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El castaño se encontraba en su oficina con un terrible dolor de cabeza, otra vez. Había tenido dos reuniones que habían sido exitosas, pero de igual forma los correos de voz, los emails y mensajes de textos de su padre, no cesaban ni por un segundo.

Los había ignorado, pero ya estaba colmando su paciencia y Jennie había quedado en pasar para salir a almorzar, pero ya estaba mentalmente arruinado.

Las pastillas no estaban dando resultado en calmar el dolor, estaba demasiado estresado.

El sonido de la puerta lo sacaba de sus pensamientos.

—Adelante —exclamaba.

Su elegante y jovial esposa entraba con un pequeño frasco de pastillas.

—Las que funcionan —soltaba depositando el frasco e iba en busca de agua al mini refrigerador que SeokJin tenía en su oficina.

—¿Qué haría sin ti? —cuestionaba tomando una pastilla y luego el vaso que la castaña le entregaba.

—Deberías volver a qué te analicen y dejar de medicarte solo —respondía con seriedad.

—Es solo estrés Jennie, ya me lo dijeron mil quinientas veces. Solo debo hacer algo que me desestrese para que no se propague en otro tipo de dolor físico.

Jennie asentía.

—Papá te manda saludos y te felicita por la apertura de la escuela pública —exclamaba relajada.

Su suegro, a pesar de también haber planeado la boda de su hija sin preocupaciones sobre si era amada o no, no era tan rígido como su viejo. Al fin y al cabo su empresa era por poco más grande y con mayores ingresos que la del padre de Jennie.

—Mandale mis agradecimientos.

Jennie asentía y lo miraba como veía su teléfono tan sumergido en este que aún no se levantaba para llegar a la reservación de su almuerzo.

—¿Alguien interesante robando tu atención? Porque nunca te vi mirando el teléfono con una especial sonrisa —decía dulcemente.

SeokJin negaba y se levantaba para tomar su abrigo y salir.

—Te contaré en el almuerzo, vamos.

Tomaba a su esposa de la cintura para salir como la hermosa y joven pareja de casados por la que casi todos sus empleados morían de amor.

—¡Taehyung, tengo hambre! —gritaba Minho desde su mesa—. ¿Puedes apresurarte?.

El azabache quería incendiarlo con la mirada mientras que Vernon se reía de ambos.

—Chae, iré a cambiarme. Prepara la bandeja del... ¡Imbécil de Minho! —gritaba para ser oído—, con mi almuerzo y el de Vernon y volveré para llevarlo a la mesa

—Seguro —asentía la rubia.

Mientras tanto en los vestidores se quitaba su ropa de trabajo para luego correr a cursar en la universidad. Se sentía agotado y la semana todavía no terminaba. Encima estaba enojado y frustrado porque el tal Seok no había respondido ninguno de sus mensajes—tampoco lo había bloqueado—pero no esperaba ser ignorado así.

«Engreído»

Volviendo en busca de su almuerzo y el de sus amigos, llegaba a la mesa con millones de pensamientos e ideas para persuadir al tal Seok y lograr una cita, lo que sea, pero verlo.

Aquel llamado lo había dejado aún más loco e intrigado, había tenido un sueño húmedo con el dueño de aquella voz.

Estaba en una cama y estaba siendo deliciosamente embestido por un hombre sin rostro que golpeaba el su punto dulce y lo hacía gemir demasiado. La mejor parte era haber soñado que aquel hombre era el tal Seok, hablándole sucio en su oreja sin dejar de follarlo.

Si, el tipo había desarrollado un obsesión por esa voz y ese tipo de llamados sucios cuando se suponía que él debía de serla.

—Al fin, hombre ¿que estabas maquillándote antes de salir? —decía Minho en tono de burla.

—Cierra la boca y come tu estúpido sándwich —respondía irritado.

—Oye, tranquilo. Para eso hubieras dejado que Chae lo alcanzará y de paso me regalará una bella sonrisa de las suyas —soltaba levantando sus cejas reiteradas veces.

Taehyung negaba y daba un mordida furiosa a su almuerzo.

—¿Que te sucede? —preguntaba Vernon al verlo tan hostil—. ¿Llegaste bien anoche?

—La rubia era lesbiana, joder ¿cómo lo haces? —preguntaba Minho metiéndose en la conversación.

—Talento nato y tienes un pésimo ojo —replicaba.

—¿Vas a decir que te sucede o seguirás tratándonos de esa forma? —cuestionaba Vernon.

Taehyung suspiraba para relajarse.

—¿Cómo logras convencer a alguien para que se vea contigo? —preguntaba al castaño.

—¿A quien quieres ver? —cuestionaba Minho.

—A Seok —decía en puchero.

Los amigos se miraban confundidos.

—¿Quien carajos es Seok? —soltaba sin sutileza el rubio.

—Mi cliente —le arrojaba un pedazo de papel en forma de bolita que estaba haciendo con la servilleta a causa del estrés.

—¿El primero de todos? —preguntaba Vernon.

Taehyung asentía y con cierta timidez añadía—. Jackson me dio su número y lo llame

"¿Qué?" Coreaban sus amigos.

