Epílogo

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SeokJin suponía que los adolescentes varones eran los peores, él había sido uno y había visto demasiados con BeomGyu como hermano. Por lo que se creía curado de espanto y suponiendo que el instituto de mujeres era de alto rango con familias del tipo "nariz parada"—diría ese dicho con referencia a la gente rica—, él creería que serían tranquilas y con cierta clase.

Pero no.

Joder, era una pesadilla. Sin mencionar que hasta en un una clase tuvo que mencionar su sexualidad—la cuál estaba más que clara para todas las autoridades del instituto—, pero no tuvo opción que mencionarlo a sus estudiantes porque algunas chicas no dejaban de provocarlo y seducirlo.

Cosa que había contado a TaeHyung y lo había visto reírse divertido, hasta que había mencionado que una tal "Lorraine Beckham" había tenido la desfachatez de abrir sus piernas frente a él en medio de una clase, como si fuera Sharon Stone en "Bajos Instintos".

"¿Cómo mierda alguien de su edad sabe sobre un maldita película del año 92?, ni siquiera yo sé al respecto". Y luego el que reía divertido, era SeokJin.

Dios, como lo extrañaba, iban ya cinco meses y medio separados, pero aunque sabía que lo vería pronto, porque TaeHyung ya se lo había mencionado, aún parecia que ese día nunca llegaría. Hasta sentía que las horas pasaban demasiado lentas.

Ese viernes se encontraba en la oficina que le habían ofrecido en la cede de Londres y YeonJun se encontraba poniéndolo al tanto como de costumbre en las horas finales de la jornada. Hasta que lo sentía suspirar y sabía que había dicho todo sobre los pendientes registrados en su tablet.

—Dios. Siento que las horas pasan muy lentas ¿No sientes que las horas pasan muy lentas? —mencionaba el mayor a Choi, mientras tomaba su saco para finalmente irse de la oficina.

—Exageras. Solo es porque TaeHyung te dijo que ya le quedaba poco para volver y estás demasiado ansioso al respecto —se burlaba YeonJun, camino al elevador.

SeokJin sonreía—. Es mucho tiempo, ni siquiera sé cómo hice para sobrevivir sin él —suspiraba viendo los pisos que pasaban en el elevador cuesta abajo—. Este ascensor es muy lento ¿Lo notaste?

YeonJun fruncia sus labios evitando reír mientras cerraba sus ojos. A veces SeokJin se ponía demasiado nostálgico.

—Solo eres tú, extrañando a TaeHyung... —las puertas se abrían y Yeon empujaba a SeokJin por la espalda en dirección a sus autos—. Vete, descansa...

—No puedo, tenemos un llamado pactado para dentro de unos minutos —afirmaba, quitando la alarma del auto y viendo su Rolex.

— ¿Tienen horarios para los llamados?

—Si queremos que la cosa se ponga salvaje, por supuesto. Siempre que llegó a casa estoy listo para drenar todo mi estrés a través de-...

YeonJun tapaba su boca y le chistaba—. ¡Sshhh! Tú no quieres arruinarme. Así que por favor, Hyung, no termines esa frase.

SeokJin reía y luego se despedía del muchacho, debía admitir que esta lejanía hubiera sido más tediosa y difícil sin un rostro conocido cerca. YeonJun había hecho que no se sintiera tan solo, trabajando con toda esa gente que lo miraba con ceño fruncido y algún que otra mirada masculina un poco mucho "muy" soñadora.

Y por supuesto, TaeHyung en su día a día, aunque fuera por llamadas telefónicas, audios, mensajes o vídeo llamadas. Esas siempre terminaban subidas un poco de tono y era de esperarse de ambos. Y también era lo que estaba deseando porque venían de tres días de puro audios o mensajes o llamadas comunes.

Urgía una video llamada de TaeHyung completamente desnudo y listo para hablarle sucio y hacerlo correrse. La simple idea ponía su miembro en alerta. Duro y ansioso.

Dios, cuanto lo extrañaba. En todas sus formas posibles, no solo física. Pero le ponía muy feliz el blog personal que el chico había creado antes de irse. Estaba lleno de todo tipo de fotografías y eso lo hacía sonreír a través de la nostalgia de echarle de menos. TaeHyung era muy bueno, verdaderamente bueno.

