Capítulo 30

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Jeon Jungkook tenía la mirada fija en quien para él jamás dejó de ser su cuñado, observando como Kim Seokjin no podía salir de su trance. Horas antes, Yoongi lo había confrontado con respecto a su desaparición semanas atrás, habían intentado darle tiempo a Jin para que hablara por su cuenta, pero la paciencia de Yoongi no siempre era su mayor virtud. Luego de pelear y amenazarlo con inyectarle pentotal sódico, Seokjin se rindió frente a sus novios.

Él no había querido revelar información porque creía que podía poner en riesgo la vida de su hermano. Tal cual Yoongi y Hoseok le dijeron, él podía contar con ellos, para eso estaban juntos en las buenas y en las peores. No necesitaba decirlo, pero actualmente, sabía que Yoongi le pondría el cielo a sus pies si era necesario. Seguir callado mientras veía esa mirada no le fue posible.

A sus manos había llegado una foto de Taehyung vivo desde hacía varios meses y, como Jungkook había estado manteniendo todo en un hermético secreto, él no tenía una clara idea de lo que estaba ocurriendo. A partir de ahí, Seokjin empezó a trabajar por su cuenta para encontrar a su hermano. Recibió un video de Taehyung casi preso en una casa, estaba inconsciente, así que exigió una mayor muestra de vida que le dieron. A cambio, le exigían una gran suma de dinero que fue a entregar aquel día en el cual desapareció.

Conocía los riesgos de ese tipo de transacciones, pero estaba desesperado y no pensaba con claridad, había viso morir a toda su familia durante años. Cuando la muerte de Taehyung se supo apenas podía concentrarse en su hijo los primeros dos días, sí, todos giraban en torno al Liquidador que sufría, pero él era su jodido hermanito y una vez más no estuvo ahí para defenderlo apropiadamente. No contaban con él y tenía tanto derecho como Jungkook a saber de su hermano. Sabía que si les contaba lo intentarían impedir o tomarían ellos las riendas de las cosas con esa cacería infernal que el Liquidador tenía, no quería poner sus pocas posibilidades en riesgo.

De aquel encuentro en donde intercambiaría dinero por toda la información de su hermano es poco lo que recordaba. Llegó y se sentó un hipódromo en donde hacían carreras de caballo, poco tiempo después recibió un pinchazo y cuando se despertó, estaba nuevamente en casa. No recordaba haberse encontrado con nadie que luciera siquiera similar a Taehyung, ni siquiera entendía a qué se refería Yoongi con eso hasta que volvieron a contarle con lujo de detalles todo lo sucedido.

Ahora estaba ahí, justo enfrente de Jungkook intentando procesar el hecho de que el joven con quien estuvo hablando durante los últimos días era un clon de su hermano y no el propio Taehyung. Sin embargo, esto era más o menos esperado de cierto modo, lo que realmente lo tenía en completo trance y llorando fue el resto de información revelada. Según su cuñado y todo lo que le mostraron, Kim Taehyung no era únicamente su hermano, sino también su sobrino. Para él fue un total shock enterarse de que su noona en realidad era la verdadera madre de Taehyung.

— P-Permiso... — Logró decir Seokjin levantándose para correr hacia la ventana más cercana que daba al jardín para vomitar.

Ahora recordaba las palabras de Taehyung cuando este le decía que a pesar de vivir juntos, no experimentó ni conocía la mitad de las cosas por las cuales su hermana y él tuvieron que pasar. Una vez más sentía en sus hombros la culpa de haber querido huir tanto cuanto pudo de su hogar refugiándose en la escuela, en el servicio militar, en su boda, cualquier cosa que lo alejase de aquel infierno que Yoori y Taehyung vivieron.

— M-Mi sobrino... — Mencionó limpiándose la boca con su camisa, sus manos temblaban, sus piernas no se quedaban atrás. Quería evitarlo, pero sin lograrlo, Seokjin comenzó a llorar envuelto ente los brazos de Hoseok con Yoongi desviando la mirada porque le dolía ver esa escena.

— Vamos a casa, creo que por hoy ha sido suficiente, debes procesar todo en casa. — Habló Yoongi rodeando su cintura y besando su hombro. — Bokie pronto termina las clases también. Considero que será mejor que nos vayamos para que descanses y puedas pensar con mayor claridad después.

