𝐒𝐄𝐈𝐒

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Taehyung y Jimin venían discutiendo por quien se tomaría la bebida frozen que habían comprado en su camino de regreso a casa del primero. También habían comprado desayuno para tres, se habían levantado y alistado particularmente temprano para que les alcanzara el tiempo para compartir desayuno con Seokjin, antes de que ambos cachorros tuvieran que ir a la escuela. Todo había sido idea del mayor de los dos amigos, Jimin todavía mantenía las esperanzas de lograr algo con el hermano de su mejor amigo y no perdía oportunidad de sumar puntos con él.

—Tae, recuérdame porque es que nos venimos por este parque... —menciona Jimin viendo a su alrededor. El parque por el que estaban pasando, estaba desolado, no había afluencia de gente en absoluto. Solo se podía ver uno que otro vagabundo durmiendo plácidamente en las bancas del lugar público. A Jimin no le gustaban los lugares solitarios, lo asustaban, prefería mil veces los lugares concurridos y llenos de gente, donde era menos probable salir golpeado o asaltado. —Es aterrador.

—Jimin, no seas cobarde. No nos pasará nada, es muy temprano para que los delincuentes anden en oficio. —recrimina Taehyung mientras da un pequeño sorbo a la bebida que se supone ambos amigos compartirían, ese era el acuerdo inicial al que habían llegado. Pero puestos en camino los cachorros no paraban de discutir por quien sostenía el vaso con la bebida congelada, pues quien lo sostuviera sería el que más veces bebería de esta. —Además, recuerda que debemos apresurarnos a llegar a casa, si queremos compartir desayuno con mi hermano. Y atravesar este parque es la forma más rápida de llegar hasta mi edificio.

—Bien, pero apresurémonos. Uno nunca sabe con qué se va a encontrar en lugares como estos. —alega Jimin viendo a su amigo de reojo, capturando el momento exacto en el que este le daba un sorbo más largo a la bebida "compartida". —¡Oye, te lo estás acabando! ¡Dame, es mi turno de sostener el vaso!

—¡Jimin, tu lo sostuviste todo el camino desde el restaurante hasta aquí! ¡Es mi turno! —grita Tae, alejándose de su amigo y alzando la bebida para ponerla fuera del alcance del más bajo.

—¡No es cierto, Taehyung! ¡Con costo y la toqué! ¡Tú te la has bebido toda!

Y así ambos amigos comienzan una pelea por quien se quedaría con la bebida, al estar en medio de la pelea los cachorros no se dan cuenta que se iban acercando peligrosamente a una banca donde descansaba lo que parecía ser un vagabundo. No es hasta que es imposible evitar el desastre que ambos chicos se percatan de su descuido.

—¡Jimin, ten cuidado lo vas a tirar encima del vagabundo! —grita Tae en un intento por advertir a Jimin, pero es muy tarde. El contenido de la bebida congelada yace esparcido por toda la banca y lo que es peor, por todo el cuerpo del chico que dormía en esta.

—¡Ahhhh maldición... e-está f-frío! —grita Namjoon despertándose sobresaltado en la banca donde se había quedado dormido la noche anterior.

—¡Ves lo que provocas, Jimin! ¡Lo sentimos mucho, mil disculpas, enserio señor, no queríamos molestarlo, fue un accidente, de verdad que lo sentimos... —Tae no deja de disculparse repetidas veces hasta que el hombre al que le tiraron la bebida encima, se pone de pie y se voltea hacia ellos con el semblante más tenebroso que los cachorros habían visto en toda su vida. El que habían pensado que sería un desvalido vagabundo, era un muchacho bastante más alto que ellos y de contextura más fornida. Lo peor de todo es que no lucía para nada contento con ellos. ¡El tipo bien podía ser un delincuente, que los molería a golpes!

