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Los jóvenes iban en el auto de Minho—ya que—aprovechando el camión de mudanzas, Taehyung había dejado el auto a su padre.

—¿Le agradeciste? —preguntaba Vernon desde el asiento de atrás.

—¿Tú que crees, Ver? —soltaba sonriente el azabache.

—Te va a pedir el culo, otra vez —decía Minho.

—Y con gusto se lo daré —respondía seguro de si mismo.

Al llegar finalmente a su apartamento había llevado su tiempo subir las cosas, pero eran las cuatro para las cinco y él tenía todo ya en su nueva vivienda. Realmente estaba muy agradecido con SeokJin por haberle facilitado aquello.

Ahora con la ayuda de los chicos recibía buenos halagos por el lugar que había conseguido y, Taehyung no tardaría mucho en dejarlo perfecto y a su gusto. Se encontraba en la habitación acomodando un par de cosas con Vernon mientras escuchaba a su espalda la voz de Minho.

—Suertudo, suertudo... —musitaba viendo su teléfono con el ceño fruncido.

Vernon y Taehyung cruzaban miradas divertidas.

—¿Quién es el suertudo, Hyung? —preguntaba el pelinegro.

Minho lo ignoraba y preguntaba a Taehyung:—. ¿Tu gaydar está averiado o qué?.

Taehyung torcía su cabeza claramente confundido ante aquella pregunta. Definitivamente no estaba averiado, funcionaba a la perfección.

¿A qué se refería Minho, entonces?

—¿Por qué haces esa pregunta tan extraña? —cuestionaba doblando su ropa.

Minho se acercaba con su teléfono y le mostraba unas fotos.

—Porque se ven jodidamente enamorados —soltaba desinteresadamente.

Taehyung fijaba sus ojos en la fotografía y reconocía finalmente a las personas en ella.

Kim SeokJin y Jennie Kim.

El pecho del azabache sentía una leve punzada, se veían sonriendose el uno al otro con tanto amor que una oleada de preocupación le palidecía su rostro.

Él jamás había preguntado por Jennie cuando lo conoció, solo no lo había hecho. A ver, eran adultos ¿no? ¿O es que Seokjin realmente estaba enamorado de aquella mujer y él estaba siendo una muy sucia aventura?.

Taehyung devolvía el teléfono con sus rasgos endurecidos.

—No lo sé, Minho.

Se iba de la habitación para acomodar otras cosas y había sido una reacción tan extraña para sus amigos que no pudieron evitar seguirlo.

—¿Oye, estás bien? —preguntaba el mayor de los tres.

Taehyung de espaldas a ellos se las arreglaba para dibujar una sonrisa fingida.

—Perfecto —se giraba para continuar como si nada—, solo que hay mucho por hacer y se me antoja salir.

Vernon y Minho se miraban extraños, ese día más temprano lo único que Taehyung quería era llegar a su apartamento y quedarse ahí.

Éste repentino comportamiento les resultaba extraño, pero apoyaron las ganas de su amigo.

—Saldremos, mañana te ayudamos a terminar todo ¿Quieres? —preguntaba Vernon sin añadir más.

Taehyung asentia con euforia y volvía a su habitación.

—Eso fue jodidamente raro ¿Quién va a preguntarle tú o yo? —cuestionaba Minho.

—Dejame manejarlo a mi, tú a veces no tienes el filtro necesario —respondía palmeando el hombro de su amigo.

SeokJin se encontraba en su casa con una sonrisa en su rostro, hacía pocos momentos había hablado con los de la mudanza, quienes aparte de brindarle la dirección nueva de Taehyung le habían pasado el saldo total de aquello.

Muy feliz enviaba el pago desde una de sus cuentas privadas para que no llegase junto con sus demás gastos. Luego la puerta de su oficina sonaba y él accedía a dejar pasar a Jennie quien llegaba hermosamente arreglada.

—Wow —soltaba el mayor con honestidad—, quieres volver loco al imbécil ¿No?.