Seokjin pudo sentir su teléfono comenzar a vibrar, pero no quería hablar con nadie y mucho menos con quien se reflejaba en su pantalla. No podía seguirle la corriente a alguien que se hacía pasar por su hermano y que no había experimentado ni una cuarta parte de todo lo que Taehyung tuvo que vivir y continuaba viviendo. Si le contestaba, lo más probable fuera que echara a perder todo, así que le entregó el teléfono a Hoseok una vez que ignoró la llamada y aceptó irse a casa.

En silencio, Jungkook esperó a que los tres salieran antes de mandar a buscar a Namjoon. Una vez completamente solo, se recostó en la silla viendo la tercera llamada de Hyunjin ir al buzón. No obstante, hubo un mensaje por parte de sus socios que le hizo contestarle al menor porque lo utilizaría para esa reunión ya programada.

Ya completamente arreglado horas más tarde, Jungkook abandonó la residencia en la cual se encontraba, sorprendiéndose al ver a Jimin aguardando junto a Namjoon, ambos recostados en una moto. Era obvio que el exagente era quien conduciría el vehículo de dos ruedas, su atuendo lo gritaba y además, era el único de los presentes que no estaba supuesto a estar ahí.

— ¿Qué haces aquí? — Preguntó enarcando una ceja mientras ajustaba su propio saco y eliminando la corbata que le incomodaba.

— Ya estoy mejor, quiero participar nuevamente, por hoy puedo escoltarlos con discreción, me quedaré a una distancia prudente y junto a Hoseok podré cubrirlos. — Aclaró ignorando la negativa de Namjoon.

— Ya le dije que no es necesario. — Mencionaba Namjoon volteándose hacia el menor. — Sigues sin tener nuestra confianza, Jimin, así que no puedes participar en las operaciones.

El nombrado mordió su labio inferior mientras miraba al hombre que desde hacía años era su pareja tratarlo con tanta frialdad. Estaba cansado de eso, quería demostrarles que su silencio no era una traición, jamás les falló y no pensaba hacerlo.

— Esta no es una operación regular, simplemente una reunión organizada por nuestros socios a la cual debemos asistir, importante, pero no secreta. Así que Jimin es libre de acompañarnos como él pidió, de alguna forma debe volver a ganarse nuestra confianza, ¿no es así? — Namjoon tensó la mandíbula, pero Jungkook palmeó su brazo mientras se sentaba en el asiento trasero del vehículo. — Nos encontraremos con Hyunjin en un punto medio, puedes ir adelantándote.

— Eso haré. — Agregó Jimin colocándose el casco para caminar hacia la motocicleta y arrancar antes que Namjoon subiera al automóvil.

— ¿Por qué lo dejaste ir si no confías en él? — Preguntó Namjoon ya sentado.

— Algo de confianza le tengo, si no lo hubiese matado hace mucho aunque eso me hubiera costado perder a un amigo valioso.

— ¿Un amigo? No creí que me consideraras uno.

— Desde que te permití llamarme cabrón en la cárcel, desde que te llevabas mis cigarros o te sentabas siempre a mi lado haciéndome compañía, te consideraba. Tal vez la palabra amigo sigue siendo un poco extraña en mi vocabulario, pero te aprecio, Namjoon.

El humor de Jungkook había mejorado muy levemente desde que regresó de África, pero Namjoon, alguien que siempre estaba a su lado pudo notarlo pese a no decir palabra. Intercambiando miradas a través del retrovisor ambos sonrieron y sintieron tranquilos. Había un entendimiento tácito entre ellos que el tiempo de conocidos afianzó.

Jimin, tal cual habían acordado, se encontraba contemplando a una distancia prudente a Hyunjin asegurándose de que este cumpliera con el protocolo establecido antes de que el automóvil que lo llevaría al encuentro que Jungkook llegaron. Por seguridad esta vez el Liquidador no lo recogió directamente, sino que a muy pocos kilómetros se detuvieron en la carretera para que Hyunjin cambiara de vehículo.