—Tae... —lo llama Jimin susurrando, sonando incluso más asustado que el mismo Taehyung. —No creo que ese chico sea un "señor vagabundo..." ¡Taehyung nos va a matar!

Jimin estaba desesperado y no dejaba de susurrar alterado.

—¡¡Ugh!! ¡Es demasiado pedir un maldito día tranquilo! ¡Vaya vida de mierda! —grita Namjoon frustrado. Desde hace mucho tiempo que cada día que vivía era peor que el anterior.

Los chicos frente al más alto lo miran temerosos, mientras Namjoon se quita los restos de bebida y hielo de encima de su cabeza y hombros. Jimin no se atreve a emitir palabra alguna, se mantiene solamente observando. Taehyung es quien toma la iniciativa, y habla volviendo a pedir disculpas.

—Enserio lo sentimos. No era nuestra intención, por favor déjanos hacer algo para arreglar esto. ¿Tal vez lavar tu ropa?—sugiere Tae nervioso.

—Si, por favor. No nos golpees. —habla Jimin por fin. Taehyung mira mal a su amigo, el chico ya luce lo suficiente enojado como para que su amigo le estuviera dando ideas.

—Solo déjenme en paz... —la voz de Namjoon ya no suena tan enojada, sino frustrada, cansada. Nam está cansado de lidiar con su mala suerte y con su jodida vida.

—Si hay algo que pudiéramos hacer para... —insiste Tae, no muy convencido de que podrían hacer. Pero no quería dejar las cosas así, se sentía mal.

—Tae, dijo que está bien. Solo, vámonos. —interrumpe Jimin ansioso por irse de ese lugar, antes de que el chico cambiara de opinión y los comenzara a golpear.

—Jimin mira como lo dejamos ¡No podemos simplemente irnos y dejarlo así! —replica Tae molesto con su amigo por su falta de sensibilidad. El chico frente a ellos ahora que lo mira más detenidamente, se ve bastante inofensivo, está seguro de que no los lastimaría. Por el contrario, es el chico quien luce indefenso y en apuros. Tiembla de frío, se nota cansado y su estómago ruge con hambre. Entonces a Taehyung se le ocurre una idea. Le pasa las bolsas que todavía sostenía en sus manos a Jimin y rebusca en su mochila. Jimin lo mira sin comprender que hace y el otro chico simplemente lo ignora, muy ocupado quitando los restos de bebida que están por toda su ropa.


—Toma, puedes limpiarte con esto. —le dice Tae, extendiéndole un pañuelo. —Y cubrirte con esto. —añade pasándole también una sudadera que llevaba guardada en su mochila. Namjoon lo mira con recelo, no muy seguro de aceptar la última prenda. —Tómala, por favor. Tienes frío y es por nuestra culpa.


—Gracias. —responde únicamente Nam.


Nadie dice nada más. Los cachorros amigos se disponen a irse, disculpándose una última vez. No han avanzado ni siquiera medio metro cuando Taehyung se devuelve, como si se le hubiera olvidado algo. Entonces el menor de los tres chicos hace algo completamente inesperado. Toma de la bolsa que volvía a cargar en sus manos, uno de los tres desayunos que habían comprado, y se lo entrega al chico más alto.


—No es necesario, por favor tómalo de regreso. —Namjoon niega de inmediato, al darse cuenta del contenido de la bolsa e intenta devolverla, demasiado orgulloso como para aceptarlo. Pero Taehyung retrocede sonriendo, negándose a tomar la bolsa de regreso.


—No lo hago para ofenderte. Tómalo como compensación por el despertar de mierda que te hicimos pasar.


Y diciendo esto el cachorro se fue corriendo a alcanzar a su amigo que lo miraba sonriendo. Ambos cachorros continuaron su camino entre bromas y más discusiones tontas. Mientras que Namjoon los ve alejarse y luego revisa el contenido de la bolsa, al instante su estómago ruge en aprobación, recordándole que no comía nada desde ayer en el desayuno.