Jennie reía tímidamente y le dejaba una taza de café sobre el escritorio.

—¿Harás algo hoy? —SeokJin negaba—. ¿Y tú chico, por qué no hacen algo juntos?

—Ya tenemos una cita arreglada para mañana —exclamaba feliz.

Jennie sonreía y luego puchereaba.

—¿Que sucede? —preguntaba Seokjin llegando a ella.

Acomodaba un mechón detrás de su oreja y Jennie quería evitar derretirse.

—Jongin y sus dudas otra vez —soltaba suspirando.

—¿Y ahora por qué? Te tiene casi toda la semana ¿Por qué duda? —preguntaba alejándose para sentarse en el borde de su escritorio y observar a Jennie frustrada por su relación secreta.

—Por las estúpidas fotos que nos sacaron el jueves —refunfuñaba y buscaba en su móvil—, él cree que sigo enamorada de tí y que podría llegar a perderme.

SeokJin tomaba el teléfono y observaba la foto, no veía nada malo en ella. Siempre se miraban de esa manera tan cálida con Jennie, siempre se sonreían de aquella forma. Lo más tierno aún, fue recordar que estaban hablando de Taehyung.

—Dile que no tiene de qué preocuparse —soltaba devolviendo el teléfono a la chica Kim.

Jennie se sentía cansada—: Se lo dejo claro, siempre.

SeokJin tensaba su mandíbula, no quería tener que pensar que Jongin podría volverse una especia de amenaza o ser un jodido dolor en el culo cuando el trato había sido hacer feliz a Jennie.

No quería tener que volver a hablar con el tipo por sus inseguridades.

—Dile que estoy viendo a alguien —ordenaba.

Jennie abría sus ojos en demasía. Jongin no sabía que SeokJin era gay, solo sabía que no estaba interesado en Jennie de esa forma y era entendible para él, ya que prácticamente se conocían de casi toda la vida.

—¿Y si me pregunta? —cuestionaba preocupada.

—Solo dile eso y, si sigue insistiendo tendré una charla con él —la miraba fijo—, y no seré amable. Debería de ser más seguro, tú ya no me ves de esa forma.

Soltaba volviendo a su asiento y tipeando algo en su computadora, pasando por arriba la mirada confusa de Jennie y su labio inferior masacrado entre sus dientes.

Claro que ella ya no lo veía de esa forma, pero definitivamente SeokJin era más importante que Jongin en su vida y, eso era lo que le hacía ruido a su amante.

—Ve, dile que se relaje. Ya tengo a alguien aunque no sé por cuánto tiempo —volvia a fijar sus ojos en Jennie—, sé que debe ser una mierda estar en su lugar, pero en serio no tiene de que preocuparse.

La chica Kim asentia y se acercaba a depositar un dulce beso en la mejilla del mayor. Cerca de su rostro le sonreía con ese adorable rostro aniñado que tenía y que Seokjin encontraba adorable y hermoso.

—Volveré el lunes. Ire directo a la empresa de papá —SeokJin asentia y la tomaba de la nuca para besar su frente.

—Diviértete

—Si te sientes solo, me llamas ¿Sabes que puedes hacerlo, cierto? —preguntaba Jennie.

SeokJin acariciaba su mejilla y añadía—, Sé que puedo, pero no lo haré —una dulce sonrisa—, ve, bebé. Diviértete y si sucede algo que no puedas manejar me llamas de inmediato.

La castaña asentia y se retiraba. SeokJin tenía más que claro que podría hacer de Jennie lo que él quisiera, pero la amaba demasiado como para ilusionarla de esa forma.

Eran la una de la madrugada y Taehyung no dejaba de beber. Había sentido que lo estaban toqueteando demasiado por encima de la ropa, pero parecía no darle importancia. Minho no estaba disfrutando el coqueteo con una peliroja porque había estado todo el jodido tiempo sacando a tipos cachondos de encima de Taehyung.

—¡Oye, hay que sacarlo de aqui! —gritaba Vernon con una rubia pegada a él.