El lugar de encuentro entre todos los líderes asociados no fue una bodega clandestina, fue en el último club que los Diamantes pudieron comprar luego de que los suyos explotaran como confetis de cumpleaños. Supuestamente, ellos estaban buscando llegar a un entendimiento que beneficiara a todos de una forma u otra y para el Liquidador, esa era una reunión a la que no podía faltar sin más ni delegar la responsabilidad a Namjoon o al propio Suga que como líder de los Cocodrilos llegaría sin Hoseok debido a causa de lo sucedido con Seokjin.

A pesar de que en el cielo todavía se reflejara la luz del día, aquel sitio se sentía como si la madrugara estuviese avanzada. Era amplio y grande, casi como un castillo pequeño que seguía superando a la mayoría de los establecimientos. Esa había sido una buena adquisición y Jungkook debía admitirlo, pero estratégicamente hablando, eso sin contar la estética que afianzaba su creencia, todo gritaba Kim Taehyung para él. No sería un sitio que muchas organizaciones escogerían y menos el gobierno. Se notaba que acababa de ser remodelado, conocía del sitio, nunca lució de ese modo.

— Liquidador... — Llamó bajo Hyunjin observando a todos los presentes. — No creo que yo debería estar aquí.

— Durante la primera parte de la reunión, sí, si te fijas, todos tienen a sus acompañantes. En general un buen número decidió venir acompañado de mujeres hermosas, yo, en cambio, he venido con un hombre igual de atractivo. — El rubio se sonrojó levemente y luego rodó los ojos antes de ir a buscar dos copas. — Gracias. — Le agradeció Jungkook por la copa de la cual al final no bebería.

— Llegó Suga. — Avisó Hyunjin logrando que el Liquidador desviara la mirada hacia quien por años consideró su mejor amigo, si es que el Liquidador podía tener alguno. — ¿Viene solo?

— Jamás estará solo, además, se unirá a nosotros. — Fue la respuesta dada por un pelinegro que con su mirada estudiaba el movimiento de las personas, algo que le hizo estar alerta.

— ¡Buenas tardes a todos los presentes! — No importaba si Jungkook estaba consciente de que Taehyung estaba en África en esos momentos, escuchar una voz como la suya siempre iba a impactar en su persona. — Muchas gracias por honrar mi invitación. Adelante, pónganse cómodo y vayamos a los negocios que nos conciernen.

Bogum no estaba por los alrededores, solamente el pelirrojo y Bangchan estaban presentes. Jungkook también vio otros rostros no tan familiares como Wonho, alguien que parecía centrar toda su atención en Mister D. Debido al corto preámbulo, los acompañantes abandonaron prontamente la sala para dirigirse a otra en donde podrían beber o interactuar si así deseaban.

Un buen resumen de la conversación se debía a un intercambio y ofrecimiento que los Diamantes hacían a cambio territorios y propiedades que los ayudarían. Producir sin necesidad de perder activos para recuperar lo perdido. Jungkook analizaba a un Mister D que desde lo sucedido en su casa semanas atrás parecía un poco más distante. Era bueno, cuando se centraba en su papel e interpretaba a Taehyung, tenía la capacidad para lograr que su idea al final de la conversación se convirtiera en la idea del resto. Por alguna razón había algo más que la esencia de su hombre rodeándolo.

— No nos pongamos codiciosos y ariscos, podemos ceder y hacer buenos negocios entre nosotros. — Musitaba Mister D. — Vinieron porque saben que de esta reunión se podrían llevar grandes ganancias. Si están ustedes y no otros es porquero las cabezas de este movimiento en Corea del Sur. Porque hacen los mayores aportes en este sector tan cabrón. — Jeon Jungkook frunció el ceño ante sus palabras, Min Yoongi igual, de hecho los amigos no pudieron evitar intercambiar una sutil mirada de soslayo para darse cuenta de que tenían el mismo patrón de pensamiento en ese instante. — Seamos objetivos. Hay suficiente tierra, coca, hierba, armamentos, putas, rutas y ahora también minerales para que todos ganemos muchísimo dinero si trabajamos juntos y unimos fuerza.