Cuando llegaba a su edificio, entraba por el garage con dirección al elevador y tronaba su cuello. Su ansiedad aumentando, su cabeza carburando a mil por hora con la necesidad de tener a TaeHyung junto con él cuanto antes, pero aún así se las arreglaba para sonreír luego y pensar en que el chico estaba viviendo parte de su sueño. Estaba haciendo conforme a su plan y eso lo hacía sentirse feliz y pleno, jamás sería una piedra de tropiezo para TaeHyung.

Él solo quería estar ahí para hacerlo feliz. Ellos eran y serían el mejor equipo juntos, no podía estar más agradecido al respecto porque la ausencia del azabache solo era física, pero ellos seguían conectados y hablaban todos los días y cuando podían a todas horas. ¿Quien dijo que una relación a distancia era complicada cuando ambas partes quieren y pueden?

Ellos eran prueba de eso y más.

Cuando entraba a su apartamento, se disponía primero que nada a darse una ducha y ponerse un boxer para andar por el apartamento solo con esa pieza encima. Estaba más que dispuesto a qué ese llamado se volviera salvaje y sucio. Lo necesitaba con urgencia. Luego tomaba la botella de lubricante, dejándola a un lado de su mesa de noche, un par de almohadas en el cabezal de la cama y su estómago gruñía del hambre, sí, estaba hambriento, pero más necesitado de TaeHyung.

Así que la comida podía esperar.

Cuando estaba sobre la cama acomodado y listo para el llamado, buscaba el contacto de su pareja que estaba siempre entre las llamadas recientes y presionaba el icono de vídeo llamada. TaeHyung nunca tardaba más de tres sonidos de espera en atender. Con la ansiedad a flor de piel, su mano acariciaba su pecho desnudo y suspiraba. La distancia lo estaba matando.

— ¿Por qué no atiendes?... —susurraba para sí mismo. El llamado seguía y seguía y TaeHyung no respondía. Pasando saliva cortaba y se enderezaba sobre la cama más preocupado y lo volvía a intentar.

El teléfono sonaba, sonaba y TaeHyung seguía sin atender. El corazón de SeokJin daba un vuelco dentro de su pecho, poniéndose inmediatamente de pie, optaba por un llamado teléfonico normal, no quería pensar negativamente. Así que respiraba hondo saliendo de su habitación y buscando una botella de agua. Mientras el teléfono sonaba y sonaba, su presión se elevaba.

«¿Por qué no atiendes?... joder»

—Maldita sea ¿Dónde estás?...—volvía a cortar porque TaeHyung no respondía, pero repetía el llamado teléfonico, apoyado sobre la mesada de su cocina.

SeokJin aún seguía descalzo, solo usando su boxer azul oscuro, pero ya no se encontraba tan cachondo como hacía minutos atrás. Necesitaba que TaeHyung atendiera el bendit-...

— ¿A quien llamas tan desesperado? —sonaba esa voz grave tan familiar, pegado a su oreja, pero no venía del teléfono.

Venía justo detrás de él.

SeokJin bajaba el celular con el corazón en la garganta. Primero porque estaba asustado imaginando todo tipo de malos escenarios y ahora, porque sentía como esos labios rozaban su lóbulo y el perfume que emanaba de él, lo conocía tan bien. Giraba su rostro y el de TaeHyung estaba tan cerca y sonriente que lucía como un sueño. Luego la mano del azabache se colaba en su cintura para abrazarlo y atraerlo a él, SeokJin aún estaba petrificado. Su piel homigueaba en dónde la mano del azabache descansaba, justo en su abdomen.

— ¿Estás aquí? —susurraba sorprendido.

TaeHyung besaba su hombro perezosamente, sus labios tocaban la piel de SeokJin y este inhalaba de forma temblorosa, luego mordía su labio inferior porque sentía los dedos de TaeHyung queriendo meterse en la parte delantera con su—nuevamente—polla dura y predispuesta.