Minho asentia, el problema era que ya lo habían intentado unas cinco veces y Taehyung se ponía insistente y se aferraba a algún tipo para no salir.

¿Que mierda lo había afectado?.

—¡Maldijas fotos! —decía como podía.

El chico que le bailaba encima estaba decidido a llevárselo de allí así que jugaría al interesado.

—¿Qué fotos, bebé? —cuestionaba el peliazul frente a él.

—¡¿Es posible que alguien te enganche en la primera follada?! —cuestionaba con una botella de cerveza en su mano.

—Dejame llevarte a casa y te lo confirmaré —exclamaba el chico peliazul en su oído.

Taehyung caía en la realidad de que ese chico tenía sus ojos demasiado pequeñitos, ya no le gustaba y se soltaba de su agarre.

Caminaba a la puerta y sacaba su teléfono, el suyo propio. Tenía el número de SeokJin allí también y en una esquina alumbrada y concurrida lo llamaba sin titubear.

SeokJin se encontraba en su cama con insomnio, pero había notado que el perfil de Taehyung no había estado activo en la línea erótica y suponía que por todo aquello de la mudanza. Así que se encontraba leyendo un libro.

Una llamada entrante de un número desconocido lo hacía sobre exaltarse y lo primero que cruzaba su cabeza era Jennie en problemas. Así que rápidamente atendía con el corazón latiendole a mil por horas.

—¿Hola? —su tono era dulce, pero lleno de preocupación.

Un silencio del otro lado.

Tienes una esposa y jamás pregunté por ella —soltaba Taehyung ebrio.

—¿Taehyung? —preguntaba dubitativo.

Bebí para tomar coraje...no quiero estar metido en algo así —sollozaba.

—¿Qué? —cuestionaba preocupado—, no, no eso....ay, Tae no podemos hablar por teléfono respecto a eso, pero creeme–...

Ven a buscarme —pedía.

SeokJin suspiraba, aquel chico en ese estado no iba a ser nada bueno para su autocontrol.

—¿Dónde estás? —la llamada finalizaba.

Estaba listo para llamarlo nuevamente, pero al instante le llegaba la ubicación de Taehyung. Se levantaba para vestirse y tomar lo necesario para salir por él.

SeokJin no entendía como se encontraba conduciendo al centro por el niño de la voz grave que lo tenía loco. Tenía pensado explicarle lo de Jennie, pero había pensado con su pene en el primer encuentro. Claramente, tampoco esperaba recibir una llamada del joven completamente ebrio y exigiendo explicaciones.

Que para ser honestos, las merecía si pretendía que Taehyung se quedará alrededor por un tiempito más.

Al llegar, lo llamaba para verificar dónde se encontraba, tomaba el teléfono marcaba, un tono y golpes en la ventanilla que lo hacían saltar del jodido susto.

—¡Mierda! —gritaba y veía a Taehyung pegado a la ventanilla con sus grandes ojos que ahora estaban pequeñitos por culpa del alcohol.

Quitaba el seguro y le abría la puerta desde adentro. Taehyung se metía como podía, olía a alcohol y cigarro—cigarro ajeno—estaba despeinado y se veía malditamente irresistible.

—¿Tu casa o la mía? —preguntaba algo divertido el mayor, para relajar el ambiente.

Taehyung se ponía en posición fetal como podía, en el asiento mirando hacía él.

—Llévame a la dirección que me diste la otra vez —soltaba en puchero—, todo me da vueltas.

El empresario quería acomodar el cabello revolucionado del chico, pero se limitaba a asentir y con cuidado le brindaba un vaso con café que había comprado para el menor.

—Bebelo —ordenaba—, y nada da vueltas.

Taehyung fruncía el ceño, pero luego obedecía, en silencio y con muecas graciosas bebía el café. Poco a poco el alcohol se iba disipando de su organismo y se iba sintiendo cada vez más pequeño en el asiento junto aquel empresario de bello porte.