Minho por poco se ahogaba con su sándwich.

—¿Jackson te dio un número? —preguntaba Vernon.

—No le digas a nadie, Ver —rogaba.

—¿Lo llamaste? —Minho estaba increíblemente curioso ante el descaro de su amigo.

Taehyung solía tener ligues sin problema y casi uno tras otros, pero muchas veces no se concretaban porque este perdía el interés.

"Le gusta el color blanco, aburrido"

"Vive con sus padres, yo también, pero no lo permito en el resto, yo si quiero dejarlos"

"No le gusta Lauv, amo a Lauv"

"Detesta los perros, es una mala persona"

A veces ni siquiera ellos sabían que buscaba el azabache en un hombre, porque si llamaban su atención, como lo había hecho MinGi, el hijo de la señora Choi. Pero luego les encontraba el más mínimo y tonto defecto para no llegar a nada o no volver a repetir.

Era raro verlo ahora tan ensimismado en su deseo de conocer al tipo de la voz sensual que lo había dejado colgado.

—¿Taehyung lo llamaste? —insistía ahora Vernon.

Este asentía con timidez.

—Joder ¿que hiciste? —preguntaba su amigo preocupado.

—Le mandé unos mensajes anoche e insistí en llamarlo

—Mierda, eso en mi ciudad se le dice acoso —soltaba el rubio.

—Lo es —recalcaba Vernon—. ¿Te respondió?.

Taehyung se mordía el labio inferior, si sabía que había hecho mal y que si, estaba técnicamente acosando al tipo, pero es que no podía detenerse.

—Me hizo correrme con todas las cosas que nos dijimos en el llamado —soltaba cerrando los ojos recordado aquella voz dulce y masculina, más sus palabras.

"¿Te gusta el dolor? Pienso que debes estar demasiado bonito para hacerte sufrir de esa forma"

"Si te cargas un buen culo como presumes debe ser exquisito prepararte y comerlo antes de follarte"

Joder, Taehyung estaba perdiendo la cabeza.

Sus amigos lo miraban sorprendidos.

—¿Te pagó al menos? —Minho se recuperaba y volvía a dar otra mordida al sándwich.

—No, porque yo no estaba trabajando —respondía con tono brusco, era obvio—. Solo lo llame porque necesitaba si o si oírlo y bueno... —exclamaba moviendo sus manos.

—Puede ser un calvo de cincuenta años con voz de un tipo de treinta. Ya detente ¿que te sucede? —insistía Minho.

—No es un cincuentón calvo —respondía furioso.

—Pídele una foto entonces —lo desafiaba el rubio.

—¡No! —gritaba Vernon—. No vuelvas a contactarlo, ni pedirle fotos y mucho menos mandarle o decirle algo sobre ti

—Pero él también se corrió conmigo —decía en puchero.

—Ajam ¿y luego? —cuestionaba el castaño.

Taehyung jugaba con sus dedos, ya no quería seguir hablando con sus amigos, lo habían hecho sentir mal. No era su intención pasar por un jodido acosador, él realmente se había interesado en saber quién era el dueño de la dulce e intensa voz del otro lado.

—Tae —decía Minho más dulce.

—Le dije mi nombre y que quería verlo y me cortó la llamada —soltaba.

Muy a su pesar necesitaba hablarlo, Minho y Vernon eran sus únicos amigos de confianza.

—Ay, dios —Vernon se agarraba la cabeza—. ¿Le dijiste tu nombre? ¿Estás loco?

—Tranquilo, si el tipo se dejó llamar, claramente tiene la misma obsesión que Taehyung —recalcaba Minho.

Una pequeña sonrisa tiraba de los labios del azabache.

—Ese no es el tema, no debes insistirle de esa forma. Deja que fluya y por sobre todas las cosas, no vuelvas a contactarlo tú

—Per~…

—Pero nada.¿Sabías que nuestra página tiene una sección de quejas que van directas al correo de la señorita Choi?

—Ay, joder —soltaba Taehyung poniendo la mano en su pecho.

—Debes detenerte. Si le gustaste te volverá a contactar

—Él me dijo que lo había intentado, pero no podía acceder a mi número, porque yo no estaba disponible —exclamaba.

—Bueno, pero de igual forma. ¿Que tal si es casado y con hijos? tuviste suerte de encontrarlo solo. No vuelvas a hacerlo que si se queja, Choi te quita del puesto sin pedir explicaciones.

Todas las esperanzas de insistirle a tal Seok por una foto o verse se habían desmoronado. No podía perder el empleo.

—Quita esa cara, te volverá a llamar. Yo sé lo que te digo —decía Minho.

—Ni siquiera te diste cuenta que la rubia de ayer coqueteaba con la tatuada de atrás —soltaba Taehyung desesperanzado.

—Puedo tener un mal ojo para mí, pero no para el resto. Le gustaste, pero lo asustaste. No sabes si el tipo tiene o no una familia, un novio o novia —soltaba—. O peor, quizás ni salió del closet y jamás estuvo con un hombre.

Las esperanzas se iban haciendo añicos de a poco.