Yoongi volvió a ladear la cabeza y observó esta vez al Liquidador con mayor obviedad. La razón por la cual ambos estaban tan confundidos era por el hecho de que Mister D estaba imitando al Liquidador. No solo eso, estaba repitiendo las palabras exactas que dijo el Liquidador años atrás cuando salió de la prisión y se vio obligado a reunir a todos los líderes de Corea del Sur en aquel momento. Cada palabra fue memorizada y esto recordaba también al difunto Mingyu. Él podría haber pasado esa información, pero era tan extraño que los amigos no pudieron evitar recordar todo aquello.

La reunión continuó en calma, Mister D les había dado la oportunidad para pensar mejor todo, del mismo modo en el cual los invitó a permanecer para la inauguración del lugar. Muy pocos se fueron, la mayoría se quedaron aprovechando la oportunidad de estar reunidos en una tregua por conveniencia para negociar o simplemente interactuar. Los acompañantes se habían vuelto a unir a ellos, pero Jungkook dejó a Hyunjin junto a su hyung y cuidando de ser visto se escabulló por los pasillos.

Caminaba tranquilo a pesar de mantener un paso constante y nada lento, se movía como un fantasma a plena luz del día. Siempre que creía oportuno se daba la vuelta, perdía tras una puerta o simplemente esquivaba ser visto. Pronto pudo adivinar la habitación en la cual se encontraba Mister D.

— Oye, no puedes estar aquí, regresa por donde viniste. — Uno de los hombres que cuidaban el pasillo se acercó al Liquidador que sin poder evitarlo deseaba rodar los ojos porque siempre terminaba en medio de esas situaciones. — ¿Cómo llegaste hasta aquí?

— ¿Caminando? — Se encogió de hombros viendo al sujeto perder la paciencia con esa única palabra.

Era más alto que el pelinegro, pero con una patada en sus rodillas para quebrarlo bastaron para tenerlo de rodillas con su cabeza a la altura de la bragueta del pantalón de Jungkook.

— No me gusta que idiotas como tú me alcen la voz y mucho menos que me mires desde arriba por encima del hombro. Pareces que no me conoces, pero cuando el Liquidador llega, se ponen en cuatro o se arrodillan y me chupan la verga. — Oh, se sentía muy, muy molesto y no sabía por qué precisamente, pero odiaba cuando las personas olvidaban su lugar frente a él en ese mundo cruel. Con sus propias manos y sin la necesidad de alguna ara blanca quebró el cuello del tipo para dejarlo en el suelo sin hacer mucho más ruido.

Si habría fuego podría causar un gran estrago, estaría rompiendo la tregua de estar allí y eso traería problemas generales en los negocios de paso en sus planes. Habría ruido y ni siquiera con silenciador se salvaría. Con una leve maldición le envió un mensaje a Yoongi, si iba a avanzar, necesitaba que alguien más se encargara de limpiar a su paso porque el Liquidador no podía dejar huellas y eso incluía un ramillete de cadáveres a su paso. Era hora de hacer usa de los cuchillos.

Jungkook colocó ambas manos dentro de sus bolsillos y en cada una un cuchillo se escondía. Quedaban solamente tres hombres así que debía ser un juego de niños, pero no podía subestimar a los Diamantes cuando un gran porcentaje de sus filas eran agentes entrenados y encubiertos. Se acercó a pasos lentos, para cuando ellos notaron su presencia, dos de ellos estaban siendo apuñalados. Dejando los cuchillos en sus cuerpos saltó rápidamente hacia el sujeto restante, impulsándose con ayuda de la pared. Lo derribó y estranguló evitando hacer mucho ruido, ya cuando no había restos de forcejeo pasó a colocar muy lentamente al hombre en el suelo.

— Bienvenido, Liquidador. — Apenas había abierto la puerta cuando el pelirrojo que se encontraba en el interior sirviéndose un trago le dio la bienvenida.

— Por lo que veo me estabas esperando. — Mencionó no solo estudiando su entorno, sino también al pelirrojo.

— Yo sabía que no podía confiar demasiado en un tipo como tú. Has esperado el momento exacto para venir por mí. ¿Vas a matarme y romper la tregua? — Enarcó una ceja volteándose para entregarle una copa de vino en vez del típico vaso de alcohol que Jungkook esperaba.