Veía ahora a Seokjin tan relajado y se veía espectacular, a Taehyung se le secaba la boca. Había cometido una increíble estupidez a solo un mes de hablar de forma sucia, neutral y, luego de una sola encamada.

Finalmente Seokjin estacionaba frente a un recinto lujoso, pero no demasiado grande. Tomaba su móvil y abría lo que parecía ser una aplicación que, en realidad  utilizaba para poner la clave y abrir el portón.

—Increíble —murmuraba Taehyung mirando muy por encima y robando una sonrisa a SeokJin.

Al estacionarse finalmente el empresario bajaba y hacía señas a Taehyung de que hiciera lo mismo. Éste lo hacía torpemente y tropezando con sus propios pies a punto de caer al suelo, pero los brazos fuerte de Seokjin lo agarraban a tiempo.

Sentía de inmediato el calor que el cuerpo de este emanaba y se miraban fijamente, ambos recorrían el rostro del otro con cierta adoración.

—¿Puedes caminar o quieres que te cargue? —preguntaba con cierta diversión en su tono de voz.

Taehyung se mordía el labio apenado y sentía la mano de Seokjin en su menton y con su pulgar lo obligaba dejar de masacrar sus propio belfo de esa forma.

—Lo lamento —exclamaba realmente apenado.

—Yo sé que sí  —respondía el mayor.

Taehyung se reafirmaba y se dignaba a caminar solo, ya no estaba tan ebrio solo un poco idiota.

Al entrar estaba el recibidor que constaba con unos sillones blancos y una mesa ratona a una izquierda. Contra la pared un enorme plasma. A la derecha una isla de mármol negro con taburetes y la gran cocina bien equipada.

Luego se veía un gran pasillo que seguramente llevaba al resto de la casa. De nuevo, no era pequeña, pero tampoco era grande.

—Es muy bonita —susurraba viendo todo con atención.

SeokJin se movía por la cocina y encendía la cafetera.

—¿Más café? —preguntaba Seokjin despojándose de la campera de Jean que llevaba puesta.

—Si, aunque algo para el estómago no estaría mal —respondía avergonzado sobando su abdomen.

SeokJin se mantenía a una distancia considerable.

—¿Quieres darte un baño? —preguntaba amablemente.

—Si, por favor —aseguraba tímidamente.

Luego de unas instrucciones y ropa limpia que el empresario le había dejado, Taehyung salía con su cabello ondulado y negro algo humedecido. En la isla se encontraba un analgésico estomacal y un gran vaso de agua. Lo tomaba sin dudarlo.

—¿Mejor? —preguntaba el empresario dejando dos tazas humeantes de café.

—¿Te desperté, Hyung? —preguntaba tomando la taza y viendo cómo Seokjin lo guiaba al gran sofá.

Se sentaba esperando que Taehyung lo siguiera y así lo hacía, pero todo de forma tímida. SeokJin palmeaba el espacio al lado de él para indicarle que ahí debía sentarse.

El universitario relamia sus labios y se sentaba algo, bastante alejado de Seokjin.

—¿En serio pondrás esa distancia? —cuestionaba el mayor.

Taehyung se acercaba más hasta chocar su rodilla con la de SeokJin ya que ambos tenían una pierna arriba y otra en el suelo.

—Lo lamento —repetía.

—Si, ya te oí —respondía el empresario—, ¿Pudiste llevar todo a tu departamento?.

Taehyung asentia—. No debiste hacerlo Hyung, pero estoy muy agradecido.

SeokJin lo observaba tan tímido y vulnerable y, joder el chico se veía hermoso recién duchado y con su cabello húmedo.

—¿Le avisaste  a quien fuera que estás bien?

—Oh, si a mis amigos —respondía.

SeokJin tomaba un sorbo de café.

—Jennie es mi mejor amiga —soltaba después de darle un sorbo a la bebida caliente.

—Hyung, no tiene que explicarme

—Pero quiero, debí haberlo hecho la primera vez, pero... —señalaba a Taehyung—, eres difícil de ignorar.

