prologo

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Colores

El dolor era que él no le importaba, el de estar de hambre no le hacía nada a su sonrisa, los golpes que recibía de vez en cuando los soportaba, solo para no causar problemas. Viendo como el color más hermoso proveniente de un ser, aún mayor de complejidad, su madre. Causaba que el niño que rebuscaba de la basura, no perdiera esa característica sonrisa. Aun con el mayor de los sufrimientos él no se aposaría, si al anochecer podría ver ese hermoso color que su madre resplandecía, con una sonrisa.

Mirando entre la basura, en busca de comida; un niño de aproximadamente 4 años de edad. De cabellera blanca, piel pálida y ojos amarillos. Siendo que a su corta edad del niño, tenía un cuerpo delgado, tanto que hasta los huesos estaban marcados debajo de su camisa, vieja y sucia.

Buscando una mísera, pisca de pan, para aliviar el hambre que había llevado por días. No pudo más que seguir buscando más al fondo. Con sus manos ensuciadas con larvas de moscas y desprecios del mismo restaurante ofrecía, Lincoln solo pudo sonreír al ver un pedazo de pan. .

Sacando de sus bolsillos un par de pañuelos, resguardo el pan, para tenerlo lo mejor posible.

Las rejillas del tiempo marcaron las 6 p.m. Así terminando el día de trabajo del restaurante. A su vez, el cocinero del restaurante salió a botar la basura, como era costumbre.

El cocinero era un ser extremadamente gordo, con bigote imperial debajo de su nariz, siendo que ocultaba su cabeza tan similar como una pelota brillante, con un sobrero de cocina, 'Toque Blanche'.

Frunciendo el ceño de su labio, el gordo observo a la rata, que buscaba en la basura. Obviamente viendo como al niño como una rata albina.

El joven niño, Lincoln, había conseguido un manjar para su madre, que tanto amor le ofrecía. Y como compensación de tan gran felicidad que le proponía, le guardaría este pan, para entregárselo a ella en casa. Pero sus pensamientos fueron bloqueados por una patada a su estómago. Escupiendo saliva con unos rastros de sangre, aun así nunca soltó el pan envuelto de los dos pañuelos.

Intentando desesperadamente tomar aire, no fue lo suficientemente hábil para detectar una segunda patada rostro. Que lo mando a unos metros más alejados de donde estaba.

_ maldita rata, buscando comida entre nuestra basura, lárgate ante que la gente te vea y arruines mi negocio _ el hombre con bigote dijo con una sonrisa perturbadora, mirando como el chico intentaba levantarse, solo para caer al suelo nuevamente.

La paciencia de aquel hombre, tomo su límite y nuevamente pateo al chico en sus costillas para alejarlo de su restaurante.

El niño aterrado y adolorido, miro al hombre para solo encontrar ese horrible color, apestoso y opaco. Intentando levantarse una vez más, corrió a las afuera del callejón. Dejando atrás a ese ser horrible.

Pero con solo mirar lo que tenía sus manos, su ánimo se disparó de nuevo y corrió para entregarlo a su tan preciosa madre.

No le tomo mucho al niño, al llegar al burdel más cercano de la zona, siendo que su madre trabajaba, y vivían los dos en él. Llegando a la entrada se encontró con la dueña del local.

Una mujer pelirroja, piel clara y con unos hermosos ojos color verde. Su edad no era problema ara su belleza, siendo que era hermosa para cualquier, hombre.

Su nombre era Luz, no tenía apellidos o era lo que había mencionado a sus trabajadoras. No sabían tampoco de donde provenían, pero aun así, era la persona más amable del mundo, según las palabras del hijo de una de sus trabajadoras.

_ Buenos días, señora luz, mi madre se encuentra desocupada _ el niño pregunto, Cortez a la jefa de su madre.

_ ¿Elena?, si chico, está desocupada, sabes dónde está su habitación _ luz hablo, recordando a la madre del chico.

_ Gracias, señora luz, voy a verla _ a paso redoblado, el niño subió por las escalera hasta la habitación de su madre.

Luz, quien solo puso mirar con pena al pequeño subir a buscar a su madre, ella sabía de las horribles condiciones del niño. Ella lo había visto en las calles buscando comida o pidiendo limosna, de lo flacucho que estaba y esas heridas en sus brazos. No sabría ella lo que pasaría cuando el chico se entere de ser verdadera razón de existencia.