— Sigo siendo el Liquidador porque sé exactamente cuándo y cómo atacar. Si me volviera loco y matara a todos, rompiendo mis tratos o acuerdos, traicionando a absolutamente todos, rompería demasiados códigos y me quedaría sin nada porque aunque no lo quieras reconocer hacen falta contactos, personas que te apoyen y te ayuden aunque sea por un interés mutuo. Si eso falla estás jodido por eso tienes que saber hasta qué límite ir, a quiénes y cuándo matar. Pero estoy seguro de que ya debes tener conocimiento de esto al ser el anfitrión de una reunión que lleva mi sello. ¿No deberías ser más original?

— No sé a qué te refieres con que debo ser original, lo soy. Hasta para imitar hace falta talento, volver tuyo lo de alguien más. Por supuesto, eso no significa que intente replicar tus tácticas, no lo necesito. — Jungkook asintió acercando la copa sutilmente a su nariz. — No hay veneno, pero si desconfías podría catar la bebida por ti, aunque no sé si deba tener consideraciones con quien ha matado a mis hombres.

— No llores, Mister D, también has dado de baja a un gran número de mis hombres.

– Sí, en eso tienes razón. ¿Estamos a mano? — Preguntó acercándose al Liquidador con una mano extendida y la otra sosteniendo su copa. Estrecharon sus manos sin romper el contacto visual hasta que el pelirrojo sonrió. — ¿Salud?

Las comisuras de Taehyung se estiraron y abrieron hasta mostrar una amplia sonrisa. Jungkook estaba concentrado, había estado manteniendo un seguimiento a Taehyung en África, lugar en donde lo dejó dos semanas atrás. No obstante, ese pelirrojo coqueto en total control de sus emociones y la situación le daba una vibra muy diferente a la obtenida semanas atrás por parte del clon.

Enarcando una de sus cejas, ladeó una sonrisa y asintió mientras daba un paso hacia adelante viendo al contrario que por instinto relamió sus labios. Hizo chocar sus copas, esos cristales resonaron como campanadas de iglesia en sus oídos mientras sus miradas continuaban renuentes a desviarse.

— ¿Qué te parece la idea de ceder tu trono, Jungkook? — Mencionó cuando ambos finalmente le dieron un sorbo a sus bebidas. — Sería mejor entregarlo a que este sea arrebatado por la fuerza.

— ¿Quién tendrá los cojones necesarios para hacer que eso suceda? ¿Tú? — Rio viendo al pelirrojo observarlo detenidamente con lo que parecía un secreto escondido en su mirada. — Por qué no me permites ofrecerte un mejor trato, ya que todo lo que se te ocurren son ideas disparatadas. Cédeme los Diamantes o dales la espalda, como te dije la otra vez, podríamos trabajar juntos.

— Eso nunca pasará. Primero, voy a reducir a todo tu grupito de seguidores a simple polvo, comenzando por el girasol ese que has traído contigo. — Advirtió acercándose para ubicar su rostro justo al lado del de Jungkook, justo por encima de su hombre.

— No quieres hacer algo tan suicida como lo es mirar siquiera en dirección de los míos. — Advirtió sin perder su falsa sonrisa, tensándose al sentir la lengua del pelirrojo por su cuello sin ningún pudor.

— Sería casi poético ver cómo cada uno de esos que llamas amigos o familia son destrozados y entonces, solo entonces, será que acabe finalmente con tu miserable vida.

— Mucha suerte con eso. — Sonrió Jungkook alejándose para colocar la copa sobre la mesa del lugar para dirigirse hacia la puerta.

— ¿Ya te vas, convicto? Creo que esta visita ha sido demasiado rápida.

El mundo se detuvo, la Tierra no estaba rotando alrededor del sol, el aire no corría y los latidos del corazón de Jungkook también se detuvieron. Todo su ceño se gruñó mientras se giraba sobre sus talones y regresaba sobre sus pasos hacia el pelirrojo que no comprendía muy bien el cambio en el semblante del pelinegro. Reaccionó, pero ya cuando su cuello estaba siendo apretado con excesiva fuerza y su espalda resonaba por el impacto con la pared en donde fue acorralado.