TaeHyung continuaba un camino de besos por ese hombro y se pegaba a la espalda de un SeokJin que dejaba escapar un leve gemido, pero finalmente reaccionaba cuando la boca de TaeHyung volvía a subir por su cuello hasta llegar a su lóbulo y tiraba con sus dientes. Automáticamente gruñía en respuesta, girando sobre sus talones y tomando a TaeHyung fuertemente de la parte posterior de su cabeza y juntando sus labios para un beso consumidor.

La lengua de SeokJin tomaba posesión de la ajena y TaeHyung succionaba esta con todas sus ganas, pegando su cuerpo al del castaño y enrollando sus brazos a la cintura de éste. Estaban hambrientos y sedientos por el otro. TaeHyung gemía en la boca de SeokJin, creía por un momento que iba a ser él quien tomara las riendas de esta bienvenida, pero SeokJin lo estaba dominando con esa boca y la forma tan demandante de besarlo.

Sus manos metiéndose bajo su remera para quitársela y luego sus dedos dejando caer ese short tan cómodo que traía puesto.

No sabía cómo, ni en que momento sucedió, pero cuando estaba totalmente desnudo, se encontraban en la sala alfombrada de SeokJin, quién todavía estaba vestido con esa única prenda.

—Detente... Estás muy vestido y yo ¡Ah~...! —la mano del empresario había envuelto toda su erección mientras hundía sus dientes en  una suave mordida sobre su cuello ya pintarrajeado de chupones por el mismísimo Kim SeokJin—. Espera... Quítate esto —pedía.

Tirando de la tela, notaba la gran erección goteante que era liberada... Y caía de rodillas.

—No sabés cuánto te extrañé —susurraba babeando y masajeando el miembro del mayor.

SeokJin gemía—. Oh~... ¿Me hablas a mí o a mi polla? —susurraba una pregunta por primera vez en un largo tiempo, luego del shock de tenerlo allí y cuestionarselo como si fuera un sueño. TaeHyung le sonreía lujurioso y enamorado, luego llevaba sus labios al brillante y rojo glande para chupar suavemente la hendidura—. Ah, joder... —soltaba ahogado, luego de eso miraba fijamente a su chico de voz grave y este abría toda su boca, para ahogarse con su longitud, relajando su garganta y llevándolo hasta el fondo.

TaeHyung sentía su nariz chocar sobre el bajo vientre de SeokJin y aspiraba fuertemente el olor a piel y jabón de la reciente ducha. Dios, lo había extrañado tanto.

"Mmm..." Gemía con aquella longitud en su boca y luego hacía este extraño truco de apretar su garganta alrededor de esta que volvía loco a SeokJin y lo lograba, comenzando luego un tortuoso trabajo de sacar al mayor de su cabeza. El castaño había rodado sus ojos hacia atrás demasiadas veces, pero sabía que estaba a punto de venirse si no detenía aquellas succiones. Había pasado demasiado tiempo que se vendría como un adolescente precoz.

—Bebé... Amor, por favor —pedía tan suave que a TaeHyung se le ponía piel de gallina, pero obedecía a pesar de estar hambriento por ese hombre.

Cuando soltaba a SeokJin no se esforzaba en ponerse de pie, se echaba sobre la alfombra apoyándose en sus codos y abría sus piernas descaradamente para el empresario. Era la mejor vista en mucho tiempo que tenía Kim SeokJin.

— ¿Mejor que tu alumna? —se burlaba, llevando una gota de la esencia apenas derramada de SeokJin que, yacía en su menton dentro de su boca.

El empresario asentía con ese rostro lujurioso, acalorado y totalmente enamorado y, caía de rodillas caminando como un lobo hacia su presa. Pero en el proceso de llegar más y más arriba en el cuerpo de TaeHyung, sus manos acariciaban los muslos del azabache y sus labios besaban la tersa piel acaramelada. TaeHyung suspiraba y gemía suavemente, llevando sus manos al cabello lacio de SeokJin una vez que lo tenía chupando con avidez su longitud erecta.

Cuando un dedo se inmiscuia en su entrada, SeokJin detenía sus succiones... TaeHyung reía de forma ronca para luego mirarlo, gimiendo suavemente al sentir ese dedo deslizarse con suma facilidad fuera de su entrada.