La pelirroja sabía lo que había planeado y no le pudo darle asco de la persona que fingía ser a los ojos de su propio hijo.

Si fuera por ella, lo adoptaría y lo llevaría lejos de este sitio, solo para alejarlo de aquella mujer, pero sería difícil, siendo ella que no era políticamente correcta.


Solo esperaba que el muchacho sea fuerte y que no sufra mucho cuando se entere.


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_ ¡mamá, mamá, mira que te traje! _ el niño entro por la puerta con algo de prisa, por entregarle su regalo a su madre.

De fragante aroma, cabellos rubios que se imaginaba un parecido al sol, labios rojos como el rubí y de ojos celestes. Vistiendo solo con un pequeño vestido de noche; acostada sentada en su cama, observo a su hijo y su única esperanza. Entrando por aquella puerta que entraban sus acompañantes de una noche.

Dando una bella sonrisa miro a su hijo, entregándole algo que escondía entre sus manos. Al destaparlo de los pañuelos que ella le había regalado. Encontró una mitad de pan del bueno.

_ O, que gran regalo hijo, quieres que lo comamos juntos..._ pregunto al bella dama de cabellos rubios, madre del niño albino.

_no es todo para ti madre _ le contesto con determinación, ella agradeció y lo guardo en uno de sus bolsillos. Al mirar el brazo de su cría.

Una herida sangrante de su brazo izquierdo, chorreaba sangre fresca. Y de un rápido movimiento la madre arranco un pedazo de tela de su vestido y cubrió la hemorragia de su hijo.

_ ¿Qué te paso, hijo? _ ella fingió preocupación.


Su hijo sonrió por tan hermoso color que su madre mostraba, el respondió que solo había sido un pequeño accidente al venir aquí tan apresurada mente. Ya con la herida tapada la madre lo acobijo con la frazada de su cama. Y ambos sonrieron al estar juntos.


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Y eso era la vida del niño albino, narrando solo un día de su vida cotidiana. Era de proponerse la locura en cualquiera, pero para al niño, no. Solo por el hermoso calor y color que su madre mostraba, era lo suficiente para que su día de porquería y mierdas. Se conviertan en un sol de primavera, con flores y nubes alrededor.

Pero todo se fue en aquel día, donde ese hermoso color se pudría.

Un agosto del año 2012, la noche era más oscura de lo normal y la luz de la luna no aparecía. Las estrellas parecían haberse desaparecido.

El joven albino miraba alegremente un libro que le habían regalado por noche buena. Eran uno de animales exóticos. Las fotos de aquellos animales eran tan interesantes que Lincoln solo pudo mirar atentamente, mientras estaba sentado en las escaleras del primer piso del burdel.

_ ¡No...! ¡No...! ¡No...! _ Los gritos de desesperación de Elena, fueron odios por su hijo, quien rápidamente subió hasta la habitación de su madre.

Al llegar no solo pudo ver a su madre en la habitación, si no que la señora Luz, se encontraba con ella mostrándole el periódico.

_ ¿madre, que pasa? _ El niño preocupado por como su madre estaba en el suelo, golpeándolo, con odio.

_ ten, mira _ luz, le entrego el periódico de sus manos, para que ojéala la portada. El muchacho lo tomo. Y hablo en voz alta, lo que decía, para su fortuna, las trabajadoras del burdel, le habían enseñado a leer, como a escribir.

_ El casamiento del año, Marcos Williams anuncia compromiso con la cantante Joselyn Smith, al parecer la propuesta... _ el niño leyó correctamente lo que decía el título de la portada. Quien no entendía que tenía que ver ese casamiento con su madre.

Y la mujer rubia, solo gruñía y enfurecía tal la mención del hombre y esa mujer.

_ no entiendo, que tiene que ver esto _ Lincoln pregunto a Luz, quien solo suspiro para contarle al chico su origen.

_ él es tu padre biológico, Lincoln _ fue la respuesta más concreta que pudo la mujer pelirroja. Ella sabiendo que no tenía que estar en esta conversación, salió de la habitación, para no ver como el niño sufriría.

Lincoln entendió en unos minutos la situación de su madre, ella quería ser la esposa de ese tipo que era su padre. Y estaba enfurecida de saber que no era ella quien lo tomase enteramente. Al niño no le importaba tal ridiculices, el siempre amaría su madre y si estaba o no con ese, hombre no cambiaba nada, de lo que eran.