— ¿Qué dijiste? — El pelirrojo negó, pero Jungkook afianzó más su agarre. — Repite eso que dijiste. — Una vez más su pedido no fue cumplido y frente a esto, el Liquidador asintió en respuesta. — Muy bien.

Fue todo lo que dijo antes de golpear el muslo izquierdo del pelirrojo para verlo fruncir el ceño. Lo golpeó, mejor dicho, se golpearon batiéndose en una contienda que culminó con el pelirrojo entre las piernas del contrario que con un cuchillo rasgaba su pantalón. Cicatrizado, pero ahí estaba la marca de la bala que le disparó dos semanas atrás. Si se presionaba lo suficientemente fuerte ahí habría incomodidad por mucho que acelerara el procedimiento de recuperación y cicatrización.

— Tienes que irte. — Mencionó el pelirrojo empujándolo para que se alejara de él, viendo a Jungkook tambalearse. — Ahora.

— Taehyung.

— Vete.

— No me iré a ninguna parte.

— Vete de una puta vez, convicto, ahora. —- Jungkook permaneció en su lugar, pero una llamada de Yoongi le hizo desviar la mirada. Según su amigo, Bogum y otros agentes estaban llegando al edificio. — ¿Ya ves? Es hora de que te marches. No me busques, yo me pondré en contacto contigo.

— Agente...

— ¿Te vas o te vuelo los malditos sesos ahora mismo? — Preguntó tomando su arma para quitarle el seguro. — No es momento para que me hagas repetir mis palabras, imbécil.

¿Cómo era posible?

Jungkook temblaba, ese pelirrojo era Taehyung y por lo que podía ver, lo recordaba perfectamente. Ese era su jodido hombre y no podía sin más irse dejándolo allí. Sin embargo, si le estaba diciendo que se marchara era por algo, era la palabra del hombre más desquiciado que conoció en su vida y esta era bastante sagrada para él. Tensando sus mandíbulas asintió para luego echar a correr. Fue Taehyung quien rápidamente cerró la puerta y procedió a cambiarse de pantalones mientras controlaba las descontroladas pulsaciones de su cuerpo.

— ¿Limpio? — Preguntó Jungkook cuando llegó junto a Suga, viendo el asentimiento de su cabeza. — Es hora de irnos, iré por Hyunjin.

+++

Sobraba decir que Jeon Jungkook apenas podía concentrarse. Estaba en su residencia, Jimin y Namjoon sentados en un costado analizando varios planos y documentos. Hyunjin jugaba con su teléfono móvil sentado en un sofá, mirando de vez en cuando al pelinegro, no podía ocultar que estaba preocupado por él. No sabía qué problemas podría haber, mas desde que salieron de aquella reunión parecía por momentos que toda la sangre había abandonado su cuerpo como si se hubiese encontrado con un muerto. En otras ocasiones, parecía estar completamente rojo de la ira.

Cuando Jimin y Namjoon se levantaron de sus asientos para abandonar la oficina, Hyunjin se mordió los labios para armarse de valor e ir hacia Jungkook. Bordeó la mesa viendo como este miraba a la nada completamente en trance. Acarició su espalda, lo llamó, pero no obtuvo respuesta.

— Liquidador... — El nombrado finalmente elevó la mirada para encontrarse con la sonrisa de Hyunjin, una que le hizo sentir culpable.

Se levantó de su asiento y lo sostuvo por los hombros buscando en su mente las mejores palabras para despacharlo sin hacerlo sentir demasiado mal. Sin embargo, en ese momento la puerta de su oficina volvía a abrirse. E separó para pedirle a Namjoon unos minutos, mas el hombre cruzado de brazos que lo observaba estaba muy lejos de parecerse al Pirómano. Esos cabellos rojos como el fuego, ese rostro en donde resaltaba un ceño fruncido y una lengua que continuamente humectaba unos distinguidos labios.

— Vaya, ¡qué románticos! Realmente hermoso... — Mencionaba acercándose lentamente hacia los dos. — Espléndido... — Se detuvo justo en frente del pelinegro al que observó con una sonrisa nada alegre. — Maravillosamente estúpido, convicto. — Culminó golpeando a Jungkook con fuerza desmedida haciéndolo caer al suelo. — No lo hagas, cariño... — Su cabeza se giró parcialmente para observar a un Hyunjin dispuesto a defender al Liquidador. — Esto es entre el imbécil que te ha estado follando y yo, así que será mejor que salgas de aquí mientras te lo permito.