—Tú ya estás listo para mí... —susurraba SeokJin, grave y profundo.

—Yo ya estoy listo para ti —repetía el azabache.

El empresario sonreía de esa forma entre lujuriosa y dulce, TaeHyung no resistía y lo atraía para un beso hambriento y apasionado, mientras sus piernas se enroscaban en aquella cintura angosta, sus cuerpos se rozaban nuevamente en mucho tiempo y alineándose entre besos salvajes, SeokJin daba el primer embiste hundiéndose de lleno y hasta el fondo en un TaeHyung que arqueaba su cintura y cortaba el beso para gemir sonoramente. Casi un grito devastador que se entremezclaba con alivio porque finalmente tenía a SeokJin llenandole por completo.

El empresario apretaba sus dientes y se quedaba unos momentos respirando fuertemente, muy quieto, apoyando su frente a la de un TaeHyung que jadeaba con sus labios abiertos de par en par, sus ojos apretados y se veía tan perfecto con sus rizos desordenados. SeokJin lo miraba como si fuera una sueño. Aún estando dentro de TaeHyung, con éste bajo su cuerpo, no podía creerlo todavía.

—Te extrañé tanto... —su mano acariciaba la mejilla de TaeHyung y éste finalmente abría sus ojos, relamiendo sus labios mientras se las arreglaba para no correrse por tener a SeokJin dentro suyo y con esos ojos hermosos mirándolo como si fuera su todo... De hecho lo era y no lo dudaba. El pulgar de SeokJin acariciaba su labio inferior y luego succionaba este con sus labios y tiraba con sus dientes, tragándose un gemido del menor y sintiendo como sus paredes musculares apretaban todo su miembro.

Él también gemía.

—Esto será corto —advertía sonriendo.

—Entonces que cuente —pedía TaeHyung—. Y también te extrañé mucho, demasiado. Ahora dame una acogedora bienvenida —soltaba con ese doble sentido.

Luego de eso y una sonrisa sucia y sensual que intercambiaban, sentía los brazos de SeokJin pasar por debajo de su cuerpo, poner sus manos en sus glúteos, abrirlo un poco más, y penetrarlo como si no hubiera un mañana. Con toda la energía y deseo acamulado de casi seis jodidos meses separados.

Los ruidos de sus cuerpos sudados y de la polla de SeokJin entrando y saliendo fuertemente del interior de TaeHyung era demasiado obsceno, sumado a los gemidos rotos del azabache y los casi gruñidos de un SeokJin que estaba tan desesperado por esto. Él había imaginado otra noche entre él, su mano izquierda y aparato tecnológico que lograba comunicarlo con una casi perfecta vista de su hermoso novio. Pero no, fue muchísimo mejor.

Ni siquiera la importaba como TaeHyung succionaba la piel sensible de su cuello o como sus uñas rasguñaban su espalda, aquello lo motivaba a seguir golpeando ese punto dulce dentro del chico. Hasta que ambos sentían ese tirón en la base sus miembros, el hormigueo fuerte en su bajo vientre y lo tensos que sus músculos se ponían, advirtiéndole que estaban cerca.

—Llevanos ahí... —pedía TaeHyung—. Hazme correr y lléname de ti. Ya no puedo con tanto deseo.

El empresario juntaba toda sus fuerzas y golpeaba unas últimas veces y TaeHyung gritaba desgarradoramente, mientras se corría intensamente entre ambos y apretaba un poco más a SeokJin, logrando que se viniera casi desprevenidamente dentro de él.

El empresario temblaba por las réplicas de su intenso orgasmo y TaeHyung estaba igual o peor, abrazándose como un koala a su cuerpo, obligándole a caer encima suyo dónde ahora descansaba, intentando regular su respiración y sintiendo los latidos del corazón de TaeHyung.

La habitación estaba tan silenciosa que solo sus respiraciones pesadas eran el único sonido que llenaba aquel lugar. Tan tranquilo y pacífico.

SeokJin estaba en la nube nueve con los brazos y piernas de TaeHyung alrededor él. Ambos arruinados sobre el suelo de la sala alfombrada. Deberían de cambiar eso luego, pero ahora no les importaba, los dedos de SeokJin acariciaban el hueso de la cadera de TaeHyung y éste acariciaba su espalda.