_ madre, no tienes por qué estar triste, nos tenemos un del otro, yo te cuidare como protegeré... _ el niño albino, se acercó su madre para abrasarla, pero en vez del amor y calor que sentía, un fuerte golpe frio lo empujo hasta caer al suelo.

Tomándose la mejilla hinchada, miro a su madre en completamente en chock.

_ ¡cállate! ¡Cállate! ¡Cállate! _ la mujer grito, con una cara deforme, sus ojos irradiando odio.

Lincoln se levantó, e intento nuevamente calmar el dolor de su madre.

_ Madre... _ hablo con ternura y una sonrisa el niño.

_mierda, ¡¡yo nunca debí haberte tenido!! _ La mujer mostro, su horrible rostro a su hijo. Quien sintió su corazón apretarse. Y fue destrozado al escuchar esas palabras de aquella persona.

_¡¡sin él no tiene caso de que estés vivo!! , ¡¡Debí haberte apuñalado con un gancho mientras estabas en mi vientre, al igual que los demás!!_ la mujer grito con odio.

El niño albino, dejo de sonreír, su mirada paso a una sombría. Al ver que ese color hermoso y cálido se había desvanecido. Al ver el aura de su madre, oscura, sucia y repugnante. Se preguntó dónde quedaba ese ángel que lo había traído al mundo. Y lo llenaba de felicidad. El no permitiría que su madre, tuviera ese color.

Acercándose lentamente hacia ella. Que en su enojo no se daba cuenta de las intenciones de su propio hijo.

_...madre...todo está bien... yo voy a... _ el albino se acercó tanto que estaba a unos centímetros de su progenitora.

_ ¡tu! _ ahorcando a su madre, el niño sonrió por lo que tenía que hacer, para que la belleza de su madre sea para siempre.

_...voy a... liberte de tu carga... _ pronuncio el niño, aumentando su fuerza para que la mujer no respirara.

_ ¡gah...! _ la mujer intento, sacarse al mocoso que tenía como hijo. Tomando sus muñecas intento libarse del agarre. En un intento desesperado.

El niño albino, Lincoln, miro como el color de su madre cambiaba nuevamente, a una tierna y enquista, un color que solo las tardes eran lo suficientemente fuertes para darle pelea. El aura hermoso y cálido, que se estaba convirtiendo en uno repugnante y feo. Se había ido, con solo estrangularla a un nuevo color. Nada visto anteriormente en su vida. Algo que lo fascinaba y la completaba.

"Miedo"

Algo que lo fascino y complació. Pero su contemplación de ese color maravilloso, fue detenida por el empuje y escape de sus manos.

_ ¡¿Qué demonios estás haciendo?! , tú_ a fueras de sus manos, la mujer tomo todo el aire que podía, para gritarle a ese moustro que había parido.

Pero antes que ella digiera, mas, una navaja cortó su garganta. Negando su respirar.

_ Ahh- madre, esto es asombroso _ el niño llorando y a la vez sonriendo de felicidad. Al ver nuevamente ese color tan precioso que originaba el miedo.

Entonces, en un destello hermoso, su madre se había convertido completamente en ese color brillante como atardecer. Apreciando cada detalle y el momento grabado en su memoria, para la eternidad. Después de un momento el hermoso color se iba poco a poco.

Tomando el cuerpo de su madre ensangrentada, la abraso con alegría.

_sí, sí, yo también madre_ el niño, acaricio la melena de su madre, mientras sonreía muy alegre.


Consumido en la oscuridad, y el sentimiento del miedo que daban las personas antes de morir. El niño se convirtió entrego, a la oscuridad de la noche y todo ensangrentado desapareció sin más. 


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_ Madre superiora, mira un niño está en la entrada _ una de las hermanas que dirigía el orfanato de niños buenos de royal Woods. Alerto a la superiora de todos ellos.

Una mujer vieja de 60 o 65 años, escucho la noticia y bajo lentamente al ver al pobre chico, que seguramente había abandonado en su departamento. Al salir del orfanato, miro a un niño de pelo blanco, delgado y pequeño. Estaba sucio, parecía haber estado en un chatarrero. Por la mugre en su ropa.

Pero algo que la hermana le pareció maravilloso; era esa sonrisa hermosa, adorable y llena de felicidad. Que el niño mostro al verla.

_ venga conmigo, joven... _ la señora pegunto su nombre en forma versal.

_ Lincoln _ respondió el niño albino, levantándose de donde estaba para seguir a la monja. 

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