abrigado, su rostro y nariz están enrojecidos por el frío de este mes del año. Me sorprendió verlo por primera vez vestido como cualquier persona normal en Corea del Sur, sin su habitual traje de abogado exótico. En lugar del maletín que siempre llevaba, tenía un bolso negro colgado del hombro izquierdo. Su presencia en este hospital, vestido de manera tan mundana, le daba un aire de vulnerabilidad que nunca antes he visto en él. Por eso mismo mi expresión.

—¿Qué pasa, Miharu? ¿Nunca has visto a un abogado con bufanda antes?—indagó retóricamente Yong Bok, con una sonrisa burlona en su rostro—¿O es que la nieve te ha congelado el cerebro? No te preocupes, no voy a derretirme. Aunque, con este frío, no puedo prometer lo mismo sobre mi nariz.—señaló su nariz de una forma cómica que me hizo lanzar una risa.

—No, Yong Bok, no es tu bufanda lo que me sorprende—contesté, devolviéndole la sonrisa burlona—. Es el hecho de que un tiburón de los tribunales como tú pueda sentir frío. Pensé que los abogados eran inmunes a eso.

—¡Oh, Miharu! Siempre tan aguda con tus palabras.—respondió en una exclamación pequeña, riendo entre dientes—Pero déjame aclararte algo, incluso los tiburones de los tribunales necesitamos abrigarnos en invierno. No somos invencibles, por mucho que te gustaría que lo fuéramos.

No pude evitar soltar una pequeña risa ante su comentario. Lo último que esperaba en este momento era tener una conversación con Lee Yong Bok, pero de alguna manera, su presencia me reconfortaba. Y no podía negar que ver al siempre pulcro y perfecto abogado con la nariz roja por el frío me proporcionaba un cierto grado de satisfacción. Por una vez, parecía humano, y no el tiburón de los tribunales al que estaba acostumbrada.

Conversamos brevemente sobre la condición de mi hermano, cómo estaba y cómo estaba afrontando todo, aunque aún no despertaba. Los médicos decían que en unos días podría ser posible que despertara, pero no querían darnos falsas esperanzas. Temían que uno de los golpes hubiera afectado su cerebro, y todos rezábamos a que no tuviera ninguna lesión cerebral que lo dejara en estado vegetativo. Me contó que Bang Chan le había informado sobre lo sucedido y no pudo evitar venir a visitarlo, razón por la cual se encontraba en el hospital y vestido de esa manera. No obstante, una vez terminamos de hablar, se marchó del hospital, dejándome sola.

Cuando llegó la tarde, era mi turno de pasar tiempo con mi mejor amigo porque mi mamá se fue a descansar, que yacía en un sueño profundo. Pasé todos esos minutos tratando de hablarle, ya que el Doctor Lee nos informó que los familiares y amigos cercanos debíamos apoyarlo en todo momento y que hablarle podría ayudar. Por lo tanto, le estuve contando todos esos buenos momentos que compartimos, tratando de traerle de vuelta a través de nuestras memorias compartidas. Hasta que no pude evitar derramar una última lágrima de la tarde, debido a que sentía que todo esto era por mi culpa.

—Tus llantos podrían despertar a los muertos...—una voz masculina habló en un susurro con humor.—Espero que no hayas asustado a los demás pacientes, Miharu...

Desplegué los párpados rápidamente, mostrando una gran sorpresa al observar a mi mejor amigo abriendo apenas los ojos después de varias semanas sin ningún indicio de vida, sin poder hablar, mover sus dedos, sin poder continuar su vida como cualquier otra persona.

—Has despertado...—sollocé, aferrándome aún más a su brazo izquierdo. Sin querer separarme en lo absoluto.

—Vaya, parece que he vuelto de entre los muertos. ¿Me extrañaste tanto que me trajiste de vuelta?—demandó Jung Kook con una sonrisa traviesa.—Pero no me hagas sentir culpable, acabo de hacer una entrada triunfal al mundo de los vivos, deberías estar celebrando y no viéndome con ganas de mandarme allá nuevamente.—bromeó nuevamente.

Sus palabras cómicas me hicieron reír y olvidar por un momento todo el sufrimiento que habíamos pasado. Era un alivio verlo recuperarse y mantener su sentido del humor intacto. Empero, tuve que apartarme de su lado para informar al médico que había recobrado la conciencia.

Aproveché que el Doctor Lee está llevando a cabo algunos exámenes para hacerles una llamada a nuestros padres y comunicarles la maravillosa noticia de que su hijo finalmente despertó. Mamá prometió que saldría de inmediato de casa para venir a verlo. Después de que el médico me explicara los pasos a seguir ahora que había recobrado la consciencia, me indicó que lo dejara a solas por un tiempo para que le realizaran más análisis, y luego podríamos visitarlo. Decidí gozar de ese momento para ir al baño y liberar un poco el estrés, dejando escapar las últimas lágrimas.

Luego, regresé a la habitación de Jung Kook, pero me detuve en el medio del corredor porque me encontré con una escena que me dejó perpleja. Hekima yace manteniendo una conversación con mi jefe Chan, y parecía que mi madre se hallaba demasiado furiosa con él, aunque no entendía las razones exactas. Fue entonces cuando mi mamá le propinó una bofetada al Presidente Bang, haciendo que su rostro girara. Me di cuenta de que mi superior se mostraba imperturbable, como si ese golpe no tuviera ningún efecto en él, sin embargo, que ha dado una finalización de algo mucho más importante para él.

✂️¡! WRITER'S SPACE

¡Buenas noches! Espero que todos se encuentren bien y que hayan tenido unas buenas festividades con sus respectivas familias, o con sus seres queridos. Por la única razón que quise dar este anuncio fue porque les quería desear felicidades, sin embargo, es una buena oportunidad para decirles que al fin estamos terminando esta historia que parecía no tener ningún final. Hasta este día.

El capítulo próximo es el final de Like An Animal, luego vendrá el epílogo y los 2 extras que tengo pensado escribirles.

¡Muchas gracias por haberse pasado!
❤️✨.

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