Sus respiraciones tornándose calmadas y el aire lleno de olor a sexo y el aroma de sus propios perfumes.. SeokJin se daba el gusto de cerrar sus ojos en verdadera calma y paz, después de tanto tiempo.

—Cásate conmigo —soltaba TaeHyung repentinamente.

El empresario abría sus ojos, su respiración y por poco se atascaba entre su cuerpo y el de TaeHyung, aún estaba dentro de él intentado recuperarse. Cuando el menor notaba el tiempo pasar, se maldecia mentalmente y se sentía horriblemente vacío cuando SeokJin se deslizaba fuera de él sin decir ninguna palabra. Se levantaba del suelo y ni siquiera miraba a TaeHyung cuando tomaba su boxer, se lo ponía y salía de la sala.

—No lo dije en serio. Amor, esper-...—TaeHyung intentaba alcanzarlo al ponerse de pie, pero SeokJin había salido por poco y corriendo lejos de su vista.

Y él no había tomado por culo, por lo que su cintura, piernas y todo su cuerpo entumecido por el reciente increíble sexo de reencuentro en el piso, le estaban pasando factura.

—Eres un imbécil —soltaba para sí mismo, buscando el pantalón del suelo y poniéndoselo rápidamente mientras intentaba dar paso trás paso—. ¡Jin! ¡Amor, no lo dije en serio! —se sentía horrible.

¿Por que mierda había dicho aquello?

O sea, si sabía por que las había dicho, pero no esperaba que SeokJin saliera así fuera de su vista, sin siquiera decir un "no estoy listo". Pero por algún motivo y mucho amor, lo entendía, no podía siquiera sentirse herido. SeokJin posiblemente se había sentido abrumado o luego de haber estado tanto tiempo lejos ni siquiera podía creer las palabras post orgasmicas de TaeHyung.

Caminando iba en dirección a la habitación, que estaba con la puerta cerrada y suspiraba preocupado, acercándose—. Fue precipitado, lo sé. Soy un imbécil, olvida lo que dije, no tienes que respond-... —la puerta se abría repentinamente y SeokJin estaba allí, con una caja de terciopelo de un suave color purpura en sus manos.

Era de un tamaño de poco más grande que sus manos, muy bonita. TaeHyung sonreía, alzaba la vista y veía a SeokJin verlo fijamente.

—Olvida  lo q-... —Antes de continuar con su disculpa, SeokJin entrecerraba sus ojos y apretaba sus dientes logrando que su mentón se marcara. Una orden clara para que TaeHyung cerrará la boca—. Si, yo-... Lo voy a abrir —mencionaba relamiendo sus labios—. No tenías que comprarme nada... —afirmaba feliz, pero cuando la abría, otra caja igual, pero más pequeña yacía dentro, alzando sus cejas miraba a SeokJin confundido, sacaba la caja y le entregaba la primera al mayor, luego la abría y otra más pequeña yacía allí también, todas del mismo color solo que cada vez más pequeña.

TaeHyung no podía respirar por sentir como la vena de su cuello latía y su pulso se aceleraba cuando veía la última caja más pequeña dentro. Delicada y preciosa de forma rectangular, resguardado una sola cosa... O dos.

TaeHyung abría su boca y miraba a SeokJin con sus ojos húmedos.

— ¿Estás bromeando conmigo?

—Deberías abrir la última caja, podría haber una llave para el departamento —mencionaba con una sonrisa.

TaeHyung hacía un puchero—. ¿Hay una llave? —preguntaba frustrado.

SeokJin reía por lo adorable que se veía—. Solo abre la caja.

TaeHyung suspiraba, le entregaba la caja poco más grande y se quedaba con solo la más pequeña y bonita de todas... Cuando pasaba saliva y la abría, dos anillos de oro reluciendo frente a sus ojos llenos de lágrimas y su corazón que estaba haciendo un maldito concierto de tambores.

—Si tan solo hubieras esperado a nuestra primera cena de reencuentro... —mencionaba SeokJin con un tono dulce.