— Estás equivocado, esto no es entre el imbécil que me está follando y yo, es un pleito que inmiscuye a mi pareja y por consecuente, a mí.

— Si supieras las ganas de desquiciarme que tengo en estos momentos, no estarías abriendo tu bonita boca para decir tantas estupideces, así que lo mejor será que te largues de una puta vez. — Mencionó viendo a Jungkook incorporarse en silencio.

— ¿Qué demonio haces aquí, Mister D, Desquiciado o como sea que te llames? ¿No te quedó claro el hecho de que el Liquidador me dio un lugar a su lado y tú ahora eres parte del pasado?

— Bebito... — Suspiró volteándose hacia él.— Yo no necesito que me dé un lugar, no pido o ruego, mucho menos espero sentado a que me lo den. Yo tomo lo que necesito y ya está. La cuestión aquí es que mientras tú luchas y sueñas por un sitio, yo simplemente soy su dueño tanto como él es el mío. El mundo nos pertenece y nosotros dos regimos. Eres menos que su concubina temporal y yo, bueno, ni siquiera soy reina, soy el puto rey de este reino y tú estás completamente desterrado. Fuera... — Terminó de decir girándose hacia al pelinegro que lo observaba estupefacto.

— ¡Hyunjin, no!— Gritó Jungkook cuando vio que el rubio tenía intenciones de atacar a Taehyung, sin embargo, este ya estaba preparado para ello y se volteó listo para golpearlo. Lo inmovilizó en el suelo sacando su cuchillo plegable para acabar con ese esbelto cuello, mas su mano fue detenida. — ¡No!

— ¿Perdón? — La mirada de Taehyung se oscureció por completo, pero aceptó soltar al rubio y se levantó.

— Hablaré contigo en otro momento, pero tienes que irte ahora mismo. — Mencionó ayudándolo a levantarse para acompañarlo hacia la puerta. — Uno de mis hombres te llevarán a casa, espera mi llamada.

Recostado en la mesa, Kim Taehyung observaba esa escena sin poder ocultar su mueca de asco. Caminó en dirección a la puerta esperando a que Jungkook volviera a entrar en la oficina. Cuando lo hizo, ni siquiera le dio tiempo a cerrar la puerta porque pateó su cuerpo con tanta fuerza que este cayó cerrándola. En el suelo ni siquiera lo dejó intentar incorporarse, lo pateaba una y otra vez por cada zona que alcanzaba.

— Mereces un centenar de golpes por cada persona en donde se te ocurrió poner tu bonita polla. — Jungkook no se inmutó en defenderse, cubrió su cuerpo lo mejor que pudo y permitió que el Desquiciado lo golpeara hasta saciarse. -- ¿En serio, imbécil? ¡Mierda! — Gritó cuando su pierna fue tirada y Jungkook se incorporó comenzando a golpearlo.

— Pues debemos ser recíprocos y justos, ¿no es cierto? Me toca devolverte esos golpes por cada imbécil que te follaste o dejaste que te follara.

— Cuidado, podrías perder la pierna golpeándome porque incluso yo he perdido la cuenta, imbécil. — Respondió tirando nuevamente a Jungkook hacia el suelo por el cual rodaron sin dejar de golpearse.

La frente de Taehyung impactó contra el escritorio del menor, toda su cabeza limpió la superficie gracias a la forma en que Jungkook lo presionaba. Pateó hacia atrás para hacerlo alejarse y de este modo darse la vuelta, sus brazos golpeando los del Liquidador antes de cargarlo y lanzarlo contra la ventana de cristal. Aquel estruendo fue sonoro en todo el lugar en el cual Taehyung se había prácticamente colado con la ayuda de Jimin. No obstante, todos los hombres se apresuraron hacia ellos, mas Namjoon impidió que interfirieran.