Taehyung se sonrojaba como adolescente.

—Yo no quise sonar tan entrometido, es solo que... —se relamia sus labios nuevamente—. No quiero pensar que la engañaste conmigo.

Sonaba realmente apenado y eso le brindaba más confianza a SeokJin.

—No hay engaño —susurraba—. Tenemos un arreglo. Ella tiene su pareja y yo...bueno, no estoy engañando a nadie —aclaraba.

Tenía apenas su boca entre abierta, lo sabía, sabía que ese matrimonio era un jodido engaño, pero le quedaba cierta incertidumbre que ya había sido aclarada.

—¿Tanto tiempo? —preguntaba con cierta congoja en su voz.

—Estaba arreglado desde que éramos más jóvenes —replicaba.

Un silencio se alargaba entre ambos.

Luego de un tiempo Taehyung respondía—. Gracias —Seokjin fruncia el entrecejo—. Gracias por haber accedido a verme, por la mudanza y por haber sido honesto conmigo.

SeokJin le sonreía de forma dulce y quitaba el flequillo largo de sus ojos, Taehyung temblaba bajo aquel casto tacto. Ambos de a poco iban acortando la distancia.

Pero Seokjin se detenía primero a pequeños centímetros de Taehyung.

—¿Te incómoda estar conmigo? —preguntaba suavemente en un susurro sin dejar de ver los carnosos labios de Taehyung.

El aliento con aroma a café golpeaba las fosas nasales del menor y le despertaban un exquisito cosquilleo en su bajo vientre.

El empresario lo ponía nervioso, lo intimidaba de forma increíble, pero no lo incomodaba, no en la forma que SeokJin parecía querer saber.

—No me incómodas —repetía con voz débil y entrecortada—, es solo que...

—¿Qué? —preguntaba el mayor acariciando ahora la mejilla de Taehyung y pasando el pulgar por su labio inferior.

Taehyung era malo intentando hablar seriamente así que hacía lo que mejor le salía, accionar. Tímidamente se inclinaba y besaba de forma suave los gruesos labios del empresario. Un casto beso que se había alargado y había enviado ondas eléctricas a la anatomía de ambos.

Suavemente Taehyung se separaba apenas un poco, pero la inmensa mano del empresario se posicionaba en su nuca.

Una suave mordida para que Taehyung abriera su boca y respondiera a los suaves chupetones que el mayor le brindaba.

Un poco más, otro poco y Taehyung abría su boca para recibir la lengua de Seokjin y empujar la suya dentro de la boca ajena. Sin titubear se aferraba a los hombros del mayor para atrapar su boca aún más, como si eso fuera posible y besar de forma hambrienta.

"Mmm~"

Un suave gemido se le escapaba al empresario y Taehyung quería más, a horcajadas sin perder tiempo atrapaba el cuerpo del mayor debajo de él. Las manos de SeokJin fueron a su espalda baja por debajo de la tela de aquella playera para acariciar su piel.

Taehyung se estremecía al sentir su tacto de nuevo y mordía, tiraba con fuerza del labio inferior haciendo gemir al mayor.

—Despacio, bonito —ordenaba el empresario apretando sus dedos sobre la piel acaramelada del universitario.

Se besaban, se besaban hambrientos y deseosos de ir por más y más. Las manos de SeokJin apretaban el trasero del menor con ganas y lo amasaba sin timidez alguna presionando su mano con ímpetu en la entrada ajena, sobre la tela.

—Fóllame —rogaba Taehyung sintiendo aquellas caricias y moviéndose encima de la creciente erección ajena.

—Lo que me pidas —respondía apretando aquel respingón trasero que Taehyung se cargaba.

Le excitaba en demasía sentir la dura erección de Taehyung sobre su abdomen. No imaginaba que su madrugada pudiera resultar tan interesante. Pero lo necesitaba, se necesitaban ambos.

Demasíado.

Peldon, sepan disculpar que aquí queda... Por ahorita.

Con amor Niñita Nany 💜

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