Una vez devorado su inesperado desayuno Namjoon se dispone a irse a casa. La noche anterior había decidido quedarse en un parque cercano a la tienda, mas que todo porque estaba demasiado cansado como para ir a buscar otro lugar.


Una vez llega a su casa, se queda unos minutos frente a la puerta. No quiere entrar, le provoca una jaqueca insoportable el si quiera imaginar el desastre que encontrará una vez atraviese esa puerta. Está harto de vivir así, siempre con la incertidumbre de no saber que esperar cada vez que sale y vuelve de casa. Da un fuerte suspiro y se anima por fin a abrir la puerta de ese infierno.


Justo como Namjoon esperó, la casa está hecha un desastre. Se miran claras señales de que la noche anterior hubo otra de esas malditas fiestas de su padre. Hay rastros de comida y bebidas chorreadas por todos lados. De camino a su habitación Nam logra contar al menos diez personas inconscientes que cayeron en distintos lugares de la casa, seguramente borrachos, drogados o ambas cosas. Acostumbrado al desastre que lo rodea constantemente. Nam saca la llave que abre la puerta de su habitación, la mantiene todo el tiempo cerrada con llave desde que descubrió que su padre se metía a rebuscar y husmear entre sus cosas, cada vez que se quedaba corto de dinero, para ver si encontraba algo que pudiera vender.


No alcanza a terminar de desvestirse para meterse a bañar cuando aparece la figura rechoncha de su padre, que apesta a resaca y cigarro.


—Eh, no te hagas el idiota, Namjoon. ¿Dónde están mis supresores?


Namjoon lanza un largo suspiro, realmente cansado de tener que soportar a su padre. Decide ignorarlo un poco mientras prepara una mochila con sus pertenencias más importantes. Sabe lo que se vendrá una vez le diga a su padre que no pudo conseguir lo que le pidió.


—¡Estoy hablando contigo, mocoso!


—¡Ya te escuche! ¡No los tengo, no pude conseguirlos! —grita Nam, harto de los gritos de su padre. El viejo se enfurece, se acerca hasta Namjoon y le asesta un golpe en el pómulo izquierdo. La mejilla del cachorro queda marcada por el puño de su padre.


—¡Te dije que no entrabas a esta casa, sino traías los malditos supresores! ¡Lárgate de aquí, no sirves para nada!


Namjoon mira a su padre con furia. No entiende cuando se convirtió en esta mierda alcohólica y drogadicta. Por un momento siente verdadero odio, pero no tiene tiempo para si quiera replicar algo en contra. Sabía que lo correría, ya incluso anticipaba cada uno de sus movimientos. Termina de guardar sus pertenencias y se cuelga su mochila al hombro, ni si quiera tendría tiempo de tomar una ducha.


Mira con rencor a su padre una última vez. Este parece enfurecer más aún por el silencio de Namjoon y la mirada que este le da al pasar a su lado, así que vuelve a arremeter contra él.


—¿Qué mierdas me miras? ¿Te sientes superior, verdad? Pues no eres más que una mierda inservible. ¡No lograrás nada, me escuchaste! —le grita el viejo lleno de rabia y rencor, alterna cada ataque verbal con golpes en la cabeza y empujones hacia la puerta.


Nam recibe cada golpe, sin rechistar, ya acostumbrado a ellos. Solo quiere largarse de ese lugar, de esa vida, salir de tanta miseria. Afianza su agarre en su mochila y sale de su habitación, sin molestarse en cerrarla con llave, no tenía nada más que su padre pudiera robarle, cargaba con él todo lo que poseía.


Le da una última mirada a su padre y resume toda su rabia en una sola oración.


—Que te jodan, papá.



✨🍑✨


Ustedes al ver que si les cumplí :0

Disculpen la hora pero mejor tarde que nunca 😅

Gracias por leer!!
Besos voladores!

~Editado 161221

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