TaeHyung mordía su labio y una lágrima caía. Cuando se atrevía a mirar a SeokJin, veía que sus ojos estaban igual de húmedos.

— ¿Sabías que el matrimonio del mismo sexo aquí es totalmente legal desde el 2004? —pregunaba con un tono perspicaz en su voz.

TaeHyung sonreía de forma rectangular y se iba encima de un SeokJin que lo atrapaba a tiempo—tirando todas las cajas que sostenía al suelo—, cuando TaeHyung se colgaba como un bendito koala de su cuello, enrollando sus largas piernas alrededor de su espalda baja y besándolo como un adicto necesitando su droga más fuerte y eficaz.

Besaba sus labios su rostro... No había un orden, solo la necesidad de llenarlo de besos. SeokJin pies los llevaban a la cama y allí arrojaba a TaeHyung que lo sostenía bien fuerte y se lo llevaba con él al caer.

—Te amo, te amo, te amo —decía el azabache, pegado a su boca.

SeokJin reía entre besos atolondrados y continuaba respondiendo a estos, intentando seguirle el ritmo a su novio.

—Eso no responde a mi propuesta —mencionaba SeokJin.

TaeHyung detenía sus besos y abría sus ojos inmensamente como si hubiese descubierto la cura para el sida, cuando mencionaba con asombro y rostro adorable:

— ¿Te das cuenta que la propuesta la hice yo y tú compraste los anillos? Somos un equipo increíble —exclamaba orgulloso y luego seriamente añadía—. No hiciste ninguna propuesta... Y no me respondiste

—Oh, eso... Eso es cierto —SeokJin fruncía su ceño y abultaba sus labios—. Entonces supongo que no me queda escapatoria y tendré que aceptarte

— ¡SeokJin! —reprendía TaeHyung entre risas—. SeokJin... —susurraba luego con amor, acariciando el rostro del mayor y mirando la caja en su otra mano—. Ah, ponmelo...

— ¿Otra vez?

— ¡Amor! —empujaba al mayor en broma, pero SeokJin se sentaba y TaeHyung a su lado, tomaba la caja y la abría, luego miraba la sonrisa ansiosa del menor y joder... Estaba nervioso como el infierno cuando había comprado las alianzas un mes antes, sabiendo que era un ansioso de lo peor, pero él quería esto y TaeHyung, al parecer también—. ¿Qué pasa? —preguntaba el susodicho, cuando lo veía en pausa—. ¿Ya te arrepentiste? ¡No pasaron ni veinticuatro horas!

SeokJin volvía a reír y tomaba el anillo de TaeHyung, luego la mano izquierda de éste y le ponía el mismo sin dejar de verle la cara y la sonrisa hermosa que tenía en ese momento.

¿Cómo se había dado el tupé de dudar sobre si este hombre le aceptaría o no?

—Mi turno —TaeHyung tomaba el anillo de SeokJin y su mano, luego aclaraba su garganta y miraba a SeokJin fijamente a los ojos—. Si esto no llegara a funcionar, ni el divorcio te va a salvar de mí —mencionaba con una dulce sorna en su voz.

SeokJin reía—. Eso fue realmente dulce, cariño

—En serio... Te amo, para siempre —susurraba con una mortal seriedad que se colaba en los huesos de SeokJin y le calentaba el corazón.

Cuando el empresario se obligaba a ver su mano con un anillo que orgullosamente cargaría de forma real esta vez, con el auténtico amor de su vida, sabía que la vida le estaba devolviendo todo lo bueno que había dado por otros sin esperar nada a cambio tanto tiempo. TaeHyung juntaba sus manos y ambos admiraban sus anillos con una sonrisa enamorada y luego se besaban.

Se besaban con ternura y vehemencia. Con amor que desbordaba fuera de sus cuerpos. Fundiéndose en el otro, respirándose... Dejando que ese sentimiento los envolviera y los mantuviera totalmente ebrios de amor. Comiendo de la boca del otro ese elixir que les daba esas ganas y fuerzas de continuar mucho, mucho más tiempo juntos.

SeokJin no había mentido en sus palabras y las había grabado en sus anillos.

"Eres tú, para siempre".

Fin.

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