—¿Aparte para que querrías verlo? —decía Vernon—. Eres complicado con gente que conoces en persona, no me quiero imaginar alguien del que no tienes idea de cómo luce

—Él es ardiente, estoy seguro — insistía.

—Debe tener pene pequeño —decía Minho bromeando con Vernon—. O quizás le falta un ojo ¡O peor aún...! tiene los dientes chuecos y detestas eso

—Ya, saben que. No volveré a hablar con ninguno de ustedes, par de idiotas.

Empujaba el plato con el sándwich ofendido y sin apetito, se cruzaba de brazos mientras que Vernon y Minho lo empujaban sin éxito de quitarle una sonrisa.

Mientras tanto en el almuerzo de la falsa pareja más bonita de empresarios, la charla era la misma.

—¿En serio te contactó? —preguntaba Jennie con sorpresa.

—Si, es obvio que habrá conseguido el número con algo de ayuda —decía con una sonrisa apenas notoria mientras revolvía su ensalada.

—Oh, por dios —soltaba la castaña.

—¿Qué? —preguntaba SeokJin curioso.

—Te gusta el tipo sin rostro y sin nombre

—¿Que dices, cariño? estás loca —negaba.

—Estas sonriendo como tonto mientras hablas de él ¿cómo era? ¿El león?

—El lobo —corregía divertido.

—Ni siquiera sabes su nombre y se nota que te gusta. Eres increíble —cuestionaba dulcemente.

—En realidad si sé su nombre —soltaba tímido.

—¿Qué? ¿Cómo es eso? creí que solo se habían hablado sucio y él trabajaba con un pseudónimo

—Y así fue, pero repetí su falso nombre varias veces para conseguir el verdadero y tuve éxito. No soportaba que le estuviera hablando de esa forma y llamándolo por otro nombre que no fuera el suyo —sonreía orgulloso de su jueguito.

Jennie negaba y sonreía.

—¿Cómo se llama el chico de tus sueños? —preguntaba con cierto pesar.

—No es el chico de mis sueños, nena —respondía el castaño. Siempre era dulce con Jennie llamándola por apodos adorables y amorosos, pero no tenían un pizca del tipo de cariño que la castaña deseaba.

—Bien, el chico de tus orgasmos —decía en broma.

—Taehyung. Se llama Taehyung —respondía volviendo a recordar la voz ronca con la que se lo había revelado—. Quiere conocerme.

La castaña abría sus ojos en demasía viéndose realmente adorable para el mayor.

—¿No es eso muy pronto? pero es determinado, me gusta ¿Que harás?

—Ya hablamos de esto, Jen —recalcaba—. No puedo estar con nadie, no es seguro.

Pero si le encantaría tener a aquel Taehyung con él. Tenía un voz del infierno y hablaba tan sucio, como le gustaba a él.

—Yo creo que alguien como él podría guardar el secreto o quizás vive bajo un puente y no tiene idea de quién seas —exclamaba.

—¿Crees que exista la oportunidad de que nadie sepa quiénes somos? —cuestionaba dudoso.

—Al menos que el tipo sea fanático de la política o te haya visto en alguna revista —soltaba—. Tantea el terreno, habla con él

—No debería insistir, quizás lo veo y no es mi tipo —exclamaba.

—Como si el físico fuera algo importante para ti. Es hombre y le gustan los hombres —ahora susurrando por si acaso, añadía—. Al igual que tú

—Nena, estamos en la terraza nadie puede oírnos —se acercaba a Jennie imitando su acción—. No es necesario que susurres.

La castaña le daba un suave golpe.

—Hazlo, Oppa. Vuelve a hablar con él y tantea el terreno. Tu amante podría estar al otro lado de la línea y quizás finalmente se te vayan los dolores de cabeza y el estrés —decía de forma pícara.

SeokJin negaba entre risas, era un paso demasiado importante. Cabía la leve posibilidad de que el tal Taehyung no supiera quién era él, aunque también la mínima chance de que si.

Era arriesgado y peligroso, era estúpido intentar rastrear el teléfono porque pertenecería a la empresa para la que trabaja y no habría dato alguno del chico de la voz grave. Pero aun así seguía interesado. Demasiado.

El azabache no se encontraba para nada concentrado en su clase, golpeaba reiteradas veces su bolígrafo sobre el cuaderno, provocando un reiterado sonido molesto.

—Psss... Taehyung —susurraba su compañera de al lado.

—¿Eh?

—Deja de hacer ese jodido sonidito, estoy intentado tomar apuntes ¡idiota! —soltaba bruscamente en susurros.

—Sensible —murmuraba.

Muy a su pesar dejaba aquello, su mochila descansaba en sus piernas cuando la sentía vibrar. Sin disimular tomaba su teléfono para verificar el mensaje que había recibido, pero no había ninguna notificación en su pantalla.

«Debes estar de broma, destino»

Rápidamente guardaba su teléfono y tomaba el laboral. Si, el mensaje había llegado a aquella línea, a la línea del lobo para el resto, pero a la línea de Taehyung para el tal Seok.

1/? 💕

No sé cuándo cargaré otro más, pero habrá más.

Les amu
Con amor niñita Nany

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