Taehyung también saltó por la ventana hacia el jardín, pero Jungkook había desaparecido de la vista. Todo lo que sintió fue el impacto de un codo sobre su cabeza y luego su cuello ser apretado con fuerza en una llave. Caminó de espaldas a gran velocidad hasta incrustar a Jungkook contra la pared, sus codos lo golpearon y luego lo volvió a lanzar al piso cargándolo por encima de su cabeza. Los dos reían y lloraban a la misma vez, repletos de emociones entremezcladas y confusas. Pelearon hasta que la estamina de sus cuerpos los obligó a dejarse caer sobre el césped todavía rodeado de sus hombres.

— Te voy a desmochar, imbécil.

— Lo mismo digo, idiota. — Rebatió Jungkook mirando hacia el cielo mientras dejaba sus lágrimas correr. Con lentitud se fue incorporando, buscando abrazar a un pelirrojo que forcejeó, separándose, viendo que finalmente los hombres decidieron dejarlos solos.

— Ay, qué tierno, el Liquidador está llorando. Todo muy bonito, pero no te atrevas a poner tus cochinas manos sobre mí cuando hace unos minutos estabas tocando al girasol ese con quien andas paseándote.

— Para estar aquí debes haberle mínimo chupado la polla a Bogum para dejarlo feliz. Así que mejor no me hagas molestar demasiado, agente.

— Convicto imbécil... — Sus palabras comenzaron a cortarse, luchaba contra el extraño nudo en su garganta negándose a llorar.

Cuando su cabeza fue sostenida y unos ojos redondos, negros y brillantes atravesaron su alma segundos antes de sentir sus labios ser apresados por otros, simplemente no pudo contenerlo más. Sus lágrimas descendieron por su rostro mientras se besaban sin la más mínima delicadeza, eran besos fuertes y dominantes. La forma en que ambos se iban sosteniendo por cada rincón que alcanzaran, cabello, cuello, rostro...

Mucho más de un año había pasado desde que ambos pudieron besarse relativamente libres y en pleno uso de sus facultades. La calidez de sus cuerpos, ese aroma distintivo que elevaba ansias y azotaba la mente, el alma. Sus dientes se afianzaban en sus labios o cualquier tramo de piel que alcanzaran. Sus lenguas como si fuera la primera vez se reconocían imponiéndose y retractándose frente a la otra. Se entremezclaban, las salivas dejaban de pertenecer a alguno en específico. No se sabía dónde comenzaba una caricia y terminaba otra.

La salinidad de las lágrimas resaltaban el dulzor de sus deseos cuando caían sobre sus labios. Había rabia almacenada no entre ellos, sino con el resto del mundo, con la situación en la cual estaban metidos una vez más. Muchas cosas deambulaban por sus mentes, pero lo único y verdaderamente importante en ese instante era la presencia del hombre que amaban, su cercanía, el calor, el sabor. Algunos gemidos se escaparon, otros fueron tragados sin misericordias por ansiosos y nostálgicos besos.

Sus manos desesperadas dejaron de sujetarse para buscar colarse por debajo de las telas que los cubrían, pero ambos se contuvieron y volvieron a centrar todas sus energías en besos, en palabras ininteligibles que ambos pronunciaban. Esos eran ellos dos una vez más, un maldito desquiciado devorando a un jodido liquidador y viceversa. Eran Kim Taehyung y Jeon Jungkook, un agente y su convicto, eran las municiones que sus armas necesitaban. Esos que secaban mutuamente sus lágrimas sin querer separar sus hinchados y adoloridos labios era la denominada mancuerna perfecta, unos esposos sin papeles que se creyeron viudos y ahora volvían a reencontrarse.

— Tenemos que hablar... — Musitó Taehyung entre besos un poco más calmos. — Debemos reunirnos con todos fuera de aquí. — Jungkook dudó varios segundos, pero Taehyung no pudo evitar poner los ojos en blanco. — No me hagas ponerte una bala en el centro de tu maldita cabeza y mueve el culo porque no tengo demasiado tiempo.

Hola por aquí hoy nuevamente con más de 5k de palabras en este capítulo. Los últimos 3 capítulos han estado algo extenso en comparación con la mayoría, pero espero que no se les haga tedioso.

Ahora quiero leer sus opiniones. ¿Qué le ha parecido este capítulo? ¿Dudas, intrigas, teorías?

Nos vemos pronto en esta aventura.

LORED

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